—¡Muy bien! Como amigas de Scootaloo diganme que es lo que creen que le gustaría en su fiesta.

—Pistas para su patineta.

—Le gusta todo que tenga que ver con riesgo pero no tanto, obviamente.

—No serán peligrosas, pero si súper divertidas. —dijo con una sonrisa.

—Mientras sean así bien, aquí tenemos una lista de otras cosas que le gustan a Scootaloo. —dijo Sweetie Belle mostrándole una hoja con dicha lista la cual Pinkie aceptó.

—Mmm... interesante...—rió.

—¿Ya leíste todo?

—Oh no, lo siento, aún no lo he leído, solo veía lo hermosa que es la hoja.

Ellas solo se miraron entre si.

Pinkie solo se limitó a leer la lista en verdad ésta vez.

—Bueno, creo que podré conseguir mucho de estas cosas. Pero para asegurarme, ¿puedo quedarme con la lista?

—Claro.

Guardó la hoja en su cabello para extrañeza de las dos niñas.

[…]

Pinkie había comenzado a conseguir las cosas para la fiesta de Scootaloo, solo faltaba el pastel y como se lo iba a ordenar a la señora Cake pensó que eso podía dejárselo para el final.

Mala idea...

—¡¿Como que no puede?!

—Lo siento querida pero estoy muy ocupada, tengo demasiados pedidos incluyendo pasteles de bodas.

—¿Tantas personas se van a casar o qué!?—la mayor la miró con el ceño fruncido—. Digo... no hay problema, supongo.

—Aún puedes pedirlo a la pastelería más cercana que está a 4 manzanas de aquí.

—Son de entrega inmediata y no son tan buenos como los suyos, y yo tampoco puedo hacer uno, esto de la fiesta ocupa mucho mi atención...

—Gracias por eso pero lamento no poder ayudarte más.

—No importa señora Cake, veré como arreglarlo.

Tengo que encontrar una forma de solución esto... todo tiene que salir bien.