El día era hermoso, parecía que incluso el Todo Poderoso había hecho el día maravilloso.

Los pájaros cantaban, las flores de invierno, aunque estaban sus pétalos cerrados, igual se veían muy hermosas. Los animales se encontraban hasta de muy buen humor.

Pero nadie estaba más feliz que una pequeña niña, apesar de su apariencia de 10 años, apenas cumplió 7.

Hoy se levantó temprano, se metió a bañar junto a su mejor amigo que no es nada más ni nada menos que Viento Oscuro, un lobo enorme y muy lindo para la menor.

Tenía la esperanza y esperaba que esta vez pudiera convivir tranquilamente con las personas, quiza jugar o incluso salir de su zona de confort para tener nuevos cambios, nuevas emociones y nuevas oportunidades.

Luego de bañarse tomo su toalla y salió de la regadera, al salir noto un vestido nuevo y unos zapatitos de su talla. Todo el conjunto tenía tonos morados claros y blancos, a excepción de los zapatos que eran plateados.

Cuando se acerco en dirección al traje miró una nota, al terminar de leerla no dudó en saber de quien venía. Pues venía de Yudai.

¿Cómo había conseguido entrar sin hacer ruido?

Era un completo misterio para ella, pero igual no dudaba de él. De cualquier forma, todo pensamiento negativo se había ido de ella en este día tan especial, pues solo ocurre cada año.

Y no todos los años llega a sentirse igual de bien de lo que se sentía en este momento, tal vez esta vez sea diferente a todo.

.....

Se había cambiado, y se había ocupado de tener presentable a su buen amigo para ya estar listos los dos.

En cuanto terminó lo que tenía que hacer, se dirigió a la sala rápidamente para encontrarse con el susodicho, quien se encontraba sentado en el sillón esperandola para arregarle el cabello como todos los días.

Luna: ¡Yudai!. -se le acerca abrazandolo con cariño-

Yudai: Buenos días, pequeña princesa. ¿Dormiste bien? -le sonríe correspondiendo al abrazo-

Luna: Sí, y muchas gracias por el traje, es muy lindo.

Yudai: Pero no lo es tanto como tú, princesa. O debería decir, ¿reina?. -acaricia su cabello soltando una risa ronca-

Ella lo mira extrañada y sorprendida, pues hubo una vez en la que Jaden y Candy la habían llamado "reina" en su cumpleaños, tenía una extraña sensación.

¿Inquietud? ¿Miedo? Tal vez ambas.

Pues cuando Jaden y Candy la habían llamado así, uno de los dos quedó en coma y el otro desapareció.
Temía que esa palabra fuera algo que le traería pesar y sufrimiento a quienes quería y apreciaba más que a ella misma.

Cuando sus pensamientos la iban a invadir algo cálido toco su mejilla derecha haciendo que reaccionara.

Yudai: Tranquila, princesa. No me iré a ningún lado, estaré contigo hasta donde tú me lo permitas.

Luna: ...... -se acurruca en su mano tomando esta misma- Quedate conmigo siempre...

Yudai: Es una promesa, te doy mi palabra. -besa su frente y se separa un poco de ella- Vamos, hay que alistarte, tengo un regalo más que quiero darte para terminar de ponerte más hermosa de lo que ya eres.

Luna: -le sonríe y asiente dejando todo pensamiento negativo- Esta bien.

Yudai: -le ofrece su mano para que se pueda sentar en el sillón- Por aquí, mi reina.

Ella solo rió aceptando su mano para luego sentarse y se quedó quieta. Él procedió a peinarla y cuando terminó le colocó en el cabello una peineta de diamante que tenía una especie de simbolo extraño.

Yudai: ¿Está pesado?

Luna: No, es muy ligero y es muy bonito, ¿qué es?

Yudai: Es una peineta, pero esta es muy especial.

Luna: ¿Por qué es muy especial?

Yudai: Donde yo vengo, la peineta que llevas es un simbolo de gran respeto, quien se te atreva a faltarte o a insultarte le darán un castigo.

Luna: ¿Qué castigo?

Él no sabía que decirle, pues no le podía decir que quien le faltara al respeto moriría de las formas más horribles posibles, incluso las que podrían ser inexistentes, pues para alguien, todo lo imposible sí es posible.

Sobre todo ella sabría que si la intenta pasarse de un tema a otro lo notaría. Pues ella no es tonta y eso lo sabe a la perfección.

Yudai: Uno muy malo, pero no te preocupes por eso, de igual forma no creo que alguien quisiera hacerte daño.

Luna: .... -asiente leve- Esta bien, si tu lo dices -voltea a verlo sonriendo-

Ella simplemente se levantó del sillón y ayudaba a Yudai a preparar lo que faltaba para ya solamente esperar a todos aquellos a quienes esperaba.