02; it's just the way you are
🌷𓏲࣪ ִֶָ﹫៹ so keep on pretending, pretty girl
pretty girls + milo
( emma, gracie, renee, milo )
milo
si me dicen en donde
está emma, les digo
que canción son 😆
renee
gracie
me siento excluida
no entiendo de qué
hablan
renee
storytime por priv
btw no se suponía
se iría contigo?
milo
su papá me va
a cancelar
gracie
que bueno
por pendejo
milo
y esa agresividad
a qué se debe
renee
eres hombre que
más puedo decir 💆♀️
milo
ok entiendo
lo único que
recuerdo es que
estaba bailando con
chapita
gracie
me sigo sintiendo
sin contexto
renee
Chappell*
milo
si eso, saben en
dónde está o no?
renee
no bro,
espero haberte
ayudado
gracie
me van a decir
que pasó o me
salgo del grupo
emma
no me lo van a creer
Emma soltó un ruidoso suspiro mientras trataba de cubrir sus ojos del espantoso sol, después de unos minutos notó que aquel no se iría a menos de que se levantara a cerrar la cortina.
Retiró sus manos de su rostro y abrió los ojos con lentitud, acostumbrándose al color brillante que entraba por la ventana, una de sus manos buscaba a tientas su celular, el cual emitía un irritante sonido.
Entonces su mirada se fijó en el techo y notó tres cosas de aquel lugar:
No era su habitación.
Había un gigante espejo en el techo.
Y por ultimo, había otra persona a su lado en la cama.
Sus mejillas se tornaron rosa ante lo ultimo, su primer pensamiento fue, Thomas, después de todo aquel chico había estado con ella toda la noche, sin embargo el largo y rizado cabello castaño que sobresalía en la almohada le decía lo contrario. La gruesa sabana que cubría su cuerpo no le permitía ver más allá de su cabello, si era sincera no sabía si quería saber de quién se trataba, con lentitud retiró la cubierta de su propio cuerpo y salió de la cama, para su suerte, la ropa interior la cubría.
—¡Joder! — susurro un grito al poner uno de sus pies en el suelo y pisar la pinza que adornaba su cabello la noche anterior.
Con rapidez se movió por la habitación, recogiendo su vestido para posteriormente vestirse, podía sentir sus manos temblando mientras trataba de subir su cremallera, una vez lo logró, su mirada se dirigió de nuevo a la cama, la persona no se había movido ni siquiera un centímetro.
Maxwell se dirigió con cautela al lado derecho de la cama, en donde la otra persona dormía plácidamente, sin hacer ruido levantó la sabana de su cara, descubriendo que se trataba de una chica.
Entró en pánico, lo sabía desde que vio el largo cabello, desde que una prenda femenina estaba tirada junto a su vestido, pero una parte de ella quería pensar que se trataba de un chico. A ella no le gustaban las mujeres ¿no? Nunca había sentido atracción hacia una antes y eso no podía cambiar de la noche a la mañana.
Sintió nauseas, sus pensamientos eran como una bola de estambre, esperando a ser desenredados y el horrible dolor de cabeza más el estruendoso sonido de su celular la llevaron al límite. No sabía que le sucedía, sus pies tomaron camino hacia el baño, se inclinó ante el retrete y lo expulsó todo.
Sentía vergüenza, las lagrimas amenazan con salir de su cara, su cabeza entre sus manos intentando recordar algo de lo que pasó durante la noche, pero todo era tan borroso y tan extraño.
—¿Estás bien? — la voz femenina la sacó de sus pensamientos.
Emma levantó la cabeza, ahora yacía sentada contra la pared, sus rodillas tocaban su pecho.
—Si.. eso creo — murmuró, su vista se volvió a clavar en el suelo.
Chappell caminó hacia el lavabo tomando una toalla de manos para después mojarla, y lentamente, como si tuviera miedo se acercó a la chica, una vez llegó se arrodilló a su lado.
—Toma — dijo en un susurro, entregándole la toalla.
— Gracias — respondió de igual forma, sus mejillas tornándose rosas cuando sus manos se rozaron.
El silencio las envolvió, la castaña veía fijamente a Emma, quien limpiaba lentamente su cara, mientras se preguntaba qué decir para que no se volviera más incómodo de lo que ya era. Después de unos segundos Chappell levantó una de sus manos y la llevó a la mejilla de la otra chica haciendo que su rostro quedara hacia su dirección, su toque era tan suave que Maxwell se dejó llevar y se relajó.
Era un sentimiento completamente diferente a los anteriores, Chappell la miraba detalladamente, viendo cada parte de su cara, entonces la vergüenza golpeó a Emma, alejó su mirada mientras se levantaba abruptamente y salía corriendo del baño, dejando a la chica confundida.
—¿Qué haces? — preguntó mientras la seguía.
—Debería irme — su voz sonaba agitada, mientras buscaba sus tacones — esto esta mal — se negó a verla, mientras se apresuraba a arreglar su cabello.
La última frase golpeó a Chappell con intensidad, recordando las veces que alguien más lo había dicho, las veces que ella misma se lo dijo, sintió el fuego creciendo en su cuerpo.
—¿Qué mierda? — se acercó más a la chica, sus brazos se entrelazaron sobre su pecho — entonces ¿soy solo la chica con la que experimentaste?
Emma se para en seco, tomando sus tacones con la mano derecha mientras la otra sostenía su bolso, volteó la cabeza con rapidez y vio a la chica con enojo antes de acercarse.
—¿Perdón? — dijo viéndola a la cara —, no se que es lo que crees que sucedió, pero estás equivocada. No me gustan las mujeres ¿bien? — prosiguió con dureza.
Chappell soltó una carcajada, no sabía si era por la última frase o por la vista que tenía de la rubia, la castaña era baja pero la chica frente a ella era aún más.
—No parecías muy hetero anoche — se burló con una sonrisa descarada.
—No me conoces, así que no vuelvas a decir algo así — se defendió, señalando con su mano izquierda el pecho de la otra mujer.
—¿Sabes? No me habría dolido que dijeras que fue algo casual, pero ¿mentirte a ti misma? Es patético — prosiguió con enojo, tomando el brazo de la chica.
Emma volvió a sentir ese fuego crecer dentro de ella ante su toque, pero esa vez no fue por el enfado, no, era diferente. Removió su brazo con frustración y le dio una ultima mirada antes de seguir su camino hacia la puerta. Giró la perilla y justo antes de salir, volteó la cabeza viendo a Chappell, situada en la misma posición, una expresión seria en su rostro. Salió sin decir nada, el único sonido siendo el azote de la puerta.
Una vez afuera dejó que su espalda se recargara en la puerta mientras evitaba que las lágrimas salieran de sus ojos, suspiró tratando de calmarse, antes de comenzar a caminar hacia la salida del edificio.
Se suponía que iba a ser la mejor noche, pero ahora estaba ahí en algún lugar de la gran ciudad, sintiendo cosas que no conocía, estaba lejos de casa, y tenía miedo.
La culpa y la vergüenza la estaban asfixiando.
Con las manos temblorosas sacó su teléfono del bolso, vio los mensajes de sus amigos pero en ese momento no tenía idea de qué decirle, buscó en sus contactos a la única persona que estaría disponible y presionó llamar. Después de tres tonos escuchó la voz en la otra línea.
—¿Mamá? — susurró con la voz quebrada— ¿puedes venir por mi?
—¿Estás bien? ¿En donde estás? — preguntó con preocupación.
Emma miró hacia todas partes buscando algún letrero.
—Manhattan — murmuró.
—¿Qué haces ahí? — dijo con confusión— quédate en dónde estás, llegaré lo más pronto posible— prosiguió, el sonido del motor de un auto se escuchaba en el fondo.
—Está bien — respondió Emma.
Se paro junto a una de las puertas del edificio, sus brazos abrazando su cuerpo, el frío aire de la mañana estaba presente, seguro se veía patética, con el maquillaje corrido, su cabello siendo un caos y sus pies descubiertos.
Casi treinta minutos después de finalizar la llamada, un auto blanco se estacionó frente a ella, una mujer se bajó de el, era un poco más alta que Emma pero tenía el mismo color rubio en el cabello. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba frente a la chica, la envolvió en sus brazos notando que el frío la estaba haciendo temblar.
Emma enterró su cara en su pecho, y por fin se permitió derrumbarse, un sollozo ahogado salió de sus labios mientras su madre le frotaba la espalda.
—Está bien cariño, estoy aquí — susurró sobre su cabello — ¿que tal si subimos al auto y me dices que pasó? — sugirió, Emma asintió.
La mujer mayor comenzó a caminar, su brazo derecho sobre los hombros de su hija. El camino a casa fue silencioso, su madre no volvió a cuestionar lo ocurrido pensando que cuando estuviera lista, ello lo diría.
Emma mantuvo la vista fija en las calles, sus pensamientos seguían siendo un caos, lo único que quería era olvidar lo que pasó, que aunque no lo recordara, olvidarlo le permitiría seguir con su vida justo como era antes. Miro a su mamá y pensó en lo que ella diría, sintió repulsión.
Ese día fue tan intenso que solo deseaba que terminara, respondió a los mensajes de sus amigos, omitiendo las partes que no deseaba pensar. Un vez llegó a su vieja casa volvió a la habitación de su infancia, la cual nunca había cambiado, todo seguía justo en su lugar, desde el estante de los vinilos, hasta los viejos posters.
Camino observando todo, había pasado mucho tiempo desde que estuvo allí. Dirigió su vista al enorme espejo, el vestido rosa que llevaba ahora era un desastre, pudo notar como una marca se lápiz labial estaba cerca de su pecho, sintió vergüenza al verlo, con una rapidez se despojó de él y se metió en la cama, acurrucada bajo una manta.
Y sonrió porque era justo como debería de ser.
well, good luck, babe
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