13
A la mañana siguiente, ambas hermanas despiertan juntas en la misma cama. Se sonríen, sabiéndose conocedoras de aventuras propias de la edad que tienen; juntas se guardan sus secretos, a pesar de ser tan diferentes, no saben estar la una sin la otra. Cosa que preocupa mucho a Olimpia, ¿será capaz de estar sin su hermana tanto tiempo una vez que se marche? A veces, no está segura de si ella es la fuerte de las dos o no.
─¿Vamos a desayunar a la cafetería juntas? ─preguntaba Diana mientras se desperezaba lentamente.
Olimpia asintió, le apetecía despejar la mente y relajarse delante de uno de los cafés que su mejor amiga preparaba.
Pero, para desilusión de las hermanas, Anne no se encontraba ese domingo trabajando en la cafetería.; se había marchado a Jacksonville a ver a sus abuelos.
Tras sentarse y esperar a que Ofelia les sirviera el desayuno, sin proponérselo Olimpia se quedó ensimismada mirando la puerta cerrada del taller mecánico, volviendo a repasar en silencio todo lo que aquella noche había vivido. Aún no llegaba a comprender qué le había pasado a Travis; ella sólo le había dado un beso en una noche de fiesta sin intención de nada más, salvo la de vengarse por burlarse de ella; y tampoco sentía que fuera el mejor beso que había dado a alguien.
─Es domingo Oli, no lo vas a encontrar en el taller ─la voz de Diana, la sacó de su ensimismamiento con un respingo. Desvió la mirada a su hermana y comenzó a sentir cómo el calor de la vergüenza por haber sido sorprendida pensando en aquel hombre le subía a las mejillas; miró distraída su cadfé unos segundos antes de ponerle azúcar. El cappuccino que servía Ofelia estaba bueno, pero no tanto como el que servía Anne, pensó desilusionada removiéndolo antes de darle un sorbo─ ¿Te gusta?
─Ya te lo he dicho Diana, me gusta igual que me gusta cualquier chico guapo.
─No me estás respondiendo... ¿es que acaso no lo sabes?
─La verdad es que no tengo ni idea, Didi. Anoche, se comportó como un capullo. Pero antes de eso, el otro día, me mandó un mensaje para preguntarme como me encontraba.
─¡¿Qué?! Eso no me lo habías contado.
─Fue cuando discutimos por lo de mi viaje. Tropecé con él y se ofreció a llevarme a casa. Supongo que se daría cuenta de que no estaba bien y me preguntó ─Olimpia se encogió de hombros y dio un sorbo a su café.
─Vaya, ... aunque, eso sólo confirma mi teoría de que le gustas. Habla con él, mándale un mensaje. Aclara las cosas, que te diga si le gustas y si es así, dile lo que puede o no puede esperar de ti.
Olimpia se quedó pensando unos segundos antes de sacar su BlackBerry y ponerla en la mesa. Se mojó los labios con la punta de la lengua, sabía a café. Suspiró y levantó la vista hacia su hermana.
─¿Qué le digo?
***
Mientras terminaba de recoger la cocina, la BlackBerry vibró en el bolsillo trasero de su pantalón. Enjuagó tranquilamente el último plato, lo secó y lo colocó en el mueble superior junto con el resto de la vajilla blanca del ikea. Se secó las manos, y sacó el móvil del bolsillo.
De Olimpia
Travis, tenemos que hablar de lo que pasó.
Un escalofrío nervioso se coló por el cuerpo de Travis atravesándolo desde la cabeza a los pies. No había pensado que tal vez ella querría hablar de lo sucedido. No estaba seguro de querer afrontarlo, y mucho menos en ese momento. Tras un rato de deambular por la casa, con el móvil en la mano y un revoltijo de sentimientos oprimiéndole el pecho, se paró en la ventana del salón y encendió un cigarrillo. Se lo fumó lentamente, mientras intentaba dejar la mente en blanco. El consejo de Max se coló en sus pensamientos, haciendo que comenzara a teclear un mensaje de respuesta.
***
─Quiere quedar hoy ¿qué le digo?
Oli estaba asustada, sentía que necesitaba más tiempo. Aun estaba algo tocada por lo que había pasado y no había descansado bien; además, tampoco estaba segura de lo que quería decirle.
─Chica, pues ¿quieres quedar hoy con él? ─por respuesta, Olimpia negó con la cabeza y miró el mensaje de nuevo─. Pues díselo, queda con él mañana, después de clases, así tendrás tiempo para pensar en lo que le quieres decir.
Oli escribió el mensaje, y en unos segundos recibió su respuesta.
De Travis:
Ok, salgo a las 18.00 de trabajar,
dame una hora para ducharme y
nos vemos en la cafetería de enfrente
del taller.
La respuesta tranquilizó un poco más a la chica, así tendría tiempo entre las clases y su ¿cita? No, no era una cita, habían quedado para que él le explicase lo que había pasado y que ella no quería nada con él. Que sólo fue un beso y que se arrepentía de haberlo hecho. Sí, eso era lo que debía decirle.
Aunque el malestar que sentía Olimpia no había desaparecido, saber que hablaría con Travis sobre lo sucedido la tranquilizaba un poco. De forma que decidió pasar el resto del día en la casita del jardín entre sus pinturas.
***
Travis suspiró al ver que Olimpia le había pospuesto la cita, aunque tenía más o menos claro lo que quería decirle, no le importó conseguir más tiempo; de forma que, sin darle más vueltas al asunto, volvió a sus quehaceres. Se cambió de ropa, se montó en su moto y, cómo tenía por costumbre todos los domingos, se marchó de ruta para despejarse.
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