Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

08; just a coffee

🌷𓏲࣪ ִֶָ﹫៹but i'd rather feel something than nothing at all










La semana siguiente transcurrió lentamente para Emma, como una película que se repetía sin cambios. Los compromisos seguían apilándose uno tras otro. Las grabaciones de las nuevas canciones, las entrevistas y los compromisos sociales se sucedían en un torbellino constante.

Pero, en el fondo, algo había cambiado en Emma. Cada vez que veía el teléfono, cada vez que se cruzaba con un mensaje de Chappell o una notificación en redes sociales, un nudo aparecía en su estómago.

Es solo una amiga, se repetía, una y otra vez, tratando de convencerse. Pero las conversaciones, las miradas que compartían, las sonrisas cómplices... todo eso estaba empezando a ser más difícil de ignorar.

Chappell había entrado en su vida como una ráfaga de aire fresco, primero como compañera de algo que ni siquiera podía recordar y luego como una amiga que, en un corto periodo de tiempo, había logrado algo que ninguna otra había conseguido: desestabilizar el control que Emma creía tener sobre sus emociones.

La conexión entre ellas había sido inmediata. Los momentos que compartían, aunque breves, siempre la hacían sentir viva, como si su mundo perfecto hubiera comenzado a desmoronarse, para bien o para mal.

Pero no podía permitírselo. No podía dejar que esa chispa se convirtiera en fuego. No podía dejar que los sentimientos que había guardado durante tanto tiempo salieran a la luz. Emma había aprendido a su manera que las emociones no siempre eran algo seguro, sobre todo cuando se trataba de algo tan confuso y peligroso como lo que sentía por Chappell.

Esa mañana, al ver el mensaje de Chappell en su teléfono, Emma frunció el ceño antes de abrirlo.

"¿Te gustaría salir esta noche? Un poco de aire fresco, una bebida, una charla sin cámaras... Lo que necesites. Aquí estoy."

Emma apretó el teléfono con más fuerza de la necesaria, como si pudiera controlar algo tan intangible como sus propios sentimientos con solo apretar la pantalla. Sabía que la invitación era inofensiva, lo sabía.

Chappell nunca había cruzado los límites de lo que ambas habían acordado: una amistad. Pero la amistad no se sentía así. No se sentía como lo que Emma había imaginado que era una amistad. No cuando cada palabra de Chappell la hacía latir el corazón con más intensidad de la que Emma se atrevía a admitir.

Una amiga, se repitió en su mente. Solo una amiga.

Con un suspiro pesado, escribió de vuelta. "Claro, suena bien. Nos vemos a las 8, en mi apartamento ¿esta bien eso?."

Los tres puntos aparecieron en la pantalla, los segundos parecieron horas.

"Claro, te veo ahí"

Cuando llegó la noche, Emma se encontró de pie frente al espejo de su armario, observando el reflejo de la mujer que el mundo conocía.

¿Por qué no puedo ser como las demás?, se preguntó, mirando su reflejo en el espejo, alzando la barbilla con una sonrisa forzada. Se había acostumbrado a esa imagen de ella, pero algo dentro de ella no encajaba.

La mujer perfecta, sonriente, inalcanzable. La mujer que no podía permitirse sentir lo que sentía por Chappell. Algo que Emma nunca había esperado de sí misma: una atracción que no sabía cómo manejar.

Se arregló con cuidado, eligiendo un vestido sencillo. No demasiado provocativo. No podía permitir que nadie pensara que algo más estaba sucediendo, si es que salían de su apartamento. Ni siquiera Chappell, que probablemente estaba esperando lo mismo que ella: una salida inocente, una conversación que las mantuviera en el terreno seguro de la amistad.

Su casa estaba tranquila, como siempre. El sonido de la puerta la hizo sobresaltarse y, casi al instante, se dirigió hacia la entrada, apareció con una sonrisa que hizo que el mundo de Chappell se desmoronara un poco más.

—¡Hola! —dijo, en cuanto abrió la puerta con esa energía que siempre la rodeaba, la misma que Emma encontraba tan irresistible.

—Hola —respondió Emma, sintiendo un cosquilleo en el estómago.

La invitó a pasar y, en cuanto entraron, el ambiente relajado de la casa pareció envolverlas. Chappell se veía cómoda, con una camiseta y jeans, la misma ropa que Emma había visto tantas veces, pero que hoy le parecía de alguna manera distinta. Como si la mirara de una forma más intensa, más cercana. notó de inmediato la calma en el rostro de Chappell. Era esa calma a la que Emma siempre se aferraba, esa apariencia tan serena y controlada que la cantante emanaba sin esfuerzo.

—¿Te apetece algo? —preguntó mientras se dirigía hacia la cocina.

Chappell la siguió, luchando contra el impulso de simplemente decir lo que sentía. Pero no podía. No podía arriesgarse a perderlo todo, incluso si solo se trataba de una amistad.

—No, estoy bien —dijo, aunque lo que realmente quería era desaparecer en la conversación, en ese pequeño refugio donde no tuviera que enfrentar la verdad.

—Ya que estas aquí, quiero que conozcas a alguien, de hecho... a dos alguien — sus ojos brillaban mientras hablaba.

Chappell arqueó una ceja, curiosa.

— ¿De verdad? — preguntó, con una sonrisa juguetona. — ¿Qué sorpresas me tienes?

Emma la guió hacia la sala de estar, donde los dos gatos descansaban sobre un sillón. Al ver a Chappell entrar, Willow, el gato de pelaje gris claro, levantó la cabeza lentamente, pero no se inmutó mucho. Ivy, en cambio, una gata de pelaje beige, saltó rápidamente del sofá y se acercó a la cantante.

— Este es Willow — dijo Emma señalando al gato tranquilo. — Y esa, es Ivy. Es un poco más... intensa.

Chappell se agachó cuidadosamente, dejando que Luna se acercara a ella. La gata olfateó sus manos antes de frotarse contra sus piernas, buscando atención.

— Hola, pequeña — murmuró, acariciando a Ivy con suavidad. La gata ronroneó, frotándose más contra su nueva amiga.

Emma observaba la escena desde un costado, una sonrisa ligera en los labios. Sabía que Chappell tenía una conexión especial con los animales, y era encantador ver cómo la gata, con su actitud arisca hacia los extraños, rápidamente se relajaba a su lado.

— Se ve que te llevas bien con ella— comentó, caminando hacia el sillón y sentándose mientras observaba a las dos con una mezcla de admiración y alegría. — Ella es un poco selectiva, pero te ha aceptado.

Chappell levantó la vista hacia Emma, sus ojos brillando con una mezcla de ternura y diversión.

— No me sorprende — respondió, sonriendo de manera un tanto tímida. — Siempre he tenido una especie de... conexión con los animales. Y tú... también me haces sentir como en casa.

Emma sintió cómo su corazón dio un pequeño vuelco ante esas palabras. No podía evitarlo, siempre había tenido una admiración profunda por Chappell, y algo en su manera de ser la atraía de formas que no podía explicar. Pero en ese momento, con la suavidad del ronroneo de Ivy de fondo y el calidez de la conversación, Emma no pudo evitar sentirse tranquila.

— Me alegra que te sientas así — dijo la rubia, sonriendo de manera suave, sintiendo una chispa de emoción. — Yo también disfruto cuando estás cerca.

Chappell levantó la vista, sus ojos fijos en los de Emma por un momento, como si buscando algo más allá de las palabras. No fue hasta que Willow saltó al regazo de Emma que la atmósfera se suavizó, y Chappell, sonriendo, se levantó.

Ambas se sentaron en el sofá, y la charla comenzó con banalidades. comenzando a hablar de todo y de nada, como siempre hacían. Las palabras fluían con naturalidad, como si nada hubiera cambiado, pero en el fondo, Emma sabía que todo había cambiado.

Cada palabra de Chappell se sentía como una caricia, cada mirada un recordatorio de lo que debía esconder. Emma sentía cómo sus pensamientos se volvieron más pesados, más claros. El nudo en su estómago no desaparecía. Chappell estaba cerca, y algo en su presencia hacía que el mundo se redujera a un espacio más pequeño, más denso.

—¿Has estado trabajando en algo últimamente? —preguntó Chappell, mientras observaba a Emma con atención.

Emma asintió, mirando el juguete de gatos en su mano.

—Si, todo va bien, va mejor de lo esperado. Pero... ¿sabes? Las grabaciones siempre son un caos. Todo el tiempo estás... en una especie de sueño, sin saber qué es real y qué no.

—Te entiendo. Todo está lleno de expectativas, pero a veces ni siquiera sabes si estás siendo tú misma — sonrió con una ligera comprensión.

Emma la miró fijamente. Había algo en los ojos de Chappell que siempre la desarmaba, algo que la hacía sentir que no podía ocultarse. Como si pudiera ver a través de ella, como si pudiera leer sus pensamientos, aunque nunca lo dijera en voz alta.

—¿Tú ya conseguiste otro contrato discográfico? — cuestionó, alzando una ceja.

Los ojos de Chappell se iluminaron, una sonrisa se encontró en sus labios.

—No es un contrato, pero... Dan Nigro me contactó hace unos días — respondió con entusiasmo — quiere que grabemos mi nuevo disco.

—¡Oye! — Emma expresó, abriendo la boca con asombro — eso es genial ¿que le dijiste?

—Aún no eh aceptado, quiero parecer misteriosa, ya sabes, tipo 'dejame ver mis opciones' — bromeó, Emma soltó una carcajada — pero el primer sencillo ya está listo para ser lanzado.

—Has estado ocupada ¿eh? — dijo con una sonrisa, golpeando suavemente su hombro — estoy muy feliz por ti, parece que las cosas están mejorando.

—Lo están. Llevo casi tres años en esto y cada dia perdía un poco más la fe — asintió, tratando de bromear, sin embargo Emma pudo notar la vulnerabilidad en su voz.

—Lo importante es que al final... todo se aclara, ¿no? —dijo, casi sin pensarlo. Más bien como una forma de convencerse de que todo estaría bien, de que sus sentimientos no tenían importancia.

Chappell no dijo nada de inmediato. En lugar de eso, dejó que el silencio flotara entre ellas, como si también estuviera procesando las mismas palabras, las mismas emociones no dichas.

Finalmente, Chappell rompió el silencio, pero con una suavidad que casi hizo a Emma sentirse culpable.

—¿Sabes? A veces pienso que estamos demasiado centradas en lo que el mundo espera de nosotras. Pero... ¿quién dice que tenemos que seguir ese guion?

Emma desvió la mirada, temerosa de lo que las palabras de Chappell pudieran desatar. No podía dejar que eso fuera una invitación. No podía dejar que las emociones se desbordaran, no cuando lo único que podía ofrecerle a Chappell era una versión de sí misma que no era completa.

—Quizás, pero... es complicado —respondió, bajando la mirada hacia su bebida. —A veces las cosas no son tan simples.

Chappell sonrió, una sonrisa que, aunque suave, mostraba una comprensión que Emma no estaba lista para aceptar.

—Lo sé, Emma. Solo... ten en cuenta que, en algún momento, no tienes que seguir el guion. A veces, la mejor historia es la que decides escribir tú misma.

Emma sintió el peso de esas palabras como una carga, pero también como una verdad a la que aún no podía aferrarse. No tienes que seguir el guion. Esa frase retumbaba en su mente mientras el resto de la conversación continuaba, pero nada de lo que dijera después parecía importar tanto como esa verdad no dicha que ambas compartían.

La tarde seguía su curso tranquilo de una manera fácil, como si el tiempo se hubiera ralentizado solo para ellas,mientras se sumergían en las pequeñas actividades cotidianas. Después de recorrer la casa, charlar sobre proyectos, y reírse de anécdotas absurdas que ambas compartían sobre su vida en el mundo del espectáculo, Emma sintió que algo en su interior cambiaba, como si esa tarde fuera un susurro suave de algo que estaba por suceder, pero que aún no podía definir.

Chappell parecía estar en su mundo, pero no dejaba de mirarla de una manera intensa que Emma no podía evitar notar. Había algo reconfortante en la presencia de la chica, algo que desarmaba las defensas de Emma sin que ella lo quisiera. Pero, por más que intentaba mantener la distancia, después de unos minutos de charla ligera, se dio cuenta de que algo en la atmósfera estaba cambiando. La conexión entre ellas, aunque aún tímida y no del todo definida, estaba tomando una forma que no esperaba. la proximidad entre ellas era inevitable. Y esa tarde, algo dentro de ella no podía ya ignorarlo.

— Bueno, ¿quieres que te ayude a cambiarte de look? — preguntó, intentando desviar su atención hacia algo más concreto y tangible. — vi que habías mencionado que querías probar algo nuevo con tu cabello.

Chappell sonrió, un brillo travieso en sus ojos.

— ¡Sí! Estoy lista para hacer algo radical — respondió, su tono lleno de emoción y una pizca de humor. — Pero necesito a alguien que me diga si es una buena idea o no.

Emma se rió suavemente, sabiendo que cambiar el tono de su cabello era una de esas decisiones impulsivas que a veces las celebridades tomaban. Desapareció unos segundos por el pasillo. Cuando volvió se sentó junto a Chappell, sacando el tinte y el equipo necesario para empezar la transformación.

— Estaba pensando en un pelirrojo para ti, algo que resalte tus ojos — explicó. — Pero también podríamos ir por algo más atrevido, si quieres.

Chappell la miró con curiosidad, como si pensara en todas las posibilidades.

—¿Que resalte mis ojos? ¿O quieres hacer un experimento para saber que tanto me parezco a Ariel? — bromeó, recordando las palabras de la chica.

— Entonces... ¿vas a confiar en mí o no? — preguntó Emma. Mientras hablaba, preparaba el tinte que había elegido para el cabello de Chappell, pensando en qué tan bien quedaría con su piel clara y sus ojos tan expresivos.

Chappell la miró por un segundo, su rostro relajado pero con una pizca de diversión en sus ojos.

— Estoy en tus manos. Lo que me hagas, lo aceptaré con todo mi corazón — dijo en tono juguetón, pero también con un matiz que Emma no pudo identificar. Era como si en sus palabras hubiera algo más. Algo que estaba esperando ser dicho, pero que ambas evitaban mencionar.

La rubia resopló divertida, mientras comenzaba a aplicar el tinte en el cabello de Chappell, la conversación giró a temas más personales, como un intento inconsciente de relajarse, de hacer que las tensiones desaparecieran. A medida que las manos de Emma trabajaban, el silencio entre ellas no era incómodo, sino el tipo de silencio que se siente cómodo, lleno de pequeños gestos de confianza. Como si compartir ese momento, tan simple pero significativo, fuera en sí mismo una forma de acercarse.

— ¿Te has sentido a gusto con tu imagen últimamente? — preguntó Chappell, mirando a Emma a través del espejo que había colocado frente a ellas. — Sabes, en cuanto a tu estilo.

Emma se tensó un poco, sabiendo que la pregunta tenía más de un significado. No podía evitar pensar que tal vez Chappell veía algo más en ella, algo que no estaba preparada para admitir. Trató de mantener la conversación ligera.

— Sí, bueno, trato de no pensar demasiado en eso. Siempre me ha gustado experimentar, pero... hay algo en este estilo que me hace sentir cómoda — respondió, procurando mantener la calma.

Pero, en el fondo, Emma sabía que había algo más que la incomodaba. Chappell la hacía sentir cosas que no sabía cómo procesar. En ocasiones, sus miradas coincidían por un instante y Emma sentía esa chispa, una tensión silenciosa que no sabía cómo manejar. Aún estaba en ese momento de negación, donde todo lo que sentía no era algo que pudiera enfrentar tan fácilmente.

— ¿Te has sentido alguna vez tan... fuera de lugar? — volvió a cuestionar Chappell, su voz un poco más baja de lo normal, como si la pregunta hubiera surgido de un lugar más profundo. Emma se detuvo un momento, sorprendiéndose por la pregunta, pero luego asintió lentamente.

— Sí. A veces siento que me estoy perdiendo a mí misma, como si estuviera viviendo para los demás, para la gente que me ve y espera algo de mí. Es... raro — admitió, sintiendo que por fin podía hablar de eso sin temor al juicio. No era algo que soliera compartir, pero algo en la presencia tranquila de Chappell la hacía sentir segura.

Chappell la miró por encima del hombro, sus ojos reflejando una comprensión silenciosa.

— Yo también lo siento. A veces el mundo parece tan ruidoso, pero yo... solo quiero escuchar mi propia voz, ¿sabes? — dijo, su tono tranquilo pero lleno de una vulnerabilidad que no esperaba. — Es como si estuviéramos condenadas a ser algo que no somos, por el simple hecho de ser vistas.

Emma asintió lentamente, reconociendo en las palabras de Chappell una verdad que ambas compartían. No era solo la fama la que las había unido, sino algo mucho más profundo: esa necesidad de encontrar su propio camino, de ser ellas mismas en un mundo que las empujaba a ser diferentes.

— Sí, me pasa todo el tiempo — hablo Emma con una leve sonrisa, mirando el rostro de Chappell con más atención. — A veces pienso que si todo se desmoronara, si ya no tuviera nada de lo que se espera de mí, ¿quién quedaría? ¿Quién soy, realmente?

La conversación se interrumpió momentáneamente cuando Ivy, la gata, saltó a la mesa para olfatear los tintes que Emma había dejado allí. Ambas rieron al ver la curiosa escena, y Emma se permitió un suspiro de alivio. A veces, un momento tonto con los gatos era justo lo que necesitaba para despejar la mente.

— Ivy parece tener un sexto sentido para meterse en lo que no debe — dijo la rubia entre risas, mientras la gata comenzaba a jugar con las cosas sobre la mesa. Chappell sonrió, divertida.

— Es como si estuviera buscando algo que no puede entender. No somos muy diferentes, ¿verdad? — Chappell la miró  con una expresión que combinaba ternura y reflexión. Emma la miró por un momento largo, la risa en sus ojos aún presente, pero algo más profundo brillando por debajo.

— A veces siento que estamos buscando lo mismo, pero no sabemos qué es — asintió Emma suavemente. — Como si todo lo que hiciéramos no fuera suficiente, como si siempre faltara algo.

Las palabras flotaron en el aire, y el silencio entre ellas se alargó, más intenso que antes. Emma sintió una oleada de emociones difíciles de controlar, pero se obligó a centrarse en el tinte, en la acción. Se permitió pensar en todo lo que estaba surgiendo sin decirlo en voz alta. Pero esa carga en su pecho seguía allí.

Finalmente, después de unos minutos más, Emma terminó de aplicar el tinte. Mientras Chappell se levantaba para ir al baño a enjuagar, Emma aprovechó para pedir la comida, intentando distraerse de sus pensamientos.

— ¿Quieres pedir algo de comida? — preguntó, tratando de suavizar el ambiente. — estaba pensando en pedir algo fácil, tal vez sushi o pizza, pero no sé, lo que te apetezca.

Chappell apareció en la puerta del baño con una toalla en la cabeza, mirando a Emma con una sonrisa cómplice.

— Pizza. El sushi es demasiado... sofisticado para este tipo de tarde — dijo en tono juguetón.

Emma sonrió mientras sacaba su teléfono para hacer el pedido. Era un momento simple, pero a la vez especial. Había algo en la rutina de pedir comida a domicilio que hacía que todo pareciera más íntimo. Mientras lo hacía, sus pensamientos volvían a la cuestión de la atracción que sentía por Chappell. ¿Estaba realmente tan clara en su negación? ¿O ya había algo más que estaba empezando a admitir, incluso si no estaba lista para aceptarlo?

La comida llegó rápidamente, Emma fue a abrir la puerta para recibir la pizza. Al regresar con las cajas, la vista de Chappell sentada en su sofá, tan cómoda y relajada, hizo que su corazón latiera un poco más rápido. Pero intentó apartar esos pensamientos mientras ponía la pizza sobre la mesa.

— Aquí tienes, lo prometido es deuda — dijo Emma con una sonrisa ligera.

Chappell se inclinó hacia adelante, agradeciendo el gesto, pero sus ojos brillaban con una curiosidad que Emma no podía ignorar. Mientras ambas comenzaban a comer, la atmósfera entre ellas se cargaba de una tensión que no sabían cómo manejar. Era como si el simple hecho de compartir ese espacio estuviera creando una especie de conexión inexplicable.

Los gatos, olvidados momentáneamente, saltaron al regazo de Emma, pidiendo atención. En medio de las risas, las bromas y las conversaciones sin filtro, Emma no podía evitar sentir cómo su corazón latía un poco más rápido cada vez que Chappell la miraba. No era solo la admiración por su talento ni su belleza, era algo más: algo que comenzaba a reconocer, pero que aún no quería aceptar.

Chappell, sin embargo, parecía sentir lo mismo. En cada mirada, en cada gesto, había una tensión, una conexión que ninguna de las dos podía negar. Y, a pesar de que Emma no estaba lista para admitirlo en voz alta, algo dentro de ella sabía que ese día, esa tarde, había comenzado a cambiar algo.

— Emma... — Chappell comenzó, deteniéndose antes de continuar. — ¿Alguna vez... has sentido que estás perdiendo el control sobre algo, pero no puedes dejarlo ir?

La miró sorprendida, como si esas palabras resonaran de alguna forma con lo que estaba viviendo. Estaba tan acostumbrada a reprimir lo que sentía, a negarlo, pero las palabras de Chappell parecían reflejar lo que ella misma sentía en ese momento.

— A veces — respondió con voz suave, sintiendo una vulnerabilidad que no esperaba compartir. — Pero, no siempre sé cómo manejarlo.

Ambas se miraron por un largo momento, y aunque las palabras no se pronunciaron, ambas sabían que había algo más entre ellas. Algo que, aunque Emma no estaba lista para enfrentar, Chappell sí parecía estar dispuesta a explorar.

— Sabes... — dijo Chappell en voz baja, como si estuviera esperando el momento perfecto para decir algo importante. Emma la miró, sintiendo esa extraña sensación en el estómago, como si todo estuviera alineándose de forma inesperada. — Me alegra haber pasado la tarde contigo.

Emma sonrió, un poco más tímida de lo que le hubiera gustado.

— Yo también, Chappell. A veces es bueno encontrar a alguien con quien no tengas que fingir ser alguien más.

Hubo algo en el modo en que Chappell la miraba, en la forma en que sus palabras caían como suaves caricias que Emma no podía dejar de escuchar. No se trataba solo de su amistad. Había algo más. Algo que había estado negando por semanas. Y aunque lo trataba de esconder detrás de las sonrisas y las frases calculadas, sabía que sus sentimientos por Chappell no iban a desaparecer tan fácilmente.

Necesitaba hablar, necesitaría escuchar algo, cualquier cosa que la ayudara a poner en orden lo que sentía. Al principio, pensó en simplemente en soltar una indirecta, pero al final se dio cuenta de que tenía que enfrentarlo cara a cara. Su corazón latía más rápido a medida que se acercaba al lugar.

De repente, Chappell dejó de hablar. La mirada de Emma se desplazó hacia ella, encontrándola fijamente observándola. Aquella tensión en el aire era palpable, y fue como si todo lo que Emma había intentado esconder hubiera decidido finalmente salir a la luz.

—Oye... —dijo Chappell, con una suavidad que hizo que el corazón de la rubia latiera aún más rápido—. ¿Estás bien? Pareces... distante.

La rubia tragó saliva, sintiendo cómo las palabras se atoraban en su garganta. Se inclinó hacia atrás en el sofá, dejando escapar un suspiro pesado.

—No... no estoy bien —respondió finalmente. Su voz sonó más frágil de lo que esperaba, como si finalmente dejara escapar el peso de sus emociones.

Chappell la miró con atención, pero no dijo nada de inmediato. Solo la observaba, como si esperara que ella misma dijera lo que sentía.

Desvió la mirada, buscando las palabras. Pero no sabía cómo empezar, no sabía cómo poner en palabras lo que había estado guardando por tanto tiempo. Sabía lo que sentía, pero no podía admitirlo en voz alta. No podía porque temía que todo se desmoronara.

—Es solo que... —comenzó, su voz un susurro—. Es solo que siento que estoy perdiendo el control de lo que siento por ti. Y... no sé qué hacer con eso.

Chappell no dijo nada de inmediato. Su expresión cambió, pero no se alejó ni retrocedió. En cambio, su rostro reflejó una suavidad que Emma no esperaba. Fue como si, por un segundo, todo el ruido de la ciudad desapareciera y solo quedaran ellas dos, en ese espacio íntimo.

—Escucha... —susurró, acercándose un poco más—. No tienes que hacer nada. Solo... puedes ser honesta contigo misma.

La honestidad. Eso era lo que Emma necesitaba, pero también lo que más temía. La honestidad le exigía enfrentarse a lo que siempre había tratado de evitar. A la idea de que, tal vez, no solo estaba atraída por Chappell como amiga. Era algo mucho más profundo, algo que no encajaba en el guion que ella misma había creado.

—Es difícil... —murmuró, mirando a Chappell con una mezcla de frustración y vulnerabilidad—. Toda mi vida he vivido bajo un guion que... que no sé cómo romper.

Chappell la miró con comprensión. No hubo juicio en su mirada, solo una calma reconfortante que Emma había estado buscando sin saberlo.

—No tienes que seguir el guion, Emma. A veces, las historias más bonitas son las que no seguimos.

Emma cerró los ojos por un momento, tratando de ordenar sus pensamientos. La confusión, la tensión, la atracción... todo se estaba desbordando. Sentía que estaba a punto de caer en algo que no podía controlar, pero al mismo tiempo, una parte de ella sabía que esa caída era inevitable.

—No sé qué hacer... —susurró, dejando escapar una pequeña risa nerviosa. —tengo miedo de lo que esto significa. Tengo miedo de... perderlo todo.

—No tienes que perder nada —respondió suavemente, con una sinceridad que atravesó todas las barreras que Emma había levantado durante tanto tiempo.

Y en ese momento, mientras las palabras flotaban en el aire, Emma supo que no podía seguir huyendo. Sus sentimientos, sus deseos, todo lo que había estado ocultando, ya no podía ser ignorado.

El primer paso estaba dado: aceptarlo, aunque fuera aterrador.































Instagram

emmamaxwell | 10 min ago

● ○ ○

○ ● ○

liked by gracie abrams, and 368, 369 others
emmamaxwell me and the girls <3

Ver los 1.234 cometarios

mishaspace necesitamos salir juntas 😩
emmamaxwell por favor i need
user2 ariana what are you doing here??

milomanheim falte yo
emmamaxwell eso que

user1 familia tradicional, como dios manda

gracieabrams pero nunca adoptaría un gato, ojo
chappellroan un pequeño fallo en la matrix
user3 cuando se hagan novias nos hacemos los sorprendidos

billieeilish soltera, casada, comprometida o viuda?
emmamaxwell guess 🫦

user4 my gays moms

userxo oigan y thomas
thomasdale yo soy el tío cool

goodlib quien es ellaa 😭

ver más comentarios...















chappellroan | 5 min ago

● ○

○ ●

liked by emmamaxwell, and 348, 269 others
chappellroan polly pocket house

Ver los 1.234 cometarios

emmamaxwell cumplido u ofensa?
chappellroan cumplido cariño
gracieabrams lo dio todo

thomasdale me siento como el hijo excluido de la familia 😔
chappellroan es que eres rarito

user1 echala por qué la tenemos que compartir entre todos 🫦

reneerapp reunion de gays

user2 no se si quiero ser chappell o emma
user3 son pareja?
user4 worse

mishaspace desde cuando eres pelirroja??
chappellroan desde hoy

user4 en donde se compra una como
la rubia?

ver más comentarios...
















































it's me hi
ya se esta dando cuentaa y estamos a nada de terminar con el acto 1 😭 gracias por todo el apoyo que le están dando, las tqm

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro