08 | Ahora o nunca
Mi mañana del sábado ha consistido en darle mil vueltas a la cena de esta noche en casa de Elijah. Intenté sentarme a escribir, o incluso leer, pero mi mente desconectaba y volvía a la nota de Lorie. Al final opté por quedarme tirada en la cama viendo películas, con la idea de que pasara el tiempo. Tampoco sé muy bien con qué intención, si lo que realmente quería es que se detuviera.
Ya entrada la tarde, la hora de ir a casa de los hermanos Steed se acerca, y mis nervios tan sólo van en aumento. Lo malo de vivir con una persona como Lorie, es que acabas metida en uno de sus planes locos. Está convencida que debo aprovechar la cena para pedirle una cita a Elijah, pero no sé si tendré el valor de hacerlo. Las dudas aún no se han disipado.
—Siena, deberías comenzar a vestirte —me advierte Lorie mientras rebusca en su armario— Y por favor, ponte algo más... sexy.
—¿Me estás diciendo que visto mal? —pregunto, alzando una ceja. Sé que no lo ha dicho para molestar, aunque si no la conociera, quizá me lo habría tomado un poco mal.
—Es tu cumple. Tienes que brillar.
Río ante su entusiasmo.
—¡Ni que fuera a actuar delante de miles de personas! Es una cena con amigos y ya está.
Pese a las insistencias de ellas, termino eligiendo mi ropa sin pensar en cómo me veré con ella. Unos mom jeans y un jersey a rayas, son mi opción. No sé ve muy convencida, pero si quiere lucirse, que lo haga ella. Yo prefiero mantenerme al margen. Nunca me ha gustado lo de destacar.
Soy la primera en arreglarme, ya que Lorie aún se encuentra en el baño. Me siento en mi cama y reviso el móvil mientras la espero. Se me ocurre entrar en la galería y revisar el álbum de fotos Planetarium. Una sonrisa cargada de nostalgia me inunda el rostro. Recuerdo aquel día a la perfección, cuando Nina me regaló por mi dieciocho cumpleaños —que celebramos en verano porque en septiembre me vine a Londres—, dos entradas para ir juntas al planetario de Moonlight.
Es uno de los recuerdos más bonitos que tengo.
Aquella noche el cielo estaba precioso. Millones de estrellas bañaban cada lugar del firmamento y yo era incapaz de apartar la vista de ellas. Hice bastantes fotos, porque quería conservar ese momento para siempre. Ahora parece demasiado lejano. Siento que las lágrimas amenazan con salir y me obligo a no ponerme nostálgica. Recuerdo que cada vez falta menos para volver a casa y tal vez hacer una nueva visita al planetario.
—¿Nos vamos?
Lorie me observa desde la puerta del baño. Como la mayoría del tiempo, lleva unas trenzas. No sé por qué no quiere llevar el pelo suelto, sus rizos son preciosos. Bloqueo el móvil y el recuerdo de la noche estrellada con Nina pasa a un segundo plano. Agarro mi bolso del perchero y me pongo la chaqueta. Minutos después las calles de Londres nos reciben en un ambiente otoñal.
Decido ir a comprar una tarta de arándanos de una pastelería cercana y así no presentarme con las manos vacías. De vez en cuando solemos ir a por unos cupcakes —los de melocotón están deliciosos—, además, el sitio es bastante acogedor. Cuenta con un toque vintage y las plantas colgantes le dan una sensación de relax.
Si no fuera porque el olor a dulce me distrae y me lleva a caer en la tentación, me pasaría gran parte de mis tardes ahí metida, ya que tienen una zona especial para quien desee estar con el ordenador o leyendo. Junto con la cafetería unas calles antes de llegar a la universidad, «Midnight Cupcake» es uno de mis lugares favoritos de todo Londres.
—¿Crees que les gustará? —pregunto tras salir de la pastelería.
—Como decía mi tía Élise «A nadie le amarga un dulce». Al menos ella lo ponía muy en práctica cuando arrasaba con todas las galletas de la cocina.
En varias ocasiones me ha hablado de su peculiar tía. Hasta un día hizo videollamada con ella y me la presentó. Me sorprendió mucho su extravagante vestimenta, caracterizada por una mezcla de colores que podrían ayudarte a encontrar el camino de vuelta, de lo llamativos que eran. También me contó su manía de poner incienso a todas horas: «limpieza de aura». Lo siento, pero yo sería incapaz de vivir en un lugar rodeada de ese olor tan penetrante.
El resto del camino lo pasamos hablando de cosas triviales, hasta que Lorie decide sacar el tema de la cita. Mucho estaba tardando. Por un momento había logrado mantener mis nervios bajo control, pero ha tenido que hurgar en la herida.
—Sabes que me cuesta un montón el tema de ligar, Lorie. —Suspiro.
Mi amiga tiene una facilidad increíble para entablar relaciones con la gente, en cambio, yo soy bastante introvertida hasta que logro coger confianza. Después todo fluye. Magaret es muy parecida a Lorie en ese aspecto. Lo que me lleva a preguntarme cómo conseguí hacerme amiga de estas dos chicas, si mi capacidad de conocer gente es algo escasa. Vuelvo al momento actual y dejo a un lado mis habilidades de mierda.
—Siempre puedes pedirle un beso como regalo de cumple —Me guiña un ojo—. Esta oportunidad sólo se da una vez al año, como las campanadas o el black friday.
Ambas nos miramos antes de estallar en carcajadas. Probablemente la gente que camina a nuestro lado piense que nos falta un tornillo —tampoco voy a discutir si está en lo cierto o no—, pero el comentario de Lorie ha restado un poco de importancia al tema cita. Cuando nos queremos dar cuenta, divisamos el edificio de los hermanos Steed a tan sólo unos metros.
Expira. Inspira.
Mierda, era al revés.
—Oye —Lorie me golpea el brazo con suavidad—. Vamos a disfrutar la noche, ¿vale? —Su voz me tranquiliza un poco. Estoy a punto de agradecerle, cuando añade—: Pero tampoco te relajes mucho, que tienes que pedirle la cita.
Lo de esta chica es caso de estudio. Al final voy a pensar que tiene interés en Elijah. Los últimos días ha sido uno de los temas principales de conversación, junto a mi cumpleaños y al examen de ayer.
—Un poco de cuidado con la tarta, eh —Me quejo, sosteniéndola con más fuerza. Lo que me faltaba ya es que se fuera a la mierda.
Varios minutos más tarde nos hallamos frente a la puerta del piso. Como llevo las manos ocupadas, Lorie se encarga de tocar el timbre. ¿Quedaría muy mal si me daba la vuelta camino de la residencia? Esas cuatro paredes, con el dibujo del sol y la luna eran mi zona segura. No me veía preparada para explorar fuera de esos límites. Todos esos pensamientos dejaron de cruzar por mi cabeza cuando la puerta se abrió ante nosotras y un Elijah, con la camisa a medio abotonar y el pelo alborotado, nos recibe con una gran sonrisa.
No le mires a los ojos.
Tampoco le mires más abajo.
Mejor, no le mires.
—Hola —saluda Lorie, entrando en el piso. Elijah se echa a un lado para dejarla pasar—. ¡Qué bien huele! —exclama antes de perderla de vista, entiendo yo, que dirección a la cocina.
Debo parecer idiota, porque aún no me he movido de la puerta.
La tarta se halla en mis manos y me cuesta encontrar un punto en el que centrar mi atención. Los ojos verdes del chico que está enfrente de mí no son una buena opción. Elijah carraspea, sacándome de mi ensoñación. Me siento más idiota que antes.
Por favor, Siena, céntrate.
Trago saliva, antes de hablar:
—Hola. —Mi voz suena con menos entusiasmo que la de Lorie y sin darle oportunidad a contestar, me cuelo en el piso y sigo los pasos de mi amiga.
Sé que mi estrategia de mantener el menor contacto es una mierda, porque vamos a cenar juntos. Será imposible evitar sus miradas. Cuando llego a la cocina, Lorie y Jena se encuentran en ella. Echo un vistazo por todo el comedor y mis ojos se topan con Ralen, para mi sorpresa, está colocando la mesa. Me alegra que haga un esfuerzo por integrarse, sé lo mucho que cuesta conocer a gente nueva.
—¿Por qué has huido? —me pregunta Lorie en cuanto me ve.
La fulmino con la mirada para que se calle, pero comprendo que es demasiado tarde cuando los ojos de Jena están fijos en los míos. Se ha dado cuenta de que escondemos algo y por su mirada curiosa, quiere saber qué es.
—¿A qué se refiere?
—Mmm... —Camino hasta el frigorífico y guardo la tarta. Estoy a punto de soltar otra idiotez como la de la avispa, pero enseguida me arrepiento—. A nada. Es sólo que tenía muchas ganas de ver lo que estabas cocinando. Huele muy rico, por cierto.
Observo a Jena, que todavía me mira dudosa, pero no insiste más en el tema. Lorie, por el contrario, deja escapar una risa. Niego con la cabeza y espero que lo tome como un «cierra la boca o tiro tus pinturas por la ventana». Les doy espacio y me acerco hasta Ralen. Parece feliz y eso me gusta. Por un instante dudo en saludarle. Aunque las últimas semanas se ha vuelto un poco más cercano, sigue siendo ese chico solitario y que prefiere estar a su aire.
—Deberías compartir más tiempo con nosotros —pronuncio cuando llego a su lado.
Está de espaldas, pero en cuanto se da la vuelta, su reacción me produce cierta sorpresa. Una sonrisa se dibuja en su rostro, esta dura más que la vez en que se unió a nuestra última cena. Tal vez me está dejando traspasar sus barreras. Apenas nos conocemos, pero es esa personalidad tan parecida que tenemos la que quizá me permite entrar en su corazón.
—Lorie aún me mira mal. —Me esperaba que dijera cualquier cosa menos eso.
Es inevitable que no me ría. Aparto un segundo la vista de Ralen y busco a mi amiga. Sé que sigue disgustada por el trato que le dio el día que nos conocimos, y tampoco puedo culparla. El chico misterioso se comportó un poco borde, aunque sí es cierto que para las personas más introvertidas, la actitud de Lorie puede resultar un poco impactante. Sus saludos son... entusiastas. Aún recuerdo mi primer día en la residencia. Me recibió con un abrazo, para mi gusto algo asfixiante, pero después con el tiempo empecé a entender y aceptar su carácter. Notaba la similitud con Margaret y a lo mejor por eso llegamos a hacernos amigas.
Sumando el hecho de que compartimos habitación.
Y también carrera.
Observo cómo le dedica una mirada a mi amiga y mi cabeza hace click. ¿Será que a Ralen le gusta Lorie? Lo mejor de todo es que no me molesta en absoluto. Mi amiga me había metido en la cabeza la idea de que me gustaba, que en un momento llegué a planteármelo, pero nada que ver. Cuando Ralen me mira a los ojos, no siento que bucee en mi alma, no hay mariposas que revolotean en mi estómago. La curiosidad por conocer más sobre él y ayudarle a abrirse a los demás, me había generado ciertas dudas sobre mis sentimientos.
Justo porque somos muy parecidos, Ralen no encaja conmigo como algo más que amigos.
En cambio, con Lorie ya es otro asunto.
¿Le gustará a ella?
—Pídele perdón —le aconsejo, esperando que eso le sirva como excusa para entablar una conversación.
No se le ve muy convencido con mi propuesta, aunque tampoco decide descartarla.
—Puede que lo haga.
Asiento. Ojalá las cosas entre ellos funcionen, creo que harían una bonita pareja. Tienen personalidades diferentes y eso les puede ayudar a lograr un equilibrio. Me alejo de Ralen y me encamino hacia la cocina, pero de un momento a otro, Lorie aparece ante mí. Se ha puesto un delantal de una vaca y está muy graciosa.
—Es hora —suelta.
Parpadeo porque no entiendo a qué se refiere.
—¿Ya está la cena?
—¡Qué cena ni qué leches! —exclama. Frunce el ceño, fingiendo estar enfadada y así me es imposible tomarla en serio. Voy a contestar, cuando añade—: Elijah está en el balcón.
—Mmm... Bien por él, ¿no? Es bueno para la piel tomar un poco de aire. Además, dicen que el frío rejuvenece.
Lorie rueda los ojos. Sabe que he pillado a la primera su indirecta, pero tal vez si me hago la tonta, se desespera y deja de lado el tema. Comienzo a darme la vuelta y buscar un lugar para escapar, pero me agarra el brazo, impidiendo que huya. Los nervios se apoderan de mí, porque sé lo que viene a continuación. No tengo otra alternativa.
—No seas cobarde, Siena. Aprovecha esta oportunidad.
Me muerdo el labio, dudosa. Sigo pensando que es una mala idea, pero cuando me quiero dar cuenta, mis pies echan a andar, dirección al balcón. El aire nocturno de Londres me acaricia la cara y cuando los ojos verdes de Elijah hacen contacto con los míos, sé con total certeza que ya no hay vuelta atrás. Estoy muerta de miedo.
Pero es ahora o nunca.
¡Hola!
La verdad es que no tenía pensado actualizar este domingo, pero llevaba adelantado algún capítulo y pensé "¿por qué no?". ¡Y aquí estoy!
¿Qué os ha parecido?
¿Tendrá el valor Siena de pedirle una cita a Elijah o el miedo podrá con ella?
Ralen y Lorie... 😏. ¿Encajan como pareja o serían un desastre juntos?
¡Nos leemos dentro de poco!
PD: Estoy muy motivada con la próxima novela que subiré a Wattpad. ¡Hasta creé fichas de personajes! Espero contaros un poco sobre la historia, así que estad atentas a mis redes sociales 🥰
Un abrazo enorme ✨💙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro