—¿Segura que ya te sientes mejor mamá? No quiero irme y que después te sigas sintiendo mal...

—Estoy bien Pinkamina, mucho mejor. No te sigas preocupando que debes irte ya antes de que parta el tren.

—¡Cierto!—se despidió besando su mejilla—. Te quiero mucho, adiós.

—También te quiero, hija. Cuídate y suerte.

Asintió con una sonrisa antes de salir de su habitación y despedirse rápidamente de sus demás familiares.

—Vendré a visitarlos el próximo fin de semana, no se desharan tan fácilmente de mi.

—Lo sabemos. —murmuró Limestone antes de recibir un fuerte abrazo de su hermana.

—Lamento la discusión que tuvimos hermanita, que sepas que te quiero mucho.

—Deaj, como sea, ¿no tienes que irte ya?—preguntó cruzándose de brazos.

—Claro, claro... después hablaremos de esto mejor.

Luego de despedirse de sus hermanas, su papá la acompañó a la estación de tren antes de que partiera.

[…]

—Oh, ¿y ya se encuentra mejor?

—Sí, ya está bien señora Cake, pero igual volveré el próximo fin de semana para asegurarme.

—Que bien, y me alegro de que se encuentre mejor.

—Bueno, si me disculpa, ire a guardar mis cosas, mañana tengo que volver a la escuela...—se levantó de su asiento y se dirigió a las escaleras.

—Claro, pero... Pinkie Pie. —la llamo haciendo que se detuviera.

—¿Si?

—Una chica estuvo llamando el fin de semana, cuando pude responderle le dije que no estabas en la ciudad por ahora.

—Ya veo... ¿y para que llamaba?

—Sobre... ¿una fiesta? Lo siento, no recuerdo.

Algo hizo "clip" en su cabeza.

—N-No... se preocupe, yo me encargo de eso... Oh, ¡y gracias por cuidar a Gummy!—no espero a que respondiera y subió rápido.

La pelirosa miró a Gummy.

—¡GUMMY! ¡¿QUÉ HICE?! ¡OLVIDE LA FIESTA DE SILVER SPOON!—coloca sus manos en sus cabellos comenzando a jalarlos—. ¡No, no, no! ¿¡cómo puedo ser tan tonta!?

Sacó su teléfono de su mochila he intento prenderlo pero no tenía batería.

—¡Agh, te odio Pinkie del pasado!

[…]

Al día siguiente.

La pelirosa se escabullia por los pasillos de la escuela.

—¿Pinkie Pie?—una voz la hizo sobresaltar.

—¿Scootaloo? ¡no me vuelvas asustar así!

—Lo siento, yo solo te hable... Ahm, ¿te sientes bien?

—Por supuesto, ¿porqué la pregunta?

—Porque te estás escondiendo... ¿Tuviste un problema con alguien?

—Pues... algo así.

—Okey... por cierto, hubo una fiesta, me invitaron pero no pude ir, era la de Silver Spoon, ¿tú la organizaste verdad?

—... ¡Scootaloo voltea!

—Pinkie, no voy caer en eso.

—¡No enserio, tienes que voltear! ¡es muy importante! ¡demasiado!... ¡como Dash!

—¿Eh?—volteó.

—¡Adiós!—se fue corriendo de ahí.

Ya no se seguiría ocultando más, tenía que disculparse.

¡Que tonta! ¿¡cómo pude olvidarlo otra vez!? ¡soy una decepción para mi especie de organizadora de fiestas!