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Capítulo 78

No me sorprendo cuando la motocicleta se detiene justo en frente del complejo de departamentos. De alguna manera sabía que ese “nuevo comienzo” al que se refería, sin secretos o malentendidos, implicaba volver hacia nuestros pasos…al sitio donde todo empezó.

Ninguno emite palabra alguna cuando el ruido del motor y la vibración bajo nuestros cuerpos se silencian y es remplazada por la quietud del entorno.

Tomo la iniciativa de bajar primero en cuanto noto la duda ensombrecer su semblante, no debe vacilar en su decisión, por una vez estamos en lo correcto. Aparto el flequillo de mi frente cuando retiro el casco y la brisa de la tarde sacude mis hebras, diviso entonces a Jeon imitar mi acción y peinar su oscuro cabello antes de tomar mi mano y adentrarnos al lugar.

El prolongado y reflexivo silencio entre nosotros es algo rutinario cuando ninguno está seguro sobre que debe decir o hacer, pero a su lado no es algo que me resulte incómodo. Soy capaz de entender la tempestad que ha de estar pasando por su mente en estos instantes.

—Buenas tardes joven Jeon y…señorita Sang.—el guardia saluda perplejo al ver nuestras manos entrelazadas, pero en un final sonríe picaresco y regresa a su función en la cabina dejando a su paso un leve sonrojo en nuestras mejillas.

Sonrío un poco y elevo la mirada hacia el perfil de Jeon, solo para notar que también sonríe y afianza su agarre en mi mano. Estar con él se siente tan bien en todos los aspectos…

En cuanto pasa de largo el ascensor, rumbo al corredor del primer piso, soy totalmente consciente de hacia dónde nos dirigimos. Nuestro andar se detiene justo en frente de la puerta cuatro.
Permanecemos unos segundos estáticos en el lugar, únicamente acompañados del asfixiante silencio en el que solo somos capaces de percibir el latido desenfrenado de nuestros corazones y errantes respiraciones. Dos golpes secos hacen eco en la desgastada madera y en cuanto Jungkook retira sus nudillos unos vacilantes y torpes pasos se escuchan del otro lado.

La puerta rechina separándose unos centímetros del marco, dejando entrever unos hermosos y grandes ojos marrones, laminados por un marchito tono gris, que escanean mi cuerpo con asombro y confusión. Mi respiración se detiene apenas nuestras pupilas hacen contacto y ella parpadea repetidas veces calmando el ardor en sus lagrimales, un carraspeo a mi lado parece terminar con su letargo y solo entonces su atención se desvía al chico junto a mí.

—Mamá…ella es Eun Mi, mi novia.

Su torpe presentación no hace más que aumentar la tensión y la incomodidad en el ambiente. Es más que obvio que ella es capaz de reconocerme e incluso se ha empeñado en evitarme apropósito durante meses, pero no puedo reprocharle a Jungkook por ello…él simplemente está demasiado nervioso como para pensar en algo mejor que decir.

Yo de igual forma lo estoy…aún recuerdo su comportamiento hostil cuando se negó a presentarme a su madre. Ahora que comprendo por qué lo hizo me preocupa más la reacción de ella al verme después de tanto tiempo. Jamás se lo confesaría a Jungkook pero…me aterra que rechace mi presencia y se moleste con él por haberme contado la verdad, por haber desobedecido la voluntad de Junghyun.

La mujer alterna su visión entre Jungkook y yo con desconcierto tras escuchar sus palabras, es solo entonces que depara en nuestras manos entrelazadas. Concentra su atención en dicho punto, sin emitir reacción alguna, y esto no hace más que aumentar nuestra inseguridad. De reojo observo a Jungkook, la protuberancia en su cuello se hace notable cuando pasa saliva con nervios y mis palmas perciben el gélido sudor que emana de las suyas.

No soy capaz de discernir cuánto tiempo transcurre hasta que ella, sin elevar aún su cabeza, envuelve sus dedos en el dobladillo del suéter de Jeon y tira de este con torpeza llamando su atención, como si no hallase otra forma de comunicarse en medio de la conmoción y el dolor que podrían causarle sus propias palabras.

—Si.—masculla él como respuesta a su gesto. No necesito escucharla para entender lo que ha significado dicha acción.

¿Ella lo sabe?

Sí, estoy segura de que esa ha sido su pregunta sin verbalizar.

En cuanto escucha la afirmación de Jeon su cabeza se eleva en mi dirección nuevamente, quedando nuestras miradas a la misma altura. Apenas me permite detallar su expresión cuando tengo sus delgados y débiles brazos envolviendo mi cuello y tirando de mi cuerpo hacia el suyo, consiguiendo que deje ir la mano de Jungkook en el acto.

Permanezco petrificada en medio del  repentino abrazo y mi piel se hiela en cuanto acaricia mi cabello y sorbe su nariz con vehemencia a un lado de mi cabeza. Las lágrimas que se esforzaba en retener desde que me vio en frente de su puerta, comienzan a brotar sin control humedeciendo la palidez de su rostro.

—Lo siento, pequeña Mi…

—Señora Jeon…—mi corazón tirita en mi pecho al escucharla pedir perdón con aquel familiar apodo que años atrás solía decirme, inmediatamente los recuerdos se agolpan en mis sienes y sin poderlo evitar envuelvo mis brazos en su delgada y débil cintura.

Jungkook ha bajado su cabeza y observa con inexpresión la punta de sus botas mientras presiona sus labios en una fina línea. Sé que la escena no hace más que recalcar todo lo que está mal con esta historia, y aunque no lo diga en voz alta, soy capaz de notar lo mucho que le duele ver a su madre sufrir de esa forma.

—Yo no quise…no podía…

—Está bien, todo mejorará a partir de ahora…—le tranquilizo en cuanto comienza a sollozar.

Sé que nada es comparable a su dolor, a la angustia de haber perdido a su hijo, y que nada podrá regresarle eso que tanto desea. Pero quisiera intentar disminuir la pena en su corazón, al igual que con Jungkook…superar juntos este momento.

Noto que se esfuerza en cesar su llanto tras escuchar mi susurro, y sé que intenta no arruinar con sus emociones lo que debería ser un hermoso reencuentro aunque las circunstancias dicten lo contrario. En cuanto asiente y se separa de mi cuerpo, forzando una sonrisa comprensiva, sé que lo hace por Jungkook, para no verse de esta forma frente a él ni abordar un tema que bien sabe le lastima…al igual que a mí.

—Has crecido mucho Eun Mi, siempre has sido una niña muy hermosa.—dice de repente cambiando por completo su semblante y acariciando mi mejilla. Y aunque no responde verbalmente a lo que le he susurrado hace un momento, entiendo que con su comportamiento desea que mi afirmación se haga realidad.

Se esfuerza porque las cosas mejoren para nosotros…

—Le echaba de menos…—confieso y ella se esmera en sonreír una vez más.

Soy consciente de que cada ápice de mi persona le recuerda a Junghyun, incluso más que su propio hermano, porque las vivencias y lo que signifiqué para él aún se encuentran tibias en nuestra memoria.

—Lo siento tanto por no decirte…

—Mamá.—el suplicante llamado de Jungkook la interrumpe, su voz se percibe áspera y cansada.

Tal como yo…no desea recaer en ese tema. Ya ha sido suficiente por hoy para ambos.

Ella asiente y suspira antes de pasar sus manos por el rostro y dejar entrever una sonrisa en sus labios, justo como si no hubiese llorado hace un momento. Finge estar bien por nosotros una vez más.

—Así que…novios.—murmura de repente y ríe por lo bajo.—Quién lo habría pensado ¿eh?

—Ah…sí, supongo que solo sucedió y ya.—masculla Jungkook a mi lado acariciando su nuca, cambiando su expresión acongojada a una nerviosa de forma repentina.

—¿Sucedió y ya?—profiero yo con falsa indignación por su respuesta mientras ella nos observa con diversión desde la puerta.

—No…bueno sí. O no, es que nosotros…—balbucea hasta que gruñe y despeina su cabello con exasperación.—Es una larga historia.

—¿Te da vergüenza hablarle a tu madre sobre tu novia?—lo molesta ella notando que comienza a ponerse nervioso.

—Claro que no.

—¿Por qué te sonrojas entonces?

—Ya basta mamá.—pide entre dientes como si yo no pudiera escucharle cuando estoy justo a su lado, cosa que me hace sonreír levemente.

Jungkook es…es un niño.

Entonces deparo en que la estrategia de su madre ha funcionado, ahora que ella se muestra más serena y aparentemente feliz por su hijo…él se percibe más aliviado y acorde a su edad.

En estos momentos no luce como si llevara un enorme peso sobre sus hombros, es la primera vez que lo veo actuar como un simple adolescente interactuando con su madre de forma amena…y es la primera vez que se siente como si fuésemos una pareja normal, como debió de haber sido desde un inicio un encuentro como este.

Seokjin tenía razón…

Solo es un adolescente al que le ha tocado una vida difícil.

—Esto es nuevo.—afirma ella riendo con sinceridad y de igual forma noto que su alma se da un respiro, que ambos han decidido por hoy olvidar sus pesares e intentar compartir un momento feliz.—Debes saber Eun Mi, que eres la primera chica de todas sus pretendientes que Jungkook me presenta.

—¿Han sido muchas?—inquiero solo para deleitarme con la expresión atónita de Jungkook y la mirada de urgencia que le lanza a su madre.

Sí…yo también me permitiré por hoy fingir que todo es perfecto y disfrutar de esta experiencia.

—No.

—Unas cuantas.

Jungkook y su madre contestan al unísono.

—¿Unas cuantas?—espeto y me giro hacia él conteniendo una sonrisa en cuanto comienza a negar de forma nerviosa y agita sus palmas en frente de mi cara.

—Pues claro, Jungkook siempre fue muy apuesto.—continúa ella ignorando la reacción de su hijo.—Tuvo muchas enamoradas pero jamás presentó por casa a ninguna, había una chica que…

—¿¡Por qué no entramos?!—exclama de repente interrumpiéndola.—Hace frío aquí afuera.

—¡Oh! Claro.—repara apartándose de la puerta.—Perdón por mis modales Eun Mi, entra y toma asiento.

Ella se gira rumbo al interior del departamento, y en cuanto me dispongo a hacer lo mismo, la cálida mano de Jungkook aprisiona mi muñeca.

—No es verdad eso.—se apresura a aclarar.—Yo no…

En cuanto mis labios impactan contra los suyos en un fugaz toque, sus palabras quedan a medias y sus ojos se abren con sorpresa ante mi repentina acción.

—Te ves tierno cuando estás nervioso.—susurro sobre sus labios.

—¿Estamos bien entonces?

Su pregunta me hace reír por la inocencia con que fue formulada, no puedo creer que realmente piense que la información, probablemente falsa de su madre, vaya a interferir de alguna manera entre nosotros.

—Tonto.

Me aparto de él para entrar en el acogedor sitio, a diferencia de la habitación de Jeon no luce tan desolado y lúgubre, aún así es notable la falta de atención y la ausencia de vitalidad en el entorno, pero no podría reprocharles eso.

—¿Ya has cenado Eun Mi?—pregunta ella reapareciendo en el salón, por los húmedos cabellos de su flequillo deduzco que ha lavado su rostro, seguramente con la intención de disipar los restos de las lágrimas.

—No ha cenado.—contesta Jungkook antes que yo, dejando caer su chaqueta a un lado del sofá y quitándose las botas.

—Entonces prepararé algo para comer.—anuncia ella.—Ponte cómoda, no tardaré.—rápidamente desaparece rumbo a la cocina, y su pronta huida me confirma que a pesar de todo no se siente completamente preparada como para entablar una prolongada conversación con nosotros sin quebrarse nuevamente. Yo respeto eso.

—Lindos calcetines.—me burlo en cuanto distingo los graciosos e infantiles dibujitos de los calcetines de Jeon y río cuando este intenta esconderlos en la alfombra, fracasando estrepitosamente.

—No habían otros limpios…

—Ya, claro… ¿Tu ropa interior también es de Marvel?

—Santo cielo, Eun Mi.—Jungkook espeta horrorizado por mi comentario osado y cubre con su mano sus labios en el proceso.

Pues resulta ser que, desde que lo he visto avergonzarse en frente de su madre como todo un chiquillo, me ha parecido realmente tierno su comportamiento y acabo de descubrir que eso me gusta. Así que…mientras dure el efecto, no es mala idea aprovechar la ocasión.

Aparto su mano de sus labios y elimino la distancia que nos separa en el sofá hasta que nuestras piernas se rozan, mientras que él me observa expectante y perplejo. No suelo comportarme de esta forma en realidad, pero todo lo que a él respecta me envalentona de una manera casi peligrosa…

—Se supone que digas algo como… "¿Quieres comprobarlo, bombón?"—le guiño un ojo intentando lucir sexy.

Pero en lugar de la reacción que esperaba, Jungkook estalla en carcajadas y parte de su saliva va a parar a mi rostro.

Me quejo por lo bajo y me separo de él limpiando la humedad que dejo en mi cara con su propia chaqueta, pero eso no parece importarle en lo absoluto mientras yace muy a gusto sosteniendo su estómago y riendo sin cesar.

—En serio Eun Mi, ¿De dónde sacas esas cosas? Eres la única que puede hacerme reír así…—confiesa intentando calmarse a sí mismo y yo sigo sin comprenderle el punto gracioso a lo que pasó. Con indignación le lanzo la chaqueta y me cruzo de brazos sin dirigirle la mirada.

—No se suponía que fuese divertido.

—¿Ah no?

—Estaba intentando ser sexy…pero ya ves, todo lo arruinas.

—¿Sexy?—espeta incrédulo y en cuanto me ve asentir su sonrisa desaparece.—Aw…Eun Mi.

—Lo sé, no sirvo para eso…no soy alguien sexy.—afirmo en voz baja percatándome de mi estupidez de hace un momento, debo de lucir ridícula.

—No, no lo eres.

—Joder, qué novio tan genial eres.—profiero con sarcasmo tras escucharle. Se supone que me haga sentir mejor, no que recalque lo obvio.

Jungkook ríe y se acerca nuevamente tomando mi rostro entre sus manos, presionando mis mejillas en el proceso y logrando que mis labios se abulten de forma graciosa.

—Quizás ser sexy no sea tu fuerte, pero me gustas así y mucho…no cambiaría nada de lo que eres porque ante mis ojos luces perfecta.—mis mejillas se encienden y mi vientre cosquillea tras escucharlo…

¿Cómo puede una simple frase causarme tantas emociones en un segundo?

Acaba de crear la atmosfera romántica perfecta…pero al parecer no ha de durar mucho, como siempre, Jeon Jungkook es impredecible.

—Aunque…si aún quieres comprobar lo de mi ropa interior eso puede arreglarse también…—su sonrisa dulce es remplazada por una picaresca y una de sus manos se desliza al final de mi cuello donde presiona levemente antes de acercar sus labios a los míos.

Poco a poco siento mi espalda descender hasta quedar a pocos centímetros del asiento del sofá, únicamente sostenida por la mano de Jungkook en mi cadera. Su cuerpo ahora yace curvado sobre el mío y busca comodidad para continuar aproximándose a mí.

Cierro mis ojos a la espera de su beso, percibiendo cómo las mariposas en mi estómago son reemplazadas por la calidez que comienza a extenderse por mi cuerpo y nubla mis sentidos por completo…

—Díganme que les parece.

Todo sucede demasiado rápido, de un momento a otro su tacto se desvanece y el acolchonado sofá tiembla cuando de un solo salto Jungkook termina en un extremo de la habitación limpiando una pared y yo del otro lado observando un cenicero vacío, mientras que su madre se adentra en el salón con dos pequeñas tasas humeantes en sus manos.

—Prueben esto…—dice ajena de lo sucedido, entregándonos una tasilla a cada uno.—Digan si creen que le falta sal o algo más…

La pequeña tasa parece contener un poco de la sopa que se encuentra preparando. Jungkook carraspea antes de darle un sorbo  y yo imito su acción percibiendo un sabor bastante agradable.

—Está perfecta.—le halago devolviéndole la vasija a lo que ella sonríe complacida.

—Me alegro que te guste Eun Mi, en un rato estaré terminando el resto de la cena.

—Le falta sal.

—No empieces Jungkook.—le reprende ella.—Eun Mi dijo que estaba perfecta.

—Pero…

—Es a ella a quien debe gustarle, si quieres más sal le pones luego a tu plato.—le reitera y yo contengo una risa al ver la reacción escandalizada de Jungkook por la vergüenza del regaño.

—¡Mamá!

—Mamá nada, y deja en paz a la pared. Vas a despegar la pintura.—sin agregar algo más regresa a la cocina con las vasijas vacías, dejando a Jungkook con sus quejas a medias.

—Eres malcriado Jeon.—me burlo y él se cruza de brazos elevando una de sus cejas.

—¿Y qué? ¿Me vas a castigar?

—Debería.

—Mmm—finge estárselo pensando, acariciando su mentón con sus dedos.—No estaría mal.—en cuanto ladea su cabeza con diversión comprendo que lo ha dicho con doble sentido y los nervios estúpidos regresan. No debí provocarlo si yo no puedo lidiar con eso.

—Qué promiscuo eres.—alcanzo a responder entre balbuceos y él simplemente ríe ante mi fallido intento de insulto para acto seguido caminar hacia las escaleras.

—Ven, hay algo que quiero enseñarte.—dictamina antes de comenzar a ascender sin asegurarse siquiera si voy tras él o no.

Aun acalorada por los últimos instantes, y confundida por su petición, decido seguir sus pasos y subir los desgastados escalones sin saber a conciencia hacia dónde nos dirigimos.

No puedo evitar observar cada rincón del lugar en cuanto arribamos al corredor superior, esta parte de la casa luce mucho más descuidada que la planta inferior y la frialdad que se percibe remplaza el ambiente acogedor del salón principal. Las paredes níveas y vacías, sin un solo retrato o decoración, la alfombra impoluta tal como si jamás se frecuentara esta zona y la oscuridad que prevalece me hacen pensar en cómo habría lucido este mismo corredor unos siete años atrás, cuando Junghyun aún estaba aquí y todos los inquilinos eran felices…

No siempre debió de lucir tan solitario este lugar, tan carente de vida.

Recorrer los alrededores de esta casa ha de ser exactamente igual que hurgar en el corazón de la familia Jeon, porque así como estos pasillos su interior ha de encontrarse igual de desolado, triste y oscuro…realmente desearía que en algún momento yo pudiera iluminar esa parte de Jungkook.

Sus pasos se detienen en frente de una puerta cerrada, con un desgastado y despegado poster de un equipo de baseball desconocido para mí. El ambiente se torna tenso y yo permanezco en silencio a su lado cuando lo escucho suspirar y colocar su mano encima del picaporte, sin embargo no gira este.

—No tienes que hacerlo si no te sientes…

—Te dije que quería comenzar de nuevo contigo.—me interrumpe al instante.—sin secretos y malentendidos. Quiero que seas parte de todo lo que me concierne Eun Mi, quiero que estés a mi lado cada vez que deba enfrentar mis miedos.

Su sonrisa sincera enternece mi alma, porque realmente se está esforzando en cumplir sus palabras, y a pesar de su tristeza eso es algo que agradezco. Así que no dudo en colocar mi mano encima de la suya, sobre el picaporte, y girar este hasta que la puerta cruje y se abre con parsimonia.

Poco dura la oscuridad frente a nosotros cuando Jungkook presiona el interruptor a un lado de la habitación y distingo lo que desde un principio había esperado encontrar...

En breve subiré los próximos capítulos, gracias por su espera paciente y comprensión.

Feliz navidad y año nuevo para todos❤

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