CAPÍTULO 1

UNOS MESES ANTES...

En aquella mañana de primavera, en medio del bosque, a varios kilómetros del pueblo más cercano, la mansión Hasting daba la bienvenida a un nuevo día.

La familia Hasting era una de las familias más importantes del lugar, Amelia Hasting era una reconocida coleccionista de objetos antiguos, si había algo realmente valioso y caro, llegaba a parar a su colección privada. Su esposo, Josh Hasting era uno de los más importantes y reconocidos pintores del mundo, aunque las cosas habían cambiado un poco, debido a su reciente enfermedad, el hombre no había vuelto a coger un pincel.

Cómo era de esperar, todos los sirvientes de la casa se movían de aquí y allá decorando el jardín, llevando enormes mesas de un lado para otro y convirtiendo aquel lugar en algo totalmente diferente, pues una vez al año, la señora Hasting celebraría su famosa reunión con las más altas e importantes élites del sector coleccionista. Aunque había una persona en particular, vestida de forma muy diferente al resto, que parecía excesivamente nerviosa. La muchacha agitaba los papeles alterada, mientras pedía explicaciones de un lado a otro, parecía ser la persona al cargo. Y por supuesto que lo era, su nombre era Caroline Hasting, la heredera de aquel imperio.

Tenía el cabello rizado de un rubio intenso, de ojos azules y dientes perfectos, lucía un conjunto rosa y unos zapatos negros a conjunto con la boina que adornaba su cabeza, y sobre su cuello un caro collar de perlas.

Era la menor de 3 hermanas, todas casadas con hombres respetados y adinerados:

Candice la mayor de todas, de cabello rubio y lacio, con ojos verdes, estaba casada con un millonario coleccionista de obras de arte asiáticas, su nombre era Lee Myung Wol. Barbara la mediana de cabello castaño y ojos marrones claros, se había desposado con Colin Smith un arquitecto inglés de mansiones para ricos. Y ahora era el turno de Caroline, que estaba prometida en matrimonio con Michael Jones, su mejor amigo y el dueño de todo un imperio, la revista de arte más famosa de la ciudad "Art is my passion".

Candice:

Lee Myung Wool:

Bárbara:

Colin:

La vida de la joven había estado planeada desde que nació, y se sentía feliz de vivir en ella, sus padres siempre habían hecho planes para ella y siempre había superado las expectativas. Solía ser una joven controladora, maniática del orden y algo irritante, pues siempre quería mantenerlo todo bajo control.

- Las flores deben ser tulipanes, ¿qué son todas estas margaritas? – Le espetaba al jardinero, admirando las flores que éste había puesto sobre la mesa.

- Las cambiaré enseguida, señorita.- se disculpaba este, agarrando las flores y marchándose sin más

- Yasmina, ¿qué pasó con el pintor? – preguntaba en tono distinguido la joven, hacia la segunda encargada del evento.

- Lo llamaré en seguida. – Respondía la joven, marchándose hacia el interior de la casa.

- Te tomas demasiadas molestias – Dijo una voz tras ella, haciendo que la muchacha se voltease furiosa. Se trataba de su prima Ariadna Adams, que lucía un hermoso traje de equitación – Voy a montar un rato, deberías venir.

Mientras tanto, un atractivo muchacho de pelo castaño y alborotado llegaba con su fiel mochila a una pequeña recepción de hotel, sonrió frente a la recepcionista, y sacó algo de dinero en efectivo poniéndolo sobre la mesa...

- Me gustaría que me dieras una habitación – comenzó el muchacho, alborotándose entonces el cabello, haciendo que la joven le mirase anonada, la verdad era que aquel hombre era muy guapo, pensó

- Aquí tiene – dijo la chica dejando una llave sobre la mesa y mirándole con insinuación – ¿qué le trae a Eddenton? ¿negocios o placer? – Ante aquella pregunta el muchacho sonrió complacido, estaba claro de que aquella joven intentaba filtrear con él

- Te mentiría si te dijese que sólo vengo por negocios, creo que no se puede trabajar sin placer.

Joseph llegó a la habitación de aquel mugriento hotel, dejó la mochila sobre la cama y sacó del maletín un pequeño artículo de prensa, donde podía leerse lo siguiente:

"El conocido millonario Josh Hasting ha decidido retirarse de los medios de comunicación y del mundo de la pintura hasta haberse recuperado de su enfermedad. Fuentes cercanas a la familia aseguran de que está buscando un nuevo ayudante, un nuevo aprendiz, al que enseñar todo lo que sabe. Bueno señores, sólo nos queda esperar a ser uno de los elegidos a tan tremendo honor"

El muchacho sonrió complacido, pues tenía la intención de presentarse frente al señor Hasting y conseguir que éste fuese su maestro. Estaba decidido a mejorar su técnica, y a mostrarles a todos su capacidad de dibujar sentimientos que nunca ningún otro había podido plasmar.

CAPÍTULO 2