16 | Amistad sincera
Cuando me quiero dar cuenta, las Navidades se encuentran a la vuelta de la esquina.
Mi tarde de viernes se ha basado en acabar un trabajo —esta vez al menos breve— para la asignatura de «Astrofísica» y con ello poner punto final a mi cuatrimestre —hasta enero. Durante estos últimos días apenas he pasado tiempo a solas con Elijah, pero nuestra relación va viento en popa. Siempre que sacamos un hueco, aprovechamos para estar un rato juntos.
No puedo decir lo mismo de mi amistad con Ralen.
Desde la mañana que abandoné el piso de los hermanos Steed, todo fue de mal en peor. Antes nos mandábamos algún que otro mensaje, ahora nada. Es como si no existiera para él. En cierto modo me da pena, porque me sentí identificada con su forma de ser, pero tampoco puedo obligarle a que forme parte de mi vida.
—¿Vas a pasar las vacaciones en Moonlight?
Lorie sale del cuarto de baño con el pelo lleno de trenzas. Ayer estuvo viendo un vídeo y le entraron ganas de hacerse algo distinto. El cambio no es muy radical, pues el estilo base es el mismo: trenzas.
—Esa es mi intención, pero todavía no he hablado con mis padres.
Hace varias semanas que mi madre está algo rara conmigo. Tengo el presentimiento de que me oculta algo y eso me duele, porque creo existe la suficiente confianza entre nosotras como para contarnos cualquier cosa. Mi amiga se deja caer sobre su cama y tras revisar su teléfono, me mira.
—También puedes venirte a Francia conmigo. Estás invitada, ¿lo sabes?
Mis ojos se pierden en el dibujo del sol y la luna. Por un segundo me veo en Moonlight, caminando de la mano con Nina, hablando de cualquier tontería con Margaret, y... me siento en casa. La invitación de Lorie suena tan lejana si me paro a pensar en volver a casa. Por otro lado también me apetece conocer Francia y a sus abuelos. Me habla maravillas de ellos y seguro que son unas personas encantadoras.
—Déjame pensarlo, ¿vale? —pido.
Asiente.
—En un par de días compraré el billete de avión —dice—. Si decides venir, dímelo.
No quiero rechazar del todo su propuesta porque me llama la atención, pero primero necesito aclarar las cosas con mi madre y descubrir si sucede algo malo en Moonlight, porque si así fuera, sin duda la oferta de Lorie quedaría descartada. Ella vuelve a prestarle interés a su móvil y aprovecho su momento de desconexión para llamar a mi madre. Agarro mi teléfono y salgo de la habitación.
Recorro el largo pasillo hasta llegar a las escaleras. Pocas personas de la residencia conocen la azotea, pese a ser uno de los mejores sitios del edificio. Suelo venir cada vez que busco intimidad o simplemente a evadirme. Además, desde aquí se aprecian de maravilla las estrellas.
Me recuesto sobre la pared y marco el número de mi madre. Según la diferencia horaria, estará saliendo del trabajo —si no ha salido ya. Tarda más de lo que espero en coger la llamada, y por un segundo creo que no lo hará, pero entonces escucho su voz al otro lado de la línea.
Sin evitarlo, una lágrima cae por mi rostro.
—Hola, mamá —digo, conteniendo la emoción.
—¿Sucede algo, cariño?
Aprecio la preocupación en su voz y eso me sorprende. Los últimos días apenas tuvimos contacto. Intenté hablar con ella varias veces y en tan sólo dos ocasiones tuve respuesta por su parte. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que algo no va bien. Me da miedo preguntar, pero tampoco puedo quedarme con la duda.
—A mí no, ¿y a ti?
Vale, quizás he sonado un poco borde.
—¡Claro que no! —exclama, demasiado rápido para mi gusto.
Eso sólo significa una cosa: está mintiendo. Me duele sentir que mi madre no confía en mí lo suficiente para contarme lo que ocurre. Pese a su negación, vuelvo a insistir. No voy a colgar la llamada sin saber la verdad.
—Mamá... Puedes decirme lo que sea.
—Sólo me encuentro algo cansada por el trabajo. ¿La universidad va bien?
Su táctica de cambiar de tema funcionaría en otro momento, pero no ahora. Se esfuerza mucho en ocultar lo que pasa, por lo que tiene que ser algo grave. Entiendo que no quiera preocuparme, pero si calla, sólo me genera más curiosidad. Hago otro intento, pero esta vez mencionando el tema de las vacaciones de Navidad.
—Lorie me ha invitado a pasar las vacaciones en Francia...
—¡Eso es maravilloso! —exclama, interrumpiendo.
Parece que su felicidad ha vuelto de repente. Raro.
—Pero creo que declinaré su oferta e iré a casa.
El silencio se instaura al otro lado de la línea. Se supone que cuando un hijo le cuenta a su madre que estará de vuelta en casa, se alegra, pero mi madre se queda callada como si acabara de soltar una barbaridad. ¿Tan malo es? Me estoy empezando a preocupar, si es que no lo estaba ya.
La escucho carraspear.
—Te vendría bien... Además, puedes conocer París. Cambiar de aires como dicen. Moonlight ya lo tienes muy visto.
—¡A la mierda! —elevo la voz, cansada de sus evasivas. Como estoy sola en la azotea no le doy mucha importancia—. ¿Por qué no quieres que vayas?
Siento que me va a mentir otra vez, pero cuando sus siguientes palabras escapan de su boca, la que se queda en silencio soy yo. Trato de procesar toda la información que fluye en mi cabeza a toda velocidad. Sino fuera porque su tono de voz es serio, creería que me está mintiendo. Cada palabra cae como un jarro de agua fría sobre mí.
—Es... —Me cuesta hablar con coherencia—. Todo eso que has dicho... ¿Es verdad? ¿Papá y tú os vais a divorciar?
Tengo unas ganas irremediables de llorar, pero me fuerzo a retener las lágrimas. Jamás pensé que este momento llegaría. El amor que se tienen mis padres es un ejemplo para mí, lo que aspiro a lograr en la vida. Una persona que esté a tu lado de manera incondicional, que te apoye cuando las cosas se pongan feas. Si ellos rompen ese amor, ¿en qué creeré yo?
Ahora entiendo su reticencia de mi vuelta a Moonlight.
—¿Por eso no querías que fuera a casa? —pregunto, tratando de asimilar la noticia—. Tu intención era ocultarme la verdad...
La sorpresa ocupa un segundo plano. Me siento dolida. ¿Desde cuándo mi madre me oculta las cosas? Si es por evitar que me duelan hasta lo podría entender, pero incluso así me molesta. Me iba a enterar de cualquier manera, ¿por qué retrasar el momento? Dejo a un lado todos esos pensamientos que me torturan y me centro en lo importante.
—¿Es de mutuo acuerdo? —inquiero, curiosa.
Me ha pillado totalmente por sorpresa, porque pensé que su amor sería para siempre. Dicen que las miradas transmiten más que las palabras y eso percibía cada vez que sus ojos conectaban. ¿Cómo se ha ido todo a la mierda?
—Sí —contesta.
Suspiro aliviada, al menos no se generará un mal rollo en la familia. Supongo que si esta situación hubiera ocurrido muchos años atrás —aún cuando era una niña—, mi reacción quizás fuera otra. Claro que me duele que mis padres ya no compartan su vida juntos, pero tal vez necesitan emprender distintos caminos.
—¿Por qué?
Esa es la pregunta que más flota en mi cabeza.
—Estos últimos años... El amor ya no fluía entre tu padre y yo. Supongo que pasamos tantos años esforzándonos en mantener la llama encendida, que llegó un día donde las fuerzas flaquearon. A pesar de eso le sigo queriendo, sólo que de otra forma.
Las primeras palabras se clavan en lo más profundo de mi cabeza. Los últimos años. ¿Quiere eso decir que es culpa mía? Si me hubiera quedado en Moonlight en vez de venir a la universidad, podría haber ayudado a que no se apagara la llama. Me siento egoísta. Mi madre entiende mi silencio, porque añade:
—No es tu culpa, Siena.
Me conoce demasiado bien.
—Quizá todo seguiría igual...
—Deja de culparte —me reprende—. Las cosas se han dado de esta forma y no existe ningún culpable, y si en todo caso hubiera alguno, no serías tú.
—Está bien —contesto, todavía con el malestar rondando por mi cuerpo.
Entonces me surge otra duda. ¿Debo volver a Moonlight o aceptar la invitación de Lorie? Mi amiga se muestra entusiasmada por el plan y en parte también tengo ganas de cambiar de aires, además, si mi madre dice que las cosas en casa están complicadas, quizá sea mejor mantener distancias. Sé que si voy, terminaré sufriendo. El problema es que me produce mucha tristeza no pasar tiempo con Nina. La echo de menos.
El ambiente se llena de un completo silencio. No tengo clara la decisión, pero mi madre acaba tomando la iniciativa.
—Compra el billete a París —me aconseja—. Con el tiempo me lo agradecerás.
Suspiro, no muy convencida.
—Tu padre, Nina y yo vamos a estar aquí cuando vuelvas de la universidad, Siena. Nada habrá cambiado —insiste, tratando de convencerme.
No estoy muy segura de eso. Dos años y medio fuera, y mis padres ya no están juntos. Cualquier cosa podría ocurrir en el tiempo que me queda en Londres.
—Está bien —murmuro al fin—. Iré a París con Lorraine.
—Me alegra que hayas tomado esa decisión, es la que más te conviene —No la veo, pero asumo que está sonriendo—. Debo cortar la llamada, voy a montar en el coche. Cuídate, cariño. Ya me contarás qué te parece Francia.
—Un beso, mamá. Te quiero.
—Y yo a ti —dice, antes de colgar.
Alzo la cabeza y me topo con un cielo estrellado, que en momentos como este tan sólo me causa nostalgia. Me rodeo los brazos y los froto para entrar en calor. Tras varios minutos contemplando la cúpula celeste, vuelvo a mi cuarto para contarle mi decisión a Lorraine.
☆
Desde el otro lado de la puerta escucho ajetreo. En cuanto entro al cuarto, veo a Lorie junto a su escritorio. Parte de sus pinturas están desparramadas por la mesa. Sé que adora ponerse a dibujar por las noches, porque dice que le genera mucha tranquilidad, y la entiendo. A veces yo también disfruto escribir en esos momentos del día, siento que los pensamientos fluyen con facilidad.
—Mis padres se separan. —Es lo primero que digo, dejándome caer en mi cama.
Lorie voltea en mi dirección. No tarda nada en levantarse y rodearme con los brazos. No derramo ni una lágrima —ya lo hice en la azotea—, pero su consuelo me pone un poco sensible. Permanecemos así, abrazadas, durante varios segundos. En silencio, porque en ciertas ocasiones las palabras no son necesarias.
Mi amiga es la primera en romper el contacto. Ocupa de nuevo su silla. Le dedico una leve sonrisa para que entienda que todo está bien.
—¿Vas a pasar las Navidades en casa? —pregunta, y yo niego con la cabeza.
—Mamá me ha dicho que me vendrá bien ir contigo, además, el ambiente en Moonlight está un poco denso con esta situación. Si voy, sé que sufriré. No quiero volver a Londres llena de angustia —confieso.
Me ha costado tomar esta decisión. Echo mucho de menos mi hogar, pero entiendo la sugerencia de mi madre sobre cambiar de aires. Pese a que me ocultó lo del divorcio, en el fondo se preocupa por mí.
—Me alegra un montón que vengas. Seguro que contigo el viaje será aún más divertido.
Lorie me contagia su entusiasmo. Su felicidad hace que empuje a un lado todo el asunto de mis padres. Echo un vistazo hacia su escritorio para cotillear, y el dibujo sobre la mesa me llama la atención. No está terminado, ya que ni siquiera tiene color, pero aprecio a la perfección lo que es.
Una luna envolviendo al sol.
Igual que mi pintura de la pared.
Y mi collar.
—¿Eso es para mí? —pregunto, señalando la lámina.
Asiente, pero enseguida pone su mano encima del papel, tapando el dibujo.
—No está terminado aún.
Por la cabeza se me pasa lanzarme a sus brazos y envolverla en un abrazo, pero quizá la silla no está para esos trotes y ambas terminaríamos en el suelo.
—Gracias —digo—. Gracias por estar ahí para mí, Lorie. Tu amistad significa mucho para mí.
Todas mis palabras suenan a verdad. Cuando llegué a Londres, ella fue la única que me apoyó desde el minuto uno. Cada día que pasaba se convertía en una persona necesaria en mi vida. Su manera de alegrar los días cuando todo va mal. Ese desparpajo que tiene para hablar sobre cualquier cosa. Lorraine me recuerda demasiado a Margaret.
Son personas que te brindan una amistad sincera y plagada de momentos únicos.
¡Hola!
Ya estoy aquí con un nuevo capítulo y quizás (aún tengo que pensarlo) el domingo que viene también tengáis otro.
Siena no para de enfrentar situaciones complicadas... ¿Hará caso a su madre o no dejará de sentirse culpable por el divorcio de sus padres?
Parece que todo va de maravilla con Elijah, pero, ¿descubrirá su mentira?
¿Retomará la amistad con Ralen?
PD: El final está pensado desde antes de sentarme a escribir la historia 😉
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