24
Las hermanas aparcaron el coche a sólo un par de calles de la plaza principal, dónde habían quedado con Anne para cenar en la pizzería y de allí marcharse al Turqoise.
Se sentaron en la terraza, acababa de anochecer por lo que el cielo aun mostraba tonos rojizos y violáceos, pero ya podía verse las primeras estrellas. Oli y Didi vieron llegar a Anne con su vestido corto de verano; les saludaba con la mano desde lejos.
─¿Qué tal? ¿Listas para una noche de chicas? ─preguntó con una preciosa sonrisa mientras se sentaba entre las dos. A Didi no le pasó desapercibido el brillo en sus ojos y el color de sus mejillas.
─¿Y esa cara? ─curioseó levantando las cejas.
─Nada ─la chica se sonrojó aun más. Fue Oli quien continuó.
─Vamos Didi, déjala, es evidente que viene de estar con Oliver...
La chica la miró y se rio tímida.
─¿Ves? No lo niega ─le respondió a Didi de nuevo mientras se recostaba sobre el respaldar de su silla.
Las amigas se miraron y durante unos segundos se quedaron en silencio. Fue Didi la que abrió la conversación.
─Bien chicas, hoy estamos aquí para cotillear un poco, ¿de acuerdo? así que vamos a empezar por una de vosotras.
─¿Y por qué nosotras? ─preguntó Anne ─, ¿por qué no empiezas contándonos tú?
─Es evidente que ya lo sabéis ─dijo levantando las manos para hacer más énfasis en la obviedad que mostraba con su respuesta.
─Eso no es verdad ─respondió Olimpia ─no nos has contado los detalles.
Anne asintió y se dejó caer en la mesa sobre sus codos mirando a su amiga con curiosidad.
─¡Oh! ¿en serio queréis los detalles?
─Si, no queremos que te dejes nada, por muy sucio o pervertido que sea ─le respondió Oli fingiendo inocencia.
─Eso, eso, vamos cuéntanos ¿cómo besa Max? ¿Cómo es en la cama? ¿Cuánto le mide? ─comenzó a preguntar Anne, sin percatarse que, en ese momento, un camarero se había parado justo a su espalda para dejarles la carta.
─Les dejo esto para que elijan la cena, y... ¿qué les traigo de beber?
Las chicas se pusieron más serias y respondieron.
─Cerveza ─dijo Oli.
─Refresco de naranja ─respondió Didi.
─Agua ─dijo roja como un tomate la tercera, incapaz de levantar la vista hacia el camarero.
─Muy bien, se las traigo en seguida, cerveza, refresco y agua con bastante hielo ─se mofó el chico y se marchó divertido.
Las amigas se miraron y rompieron a reír de nuevo a mandibular batiente. Anne estaba cada vez más roja y sentía que el calor de sus mejillas le había bajado hasta casi los hombros, pero eso no evitó que se riera hasta llorar. Las carcajadas fueron cesando, y las chicas se fueron calmando.
─Bueno, está bien, vamos Anne, cuéntanos tú ¿cómo fue el baile?
Le preguntó Didi secándose las lágrimas que caían por su rostro, con un pequeño pañuelo de papel. Anne se pensaba la respuesta.
─Pues... bien, no pasó nada ─respondió levantando las manos y negando con la cabeza. En ese momento el camarero volvía con las bebidas, y la chica volvió a ponerse roja y a mirar hacia su regazo.
─Bien, una cerveza por aquí...un refresco de naranja por este otro lado, y para la señorita, un vaso de agua con mucho hielo... ─dijo remarcando la última palabra a la par que le guiñaba un ojo travieso a Anne. Tras eso, las chicas pidieron una pizza pequeña hawaiana para la pelirroja y otra mediana de atún para las hermanas.
─Chicas, ¿qué haréis después del verano? ─preguntó algo trémula la pelirroja mientras con el dedo índice empujaba hacia abajo los trocitos de hielo que había en su vaso de agua.
Las hermanas se pusieron algo serias. Aunque todo estaba zanjado, no habían vuelto a hablar del tema. Fue Didi la que habló primera:
─Pues, al final me he decantado por enfermería... ─Y miró a su hermana, quien le esbozó una sonrisa antes de desviar la mirada hacia la cerveza que tenía delante ─. Ya sabéis que todos los veranos trabajo en el asilo, y este año la directora dice que allí tendría un puesto si sigo trabajando con ellos a la vez que estudio, así que...
Oli la miraba orgullosa y se prometió a sí misma, en silencio, que estaría allí el día que su hermana se graduase.
─Estoy muy orgullosa de ti Diana ─dijo, su mirada se había empañado un poco.
─Bueno, algo tendré que hacer ya que tú no estás ¿no te parece? ─Le sonrió y luego se dirigió a Anne ─. ¿Y tú? ¿qué piensas hacer?
La chica miró a sus amigas y arrugó la nariz.
─Pues aun no lo sé, he decidido pasar un año sabático ayudando a mis padres en el restaurante, y después, pues ya veré, no me llama nada la atención, así que ... ─se encogió de hombros.
─Bueno no te preocupes, siempre puedes dejar que Oliver te haga un bombo y luego te mantenga ─le sugirió Olimpia con guasa y las chicas se echaron a reír.
─Por cierto, ¿cuándo vas a...?
─¿Qué? ─preguntó la pelirroja inocente.
─Pues ya sabes... eso... ─dijo Didi con los ojos como platos, no se podía creer que la chica no se enterase de por dónde iba la conversación.
─¡Ah! ─y volvía a sentir cómo su rostro se encendía y el calor la envolvía hasta los hombros ─... pues, no sé, se tiene que ganar mi confianza, ya sabéis.
─¿Y crees que se la ganará? ─preguntó Diana ya con un tono más serio.
─Pues no estoy segura de nada chicas, es decir, cuando salimos aquel día antes del baile, paseamos y decidí darnos una oportunidad de conocernos, pero no se... por un lado quisiera...
─¿Acostarte con él? ─Soltó Olimpia a bocajarro.
─Si, pero ...no lo sé, sería el primer chico en mi vida, y, tal y como hemos empezado...¿y si después de conseguirlo me deja?
─Oliver no haría algo así. ─Respondió Olimpia más cortante de lo que deseaba. El chico era su amigo de toda la vida, sabía que nunca le haría eso a nadie. Le molestaba que su amiga pensase que el sería capaz de hacerle algo tan rastrero. La pelirroja la miró y Didi respondió.
─Oli tiene razón, Oliver está enamorado de ti Anne, nunca te haría nada así. Pero eso es algo que tienes que decidir tú, y si es tu primera vez, debes estar segura de que lo quieres hacer con él. Él te esperará. ─Y le dio un golpecito en el brazo para animarla.
El camarero llegaba con las pizzas y las dejó en la mesa junto al recibo de la cuenta.
─¿Os lo podéis creer? ¡Nos ha dejado la cuenta! Este quiere que engullamos como los patos y nos marchemos. ─Dijo Olimpia algo molesta cogiendo su primer trozo.
Anne miraba a Didi algo confusa.
─La verdad es que no estoy segura, todo ha sucedido hace poco, sólo han pasado unos días, ya veremos qué sucede de aquí al final del verano.
─Tienes razón ─asintió su amiga dándole una palmadita en la mano para después servirse cada una la cena ─. ¿Y tú qué, hermanita? ¿piensas darle una oportunidad a Travis?
Olimpia intentó responder algo con la boca llena, lo que hizo que se ganase un golpe en el brazo por parte de Anne y una patada por debajo de la mesa por parte de su hermana.
─¡Ehh! No seáis burras.
─Vamos Oli, a mí no me has contado nada, empieza a hablar, me lo prometiste, y yo ya te he contado qué pasó en el baile con Oliver.
─¡Pero si no has contado nada! ─se defendió.
─Claro, es que ha pasado exactamente eso, nada. ─La pelirroja se encogió de hombros y con una mirada traviesa le sonrió a su amiga antes de dar otro bocado a su trozo de pizza.
─Pues no hay nada, sólo nos divertimos...
Oli le dio otro bocado y masticó mirando a las dos chicas, éstas por su parte la miraban fijas, sabían que había algo más, no se creían eso de "sólo nos divertimos", al final, la chica se rindió.
─Está bien, nos acostamos y ayer me llevó a casa.
Las chicas rieron y comenzaron a preguntarle mil cosas a la vez.
─¡Eh! Las preguntas de una en una ...
─Está bien, yo primera ─pidió Diana ─. ¿Qué eso de que te llevó a casa?
─Por favor Didi, la pregunta no es esa, es... ¿qué significa que os acostasteis?
Olimpia miró a su amiga, a veces olvidaba lo inocente que podía resultar Anne. Se escandalizaba con facilidad; sin embargo, su hermana ya estaba curada de espanto y, por otra parte, Olimpia sentía que era algo que su hermana esperaba que pasase. La miró extrañada y luego respondió.
─¿Qué es esto un interrogatorio? por favor, sólo os falta apuntarme con una lámpara a la cara ─respondió un poco molesta, más con ella misma por haber abierto la boca demasiado que con las otras chicas.
─Vamos responde, no te hagas la tonta ─insistió la pelirroja al ver que su amiga intentaba cambiar de conversación.
─Pues ¿qué va a significar? No es el primero Anne.
─Jo, yo siempre me pierdo casi todo... ─dijo cruzándose de brazos y haciendo un mohín en su silla.
─Está bien, explica lo de llevarte a casa Oli, porque eso parece algo más serio.
─No hay nada Didi, sólo me divertiré con él antes de marcharme a Londres, sin ataduras.
─Oli ─comenzó a preguntar Anne mientras engullía el ultimo bocado de su trozo de pizza ─. ¿Qué significa divertirse sin ataduras?
Fue Didi quien respondió.
─Significa que están juntos, pero a la vez son libres de estar con quien quiera.
─¿Y eso no te confunde? Quiero decir... ─Comenzó a explicarse la pelirroja mientras elegía otro trozo de pizza ─. ¿Cómo sabes que no estás enamorada de él? ¿Y si uno de los dos quiere algo más?
─Si uno de los dos quiere algo más serio, la relación debe romperse.
─¿Tú lo tienes claro? ─preguntó Didi cogiendo su refresco. Su hermana asintió.
─¿Y él también lo tiene tan claro? ─añadió Anne.
Oli se quedó pensativa, sabía que lo único que tenía claro Travis era que quería una relación seria y adulta con ella; pero había accedido a sus condiciones y ella, por alguna razón que se le escapaba, había seguido adelante.
Las chicas, al ver que Oli dudaba se miraron y cambiaron de tema, ambas sabían que lo mejor era no insistir mucho. Terminaron la cena conversando sobre el trabajo de cada una, alguna que otra anécdota de días pasados se colaron también a ratos. Y así, estuvieron disfrutando de la compañía mutua hasta que terminaron de cenar.
─Chicas, sé que dije que sería una noche de chicas, pero ¿os importa si le digo a Oliver que estaremos en el bar?
Didi le sonrió y sacando su móvil del bolso respondió.
─En ese caso, yo también avisaré a Max.
Una hora más tarde se encontraron en la puerta del bar los cinco. Y tras los saludos iniciales fueron entrando todos en el Turqoise.
─Max cielito, vamos que te quedas atrás ─lo reclamó Didi. Max levantó la vista de su teléfono móvil y se lo guardó en el bolsillo, sonrió a su chica y cogidos de la mano entraron los últimos.
El bar estaba hasta arriba, habían llegado en la hora fuerte. Había cola para pedir algo en la barra, los sofás estaban todos ocupados y apenas había sitio para bailar decentemente.
Oli se alejó un poco de las dos parejas; la música le martilleaba en los oídos. Miraba al rededor, había algunos chicos guapos que la escaneaban de arriba a abajo. Esa noche estaba guapa, se dijo a sí misma, se había puesto su falda de cuero con una camiseta de cuello de barco, su collar favorito y sus converse. Enseñaba su tatuaje y sabía que era eso lo que los chicos miraban, no había mucha gente en el pueblo con tatuajes tan grandes, pero no le importó, incluso le gustó un poco. En una esquina había un chico que la miraba fijamente, era rubio, con un poco de melena, de piel muy blanca y muy delgado, más que Oliver, y eso era bastante difícil. Vestía una camisa blanca con unos vaqueros anchos de cintura muy baja, casi como un rapero. La chica le sonrió y se acercó a él.
─Hola ─le dijo y sin esperar que éste le respondiese, le cogió el vaso que tenía entre las manos y bebió de él. Era ron con cola, estaba algo aguado; llevaba tiempo con la copa en la mano, se dijo.
El chico la miraba en silencio, era sus ojos eran hipnóticos y misteriosos. Oli se asustó un poco al ver que no reaccionaba, pero rápidamente se le pasó cuando éste le sonrió. Era una sonrisa indescifrable, pero a la vez seductora. Le gustaba, así que le cogió la mano y lo llevó a bailar.
Max y Oliver salían de la barra con un par de copas en busca de sus parejas que estaban a un lado de la zona de los sofás a la espera de que alguien se levantase para poder coger ellos el sitio. Le tendió la copa a Diana, se puso a mirar el reloj con bastante dificultad debido a la falta de luz en esa parte del bar, y luego, paseó la vista por la pista de baile. Se detuvo extrañado en la hermana de su novia.
─¿Esa no es Oli? ─le preguntó señalando a la pareja que bailaba despreocupadamente. Didi asintió ante la mirada atónica de su chico. ─Pero, ¿y Travis?
Didi se encogió de hombros.
─Él lo sabe Max, son mayorcitos, deja que se entiendan entre ellos.
A Max no le gustó la respuesta de Diana, pero llevaba razón, eran mayorcitos y Travis sabía cuidarse solo.
Un rato más tarde, una enorme Harley aparcó en la puerta del bar. Travis bajó de ella, dejó su casco en la alforja de siempre, le puso el candado y entró. Pidió una cerveza, paseó por el bar y localizó a su amigo. Saludó a los presentes que hablaban tranquilamente y luego preguntó por Oli. Max miró a Didi y ésta señaló en dirección a la pista de baile. Travis, tras unos minutos de mirar como la pareja bailaba cada vez más pegados, se levantó. Max hizo lo mismo y se encaró a su amigo.
─No seas idiota Travis ─le dijo al oído. El motero lo miró y le sonrió con tranquilidad; se deshizo de él y se acercó a la barra donde había una morena algo pasada de alcohol. Max, volvió a sentarse, pero no se fiaba; conocía a su amigo.
Oli seguía bailando con el rubio, no sabía su nombre, pero no se atrevía a preguntarle, ¿qué más daba? se estaba divirtiendo, estaba bailando con un chico guapo que la miraba como si no hubiera otra chica en el bar.
Sintió la necesidad de beber algo, así que le sonrió y se acercó a la barra. El chico la siguió de cerca. Se apoyó en la barra, al lado de una chica morena, luego, su mirada se encontró con la mirada seria de Travis. Justo en ese momento el rubio la agarró por la cintura y desde atrás, comenzó hacer un camino de besos desde su hombro derecho hasta el lóbulo de su oreja. La chica lo miró y éste le sonrió y le besó lentamente en los labios.
─¿Qué os pongo? ─gritó el camarero.
─Dos cervezas ─gritó el rubio a la vez que sacaba de su bolsillo trasero la cartera.
Mientras el camarero les servía, la mirada de Oli volvió a encontrase con la del motero. Ésta vez, no era seria, sino fría y distante, como si fueran extraños. Tras un par de segundos, Travis desvió la mirada hacia la chica que tenía al lado y que le hablaba al oído. Ella reía sugerente y le acariciaba más abajo del pecho. El motero le pasó un brazo por encima y sin decirle nada a Oli, se marchó con ella.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro