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Capítulo 16


CAPITULO 16

Caroline se hallaba en su habitación junto a Michael, pues debía darle unos documentos que su madre le había dado para él. El chico esperaba de pié junto a la cama, observando el cuarto con aquel toque tan personal de la muchacha, mientras ella buscaba en el enorme escritorio, por un momento se extrañó al ver un trozo de pergamino sobre la mesilla de noche de la muchacha, pues ella no había vuelto a dibujar a causa de las exigencias de su madre, tras agarrar el trozo de papel, admiró preocupado un boceto de ella firmado por aquel pintor con el que había estado bailando hacía tan sólo unos segundos, aquellas palabras dedicadas hacia ella resonaron en aquel momento en su cabeza, haciendo que los celos se expandieran por cada poro de su cuerpo, pues si él había escrito tales palabras y le había regalado a ella un dibujo era porque sentía algo hacia ella, y lo que más le inquietaba era la razón oculta de que ella lo hubiese guardado.

- Aquí está – Aseguró la muchacha tendiéndole el sobre con los documentos, admirando el rostro enfadado del muchacho - ¿qué ocurre?

- ¿Qué es esto? – Preguntó enseñándole el pergamino, haciendo que ella le mirase sin comprender, pues no le resultaba tan grave aquel dibujo.

- Sólo es un dibujo – Respondió la muchacha sin darle importancia al asunto, pero por alguna razón notaba que esta vez su prometido no se conformaría con aquello – Aunque fue encantador de su parte – admitió sin percatarse de sus palabras, observando como Michael la miraba fuera de sí.

- ¿Encantador? ¿qué está pasando Caroline? – Preguntaba el joven temiendo lo peor, pues ella hablaba demasiado bien de aquel hombre, para que no fuese nada.

- Nada, no está pasando nada – Contestaba ella con toda la sinceridad que podía ofrecerle en un momento como aquel

- Entonces, si no significa nada para ti, ¿por qué lo guardas? – Preguntaba el hombre arqueando una ceja

Caroline le miró, en aquel momento no sabía que responder, pues la verdad era que no sabía por qué lo guardaba, por alguna razón sentía que aquel trozo de papel era importante para ella, pero no lograba comprender por qué.

- Te he hecho una pregunta, Caroline – Insistió el hombre, haciendo que la muchacha le mirase contradicha y respondiese.

- No lo sé – Admitió, haciendo que el joven comprendiese algo, para ella ese dibujo significaba algo importante, pues por eso lo había guardado.

- Creo que me iré a casa, veo que no ha sido una buena idea venir aquí – Empezó mientras le entregaba el dibujo, haciendo que la muchacha le mirase contrariada, intentando explicarse, pero a pesar de que lo llamó in cansadamente, el se marchó de la habitación sin que esta pudiese hacer nada por detenerlo.

Apenas unos minutos más tarde, Caroline se encontraba en el jardín, con el dibujo entre las manos, sentada en el borde de la piscina, admirando aquel hermoso dibujo...

"No importa, ya nunca lo volveré a ver" pensaba "No sé porque lo guardo, no puedo explicarle lo que este dibujo significa para mí, porque ni yo misma lo sé, solo siento que... es importante para mí" reconoció mientras lo doblaba y lo guardaba en el pantalón del pijama, para luego levantarse, con la intención de marcharse a dormir, pero entonces se percató de que no estaba sola, su padre, acababa de llegar hasta ella.

- Papá... - reconoció la muchacha, haciendo que el hombre se sentase junto a la piscina, se des hiciese de sus zapatillas, remangase su pijama y metiese los pies en ella. Haciéndole una señal a su hija para que le acompañase.

- ¿Estás de acuerdo con el resultado de la prueba? – Preguntó haciendo que su hija la mirase sin comprender – Creo que su obra fue muy buena, esa representación de lo oscuro dentro de lo bello, me hizo sentir que este joven tiene una forma muy peculiar de ver la vida – Admitió con un brillo especial en sus ojos, pero la muchacha no podía entender aún las palabras de su padre – Bueno, y ¿qué te pareció la obra a ti?

