11; truth, dare, spin bottles
🌷𓏲࣪ ִֶָ﹫៹ no one's evеr had me, not like you
emmamaxwell || 10 min ago
liked by chappellroan, oliviarodrigo, billieeilish and 2.345 more
emmamxwell "fast times" disponible ahora en todas las plataformas digitales :)
See all 1,234 comments
oliviarodrigo corriendo a escucharla
↳emmamaxwell te quiero <3
billieeilish hermosa y la canción también
↳gracieabrams a la fila, chappell llegó primero
user1 que olivia comente aquí se siente ilegal
↳user2 real
sadiesink cutiee
reneerapp estoy orgullosa de ti, emm
↳emmamaxwell TE AMO
user3 ¿nueva víctima?
chappellroan 💓
user4 ESTÁ DE VUELTA
ver más comentarios...
chappellroan || 5 min ago
liked by gracieabrams, reneerapp, and 1.050 more
chappellroan corre a escuchar la nueva canción de esta polly pocket y te dará un descuento del 13% en tu próxima compra
See all 550 comments
emmamaxwell ¿qué yo voy a hacer que?
↳chappellroan silencio te estoy promocionando
mishaspace es increíble, la amo
↳emmamaxwell omg gracias 😭
user5 ¿de quién es esta cuenta?
↳user6 Chappell roan, es cantante o algo así
↳user7 te recomiendo su ep "school nights"
thomasdale 💕
user8 ¿pero si viene firmado o nah?
↳chappellroan that's a great question
user3 10/10!
oliviarodrigo mira tus dms!!
user13 ¿y el tour para cuando?
ver más comentarios...
📍Los Ángeles
noviembre, 2021
El apartamento de Emma era el reflejo de su vida: moderno y lleno de contrastes. Las paredes blancas estaban adornadas con algunas pinturas abstractas que ella misma había elegido, y la luz suave que provenía de lámparas daban un toque acogedor a la gran sala.
La ventana, abierta parcialmente, dejaba entrar una brisa cálida, filtrada por las luces de la ciudad. Desde allí, se podía ver el horizonte, una vista impresionante que siempre había sido un recordatorio de lo lejos que había llegado.
Esa noche, todo se sentía ligero, como un sueño por el que Emma había trabajado mucho. Su nueva canción había arrasado en los rankings, y el teléfono no dejaba de sonar. La gente la felicitaba, los mensajes se acumulaban. Pero en medio de todo eso, había algo que se mantenía en el centro de su mente: Chappell.
Había sido la sorpresa en su vida, una ráfaga de frescura y energía que había llegado cuando menos lo esperaba. Era un sentimiento tan raro como ver caer nieve en la playa.
—Lo lograste — , dijo Chappell con una sonrisa que no podía ocultar.
Estaba genuinamente feliz por ella, por todo lo que había conseguido.
Emma sonrió, aunque su expresión era una mezcla de gratitud y algo más profundo, algo que no podía poner en palabras. Había algo en la forma en que la miraba, algo que la hacía sentir como si fuera la única persona en la habitación, como si las demás voces se desvanecieran.
—Gracias por quedarte —, respondió, tocándose el collar que la pelirroja le había regalado. Un pequeño gesto lleno de significado. —Sin ti, no estaría aquí.
—Bueno... tienes suerte, estoy desempleada, no podría irme — musitó con diversión.
—Si lo intentas, te atare a mi — un rubor en sus mejillas apareció, que pronto fue opacado por las luces parpadeantes.
—Eso suena como una buena idea.
Todo era nuevo. Sus amigos, no sabían nada de eso. Para ellos, era solo una celebración del éxito, del momento. Pero para Emma no fue así, salir de new york y estar lejos de su familia era encontrar aire puro dentro del humo. Era, por primera vez, una versión auténtica de ella.
La mayoría estaba concentrada en la música y en las bromas, haciendo que todo pareciera ligero. Renee, se acercó con una copa en la mano.
—¿Qué tal si brindamos por Emma? —, dijo con una sonrisa juguetona — está subiendo al estrellato.
—Sí, brindemos por eso — Milo se unió, mientras chocaba su copa con la de Renee.
Emma se rió, pero no pudo evitar mirar a Chappell mientras el grupo hacía el brindis. A pesar de la risa y el bullicio, su mirada estaba fija en ella. Sentía esa electricidad en el aire, algo que las rodeaba como un velo invisible. Quería decirle tantas cosas, pero sabía que no podían hablar ahora.
No en público. No aún.
El sonido de la música cambió, pasando de un hit alegre de pop a una canción más relajada y suave.
La rubia se levantó y fue hasta la mesa donde había dejado su teléfono. Comenzó a revisar los mensajes, mientras Chappell la observaba desde el sillón. La distancia entre ellas aumentó por un momento, pero cuando volvió a mirarla, la intensidad de su mirada fue inconfundible.
—¿Todo bien? —, preguntó Roan, su voz bajando un tono, como si tratara de no llamar la atención de los demás.
—Todo perfecto —, respondió con una sonrisa que no la convenció —es solo que... mi madre dijo que vendría.
Chappell frunció el ceño. —¿Eso es bueno o malo?
—Canceló de nuevo — murmuró, bajando la mirada.
—Oh... cariño— susurró viéndola con suavidad, una de sus manos se posicionó en su espalda baja — ¿quieres ir a un lugar más privado?
Emma negó con la cabeza.
—No, no puedo dejar a los demás solos. Milo se bebió una botella completa y la ultima vez que eso sucedió, termino corriendo desnudo por la playa.
Chappell asintió, dándole una pequeña sonrisa, esa que solo Emma conocía, esa que decía más de lo que las palabras podían expresar.
—Si necesitas escapar solo di la palabra mágica, estoy a tu servicio.
La rubia soltó una suave carcajada, mientras se recostaba más sobre el brazo que estaba alrededor de su cintura. Chappell le acarició la piel descubierta en un intento de reconfortarla.
—Lo se. ¿Sabes? Me gustaría besarte tanto ahora mismo— admitió después de unos segundos, su mirada alterándose de sus labios a sus ojos.
—¿Qué te lo impide? — la miró, sus ojos reflejando una mezcla de desconfianza y deseo.
—Es... complicado — susurró mordiéndose el labio inferior.
—Lo es, pero también es lo más real que he sentido en mucho tiempo — hizo una pequeña pausa — el baño está a unos cuantos pasos...
Las mejillas de Emma se volvieron rojas al escuchar la insinuación de la mujer, se aclaró la garganta mientras empujaba suavemente el hombro de Chappell.
—Deja que todos se vayan — respondió, seguido de un guiño, un puchero se instaló en los labios de la pelirroja— un beso rápido, ¿bien? —, susurró Emma, su tono apenas audible.
Chappell se inclinó hacia la chica, pero justo cuando sus labios estuvieron a milímetros de tocar los de la rubia, ambas sintieron como si todo el aire se detuviera por un instante. El corazón de Emma latía con fuerza, y sus dedos, tensos, casi rozaron la piel de Chappell.
—Claro —, respondió, aunque su voz tembló ligeramente.
Pero antes de que pudieran siquiera llegar a intercambiar un contacto, Milo interrumpió.
—¡Esto está demasiado aburrido! ¡Vamos, chicas!
Quien en ese momento intentaba convencer a todos de hacer un juego ridículo que había recordado. Todos se agruparon alrededor de la sala de estar, pero ambas no podían dejar de mirarse en secreto, compartiendo un pequeño momento solo entre ellas.
Las dos chicas se sentaron, sus manos todavía ligeramente entrelazadas, aunque nadie parecía notar el pequeño gesto que solo ellas compartían.
El círculo estaba formado en el suelo, rodeados de vasos con bebidas y risas nerviosas, la ligera tensión de una noche típica de juegos. El rugido de la botella resonó cuando Milo la giró con energía, lanzando una mirada traviesa hacia todos antes de detenerse frente a Emma.
—Es tu turno, Emma —, dijo Milo, moviendo la botella con un gesto amplio, como si tratara de hacer el juego aún más interesante — Verdad o reto —, repitió con una sonrisa torcida, sabiendo que la presión caía sobre ella.
Emma, sentada al borde del círculo, tragó saliva, sus dedos nerviosos jugueteando con el borde de su camiseta. Sentía la mirada de Chappell sobre ella, reconociendo la calma de la otra, pero también la tensión que las rodeaba. Ese juego, con todos sus amigos presentes, no era el momento para que alguien lo descubriera.
— Verdad—, respondió con voz firme, aunque su estómago estaba hecho un nudo.
El grupo se inclinó hacia adelante, como si ya supieran que algo grande iba a suceder.
—¿Estás segura? —, Milo repitió, haciendo un gesto como si fuera a hacerle una pregunta imposible.
—Sí —, contestó con nervios.
—Bueno... —, entrecerró los ojos mientras pensaba en algo — comencemos con algo leve... ¿estás saliendo con alguien ahora mismo?
Hubo un silencio tenso. Todos sabían lo que eso significaba. Dejaba muy poco margen para la interpretación.
Emma tragó saliva, sintiendo cómo sus mejillas se ponían al rojo vivo. Su mente estaba a mil por hora, buscando alguna salida o alguna excusa, pero solo encontró a Chappell, a su lado, tranquila, casi como si no fuera un gran problema. ¿Y si alguien sospechaba? ¿Y si algo salía mal?
—Vamos, Emms —, gritó Gracie, ansiosa por ver el espectáculo. —¡No tienes todo el día!
Con los ojos fijos en Chappell, se mordió el labio, buscando una forma de no desmoronarse. Sin decir palabra, le lanzó una mirada fugaz a Chappell, un mensaje silencioso que solo ellas dos entendían. Chappell levantó una ceja, como diciendo: Hazlo rápido, antes de que alguien note algo.
—Lo hago, — con el corazón en la garganta, respondió.
—¿Quién es? — Renee se inclinó hacia adelante, una de sus cejas alzadas.
—Eso no venía en la pregunta— se encogió de hombros.
El grupo estalló en burlas, pero en su mundo todo desapareció. El aire pareció espeso durante un segundo.
—Esto sí lo vi venir, pero no tan rápido.
Chappell, sin perder la compostura, sonrió suavemente, pero había algo en su mirada que decía que habían sobrevivido. El calor en sus rostros no se disipó. Los demás no parecían sospechar nada, pero esa fue una línea muy fina que ambas cruzaron.
Se forzó a sonreír, un tanto incómoda. Giró la botella sin pensarlo demasiado, manteniendo los ojos en el suelo mientras sentía la mirada expectante de Chappell. Por un momento, el giro de la botella se hizo eterno, hasta que finalmente se detuvo. El destino era el rostro de Thomas.
Emma dejó escapar un pequeño suspiro de alivio, aliviada de que no hubiese tocado a Chappell. Sin embargo, el tono juguetón de la ronda no se desvaneció.
—Ahora, ¡besa a alguien del grupo! ¡Eso es lo justo! — , exclamó Milo, aplaudiendo con fuerza.
—Ni siquiera le pregunté si quiere verdad o reto.
—¡Claro, claro! — , el chico miró a Emma con una sonrisa aún más amplia, como si hubiera ganado algún tipo de victoria.
—Vamos, Thomas, que todos estamos esperando —, dijo Gracie con tono burlón.
—Reto — afirmó después de unos segundos.
Los ojos de Milo se iluminaron, era notorio el nivel de alcohol que había en su sistema.
—¡Besa a la persona que te guste! — exclamó riendo.
—¡Milo! Yo tengo que poner el reto — Emma reprochó con un puchero.
—Ya, está bien.
Thomas asintió rápidamente, sonrojado. Por un instante pensó en besar a Emma, pero las cosas entre ellos no habían terminado de la mejor manera. Emma lo había sacado de su vida con rapidez, sabía que no era el momento adecuado.
Se inclinó para dar un beso rápido en la mejilla de Milo para salir del paso, pero sus ojos se deslizaban hacia Emma, que lo observaba en silencio.
Renee soltó una carcajada girando la botella con energía para que el siguiente reto cayera rápidamente sobre alguien.
—A ver quién se atreve ahora.
La botella giró con fuerza, dando vueltas antes de detenerse frente a Gracie, que miraba expectante, una sonrisa amplia en su rostro.
—Gracie, es tu turno. ¿Verdad o reto? —, preguntó Renee, recostándose hacia atrás y cruzando los brazos como si estuviera organizando un gran evento.
Gracie no dudó ni un segundo.
—¡Reto! —, exclamó.
—Aquí va uno fácil —, un brillo travieso apareció en los ojos de Renee. — Tienes que darle un abrazo a la persona que esté más lejos de ti en este momento... y aguantarlo durante diez segundos.
Gracie miró alrededor, evaluando a todos, y luego se detuvo en Thomas, que estaba a un lado, casi aislado del resto del grupo. Era la persona más tranquila y distante en ese círculo.
— ¡Tú! —, dijo Gracie, apuntando a Thomas, quien levantó una ceja, sin comprender bien la jugada.
— ¿Por qué siempre a mí? —, respondió con tono de broma, levantándose lentamente de su lugar.
—Porque eres el que menos grita en este juego, y necesito un abrazo largo —, contestó mientras se acercaba con una sonrisa amplia.
Los demás comenzaron a reír y a contar los segundos en voz alta mientras Gracie abrazaba a Thomas, quien intentaba no reírse, pero se veía claramente incómodo con la situación.
Emma y Chappell se miraron en silencio. La tensión entre ellas no desaparecía, pero ambas intentaban mantener la calma.
—Apuesto veinte billetes a que esos dos terminan juntos — la rubia susurró cerca de su oído.
—No lo creo, Thomas parece un poco afrutado — respondió riendo.
—¿Por que crees eso? — preguntó con una ceja alzada, Chappell se encogió de hombros, dejando que una de sus manos se posara en el muslo de la contraria.
El toque fue fugaz, casi como un fantasma.
—¿Ya pasó el tiempo? —, cuestionó Thomas interrumpiendo su conversación cuando los diez segundos finalmente terminaron, liberándose de Gracie.
—Eso fue extraño —, dijo Milo, soltando una carcajada mientras se recolocaba en su lugar.
La botella volvió a girar, esta vez hacia Chappell, quien parecía un poco más callada que el resto. Emma podía ver que el nerviosismo comenzaba a cernirse sobre el grupo, como una sombra. El juego se estaba poniendo más extraño con cada turno.
—Tu turno, Chappell —, dijo Gracie, sin perder tiempo, señalando a la chica a su lado.
Chappell, que había estado mirando todo el tiempo a Emma, se obligó a apartar la mirada. Todos los ojos estaban sobre ella mientras Gracie pensaba en que reto le pondría.
—¿Verdad o reto?
La tensión en el aire se volvió palpable. Las risas cesaron por un momento, pero Chappell, sonrió suavemente.
—Reto — suspiró con exageración, pero no dudó ni un segundo.
—Te voy a dar uno divertido: Casar, besar o matar, pero solo con las personas de este grupo.
Thomas se inclinó hacia adelante, claramente emocionado por el giro que tomaría el juego. Chappell miró a Emma con una leve sonrisa. No necesitaban más palabras. Chappell extendió la mano hacia Emma.
—Me caso con Emma, mato a Thomas y te beso a ti—, dijo con una sonrisa juguetona.
Emma la miró, un tanto desconcertada, pero vio en los ojos de Chappell una seguridad que la tranquilizó. Lo que empezaba como un reto se convirtió en un acto de complicidad que sólo ellas entendían.
—Me siento halagada — Gracie no pudo evitar soltar una risa nerviosa.
—¿Eso no es un poquito... extra? —, preguntó Thomas, levantando una ceja.
—No, no, solo están siguiendo el reto —, dijo la castaña, aguantando la risa.
—¿Pero no están...? —Thomas comenzó, mirando a sus amigas con curiosidad.
—Lo que importa es que están divirtiéndose —, Milo intervino antes es que pudiera terminar, dándole un giro de cabeza a la situación. —No hay nada de malo en eso.
El círculo estalló en carcajadas, pero Emma no pudo evitar sentir una mezcla de alivio y temor. Nadie había sospechado, al menos no en ese momento.
—¡Siguiente! —, dijo Renee, sin dejar que el ambiente se calmara —Esto está siendo más divertido de lo que pensaba.
Sin embargo, justo antes de que pudieran decir algo, Emma vio que la botella giraba de nuevo, esta vez apuntando directamente hacia ella.
El destino parecía estar jugando con ellas. Chappell, al igual que Emma, sintió el peso de los ojos sobre ella, pero no se inmutó.
—Parece que la botella tiene algo por ti — , dijo con voz baja pero llena de complicidad.
Emma, al borde del pánico, se obligó a sonreír y luego, casi en un susurro, respondió: —¿Tú crees?
El círculo se hizo más pequeño a su alrededor, pero nadie parecía notar el estremecimiento entre ellas. La risa de Renee rompió el silencio incómodo.
—Verdad o reto.
Emma no dudó.
—Reto —, dijo rápidamente, pero su voz sonó un poco más grave de lo normal.
—Te toca algo interesante —, dijo Milo, mirando a los demás con complicidad —tienes que darle un piquito a la persona que más te guste en este círculo.
—¿Que es esto? ¿La escuela secundaria?
El círculo se quedó en silencio por un segundo. Emma tragó saliva. Sabía lo que eso significaba. Sabía lo que los demás pensarían si se acercaba Chappell, si cumplía el reto de manera directa. Si había algo que no podían permitir, era que alguien sospechara.
Tal vez este era el momento en que todo saliera a la luz. Tal vez no tenían por qué ocultarlo más.
Sin embargo, su cuerpo no reaccionó como esperaba. Con una calma sorprendente, se levantó, se acercó a Thomas, que estaba a su lado, y le dio un rápido beso en la mejilla.
—Ah, ya está —, dijo, riendo levemente, y se sentó de nuevo junto a la pelirroja — nada de qué preocuparse.
Todos estallaron en risas y aplausos, pero Chappell sintió una mezcla de alivio y decepción. Era obvio que no quería que su relación quedara expuesta, pero ¿hasta cuándo podrían seguir así?
—Nunca había visto un beso tan rápido, — dijo la rubia riendo, mientras la botella volvía a girar.
Intercambiaron una mirada que decía más de lo que cualquier palabra podría. Había algo en el aire, una promesa tácita de que, aunque estaban jugando, no podían seguir ocultando lo que ya todos estaban comenzando a sospechar.
La incomodidad entre ambas era notable, Emma intentó sostener la mano de Chappell, sabía que quizá estaba enfadada, sin embargo justo cuando fue a tomarla, la pelirroja la retiró abruptamente.
—¿Estas molesta? — cuestionó, sus ojos viendola con una calma inexplicable.
—Hablemos después de esto ¿bien?
Emma forzó una sonrisa bajo la atenta mirada de Renee, y cuando finalmente la botella pasó a otra ronda, Chappell la miró con una expresión que nadie más pudo leer, pero que Emma entendió perfectamente.
—Renee, ¿verdad o reto? — preguntó Milo, con la botella aún girando en sus manos.
—Verdad — , respondió Renee rápidamente, casi demasiado rápido.
—¡Oh, wow! Esta es buena —, dijo, mirando a los demás con una expresión de satisfacción —Renee, tienes que decirle a la persona que más te guste en este círculo por qué te gusta.
El grupo quedó en silencio por un momento. Quería huir y esconderse en los brazos de la pelirroja.
Renee miró a todos los presentes, sus ojos pasaron de Gracie a Thomas, y luego se encontraron con Emma y Chappell. Un leve sonrojo apareció en su rostro, y por un segundo, Emma pudo sentir que el ambiente se volvía más tenso.
Nadie sospechaba lo que había entre ellas, pero, en el fondo, ambas sabían que era solo cuestión de tiempo. Los ecos de una noche de fiesta aún persistían en sus voces y risas, mientras el aire de la sala se llenaba del leve olor a alcohol y el sonido de las conversaciones cruzadas.
— ¿Todo listo para la película? — preguntó Emma, soltando una risa nerviosa mientras se acomodaba en el sofá.
— ¡Estoy listo! — grito Milo, sosteniendo una botella de vino casi vacía en una mano y un tazón de papas fritas en la otra.
— ¿Por qué siempre traes papas y no palomitas? — pregunto Renee, quien tenía una cerveza en la mano, mirando a Milo con una sonrisa torcida.
— Son mejores — respondió riendo, chocando su botella contra la de ella.
Emma, que estaba sentada junto a Chappell, se río al ver a sus amigos balanceándose de un lado a otro.
— ¿Están listos para ver algo o necesitamos unos minutos más para desintoxicarnos? — cuestionó Chappell, sonriendo mientras se acomodaba junto a su chica.
— Nada de desintoxicación, Chappell — dijo Gracie, que había entrado casi de manera descontrolada, tambaleándose hasta el sofá. — Es película, comida y caos, eso es todo lo que necesitamos
Thomas, que los había observado con una sonrisa divertida desde el rincón, se echó hacia atrás en el sofá, dispuesto a disfrutar de la noche.
—¿Todos tranquilos? Ya le voy a dar play.
En cuanto la película comenzó a cargar, todos los ojos se centraron en la pantalla.
— ¿Están seguros de que esta es la mejor opción? — cuestionó Milo, mientras mira el nombre de american pie en el televisor. — Hace mucho que no la veo.
—Es la que menos nos hace pensar — Gracie le dio un codazo a Renee, quien estaba buscando algo más cómodo que su asiento.
La sala se quedó en un silencio expectante. Milo se abrazaba a las almohadas, y Renee se movía estirándose sobre las alfombras del suelo. El sonido envolvente lleno la habitación.
— ¿Qué tal, va bien? — Gracie pregunto en voz baja, mirando a Milo.
— Sí, sí... está bien — respondió, pero su tono no estaba convencido del todo.
Emma se río lanzándole un cojín. — ¡Dale tiempo, no seas tan crítico!
A medida que la película tomaba ritmo, la conversación se iba apagando, solo interrumpida por las carcajadas compartidas o algún grito de sorpresa.
— ¿Y qué tal si la próxima vez elegimos algo con más acción? — propuso Thomas, rompiendo el silencio con tono juguetón.
Antes de que alguien pudiera responder, Milo y Renee se levantaron casi al mismo tiempo, con un brillo travieso en los ojos.
— ¡Vamos por más palomitas!
—No, no, ustedes quedense aquí — Emma negó repentinamente mientras se levantaba, los dos chicos asintieron sentadose de nuevo, como niños regañados.
La rubia le dio una mirada a la chica pelirroja, casi instándola a seguirla.
—Te acompañó — Chappell se deslizo de su asiento, tambaleandose hacia la cocina siguiéndola.
— Perfecto, así al menos podremos respirar un rato sin escuchar todo este ruido — respondió con tono divertido.
Thomas se levanto dando un salto, casi tropezando con el sofá derramando parte de su bebida.
— ¡No! — exclamo Gracie, levantándose rápidamente de donde estaba estirada con un tazón de palomitas que casi cae al piso — ¡Me mojaste la camiseta, Thomas!
— Tranquila, tranquila, yo lo limpio — respondió él, como si eso fuera suficiente.
Emma y Chappell se miraron con diversión. La puerta cerrada, la habitación en silencio. La pelirroja se acercó a Emma, con una suavidad que solo ella sabía transmitir.
La luz cálida de la cocina las rodeo, creando un contraste con la animada sala llena de risas. El ambiente era más tranquilo, más pausado. El sonido de la película llegaba débilmente desde el pasillo, pero en la cocina todo estaba en calma, excepto por el suave sonido de las bolsas de bocadillos siendo abiertas.
Chappell se apoyó contra la mesa mientras observaba a Emma sacar de la despensa algunas bolsas de galletas y una barra de chocolate.
—A veces me gusta estar así... solo nosotras, sin todo el desmadre de la sala — dijo la rubia con una sonrisa pequeña, mirando a Chappell con suavidad mientras organizaba las cosas.
— Yo también — respondió, dando un paso hacia ella, con un gesto tranquilo. — Es como si todo fuera más... real.
Emma la miró, sorprendida por la sinceridad de sus palabras. Chappell siempre tenía un toque de humor incluso en los momentos más serios, así que ese tono relajado la hacia sonreír aún más.
— Es divertido. Siempre estamos rodeadas de personas, pero cuando te miró parece que todo lo demás desaparece — colocó las galletas sobre la mesa y se giro hacia Chappell, mirándola fijamente — se siente como estar en la escuela de nuevo.
Chappell la observo en silencio por un momento, con una sonrisa que apenas se asomaba en sus labios. Se acerco un poco más y tomo una de las barras de chocolate, quebrándola en dos con un gesto lento, casi pensativo.
—Ya no quiero que sea un secreto —, susurró, tomando la mano de la rubia con firmeza, como si su toque le diera la seguridad que necesitaba.
Emma se acercó más, sus rostros casi rozándose.
—Y yo no quiero que lo sea, pero necesito tiempo.
Chappell asintió, sonriendo con esa dulzura que la caracterizaba.
—Lo tendrás. No te voy a obligar a hacerlo.
Emma sonrió, sabiendo que, a pesar de todo lo que pudiera venir, siempre sería su refugio.
— Gracias, — respondio con suavidad, su tono era más cálido, como si estuviera dejando atrás la fachada del caos — creo que nunca me había sentido así con nadie.
Por un momento se sintió como si la cocina se hubiera vuelto un pequeño refugio, donde el mundo exterior perdía su importancia. Se sintió como en casa, en ese espacio tan familiar, con las luces bajas y el olor a chocolate que empezaba a llenar el aire.
Sin pensar demasiado, Emma tomo una de las piezas de chocolate y se la extendió a Chappell, quien la acepto con una sonrisa pequeña, se dejo caer en el borde de la mesa, cerca de ella.
La más baja saltó, deslizandose para sentarse en la barra de mármol.
La cercanía era reconfortante, pero al mismo tiempo, había calma compartida entre las dos, una intimidad que las rodeaba sin necesidad de palabras.
—¿Quieres hablar de lo ocurrido hace unas horas? — preguntó, recordando la mirada decaída de la joven.
Sabía que de lo cercana que era la rubia con su madre, como siempre hablaba de ella. "Mamá hizo pastel de fresa" "Mamá dice que nada bueno pasa a media noche" "¿Viste lo que mi madre me envió?" Fueron unas de las pocas frases que había escuchado a lo largo del tiempo que estuvieron juntas.
Podía jurar que Vivienne era un tipo de diosa frente a los ojos de Emma.
—No lo se, no hay mucho que decir. Últimamente está muy ocupada — respondió con una mueca.
Chappell podía ver sus ojos tristes.
—Renee me pregunto por qué estaba viviendo contigo, — murmuró caminando el tema.
—¿Qué le dijiste? — ladeó la cabeza, viéndola con intriga.
—La verdad. Soy una desempleada que te cocina todas las mañanas — dijo con tono burlón. Emma soltó una pequeña risa mientras la golpeaba en el pecho — ¡Oye! Eso es maltrato.
—Creí que te gustaba — susurró, rodando los ojos.
Chappell se llevó la mano al pecho con falsa resignación.
—En otras circunstancias, probablemente.
—Lo tendré en cuenta— le guiñó el ojo, bajando la mirada al suelo unos segundos— tu madre dijo que podíamos pasar navidad en su casa... — comentó con una vocecita.
La pelirroja la miró confundida. Hubo unos segundos de silencio, hasta que todo hizo clic en su cabeza.
—Oh... ¿quieres conocer a mis padres? — sus labios se alzaron bobamente.
—Solo quiero saber, de dónde proviene tu raro acento —murmuro Emma, sin quitar la mirada de los ojos de Chappell.
Chappell, con la mirada fija en Emma, asintió lentamente con diversión.
—En otras palabras, quieres conocer a mis padres — respondió, la rubia asintió— si quieres venir conmigo, entonces te llevaré.
Emma se sintió en paz con esa afirmación, y por un segundo, el ruido del resto del grupo parecio desvanecerse completamente. No había caos, no había risa estruendosa, solo las dos en esa pequeña burbuja de tiempo compartido, donde las palabras sobraban.
— ¿Volvemos antes de que esos desastrosos terminen con todo? — pregunto Emma, con una ligera risa mientras miraba el chocolate en sus manos.
— Solo un segundo más — suplicó, acercándose para robarle un beso fugaz en la mejilla — aún no me das el beso que me prometiste.
Emma sonrío, tomando un poco más de chocolate.
—Ven aquí — alzo una de sus manos, para acercarla por el brazo.
Chappell se giró posicionandose entre sus piernas, con delicadeza colocó una de sus manos en la cintura de la chica acercandola a ella lo más que el espacio le permitía, la otra se fue directamente a su muslo.
Los brazos de Emma se envolvieron delicadamente en los hombros de la joven.
—No hagas ruido, tus amigos están cerca.
Sabia que, aunque el mundo exterior siga girando con todo su bullicio, siempre habrá momentos como ese para ellas, pequeños y tranquilos, como una pausa en medio de la tormenta. Con lentitud acerco su rostro al de ella.
El beso fue lento, sin apresurarse, un pequeño beso inocente que demostraba más de lo que podían describir. El leve sabor a vino aún estaba presente en los labios de Emma, el aroma a vainilla inundó sus pulmones.
Se separaron con la misma prisa con la que inició.
—¿Qué pensaste de mi el día que me conociste? —murmuró sobre sus labios, mirandola con una sonrisa.
— Sabía lo que quería, y cariño, lo conseguí— Chappell se encogió de hombros, antes de acercarla a otro beso.
it's me 👻
mis lesbianas ya están juntas 🤧
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro