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Capítulo 75

️Capítulo largo.

[Les recomiendo ver el video y escuchar la canción con el capítulo para mayor disfrute y compenetración con el sentimiento y el contenido.]
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Jeon Jungkook.

Sus pequeñas y frágiles manos se aferran con ahínco y desespero a la tela de mi camisa, sus golpes sobre mi pecho habían disminuido la intensidad hasta terminar solamente en unos impactos débiles y exhaustos que reparte de forma intermitente cada vez que la presión de mi agarre a su alrededor merma.

Con cada sollozo suyo siento mis muros derrumbarse poco a poco y toda la coraza de valentía que he procurado construir estos últimos meses, únicamente queriendo protegerla, comienza a desaparecer dejando a su paso la realidad de lo que soy y todos los escombros apilados en mi interior para que ella nunca notase cuán roto estoy.

Cuando la he visto postrada junto a esa cama, con su cabeza sobre su pecho, palpando sus mejillas y suplicando que despertara, he sentido mi alma entera desfallecer y el miedo con el que he estado lidiando en cada pesadilla desde que regresé se hizo más latente, porque todo lo que quería evitar acababa de suceder frente a mis ojos y sin haberlo previsto. Lo que estaba presenciando ya no era un simple mal sueño, sino la más cruel y horrible realidad de todas.

¿Cómo pasó esto? ¿Cómo llegamos a este punto luego de tanto sacrificio?

Después de haberle prometido que no la lastimaría, de haberle jurado en sus últimas palabras que cuidaría de ella incluso si eso significaba vendarle sus ojos por el resto de su vida.

Sabía que de alguna forma eso no sería posible, no podemos disfrazar la realidad por mucho tiempo, pero aún así había puesto todo mi empeño en alargar las consecuencias lo máximo posible.

Me había esforzado tanto por ambos…

¿Por qué tenían que terminar las cosas de esta forma?

Tengo claro que a partir de este momento posiblemente la perderé, todo lo que hice ha sido en vano. Soy una persona egoísta, soy un ser horrible al desear tenerla a mi lado después de esto incluso cuando tengo la certeza de que ella no querrá volverme a ver.

No pude controlarlo, no pude evitar el que mi corazón latiera desbocado cada vez que la veía, que mi alma quemase por fundirse con la suya y traerle al menos un poco de paz, aunque yo no la tuviera. Quizás ese fue mi error, querer darle algo que yo había perdido hace mucho, intentar sanarla sin haberlo hecho yo primero. El dolor se duplicó en demasía, si antes la imagen de esta gélida habitación era una punzante astilla en mi pecho ahora, con ella aquí, se siente como mil puñales retorciéndose en mis entrañas.

No solo soporto el dolor de la pérdida sino también el de Eun Mi, porque no quería que supiera las cosas de esta forma. Porque la amo tanto que su sufrimiento me parece inferior al mío.

Y joder, duele. Verla llorar de esa forma, con el rechazo y la decepción desgarrándome en su mirada, me duele como nunca imaginé que lo haría.

Ella no puede alejarse de esa forma de nosotros, de Junghyun y de mí, tendrá que soportar la verdad así lo desee o no… porque ya es demasiado tarde para aminorar el peso.

Sé que lo perdonara a él, Junghyun y ella compartían un mundo y una conexión que solo ellos eran capaces de comprender, sé que pase lo que pase no le guardará rencores pero…no tengo esa seguridad para mí. No creo que vuelva a dirigirme la palabra luego de haberle mentido por tanto tiempo.

Y eso me aterra, egoístamente debo aceptar que no le mentí por las razones correctas. Es cierto que prefería mantener las cosas ocultas para no lastimarle, pero muy en el fondo siempre supe que uno de los principales motivos por los que lo hacía era simplemente por el miedo a que se alejara.

Ella ya me salvó una vez sin siquiera ser consciente de ello, ella es mi ángel y si me deja solo…

¿Cómo seré capaz de soportar la difícil decisión que se avecina y de la que ni siquiera es consciente aún?

—Va a despertar.—masculla nuevamente en un sollozo acallado por la presión de su rostro contra mi pecho, ignorando mis palabras.

Me limito a suspirar dando un último repaso a la cama, el pecho de Junghyun asciende y desciende de forma automática y monótona. Juraría que en algunas ocasiones, en medio de todo el tiempo que paso en este lugar a su lado, he visto sus órbitas moverse por debajo de sus párpados…pero eso es todo.

Es una simple ilusión.

Incluso el sonido de su respiración, el movimiento de su pecho, el calor que destila su cuerpo…todo es un simple espejismo.

Tanto me costó aceptar esos simples detalles que no sabría cómo explicarle a ella lo que sucede realmente, lo que ha pasado con mi hermano. A pesar de que segundos antes le aseguré que hablaría, que le contaría la verdad, ahora no hallo el valor suficiente. Ni siquiera sé por dónde debería empezar…

¿En qué momento las cosas comenzaron a volverse tan complicadas?

Con esa interrogante calcinando mis pensamientos me aventuro a retirar mi vista de la dolorosa imagen del cuerpo inerte de mi hermano para posarla en los ojos cristalinos y enrojecidos que me observan con dolor a la altura de mi pecho. Las lágrimas que se deslizan por sus pálidas y suaves mejillas me transportan a aquella noche lluviosa donde todo se desencadenó, aquel momento en el que mis preocupaciones comenzaron a duplicarse y sin embargo yo empezaba a sentirme un poco más vivo de nuevo…

La lluvia golpeaba con parsimonia el cristal a mi costado que enfriaba mi mejilla, haciendo borrosa la visión del paisaje nocturno desapareciendo en el exterior. Suspiré unas cuantas veces empañando la ventanilla, evitando mirar mi repugnante reflejo porque sabía que lo que vería no haría más que recordarme todo lo que había estado reteniendo desde que bajé de ese avión.

Incluso cuando estaba solo me prometí no volver a derramar una sola lágrima o siquiera pensar en ello, no importaba nada más en ese momento, mi existencia había pasado a un segundo plano y cada acción que ejecutaba era una simple consecuencia de la inercia. Jeon Jungkook había muerto por completo mucho tiempo antes, justo después de esa llamada.

—Ya hemos llegado.—la voz del taxista me sacó de mis cavilaciones, no levanté la vista de mis pies incluso cuando pagué lo que debía y salí del auto dejando que la lluvia empapara mi cuerpo por completo.

—¿Estás bien muchacho? ¿Necesitas ayuda con el equipaje?—el intento de amabilidad de aquel señor no surtió efecto alguno sobre mí.

¿Bien? Claro que no estaba bien.

¿Cómo estarlo luego de esa llamada?

¿Luego de haber tenido que desafiar a medio mundo solo para poder regresar y exigir un derecho que me correspondía?

Tuve que esperar mucho para volver aquí por mi cuenta, y tuvo que morir mi padre primero para que ella aceptara que me necesitaban aquí.

No contesté, no pretendía ser cortante pero mentir y fingir una sonrisa de bienestar solo para tranquilizar la carencia de preocupación de un extraño no estaba entre mis planes para esa noche.

Tomé mis maletas en el asiento trasero antes de cerrar la puerta e inmediatamente el auto se alejó. Corrí bajo la lluvia los pocos metros que separaban la calle de la entrada de la casa, se suponía que yo no debía de estar en ese lugar pero me encontraba allí de todas formas evitando la realidad que caería sobre mí luego de eso. Era el único sitio en el que podría encontrar un poco de la paz que necesitaba antes de verles de nuevo y regresar a casa…

—¡Ya va! ¡Joder, que no soy flash!—se quejaron del otro lado de la puerta luego de mis insistentes toques.—No queremos aromatizante…—su protesta quedó a medias en cuanto sus ojos depararon en mi figura.

—No soy un vendedor ambulante.—espeté con obviedad y alivio por verle después de tanto tiempo.

