Capítulo 16
No se iba a mover de allí, no todavía. Sabía que Error estaba frustrado por la llegada de sus padres pero nunca pensó en que le gritaría de aquella forma. No parecía él mismo, parecía otra persona. Nunca imaginó a Error comportándose así. Fue... raro.
La lluvia parecía que no cesaría hasta el día siguiente, cosa que molestó bastante al pintor, que se hallaba sentado en el suelo embarrado rodeando con los brazos sus rodillas.
—La verdad... Podría en verdad ser un egoísta. —Murmuró dolido, mientras pensaba que tenía razón, sus padres le dieron amor para que viviera, que aprendiera a ser feliz y cuando ellos murieron él decidió quedarse apartado, y al quedar como un lobo solitario fue perdiendo las fuerzas. Desde pequeño sabía que Error lo ayudaría, pero no quería molestar, y eso le llevó a la ruina. El dinero que había heredado fue acabándose poco a poco, y en menos de tres meses ya no podía pagar la casa. —Podría haber estado con Error, él siempre me mostró apoyo... —Dijo para comenzar a llorar de nuevo, posando su cabeza entre sus rodillas y sollozando.
Las fuerzas empezaban a fallar en su cuerpo, impidiendo poder respirar bien, y el frío comenzaba a calar sus huesos, haciendo como reacción que tiritase, con miedo. No quería entrar tenía miedo de todo. Tenía miedo de Error, y por ello no quería entrar, no quería volver allí. Prefería permanecer en la calle, donde los problemas no eran tan graves.
Solo poder morir en cualquier momento.
Su vista estaba nublada, por el viento, por las gotas de lluvia y por sus propias lágrimas. Había tomado una decisión, y esa sería irse de la mansión, tomar el dinero que había ahorrado e instalarse en algún departamento barato donde poder pintar y sobrevivir, mientras podría vender sus cuadros.
En su estancia en la casa, Ink había encontrado otra puerta, una trasera que llevaba directamente al pasillo de los dormitorios, que daba junto la sala donde al principio había guardado sus lienzos y cuadros acabados.
Con pasos sigilosos el pintor se dirigió a la parte trasera, intentando no ser visto por nadie, pero tenía suerte ya que la lluvia empañaba los vidrios y las suaves y gruesas cortinas impedían ver a través de ellas.
No hicieron falta ni cuarenta segundos, ya que el camino era plano y podía ir sin problemas corriendo. Allí, delante de él, una majestuosa puerta de roble se alzaba ante él, era una de las puertas más grandes de la mansión, y no tenía ni idea de por qué. Era todo tan extraño, tan extraño y peculiar como Error.
—Maldita sea... —Maldice mentalmente Ink. —No puedo dejar de pensar en él...
Con cuidado, tomó el pomo y lo giró. Tal y como esperaba, la puerta se abrió con suma facilidad, permitiendo la entrada a Ink, que se introdujo en ese extenso pasillo, mientras intentando no empapar el suelo caminó para buscar su habitación, o su antigua habitación.
Puso su mano en el panel de la entrada que estaba situado al lado del pomo que permitía abrir la puerta, mientras un débil pitido sonaba. Ink rogó que no se escuchara en ningún lugar, y se quedó en posición de lucha por si alguien venía.
Pero nadie vino.
Y de nuevo, con su extraña huída, se metió en la habitación. Suspiró al saber que sería la última vez que la vería, y unas lágrimas amenazaban a salir por sus cuencas pero soportó el dolor para después tomar unas cuantas pertenencias que habían allí, un poco de ropa y el celular. Después de todo, ahora le pertenecía, no era ningún robo.
En una maleta que había allí, fue colocando cada prenda y cada objeto que necesitaba para su huída, no podía escapar de allí sin nada. Al fin, cuando acabó de colocar todas sus pertenencias clave, cogió el dinero que había ahorrado. Suspiró. Tendría que buscar un motel de mala muerte si solo tenía cien dólares. Pero no le importaba, necesitaba dormir en algún lugar. Solo le importaba alojarse en algún lugar, solo eso. No le importaba morir de hambre.
Una vez salió de la habitación intentó no hacer ningún sonido, y por más que lo intentara hizo un leve sonido de repiqueo contra el mármol del suelo al dejar caer un botón de su camisa. Pero calmado al ver que nadie venía se dirigió hacia delante, donde encontraría su caballito para los lienzos y estos junto los pinceles que utilizaría para hacer su trabajo.
La misión no fue muy difícil, pues esa habitación estaba alejada del salón, que se encontraba cinco pasillos delante, y por eso no había nadie que lo pudiera ver en esos momentos. Estaba aliviado de no haber sido visto en ese momento, había logrado su cometido: conseguir todo para poder irse de la mansión.
Con sus continuos pasos sigilosos llegó a esa puerta de roble gigantesca que lo había llegado a salvar, cosa que nunca se le habría pasado por la mente. Otro suspiro. Con la mano temblorosa abrió el pomo con la facilidad de antes, y al salir, pudo notar las gotas que seguían cayendo, aquel sería un día duro.
De nuevo, con cuidado, traspasó la zona peligrosa, que era la del salón, pero los vidrios seguían empañados y las cortinas estaban completamente extendidas y no recogidas, cosa que siguió siendo un gran alivio para Ink, que al fin llegó a la verja principal donde se encontraba la puerta para salir.
—Tendré que despedirme de la mansión. —Murmura con dificultad, mientras unas lágrimas resbalan por su rostro, incesables, mientras su corazón se apretuja y abre la sonora puerta. Por suerte nadie escuchó como la puerta se abría. Por suerte nadie se dio cuenta de las últimas palabras de Ink en aquella mansión.
Pues nadie vino.
Una vez fuera de la mansión, Ink aspiró con dificultad por culpa de sus lágrimas y de la lluvia, pero una vez tomado el suficiente valor, empezó a caminar, sin rumbo fijo, mientras de vez en cuando giraba la cabeza para ver la mansión, hasta que desapareció de esa moderna calle que le había acogido durante un tiempo.
Por otra parte, Error se torturaba mentalmente al ver que Ink no entraba en la casa, había recapacitado y ahora se odiaba a si mismo por haber dicho tales palabras a su mejor amigo.
La 'reunión' en la que se encontraba ahora con sus padres era muy aburrida, solo hablaban de trabajo y eso le aburría de gran manera, intentaba cambiar de tema pero su madre no lo dejaba. Eso era odioso.
Un par de veces escuchó sonidos provenientes de unos pasillos más allá del que se encontraba, pero no les dio mucha importancia pues el aburrimiento lo consumía de tal manera que no le apetecía hacer nada, solo aburrirse cada vez más, y mucho más.
Las palabras de sus padres eran horribles, hablaban sobre el bien de la empresa, sobre el bien de los empleados y los sueldos, que debían ser más tacaños porque había crisis y que debía despedir a la gente.
Por supuesto que pensó que estaban locos. No podía bajarles el sueldo a los empleados ni despedirlos, si lo hacía podría meterse en problemas o cosas parecidas, y también perdería el título de empresario ejemplar, cosa que no lo beneficiaría en nada y le quitaría bastante fama, que significa dinero, que significa poder mantener a todos sus sirvientes, mayordomas y a Ink.
Una vez transcurrida toda la reunión aburrida que no sirvió de nada para Error, este, preocupado, decidió salir a ver que le había pasado al pintor, pero primero decidió mirar si había ido por la puerta de roble que había en el pasillo de las habitaciones.
Una vez allí, pudo ver un rastro de agua que desaparecía por la mitad del pasillo, y supuso que era agua de Ink. Suspiró aliviado al saber que no se habría tomado en serio lo que le había dicho y se precipitó a tocar la puerta.
Empezó a golpear con su puño la fría madera, sin parar, pero nadie contestaba. Pensaba que seguramente estaría durmiendo, así que colocó su mano en el panel donde minutos antes Ink había colocado su mano también.
La puerta se abrió con facilidad, pues todas las puertas de la casa estaban bien colocadas y en perfecta condición. Miró dentro de ese dormitorio, esperando ver a Ink descansando en la cama.
P e r o n o h a b í a n a d i e
La cara de Error en esos momentos era increíble, no había nadie en la habitación, pero intentó calmarse pensando en que estaría en el ordenador con los auriculares y por ende no escuchaba nada, así que sintiéndolo en el alma pensó que debía interrumpir a su amigo.
Con pasos anchos llegó a la puerta de la habitación del ordenador, y sin tocar abrió, de nuevo con las esperanzas de encontrarlo allí.
P e r o n o h a b í a n a d i e
—¿I-Ink? —Preguntó ahora un poco más asustado, si no estaba allí, ni en el dormitorio solo podría estar en el baño. Si no, tendría que ir por toda la casa a buscarlo.
Y eso fue lo que hizo, se arrimó en la puerta del baño, intentando escuchar cualquier tipo de sonido, pero nada sonaba. No había nadie en esa habitación.
Ahora el empresario empezaba a temblar. Pero no debía sospechar cualquier cosa mala, quizás solo se había ido a la cocina o...
—Mierda. —Murmura mientras paseaba por al habitación. Quería saber si sus sospechas eran ciertas o Ink simplemente se encontraba rondando por la casa, y para saberlo debería abrir el cuarto donde él guardaba todo. La puerta de aquel cuarto era muy clara, era de abedul y era tan buena como las demás puertas.
Un escalofrío recorrió su espalda mientras caía de rodillas al suelo y unas lágrimas que parecían que iban a permanecer en su rostro se acumularon en sus cuencas. Una sonrisa ladeada de tristeza se esbozó en su rostro, mientras cerraba con lentitud los ojos, cayendo completamente al suelo.
—No... —Solloza mientras recorre con la mirada cada centímetro de la habitación. Sus ganas de llorar aumentan, él no solía llorar pero esa situación lo requería, obligatoriamente, era imposible no perder la cabeza en esos casos.
La habitación estaba medio vacía, los percheros de los que antes colgaba mucha ropa ahora estaban vacíos, los armarios estaban entreabiertos y muchos objetos de los que había allí habían desaparecido, al igual que los lienzos que Ink guardaba.
Su teoría, su horrible sospecha, era cierta. Ink se había ido de la casa. Error lo comprendía, no podía enojarse. Seguro que Ink al escuchar lo que él dijo pensó que era una molestia para Error y esa fue la razón por la cual marchó.
—Lo siento, Ink... —Solloza de nuevo Error mientras se levanta a duras penas y frunciendo el entrecejo se dirigió al salón, donde muchos de sus sirvientes reposaban en los cómodos sofás. Con un gesto autoritario, todos dirigieron la mirada hacia su amo, que parecía haber llorado. Y es que sí, había llorado y a punto de hacerlo de nuevo. —Todos. ¡Todos! —Grita intentando hablar, pero no podía, el nudo en la garganta se lo impedía. —¡Todos vayan a fuera! ¡Busquen a Ink y tráiganlo!
Todos los que se hallaban en el salón empezaron a murmurar cosas sobre el estado de Error, mientras otros se levantaban para pedir explicaciones, que Error daba intentando sonar calmado, pero la preocupación lo invadía. No quería que Ink viviera de nuevo en la calle por su idiotez y malhumor.
Unas explicaciones después todos en la mansión habían salido, menos unos cuantos mayordomos y los padres de Error, que ya se habían instalado en sus habitaciones. Error había salido junto a un grupo de criados que se sabían todo el mapa de París, por lo tanto conocían todas las calles donde Ink podría haber huido, eso era todo lo que Error necesitaba, unos buenos guías.
Ahora vamos con la huida de Ink. ¿Qué le ha pasado en esos minutos? Pues había comenzado a correr, sabiendo que en cualquier momento Error podría darse cuenta de que se había ido de la casa y seguramente conocía París como la palma de su mano, así que debía encontrar algún motel en cualquier lugar. Entonces recordó unas cuantas calles de mala muerte en las que había vivido a los quince años, que pronto fueron reemplazadas por calles más modernas y pobladas.
Era difícil escapar con unos cuantos lienzos en la espalda y una maleta que con bastante dificultad había armado, pero necesitaba escapar, pasar página a su vida, buscar un buen trabajo, cualquiera le servía, si fuera camarero le serviría más, pero no comprendía que la vida era más dificultosa que eso, no todo era sencillo. Hay cosas que no se solucionan de la noche a la mañana.
Caminaba poco a poco, intentando cubrir sus lienzos con la chaqueta que llevaba puesta junto al traje, que como ya sabemos, estaba lleno de barro y un pequeño golpe, un chichón, se alzaba en la cabeza de Ink por el golpe que tuvo en la roca que servía de decoración al ser empujado por Error.
—Ya casi llego... —Susurró al empezar a notar un gran cambio entre las personas de la calle iban cambiando de aspecto, de uno elegante, a uno más cómodo, a... uno lleno de rasguños. Había llegado a un destino que nunca quiso visitar, pero necesitaba estar allí para no tener que regresar a la casa de Error.
Un horrible pudor empezó a inundar sus fosas nasales, mientras Ink formaba una mueca de desagrado en su rostro. Era imposible soportar ese olor, que era provocado por los basureros llenos, que no habían sido vaciados en meses y echaban un horrible olor a basura podrida.
—Esto es horrible... —susurra mientras tapa su nariz, intentando no vomitar por culpa de las malas pintas de la calle. En verdad no quería ir allí, no quería huir de Error, quería permanecer a su lado, pero prefería tener ahora mismo un buen futuro, un futuro no muy bueno, pero que podría ser construido poco a poco con sus habilidades de pintor.
Unos pasos más allá, Ink pudo ver como un ruinoso edificio se alzaba ante él, un motel bastante feo y grande, con las paredes mohosas con dos cubos de basura llenos en la entrada que daban una sensación de... basurero, de algún tipo terrorífico, o esa era la impresión que daba.
—No tengo opción. —Murmura mientras continúa caminando hasta llegar a la puerta. Allí, un cartel estaba colgado en el que ponía cuanto costaba pasar una noche allí. —Cuatro euros la noche... —Lee mientras cierra los ojos intentando evitar las lágrimas. —Tengo que hacerlo por mi bien. —Intenta calmarse, pero al entrar al local su respiración se entrecorta.
Todo los muebles son antiguos y estaban muy mal colocados, sin importar que tipo de mueble sea. Había moho en las paredes y en las esquinas. En el mostrador, que estaba hecho de madera y ya estaba medio podrido, había un monstruo de pintas extrañas, que no daba ningún tipo de confianza.
Con mucho temor, el pintor se acercó al mostrador con una falsa sonrisa, intentando parecer firme, pero sus nervios estaban a flor de piel y no podía parar sus temblores continuos. Eso era demasiado para él. Suspiró antes de intentar hablar.
El dependiente lo miró, mientras lo inspeccionaba con la mirada y masticaba un chicle haciendo un sonido bastante incómodo para el pintor.
—Quiero pasar aquí el mayor tiempo posible. —Murmura con sus nervios el pintor, mientras saca de su cartera quince euros. El dependiente alza una ceja, confundido por el tiempo que quería pasar el pintor que parecía de clase alta. Por ello le extrañaba que estuviera en ese local tan mal cuidado, pero decidió aprovechar.
—Entonces... ¿Cómo quieres pagar? ¿Cada mes el pago total o cada día? —Preguntó mientras seguía mascando el chicle y se plegaba de brazos. Ink lo miró indeciso y decidió cada mes aunque tuviera que pagar mucho más dinero, en ese tiempo habría ganado dinero.
—Cada mes. —Responde mientras tiembla al ver el posado del monstruo del mostrador, que le lanza una llave rasgada junto una nota casi ilegible en la que ponía el número de su habitación. Se despidió con la mano y subió unas escaleras bastante desigualadas que habían en una esquina, mientras llegaba al segundo piso, donde suponía que se encontraría la puerta que le correspondía. Su número era el veintiuno, así que debía ir donde el veinte.
Por fuera caminaba como si nada, pero por dentro rogaba con no encontrarse con sus vecinos, temía que le dijeran algo, y por eso iba caminando tranquilo pero por dentro parecía una hoja en invierno, temblando a más no poder.
El pasillo le parecía eterno, pero debía continuar. Pensaba que tendría que subir un piso más, pero pudo observar a lo lejos la puerta que tenía el número veinte, así que corrió para al final ver como la puerta veintiuno se alzaba ante él. Era completamente distinta a las puertas que solía ver en la mansión de Error.
—Maldición... —Susurra maldiciendo Ink. No podía dejar de pensar en Error, y eso lo molestaba aún más. ¿Era demasiado tarde para volver y pedir disculpas? No estaba muy seguro, pero por ahora debería estar allí y no tener miedo, debía continuar. Debía continuar con su extraño futuro y pasar página, comenzar un nuevo capítulo.
CONTINUARÁ
A la miércoles, no sé que estoy escribiendo we :,v Ya tengo los diseños de Error (informal) y PJ :D
Son pequeños homúnculos dibujados by mí :v Los zapatos de PJ dan miedito D: No sé dibujar zapatos we
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro