II. Primera vez.

Peter se recostó en su pecho, no sin antes haber dejado un beso sobre el, mientras suspiraba.

—Sabes —el chico habló, su voz amortiguada—, siempre me he preguntado cómo fue tu primera vez, pero jamás tuve el valor para preguntartelo antes.

Tony acomodó una almohada bajo su cabeza.

—¿Qué te dió el valor para hacerlo ahora?

El chico pasó una mano por su costado, trazando líneas imaginarias.

—No sé —respondió—. Solo sentí que debía preguntartelo ahora.

—Hiciste bien en hacerlo —dijo—. La verdad es que no fue como yo me lo había imaginado. Creo que eso nos pasa a todos. Tenemos expectativas altas y no sabemos si estas serán cumplidas o no. Solo hay dos opciones en ese sentido, puede que las expectativas de cada quién sean superada o puede que no lo sean. Supongo que las mías no lo fueron, pero se lo atribuyo a la inexperiencia también.

Peter pareció conforme con eso. Tony sabía que el chico siempre estaría conforme mientras él respondiera aunque sea un poco de cada pregunta que le hacía.

—Yo superé las mías —confesó.

Sintió las mejillas calientes del chico contra su pecho.

—¿Si, precioso?

—Por supuesto que sí —sonrió—. Era imposible que no lo hiciera.

Tony se rió.

—Estás alimentando mi ego.

Peter nunca dejó de trazar las líneas en su piel. La sensación cosquilleante sobre su piel se sentía cómoda.

—Mmm...

Peter se quedó dormido sobre su pecho.

Dejó un beso sobre su coronilla y después se encargó de cubrirlo bien.

Ni siquiera se dió cuenta en qué momento se durmió él mismo.