Capítulo 8
CAPÍTULO 8
Aquella alegre mañana, Caroline se hallaba en el jardín junto a la piscina, desayunando al lado de su cuñado Myung Wol. El muchacho hablaba malhumorado por teléfono en su idioma, la joven no podía entender lo que decía, pero parecía realmente cabreado.
Sólo unos minutos después, colgaba el teléfono y le daba un sorbo a su té, el cual se había quedado frío.
- Llamaré a Yasmina para que te prepare otro...- Sugirió su cuñada, pero este levantó la mano para que no lo hiciese.
- No importa Caroline, creo que se me ha cerrado hasta el estómago. – Se quejaba el hombre apenado, haciendo que la muchacha sintiese gran interés por lo que había sucedido.
- ¿Ha sucedido algo malo? – preguntaba preocupada, haciendo que el muchacho la mirase y sonriese para tranquilizarla.
- No es nada, tan sólo eran mis padres, que quieren que regrese para unos asuntos...El caso es que voy a tener que hacerlo y... le prometí a tu hermana que me quedaría hasta el cumpleaños de tu padre...- se disculpaba el joven, parecía estar realmente arrepentido por la decisión que había tomado.
- Ya veo... a veces los padres son realmente injustos con los hijos, siempre tomando decisiones que nos hacen sentir mal... - decía la muchacha viéndose reflejada ella misma en aquello.
- Se a lo que te refieres, pero a pesar de todo, ellos lo hacen por nosotros, no se dan cuenta de que en realidad hemos crecido y ya podemos tomar nuestras propias decisiones. Tan sólo tienes que darles tiempo, tarde o temprano se darán cuenta de que ya no eres una cría, de que puedes manejar tu vida por ti misma – Le aconsejaba el hombre, con total serenidad. Esa era la razón por la que Caroline amaba platicar con él, siempre escogía las palabras adecuadas para cada situación.
Myung Wol sonreía, mientras se levantaba y caminaba con paso decidido hacia la casa, dejando a la muchacha totalmente sola, dándose cuenta entonces, del hermoso sonido de los ruiseñores que cantaban a su alrededor. En aquel momento lo único que le apetecía era coger un papel y un lápiz y dibujar lo que sentía, pero sabía perfectamente que aquello no era lo correcto, su madre se enfadaría si supiese de que volvía a hacerlo.
- Señorita Caroline – Dijo una voz tras ella, haciendo que esta saliese de sus pensamientos y mirase hacia Yasmina. – Han traído esta carta para usted.- Añadió poniéndola sobre la mesa, y retirándose poco después.
La joven agarró el sobre confundida, aquella letra no le resultaba familiar, aunque era realmente bella. Abrió la carta delicadamente y sacó de su interior un hermoso lienzo, sobre él se hallaba la cosa más hermosa que la joven había visto en su vida. Era un dibujo de ella misma, llevaba aquel traje azul de flores, él la había dibujado a la perfección. Bajo el dibujo unas pequeñas letras podían leerse:
"Esta fue la primera vez que quedé cautivado por tu sonrisa. Gracias por tu amabilidad, Joseph"
Sonrió agradecida, sintiendo un extraño sentimiento en su interior.
- ¿Has oído lo de Myung Wol? – Preguntaba su hermana malhumorada, sacando a la joven de sus pensamientos. Parecía haberse enterado de la noticia de que su esposo volvería a Corea en unos días. – Me parece increíble. Me prometió que su familia no se interpondría esta vez. Estoy cansada... ¿acaso no me he pasado yo allí todo el año? ¿Qué pasa que si el está aquí más de dos días su madre no sabe hacer nada sin él? – Preguntaba totalmente fuera de sí. Pero su enojo cambió, al darse cuenta de que su hermana estaba intentando ocultar algo - ¿Qué es eso que guardas con tanto ahínco? – Preguntó su hermana, alcanzando el sobre y abriéndolo, descubriendo entonces el dibujo – Valla... Joseph, eh.
- No es lo que piensas – Respondió su hermana, totalmente muerta de vergüenza.
- Y ¿Cómo sabes lo que estoy pensando? – Preguntaba su hermana divertida, aquella situación había provocado que se olvidase de sus problemas con sus suegros – si no te conociese bien, pensaría que te gusta ese pintor.
- Candice... Estoy prometida – Se defendió la muchacha, preocupada de que su hermana pudiese malinterpretar las cosas.
- ¿Y eso que tiene que ver? Yo también estaba prometida cuando me enamoré de Myung Wol – le espetó su hermana divertida, aquella situación la hacía realmente feliz, que su hermana pudiese enamorarse y plantarle cara a su madre de una buena vez – Ya viste el escándalo que montó mamá cuando le conté que quería romper el compromiso con Philip, hasta montó un numerito.
- Esto es distinto, tú odiabas a Philip. Pero yo a Michael...- comenzaba su hermana intentando defender su postura a como diese lugar, aunque ya no estaba tan segura de querer hacerlo.
- ¿Qué? ¿Le amas? – Preguntaba su hermana adivinando la respuesta, pues sabía que aunque Michael fuese un buen chico, nunca obtendría el corazón de la joven.
- Le quiero muchísimo – Respondía la chica enfadada de que su hermana la pagase con ella en aquel momento
- No puedes casarte con alguien sólo porque le tengas cariño, sólo porque esa persona es tu mejor amigo, sólo porque el si esté enamorado de ti. Tienes que estar enamorada de esa persona para hacerlo – Le espetaba su hermana preocupada de que pudiese estar tomando una mala decisión, una decisión de la que se arrepentiría toda su vida. – No puedes vivir una vida que otros quieren que vivas, tienes que vivir tu propia vida. ¿Sabes acaso lo que se siente estando enamorada?
- Si, si lo sé – Se quejaba intentando contradecir a su hermana.
- ¿Lo sabes? ¿Has sentido alguna vez que tu corazón se paraba cuando esa persona te ha mirado? ¿Te has sentido vulnerable al sentir su mano sobre la tuya? ¿Te has odiado a ti misma por decir algo que ha herido su corazón? ¿Has si quiera deseado que esa persona se quedase a tu lado sin importarte la opinión de los demás?
Caroline miró a su hermana con lágrimas en los ojos, tras tragar saliva, y habló...
- Puede que no esté enamorada de Michael, pero eso no quiere decir que le quiera menos. – Concluyó la chica, levantándose de la mesa, agarrando el dibujo de malas maneras y dirigiéndose a paso ligero hacia la casa, bastante malhumorada por aquella situación.
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