- En realidad... yo... - titubeaba la muchacha, notando como su padre la seguía con la mirada, esperando esperanzado el veredicto de su hija –no vi la pintura – admitió, haciendo que su padre mirase al fondo de la piscina defraudado – Michael apareció de pronto en la fiesta, e hizo que me olvidara – se disculpó

- No importa, puedes verla la próxima semana, en la fiesta que se celebrará en su honor – Aclaró el hombre, haciendo que su hija lo mirase contrariada, pues su madre no le había hablado sobre ninguna otra fiesta, y justo acababa de finalizar una, pensar que tenía que preparar otro evento para la semana siguiente era algo agotador en aquel momento – deduzco por tu rostro, que mamá no te avisó

- Está bien, puedo hacerlo – Aseguró la muchacha pensando que quizás necesitaría volver a requerir los servicios de la misma orquesta, pero en aquel momento no recordaba dónde había guardado el teléfono del director de orquesta - ¿algún tema en particular? – preguntó, pues necesitaba saber si debería encargar la decoración para la fiesta

- En realidad había pensado que estuviese ambientada en los años veinte – Comentó admirando la cara de su hija, pues sabía que habían realizado una del mismo tema hace poco, y la muchacha parecía bastante agradecida, pues aún guardaba aquella decoración.

- Gracias – Agradeció la muchacha, percatándose de que su padre tan sólo quería hacerle la vida más fácil.

- ¿por qué? – Preguntó divertido, haciéndose el inocente frente a su hija – Caroline – Continuó, cuando se cercioró de que su pequeña estaba mas calmada – te agradezco que me ayudases la última vez – dijo el hombre, mientras su hija sonreía

- Eran dos obras realmente magníficas, cualquiera en tu lugar estaría confundido – aseguró la muchacha, haciendo que su padre la mirase con sinceridad, pues sabía que la joven lo decía de buena fé.

- No lo decía por eso – Aclaró frente a la muchacha, haciendo que esta lo mirase sin comprender – Si no hubiese sido por ti habría elegido al chico equivocado – ante aquella revelación Caroline miró a su padre con un nudo en el estómago, por un momento tenía miedo a las palabras de su padre, temía que la persona que había elegido fuese él – Joseph Mur, es un joven con mucho talento, será un honor para mí ...

- ¿Por qué has hecho eso? – Preguntó levantándose estrepitosamente del borde de la piscina y mirando a su padre contrariada – Se supone que él se iría, se supone que no lo elegirías a él.

- ¿Qué ocurre tesoro? Creí que te alegraría saber que él fue el elegido – Respondía su padre sin comprender el comportamiento de la muchacha, pues le miraba totalmente enfurecida - ¿no era eso lo que querías?

- ¡Lo has estropeado todo! – Le espetó, corriendo después hacia su habitación, sin hacer caso a su padre que la llamaba con isistencia.

El señor Hosting se quedó mirando hacia atrás, observando cómo su hija corría hacia la casa, sin comprender su reacción, ¿por qué ella actuaba de aquella forma?

Caroline llegó a su habitación, cerró la puerta tras ella, y tocó su corazón asustada. Sacó el trozo de pergamino del pantalón del pijama y lo lanzó al otro lado de la habitación, por un momento se sentía alarmada, se sentía preocupada, tenía miedo de volver a verle, tenía miedo de lo que sentiría cuando lo viese. Caminó despacio hacia su cama y se sentó sobre ella un momento recordando aquel baile, la primera vez que había bailado con él, recordaba su aliento sobre su rostro. Volvió a tocar su corazón asustada mientras movía la cabeza de un lado a otro intentando alejar aquellos pensamientos de su mente, se tumbó en la cama y se tapó con la sábana, observando entonces la luz de la lámpara a través de la sedosa sábana.

- Él dijo que se iría... - reconoció en la soledad de su habitación, recordaba el sentimiento de pérdida que había sentido en aquel entonces, por un momento se sintió reconfortada, era como si se hubiese quitado un peso de encima - ... él no se irá – volvió a reconocer, percatándose de lo que eso contraería, pues recordaba que Michael le había prohibido que hablase con él. En aquel momento se apartó las sabanas de la cara y se enervó, sentándose en la cama, alejando a su prometido de sus pensamientos y sonriendo ante la idea de volver a verle, pero tan pronto como se percató de aquella estúpida idea la apartó a lo más profundo de su corazón.

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