—¡Jungkook!—los brazos de Jimin se envolvieron alrededor de mi espalda, importándole poco que estuviese empapado hasta los huesos. Dejé caer las maletas que cargaba a cada lado de mi cuerpo y le devolví el gesto afectivo.

No recordaba lo maravilloso que se sentía recibir un abrazo de alguien que te importa.

—¡Joder! ¡No me creo que en serio estés aquí!—gritaba dando algunos saltos en su sitio que me hicieron sonreír.—¡Pero mira cuánto has cambiado! Estas más alto y tu cabello es más largo… ¿Qué se supone que dan de comer allá en América?

—Tú sigues igual de enano por lo que veo.—dije dándole un rápido repaso a su aspecto desaliñado.

—Fingiré que no escuché eso solo porque estoy feliz de que estés aquí.—enfatizó con una expresión de falsa seriedad.

—¿Bueno me vas a dejar entrar o bailamos bajo la lluvia?

—Te iba a proponer un beso bajo la lluvia pero viniste amargado, así que mejor no.—dejé escapar una leve risa nasal por su comentario fuera de contexto, sin duda Jimin no había cambiado mucho.

Me ayudó a meter las maletas al interior de la casa y cerró la puerta hablando de las cosas que han pasado en mi ausencia. No nos hemos visto desde que me marché, han pasado casi siete años y aún así siempre procuramos no perder el contacto.

—¡Park! Estás mojando toda la alfombra, sabes lo que me dirá mamá cuando vea…—Taehyung apareció descalzo y con su pijama a cuadros a los pocos segundos, enmudeciendo de igual forma.—¡No puede ser!

A pasos apresurados corrió hasta quedar frente a mí e imitar la acción de Jimin al verme.

—Le diré a tu madre que lo siento por la alfombra.

—Olvídate de la puta alfombra.—espetó empujándome con emoción hacia uno de los sofás, dejando caer en mi regazo una toalla limpia que Jimin había traído.—No te esperábamos tan pronto.

—Llegué hace una hora, tomé un taxi en el aeropuerto y vine directo hacia aquí. Hoy es noche de videojuegos, así que imaginé que estarían juntos.—expliqué secando mi cabello con la toalla.

—¿Entonces no has pasado a por tu casa aún? ¿Qué hay de tu madre?—inquirió Tae con preocupación.

Solté un suspiro cansado recostando mi cabeza en el espaldar del sofá antes de hablar.

—No le he dicho aún que he vuelto, no…tengo ánimos de enfrentarla justo ahora.

Taehyung y Jimin me miraron con comprensión. Ellos sabían lo que había ocurrido, eran las únicas personas con las que me permití abrirme en cierto momento y compartir una parte de mis congojas, y aunque había evitado dar detalles, conocían lo suficiente como para entender mi reticencia a volver a casa.

—Jungkook, es tu madre…tarde o temprano tendrás que perdonarla.

—Lo sé, sé que ella también está sufriendo el doble con la muerte de papá y con lo que pasó con Junghyun…pero aún así es difícil.

—Junghyun…

—No lo sé Tae, no sé si es cierto lo que dicen…solo no quiero pensar más en ello por hoy.—mascullé impaciente por zanjar el tema.

Semanas antes había recibido la noticia, no quería creerlo hasta confirmarlo con mis propios ojos y si era cierto lo que me había contado mi madre…yo no podría perdonármelo jamás. Tampoco a ellos por no haberme permitido regresar antes. No pude despedirme de mi padre…no podía pasarme lo mismo con mi hermano ahora.

—Bueno cambiemos el tema.—propuso Jimin rompiendo con el incómodo silencio.—¿Cuánto tiempo te quedarás?

—Pienso terminar la preparatoria aquí, cuidar de mamá hasta que todo termine…ya saben, luego quizás regrese a América para cursar la universidad.—me limite a contestar.

En realidad solo me había referido al lapsus de un año, cuando todo terminase me iría lo más pronto posible de aquí.

No quería preservar ningún recuerdo de este sitio que pudiera lastimarme en el futuro.

—Entonces debes disfrutar al máximo tu último año de instituto.

—Ya…—sonreí con ironía, disfrutar era lo que menos haría.

—¿Vas a unirte al equipo de la escuela, cierto? Taehyung es el capitán y este año son las competiciones, sería una bomba si nos haces ganar unos cuentos juegos.—habló Jimin entusiasmado.

—No lo sé, tengo mucho en que pensar…no creo que esté lo suficientemente centrado como para jugar.

—Jeon, tú amas jugar…además, ya le he dicho a todos que probablemente te unirías al equipo.—apoyó Taehyung  y yo lo miré con escepticismo por tal atrevimiento sin contar conmigo.—Quizás hasta te relaje y distraiga de todo lo que tienes en mente.

—Lo pensaré.—murmuré al final luego de meditarlo por unos segundos.

—Buscaré ropa seca para ti, quédate un rato y pongámonos al día.—Taehyung se levantó con su característica sonrisa cuadrada y se alejó rumbo a las escaleras dejándonos solos a Jimin y a mí.

Aprovechando el breve momento de tranquilidad me aventuré a preguntar una cuestión que había estado rondando por mi cabeza desde hacía mucho tiempo. Un asunto pendiente que, aunque no era una prioridad aclarar en ese momento, no podía sacarlo de mi mente.

—Oye Jimin… ¿De casualidad conoces a una tal Sang Eun Mi?

Jimin dejó de hablar y me miró confuso por unos breves instantes.

—¿Quién?

—No importa.—espeté al notar su desconcierto.—Pensé que quizás habría alguien con ese nombre en el instituto.

—Bueno, nunca he escuchado ese nombre pero ahora que lo pienso…hay un jugador de apellido Sang en el equipo, puede ser su pariente.

—¿Qué tan seguro es eso?

—No lo sé, Jae Sook no suele hablar de su familia.—se encogió de hombros.

Una pista inservible, pero aún así la curiosidad era mucho mayor. Necesitaba encontrar a alguien con ese nombre.

—¿Crees que mañana podamos preguntarle?

—Claro, aunque si tienes prisa puedes averiguarlo hoy mismo.

—¿Cómo?—cuestioné frunciendo mi ceño.

—Jae Sook vive en tu mismo complejo Jungkook, vaya casualidad ¿No?

—Sí …una gran casualidad.—murmuré pensativo reclinándome en el sofá, cada vez esa cuestión me molestaba más.

—Te anotaré su número de apartamento y su teléfono, de todas formas… ¿Quién es la persona que buscas?

—Solo…alguien.

Antes de que Jimin pudiera preguntar algo más, Taehyung apareció con la ropa limpia en el salón. Agradecí internamente el no tener que dar más detalles al respecto.

Estuve unas horas más con los chicos, intentando distraerme y mejorar mis ánimos antes de volver a casa. No pude evitar pensar por el camino en una excusa con la que hablarle a ese tal Jae Sook, hasta que de alguna forma vino a mí la idea de decirle que Taehyung como capitán del equipo me había aconsejado pedirle que me llevase mañana a las prácticas, aprovechando que sería el nuevo estudiante y ambos vivíamos en el mismo complejo, entonces buscaría la manera de preguntarle si tiene algún parentesco con esa persona.

Me detuve en frente del edificio, aún el camión de la mudanza no se había marchado e imaginaba que el apartamento estaría hecho un caos.

Luego de lo que pasó con Junghyun, tengo entendido que mis padres se habían trasladado a una casa más cómoda, escapando de los rumores y del tener que dar explicaciones a sus conocidos de aquí. Pero al fallecer mi padre mi madre no podía costear por su cuenta ese lugar y los gastos del hospital, así que terminó regresando aquí… al departamento que antes pertenecía a la abuela y que habitamos por mucho tiempo al salir de Busan.

Quizás nunca debimos marcharnos de ahí…

Al menos ha sido una suerte para mi madre que muchos de los inquilinos antiguos ya no están y otros ya no la reconozcan, incluso se las arregló para conseguir una rebaja en el alquiler con el propietario del complejo, solo él está enterado de la tragedia y de la difícil situación que enfrenta la familia Jeon justo ahora.

No me permití apreciar el paisaje y fui directo a la puerta cuatro, dando leves toques en la madera hasta que esta se abrió con parsimonia.
Mi corazón latió con fuerza al verla después de tanto tiempo y deparar en su aspecto, su cabello oscuro como el mío y el de Junghyun carecía de brillo por completo así como sus ojos, su piel extremadamente pálida y su cuerpo tan delgado y débil  advertían su insano estado.

Verla así solo hizo que la furia hacia ella por haberme impedido regresar antes volviera a hacer acto de presencia. Si mis padres no hubiesen sido tan testarudos en su momento las cosas serían diferentes…y quizás yo no me culparía continuamente de lo que pasó.

—Jungkook…—sus ojos se llenaron de lágrimas al reparar en mi presencia. En cuanto sus manos tocaron mis mejillas los sollozos se acrecentaron, y aunque tardé unos segundos, terminé por arrullarla en mi pecho como muchas veces ella había hecho con mi hermano y conmigo…

¿En qué momento todo se derrumbó?

¿Por qué tuvo que pasarnos algo como eso?

Yo sabía que al menos mi madre no merecía tanto dolor, pero aún así me sentía molesto…el haber estado alejado y ajeno de todo, el no haberme percatado de que algo andaba mal la última vez que él llamó me hacía sentir tremendamente culpable.

No recuerdo por cuánto tiempo estuvimos ahí, solo abrazándonos mutuamente mientras ella lloraba contra mi pecho y yo hacía un esfuerzo sobrehumano para no quebrarme en ese mismo instante, hasta que ambos decidimos entrar.

Tenía mucho que decirle, mucho que recriminarle, pero ella no soportaría más golpes y yo no quería hacer más mella en el asunto, tuve que resignarme a que a partir de ese momento estaríamos solos contra el mundo y contra lo que vendría después…lamentablemente las cosas apenas comenzaban y yo no podía darme el lujo de crear una brecha entre nosotros.

—¿Cómo te sientes?—preguntó mientras le daba un sorbo a su taza de té, yo solo observaba el desorden del lugar sin ánimos de responder o entablar conversación siquiera a pesar de lo mucho que la extrañé.

—No deberías preguntar eso siquiera.

—Lo siento…—suspiro arrepentida y exhausta, sin saber que más decir.—¿Estás tomando alguna medicación?

—En América no visité a ningún profesional.—me limite a contestar.

Luego de la noticia habían comenzado los ataques de pánico, las pesadillas, el insomnio y la ansiedad. Sabía que algo en mi interior no iba bien, pero no quería cambiar eso…sentía que mis males eran solo una parte del castigo que merecía por lo que le pasó a Junghyun.

Y estaba dispuesto a pagar ese precio aunque las cosas no cambiaran.

—He hablado con el doctor Seokjin, era el psiquiatra de tu hermano ¿Recuerdas?—simplemente asiento ignorando los recuerdos.—Dijo que podías pasar a verle cuando quisieras para platicar…ya sabes.

—No necesito un psiquiatra.

—Jungkook…entiendo cómo te sientes, créeme que lo hago pero…

—¡No tienes idea de cómo me siento!—espeté colocándome de pie y palmeando la superficie de la mesa, consiguiendo que ella se sobresaltara.—Si yo hubiera alargado esa llamada por más tiempo, si hubiera regresado antes, si yo…—hago una pausa cuando el aire comienza a escasear en mis pulmones y sé lo que eso significa.—Nada de esto habría pasado, pude evitarlo y no lo hice.

—Jungkook no es tu culpa, Junghyun…

—Suficiente.—la detengo antes de que inicie con el discurso que estoy cansado de escuchar.—Ha sido un viaje largo, me iré a mi habitación.

No me impidió salir del comedor hacia la planta superior, recordaba a la perfección cada división de ese infernal sitio. Era tan irónico que no deseara estar ahí cuando en su momento mis años más felices fueron entre esas paredes. Me detuve en frente de la habitación que solíamos compartir de niños sin poderlo evitar, vislumbré el montón de cajas aún con sus pertenencias desparramadas por el suelo, supuse que nadie había hallado el valor de deshacerse de ellas.

Abrí la primera caja, había álbumes de fotos, de cuando éramos niños. Sonreí y me permití humedecer mis ojos al ver las imágenes, éramos felices y no teníamos noción de ello…

No culpo a Junghyun por lo que pasó, sabía bien que él no tenía dominio sobre eso, pero aún así era doloroso que su mundo estuviese tan demacrado como para ver las cosas desde esa perspectiva. Y es aún más doloroso el saber que quizás pude haber hecho más por él.

Encontré su viejo diario cubierto de polvo y suciedad, sentí miedo al imaginar lo que podría contener, Junghyun nunca permitió que lo leyera. De niños solía pensar que era algo tonto, que escribir un diario era cosas de chicas, Ahora entendía  que era su manera de dejar salir el tormento por el que pasaba, lamentablemente mi hermano era alguien tan reservado que prefería consumirse en su propia oscuridad antes que compartir la carga con alguien más, vimos eso muy tarde…

《Papá nos llevó a Kookie y a mí al estadio de Busan el fin de semana, no me gusta el baseball pero disfruto ver a mi padre y a Kookie practicar porque sé que es lo que ama. Espero que algún día sea muy famoso y exitoso.》

Sonreí con nostalgia al recordar ese día, Junghyun era solo un niño y mis padres priorizaron demasiado mis sueños ignorando lo que pasaba con él…aun así nunca se quejó y siempre me apoyó.

La carencia de atención que tuvo fue un factor fundamental en su diagnóstico, cada vez me convencía más de mi culpabilidad en todo esto. Yo fui a cumplir mi sueño, y él se quedó luchando una batalla colosal solo y en silencio para no perturbar mis objetivos ni el orgullo de nuestros padres.

《Hoy hable con Kookie, dijo que América es realmente lindo y que está practicando mucho. Espero que vuelva pronto y podamos jugar juntos de nuevo.》

Adelanto las páginas notando el cambio en su caligrafía con el paso de los años y sintiendo una enorme presión en mi pecho con cada frase que ojeo. Junghyun me quería…era el mejor hermano que podría existir, y yo como era consciente de eso no lo valoré lo suficiente.

Conocí a una niña en el cementerio, era muy bonita,  pero su nariz estaba cubierta de mocos porque lloraba.》

Reí un poco al leer dicha descripción de la chica, Junghyun realmente era ocurrente.

《Le di mis chocolates y le pedí que fuésemos amigos, estuve muy feliz cuando acepto. Si volvemos a vernos ella será mi segunda mejor amiga después de Kookie.》

Sí, Junghyun no tenía amigos y mucho menos cuando me fui, intentaba ocultarlo aparentando que gustaba de estar solo…¿Cuán difícil ha de ser fingir algo como eso para un simple niño?

Aparentó ser feliz por tanto tiempo que ya nadie sospechaba que estuviese tan roto por dentro…

《Encontré a la niña de nuevo en el hospital, intentó saltar de la azotea pero corrí hasta alcanzarla. Mamá dijo que cuando las personas hacían eso es porque están tristes, es una niña triste…igual que yo.》

《No voy a dejar que lo haga de nuevo, a partir de ahora ella será mi mejor amiga.》

Esa chica…Junghyun hablaba de ella de vez en cuando, pero nunca me daba muchos detalles. Tampoco es que yo dedicara mucho tiempo a escucharle, siempre estaba demasiado ocupado para él...cuánto me arrepiento de no haberle prestado más atención en su momento.

Supongo que cuando yo no lo hacía era ella quien estaba para él y viceversa, se refugiaron el uno en el otro, dos personas tristes y solitarias…y sin embargo él nunca me guardó rencor por eso.

