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15


El río ha vuelto a su cauce, y Olimpia se encuentra más tranquila. Tras hablar con Travis y aclarar las cosas, el nudo que tenía en el estómago desde el viernes por la noche, ya casi se ha evaporado. Aunque, no se ha ido del todo, pues sabe que le gusta al motero, y ella tampoco tiene claro sus sentimientos hacia él. Sabe que le atrae, y no sólo físicamente, tiene un no sé qué; pero eso ya, no la preocupa tanto. Su prioridad está ahora en organizar su viaje a Londres. Debe elegir una residencia, y para ello necesita sentarse e investigar bien, debe también buscar los programas universitarios y ver las horas libres para averiguar cómo buscar un trabajo a tiempo parcial, ya que la beca no le cubre todos los gastos.

En la pausa que separaba la primera y la segunda clase, Olimpia se dejó caer de espaldas junto al a taquilla de Oliver, mirándolo con lujuria y una sonrisa traviesa en los labios.

─Oliver, esta tarde no tengo nada que hacer, tal vez, quieras que me pase por tu casa para repasar algunos temas... ─ronroneó antes de morderse sugerente el labio inferior.

─Está bien, ven sobre las cinco, mis padres se marchan y podremos...repasar solos esos temas pendientes ─el chico le regaló su sonrisa más pícara, esa que enseñaba parte de sus dientes perfectos y que hacía que ella se derritiese. Pero antes de separarse y entrar de nuevo en el aula para su siguiente clase, Oliver le agarró el codo con una de sus manos delgadas y suaves.

─Además, quisiera hablar contigo de algo ¿vale? ─Olimpia asintió extrañada ante la seriedad con la que la miraba el chico moreno tras sus enormes gafas.

El resto de las clases pasaron tranquilas y relajadas, ya que faltaba menos de una semana para que recibiesen las calificaciones, terminar oficialmente el curso y con ello graduarse en el instituto.

Una vez llegaron a casa de Oliver, la pareja entró en la cocina, prepararon algo de merendar y se sentaron a ver una película en el salón, mientras, la familia de Oliver recogía y se preparaba para salir. No era la primera vez que pasaban la tarde juntos, por eso, los padres de Oliver no se extrañaron, y mucho menos, se preocuparon por dejarlos solos durante varias horas. La película que estaban viendo era bastante antigua y aburrida, la excusa perfecta, se dijo Olimpia, pero a pesar de eso, la estaba siguiendo con bastante interés, por lo que no notó que Oliver se abalanzaba sobre ella hasta que no cayó sobre el sofá, cuan larga era, con Oliver sobre ella pegado a sus labios.

Los besos dieron paso a las caricias, y de ellas pasaron a desabrocharse la ropa. No era la primera vez que lo hacían en el salón, en el mismo sofá donde el padre del chico veía las noticias.

─Vamos a mi cuarto ─le susurró mientras hacía un camino de besos entre el ombligo de la chica y la cadera derecha. Olimpia asintió y recogió su camiseta del otro sofá donde Oliver, en un impulso salvaje la había tirado.

Una vez arriba, la pareja terminó de desnudarse para terminar uno sobre el otro en la cama. Los ojos marrones de Oliver la miraban embelesado; la respiración de Olimpia comenzó a agitarse poco a poco con las caricias que Oliver le regalaba. Comenzó a besarla por todo el cuerpo sin prisas, haciendo que la chica se rindiera a él. Cerró sus ojos y se dejó llevar, normalmente el chico no era tan cariñoso, le resultaba algo extraño, pero no le importó. Había pasado unas semanas bastante difíciles entre lo de su hermana y lo de Travis, y no le apetecía preguntarse por qué su amigo estaba tan atento a ella. Sólo le apetecía desahogarse. Entre besos y caricias, poco a poco el orgasmo llegó y ambos cayeron desmadejados y jadeantes en la cama.

Tras recuperar el aliento y el latir normal del corazón, Olimpia se giró hacia su amigo, le sonrió y le quitó el flequillo de la cara; el chico le besó la palma de la mano cuando esta se encontró con su boca.

─Oli, no hemos hablado de lo que pasó el viernes en la casita del jardín...quería disculparme.

─¿Por eso has estado hoy tan cariñoso y atento? ¿Para disculparte? ─preguntó con una sonrisa en los labios.

─Si, ... bueno... la verdad, no ─Oliver desviaba la mirada algo avergonzado─. Primero dime qué pasó el viernes tras marcharme, me siento fatal por lo que te hice, te dejé tirada y ...lo siento, de verdad.

─Oliver no pasa nada, sé que no eres muy valiente. Además, no tenías que quedarte allí, nada te retenía ni tenías que dar explicaciones.

─¿Entonces ese tío no va a venir a partirme las piernas? ─su tono de voz ligeramente asustado y sus ojos grandes, ahora sin gafas la miraban suplicante. Olimpia rio a carcajadas ante la imagen.

─No, no va a venir a partirte las piernas.

Tras calmarse Olimpia se levantó de la cama y comenzó a vestirse, seguida por Oliver, mientras, le contaba todo lo que le había pasado aquella noche, así como la charla del lunes con Travis. Mientras le contaba todo, ambos chicos comenzaron a vestirse. Una vez vestidos, la pareja continuó la charla en el salón.

─¿Y habéis quedado como amigos? ─Oliver miraba ceñudo mientras la chica asentía como respuesta─. ¿Y te lo creíste? En serio, Oli, ese tío no ha quedado como amigos, quiere algo más y no se va a conformar. Y si se conforma, es que es idiota.

─Le dejé claro que no quiero una relación, como mucho tendría con él algo como lo nuestro... pero eso fue una broma, no lo decía en serio.

─Aunque lo dijeses en serio, si realmente le gustas no querrá algo como lo que tenemos nosotros. Ese tío cree que tiene oportunidades contigo, ¿estás segura de que se lo dejaste muy muy clarito?

─Si... creo...─Olimpia lo meditó un poco, tal vez no se lo había dejado tan claro como ella pensaba─. ¡Oliver!, ahora me estás haciendo dudar.

─Piensa que los tíos escuchamos lo que queremos.

Oliver se levantó del sofá para ir a la cocina, dejando sola a Olimpia unos minutos. Tiempo que ella aprovechó para darle vueltas al asunto un poco más. Pues, aunque creía que le había dejado claro a Travis sus sentimientos, comenzaba a dudar de lo que él pudiera sentir hacia ella. Tal vez Oliver podría tener razón y el motero pensaba que había una ventana abierta.

─Oli, tenemos que hablar ─Oliver la miraba serio desde el umbral de la cocina con un vaso de agua en las manos─. Creo que debemos dejar de hacer esto ─continuó mientras se sentaba a su lado y la miraba a los ojos.

─¡¿Qué?! ¿Por qué? ...Oliver, me dijiste que todo estaba bien entre nosotros... ─Olimpia sentía que el corazón le iba a mil.

─Tranquila, entre nosotros todo está bien, pero es que... Me gusta Anne, mucho.

─Bueno, pero, eso no es nuevo Oliver, ¿por qué tendríamos que dejar lo que tenemos?... bueno no tenemos nada, pero no sé... ─Olimpia miró su vaso algo confundida. Sabía que aquello era sólo sexo esporádico entre amigos, nada más, y que algún día terminaría, pero siempre pesaba que era ella la que le pondría fin.

─Oli, me gustaste desde el día en que te conocí, pero sé que entre nosotros no podré conseguir más de lo que ya he conseguido. Así que creo que es hora de que esto termine. Mientras esté contigo, sé que de alguna forma no podré estar con nadie más, y ....

─Quieres darte una oportunidad en serio con Anne, ¿es eso? ─Oliver asintió sin mirarla a los ojos. Aunque no le partía el corazón, Olimpia comenzaba a sentir un extraño vacío─. Creía que entre nosotros todo estaba claro Oliver, ¿por qué has seguido adelante todo este tiempo?

─Pensaba que tal vez algún día todo cambiaría, te enamorarías de mí o algo así, pero está muy claro que eso no va a pasar, y Anne me ha abierto los ojos... ─el chico suspiró ─. Ella me gusta mucho y por culpa de todo esto que tenemos, he estropeado la única oportunidad que tenía.

─¿Qué quieres decir? ─Olimpia sabía que le gustaba desde que eran niños, incluso intuía que Oliver se aferraba a esa extraña relación con la idea de que ella cambiase, pero no entendía por qué, una relación que mantenían en secreto, le había estropeado sus planes con la chica.

─El viernes de tu cumpleaños, cuanto te besé para poner celoso a Travis, ella nos vio. Me dijo que no saldría conmigo porque aun me gustas. Y lleva razón Oli, no podré salir con nadie en serio si estamos así. Lo que hice el viernes fue sin pensar, porque eres tú; porque no puedo controlarme y creo que no está bien. Yo no te gusto y esto es cada vez más tóxico. Quiero estar con Anne y para eso tengo que alejarme de ti.

La chica suspiró, Oliver tenía razón aquello había durado demasiado y él estaba sufriendo. No podía dejar que eso acabase con su amistad.

─No mentiré y te diré que no me importa acabarlo, has sido el primer hombre en mi vida, y siento mucho no haber podido corresponderte ─Olimpia sentía que debía ser franca y sincera con Oliver. Había intentado corresponder a sus sentimientos muchas veces, lamentablemente nunca lo había conseguido─. Pero tienes razón, es lo mejor para los dos, yo he sabido llevarlo, porque fui quien puso las normas. Pero es el momento, y quiero que seas feliz, Anne es una gran chica, y seguro que os va a ir muy bien.

Olimpia se acercó a su amigo y lo abrazó. El chico le devolvió el abrazo y al separarse le sonrió con tristeza.

─La verdad es que Anne no quiere saber mucho de mí. He intentado convencerla que entre nosotros no hay nada, pero no quiere escucharme. Creo que la he perdido y por eso sé que esto debe terminar.

La chica se puso seria y miró a su amigo. Sabía que le había hecho mucho daño durante esos años en los que se acostaba con él sin pensar en sus sentimientos, sin embargo, él siempre la había ayudado y apoyado a pesar de saber que nunca sería correspondido. Ahora le tocaba a ella ayudarlo y apoyarlo, sentía que se lo debía.

─Anne saldrá contigo Oliver, de eso me voy a encargar yo. ¿Me has oído? ─La chica le sonrió y lo volvió a abrazar. 

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