Único.
Quitándose el gorro del uniforme presionó la punta de su nariz levemente. Sentía un ligero dolor de cabeza, se encontró tentado a romper sus principios y comprar unos cigarros por primera vez al pasar por una central de autobuses.
No era muy fans de esas cosas a decir verdad, solo una vez las uso y debió tener cómo 19, sumado a que teniendo gatos sensibles a esos olores más razones del porqué se mantenía alejado del tabaquismo. Pero no rechazó la tentación de tomarse cierta libertad esa noche. Si mal no recordaba tenía un bar no tan lejos. Aunque si tomaría su tiempo caminando.
Para su fortuna la noche era agradable, las luces de los foros le dejaban un camino seguro, dejando que el trayecto calme sus dolores.
Un cartel bastante disimulado le hizo preguntarse cómo sería por dentro, ya había arrestado personas en bares que era todo lo opuesto por dentro de lo que parecían así que no espero algo tranquilo a primeras, solo entró.
No reconocía la música que lo recibió. Las luces eran tenues, por dónde veía parecía que todo estaba dentro de lo legal. Perfecto, no quería arrestar a nadie, solo pedir algo de comer y beber antes de volver con sus hermosos felinos.
- No esperaba ver un policía por acá. - En la barra lo recibió un nombre, de acento italiano, un cabello azul bastante interesante, su porte y tono de voz hacían ver qué estaba acostumbrado a ese tipo de lugares. Podía notar como a cada lado de la barra otros hombres parecían voltear interesados en su conversación.
Seguía uniformado, estaba preparado pará llamar la atención.
>> ¿Solo diversión o estás por trabajo? - Sonrió ladino, apoyando su espalda en la barra. Kaiser ya había tomado su pedido, siéndole entregado un trago de licor.
- Se podría decir que lo primero, ¿Tendría razones para venir acá por trabajo? Yo lo veo muy tranquilo para pensar en buscar información de un asesinato.
- Uno nunca sabe qué tipo de gente se va a encontrar en un bar. De allí mi pregunta.
- Parece que habla la experiencia. - Sonriendo de medio lado se burló, su compañero se encogió de hombros. - ¿De casualidad que tipo de música es esta?
- Es Gland Rock, está muy de moda últimamente. De hecho, suele actuar muy seguido un artista así acá. Puede que te agrade o no, es un estilo extravagante. - Le explicó.
A Kaiser se le fue entregado su pedido pagando al instante, su compañero había volteado la mirada hacia el escenario, llamando su atención lo que parecía un gemido salir de sus labios.
- Me retiro. Tengo una agradable cita con el destino. - De sus bolsillos sacó unos condones, dirigiéndose en dirección hacia donde estaba otro hombre. Este parecía un poco más joven, tenía rasgos faciales juveniles por lo menos. Haciendo que arqueé las cejas cuando lo vió rodeando del hombro a ese chico, llevándolo consigo.
¿Será que...? Lo que acaba de presenciar lo dejó aturdido por unos segundos, eso no tenía sentido, ¿O si? Nunca escucho de hombres teniendo sexo entre ellos, pero tampoco sabía si era legal o no como para arrestarlos. Nunca se topó con nada parecido a ese escenario en la capacitación ni en sus años.
El silbido de los presentes no se hizo esperar, aunque primero voltearon a ver a Kaiser ver su expresión de desconcierto les hizo llegar acuerdo silencioso de dejarlo procesar la información en soledad, era muy claro lo que pasó como para creer que estaba malinterpretado los hechos.
Káiser tomó un trago grande de su debida, decidió preocuparse por eso después y de momento comer. En el proceso él Barman pareció sonreír divertido viendo sus reacciones, sirviendo otro trago pará él en silencio.
- Tómalo como un regaló. - Hizo saber. Guiñándole el ojo. Káiser aceptó sin problema, aunque considero preguntarle sobre el hombre que acaba de irse prefiero dejarlo pasar.
- Gracias. Dime una cosa, ¿Pará el "espectáculo" necesito pagar algo para ver?
- Es en él piso de arriba. Y no, para donde si tienes que pagar es pará él piso de abajo yá que ese está más apartado a cosas privadas. - Kaiser arqueó las cejas.
- Imagino. - Su voz se engrosó,
- Si estás imaginando lo que creo puedo decirte que no es prostitución. Aquí se está limpio de eso. El dueño no quiere mala fama.
- Eso último lo puedo apreciar. - Su compañero en frente le sonrió, moviéndose para atender a otros clientes.
Káiser hizo lo mismo. Acomodando su ropa fue al piso de arriba, la música y las luces estaban notoriamente más fuerte. Llamó su atención la ausencia de alguna mujer, todos eran hombres bailando solos o entre sí, llegando a notar un escenario.
No supo cuánto tiempo estuvo esperando, o cuantos hombres qué sé acercaron a él para invitarlo o preguntarle sobre su uniforme rechazo, hasta que la música se detuvo.
2 nombres de cabello celeste estaban a cada lado, empezando a cantar suavemente. Una tercera voz se hizo muy notoria, empezando a hacerse más fuerte a medida que un humo rosado salía del escenario.
Un hombre de una apariencia bastante mayor, posible entre sus 30 al igual que él hizo su acto de presencia. Aquel hombre le había dicho que era extravagante su estilo, y veía por qué. Tacones, una camisa que parecía desgastada con un corazón en el centro, adornos y una chaqueta de cuero.
El hombre lanzó besos a todos en el público haciendo que la multitud exclamara de alegría, cantando para todos ellos. Intrigado sé acercó más al escenario, llegando a verlo de frente aprovechando que los demás hombres en la sala estaban concentrados en sí mismos.
Su mirada se cruzó con la del pelirrojo en el proceso, que disimuladamente camino en su dirección. Llamaba su atención un hombre solitario alejado del resto, guiñando su ojo hacia él aunque no tuvo respuesta.
Kaiser parecía solo concentrado en su voz, lo que le encantó al pelirrojo. Cuando terminó de cantar, lanzó un último beso en dirección a Kaiser para la envidia de varios y el cuchicheo de otros. Por mero reflejo Kaiser reaccionó casi espantando. Escuchando cómo varios de "afortunado" no lo bajaban.
Káiser se quedó congelado hasta que otro tipo lo tomó del brazo, ofreciéndole bailar. Siendo llevado casi contra su voluntad pues no tuvo voz para negarse.
Se encontraba confundido. ¿En donde se había metido? Cuando la música dejó de sonar tras lo que identificó como 4 minutos, el hombre frente a él lo tomó del rostro, besando su mejilla cómo un adiós.
Simplemente se quedó parado, tocando la parte de su cuerpo besaba.
- Bueno. No tengo más que hacer acá... - Dijo para sí mismo en voz baja, estaba por irse pero una voz lo detuvo. El mismo que hace un momento estaba cantando.
- ¿Primera vez por acá, guapo? Vaya que pareces con cemento encima. ¿Te gustó como cantó el menos?
- Si, canta bien.
- ¿Solo eso? Yo estaba seguro que fue de mis presentaciones más apasionantes. - Káiser notaba mucha energía en este hombre. - Puedes llamarme DeathToll, ya que no me conoces.
- ¿DeathToll?
- Solo mi familia y algún amante de bastante tiempo sabe mi nombre real. Y lo deseo dejar así. ¿Tu cómo te llamas, lindo?
- Kaiser. Nunca esperé que buscando algo para despejar la mente terminaría en un lugar tan diferente.
- ¿Diferente en qué sentido? ¿No sabías que este bar es gay?
- ¿Gay? ¿Esa es la palabra que se usa para hombres teniendo sexo entre ellos?
- Si. Pero no seas tan drástico, no es solo sexo, es una relación como tal... - Quitándose los lentes oscuros, endureció un poco la voz. - ¿Cómo te sientes?
- Confundido. No sé qué decir, sólo vine pensando que era un dar normal.
- ¿Fue desagradable?
- No. Solo es raro para mí.
- Lamento escuchar eso. Entiendo que debió ser una enorme sorpresa pero, no es malo. Tampoco es obligatorio que te gusten los hombres después de hoy, aunque no negaré que de forma muy personal me va algo de lastima, te ves muy guapo. - Kaiser hizo una mueca escuchando eso. Sabía que en parte tenía razón pero igual le era confuso.
>> Descansa y piensa en lo que sientes. Te deseo suerte. - Y se fue.
En el transcurso de 2 horas Kaiser estuvo en su cama descansando, cómo no podía dormir sé mantuvo limitado a acariciar a sus 2 gatos. ¿Será por eso que nunca logró casarse y tener hijos? Ya era un hombre en su edad dónde eso era lo esperable.
De día en el trabajo no quiso decir nada de lo ocurrido. Se concentró de lleno en su cotidianidad, su trabajo y su hogar.
2 semanas pasaron. Era de noche, miró el reloj. Suspirando levemente se cambió de ropa y salió. Nuevamente a las puertas de ese bar, pidió información sobre el concierto del pelirrojo, dejándose llevar por esa ocasión. Disfrutando del cantó del pelirrojo. Y él lo notaba.
Cada cierto tiempo se volvió su confort ver al castaño entre la multitud de su público, bajando a conversar de vez en cuando con él.
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