III. Sexo.

Peter se dejó caer a un lado de él, tratando de recuperar la respiración. Tony hizo lo mismo mientras sentía las sensaciones del reciente orgasmo aún en su ser, que poco a poco le iba dando paso a una sensación de relajación.

La que siempre obtenía después del sexo.

—Amo tanto esa posición —Peter rompió el silencio después de unos minutos—. Amo sentirte en lo profundo de mí.

Tony tarareó.

—Yo amo cómo te sientes sobre mí y a mí alrededor, precioso.

Peter se frotó contra su hombro como si fuera un gatito.

—Deberíamos hacerlo más así —sugirió—. Si no te molesta.

Tony sonrió.

—¿Bromeas? Te ves increíble sobre mí, jamás me va a molestar eso. Menos ver cómo lo disfrutas.

Sintió la sonrisa de su chico sobre su cuello. Peter dejó una mordida suave sobre su piel y luego la chupó con delicadeza.

Como siempre.

—Hagámoslo más seguido entonces.

—Por supuesto, precioso.