Capítulo 19
CAPÍTULO 21
Caroline y Michael se encontraban en el salón de la mansión, pues el muchacho quería hablar a solas con ella. La joven le sirvió una copa de Whisky del mini mar que había en la habitación y acababa de posarla sobre sus manos
- ¿Qué estaba pasando ahí fuera Caroline? – Inquirió este en busca de respuestas – Dijiste que no había nada entre vosotros, pero eso no es lo que parecía.
- Michael no es lo que piensas – Comenzó la muchacha, pero tan pronto como comenzó a explicarse se calló, pues la mirada del muchacho era mucho más aterradora de lo que había esperado
- Y encima delante de los invitados, de tu padre... Soy tu prometido ¿no crees que merezco algo de respeto por tu parte? - le exigía este, haciendo que la chica temiese decirle lo que necesitaba hacer
- No te enfades, yo... mi madre me pidió que le vigilase – comenzó, intentando explicar la razón por la que había aceptado la cita, pero en realidad no sabía por qué lo había hecho – y yo... estaba en una cita con él – Admitió observando como el rostro del muchacho se volvía totalmente enfadado, apretaba el vaso de alcohol con tanta fuerza que la joven pensó que realmente se rompería, y entonces lo lanzó contra la pared, observando como se hacía añicos
- Vete de aquí – Ordenó haciendo que la muchacha le mirase horrorizada – Vete antes de que te haga daño
Caroline salió de la casa, caminó hacia el bosque con lágrimas en los ojos, tenia tanto miedo, por un momento había sentido que él le pegaría, por un momento... La joven se paró en seco, pues acababa de chocar contra alguien, levantó la vista horrorizada al ver frente a ella a Joseph, el cual la miraba preocupado porque algo malo le hubiese pasado...
- ¿qué ha pasado? ¿estás bien? – Preguntaba preocupado, pues su rostro estaba bañado en lágrimas y parecía bastante nerviosa por algo que no comprendía
- Estoy bien, no te preocupes- dijo intentando soltarse de él, para correr hacia el bosque
- Si yo estuviese en su lugar, nunca te haría llorar – reconoció, haciendo que ella le mirase, deseando por un instante que eso fuese posible, pero tan pronto como se percató de lo loco que sonaba, volvió a cambiar su semblante – Espera aquí un momento – Rogó, para luego salir corriendo en dirección hacia la casa, por un momento pensó que quizás el había ido a pedirle explicaciones a su futuro esposo por haberla hecho llorar así, pero apenas unos minutos después corría hacia ella con un cuaderno y un carboncillo en la mano.
Caminó junto a él, algo más calmada hacia el bosque, ninguno de los dos había vuelto a pronunciar palabra, ella estaba demasiado avergonzada para hacerlo y él no quería que ella volviese a recordar nada de lo sucedido, no quería volver a hacerla llorar.
Cuando estuvieron lo suficiente lejos de la mansión, en lo más profundo del bosque, admirando un hermoso prado donde las mariposas, sobre los capullos en flor, reposaban. Joseph abrió el cuaderno, agarró el cuadernillo y lo puso en su mano, acercándole entonces el papel, para sonreírle después. Pretendía indicarle con aquello, que estaba bien, que él la ayudaría a olvidar, que la ayudaría a dibujar...
- Te enseñaré a dibujar – Comenzó, haciendo que ella le mirase sin comprender, sacando un mp3 de su bolsillo y poniendo un auricular sobre su oreja sonriendo después – Te mostraré todo lo que sé y todo lo que tu padre me enseñe – Aclaró ante una sorprendida Caroline, pues a pesar de todo, eso era lo que ella necesitaba, lo que ella deseaba, aprender a mejorar su técnica en la pintura. Pero, a pesar de lo que sentía con la pintura, no podía hacerlo
La joven apartó el mp3 de sí y le devolvió el cuaderno y el carboncillo, haciendo que el muchacho la mirase sin comprender
- Esto no funcionará, ya lo intenté una vez, ¿qué te hace pensar que esta vez será diferente? – Preguntaba, haciendo que él la mirase tranquilo, pues acababa de comprender su miedo, ella temía volver a pintar, temía sentir el arte.
- Esta vez, yo seré tu maestro, y te prometo que nunca dejaré que nadie se entere – Le aseguraba el muchacho, haciendo que la joven por alguna razón, confiase en aquellas palabras.
Apenas un tiempo después, Caroline permanecía con los ojos cerrados, de pié, junto a él, percatándose de cada sonido de la naturaleza, podía escuchar el piar de los pájaros, las ramas de los árboles chocándose unas con otras, el río a apenas unos metros de ellos, y en aquel momento acababa de percatarse de algo, podía escuchar el corazón de él, estaba tranquilo. Abrió los ojos y miró hacia él, estaba con los ojos cerrados, su rostro estaba calmado y respiraba con normalidad. Ahora que lo miraba más de cerca, acababa de darse cuenta de algo... él era atractivo, bastante apuesto a decir verdad. Sonrió con tranquilidad, sintiendo como un nuevo sentimiento crecía en su interior, aunque aún no podía comprender a qué se debía, quedándose embobada, admirando aquel hermoso rostro, temiendo que el abriese los ojos, porque eso querría decir que ya no podría seguir mirándole. Bajó la mirada hacia su cuello, percatándose de los collares algo hippies de su cuello que sobresalía de su camisa entreabierta, dándose cuenta de que su pecho parecía ser bastante cómodo, por un momento sintió el impulso de tumbarse sobre él. Movió la cabeza intentando alejar esa idea, haciendo entonces que el abriese sus ojos y mirase hacia ella, quedando totalmente al descubierto de aquellos ojos grises, sintiéndose vulnerable y protegida al mismo tiempo.
- Veo que te has cansado de el ejercicio – Apreció éste sonriendo con chulería, pues acababa de darse cuenta de que ella llevaba largo rato mirándole. Se acercó a ella, poniéndose justo delante de ella, haciendo que esta bajase la cabeza avergonzada – Ahora es mi turno, levanta tu rostro, quiero observarte con detenimiento – Pidió, haciendo que esta empequeñeciese por momentos, pues no sabía bien que responder hacia aquello – cierra los ojos – imploró lo suficiente cerca como para casi rozar su nariz – no tengas miedo, no te haré nada – comentó mientras tocaba su brazo para tranquilizarla – sólo quiero que estemos en igual de condiciones.
- Yo no te estaba mirando – mintió, apartándose de él, haciendo que este la mirase divertido
- ¿Me lo dices a mí? ¿o sólo intentas convencerte a ti misma? – Preguntó con ironía, haciendo que esta volviese a mirar directamente a sus ojos – Se buena chica y cierra los ojos mientras te observo – La muchacha le miró enfadada por su petición, ya que no le apetecía nada quedarse con ojos cerrados, totalmente indefensa frente a él – a menos que prefieras mantenerlos abiertos para poder admirar mi encanto – respondía con chulería, haciendo que la joven le mirase con ironía, pues sabía que sólo era un chulo. Cerró los ojos notando que su respiración subía, que su corazón se había vuelto loco al notar su mirada. Sintió entonces como él agarraba su brazo y susurraba para tranquilizarla, pero aquello tan sólo hacía que su corazón se alterase más, apenas podía pensar con claridad. Ella era preciosa, pensaba Joseph mientras admiraba como su cabello se movía dulcemente con aquella hermosa brisa primaveral, acercó su rostro al de ella rozando su nariz con la de ella, haciendo que la muchacha abriese los ojos y quedase embaucada por aquellos ojos grises. Joseph bajaba entonces la cabeza avergonzado mientras sonreía divertido, ella era demasiado atrevida, si no fuese por la promesa que acababa de hacerle sobre que no le haría nada, la habría besado en aquel mismo instante, pero había dado su palabra, y eso para él era sagrado – oh, Caroline, eres una joven muy traviesa y no puedes hacerte una idea de cuánto me gusta eso – Admitió haciendo que esta le mirase molesta – Vete – Aclaró, haciendo que ella le mirase sin comprender – antes de que rompa mi palabra. – Ella le miró, pues no sabía muy bien a qué se refería con aquellas palabras, él por el contrario seguía mirando hacia el suelo – Vete antes de que te bese – Concluyó, haciendo que la muchacha le mirase contrariada, pues algo acababa de revolotear en su interior y sabía que en lo más profundo de su ser, deseaba que lo hiciese.
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