Otra vez en la escuela ese chico me ha molestado sin razón…se ha burlado de mí por llorar, me ha llamado débil. Otra vez me ha golpeado y yo no he hecho nada por impedirlo aunque me dolía.》

《Estoy tan cansado de todo y de todos…nada de lo que hago parece ser suficiente. Me siento horrible por mentirle a Eun Mi y decirle que todo está perfecto, también a mis padres, a Kookie, al interno Kim…

No quiero preocuparlos, no quiero que sepa nadie que el tratamiento no ha tenido avances, pero estoy tan cansado de todo…

¿Será este el momento de hacer algo estúpido?》

Sin poderlo evitar mis lágrimas humedecen esa página del diario, solo uno de los muchos escritos que dedicó a su sufrimiento.

¿Hubo algo que podría haber dicho en ese momento para que las cosas fuesen diferentes?

Para que él entendiera lo mucho que lo quería…

No sabría decir de dónde provino esa idea, quizás las simples ansias de querer aferrarme a la ilusión de que todo pudo haber sido distinto si hubiese hecho más por él, pero en algún punto tomé un viejo lapicero que descansaba en el fondo de la caja y con los sentimientos a flor de piel comencé a responder uno por uno cada escrito en el que mi hermano había dejado plasmadas sus preocupaciones con los consejos o las palabras que me habría gustado dedicarle en su momento.

Comencé a decir a puño y letra todo lo que no pude en estos años y lo que habría deseado, le contesté en cada página del diario aunque sabía que jamás leería mis respuestas y que de nada ya serviría expresar todas esas cosas si no había podido decírselas a tiempo. Pero aún así quise hacerlo, encontré ello como una forma de aminorar parte de mi pesar.

Con cada página que pasaba me topaba con ese nombre una y otra vez, el de esa chica, y eso solo me recordaba aquella última conversación telefónica que había tenido con Junghyun. La última vez que hablamos antes de que todo pasara…

—Ella no puede quedarse sola, no puedes dejar que la historia se repita, que piense que no es suficiente. No puedes dejar que desaparezca como yo.

—Hyunie ¿De qué hablas?—mascullé incluso con diversión del otro lado de la línea.—Nadie va a desaparecer.

—Solo prométemelo Jungkook, prométeme que si algún día regresas y yo no puedo protegerla tú cuidaras de Eun Mi.

—Junghyun…

—Dilo, di que lo harás y podré estar tranquilo.—pidió con apremio y yo dejé escapar un suspiro antes de responder con confusión.

—Bien, lo prometo.》

Debí de haber prestado atención a las señales, debí de haber imaginado que esa no fue una simple conversación entre hermanos con una promesa tonta de por medio. Junghyun solo estaba preparando las condiciones para lo que sucedería, porque sabía que no podría controlar o evitar que algo como eso pasara.

Pero yo como siempre…no fui capaz de notar eso en el momento.

No podía defraudar a mi hermano, si ella era importante para él yo cumpliría esa promesa.

Salí del departamento, sin percatarme siquiera de mis acciones hasta estar en frente de la puerta cuyo número Jimin me había dado, tenía que encontrarla y asegurarme de que estuviera bien.

Me debatía si tocar o no, hasta que sentí el estruendo de algo impactar contra el suelo y un jadeo ahogado provenir de una fonación femenina.
Las alarmas en mi interior se activaron al escuchar la voz de un hombre pronunciar dicho nombre, no creí que la encontraría tan pronto, pero todo pareció conspirar para que eso sucediera.

—Con que no entiendes ¿Eh? ¿Quieres saber cuál fue tu estúpido error, Eun Mi?—espetó el hombre con tono amenazante y el silencio de la chica me preocupó de sobremanera, así que antes de que mencionara la última frase me adelanté a tocar el timbre.—Tu error fue haber nacido.

El departamento quedó en silencio por unos instantes hasta que los murmullos se hicieron presentes y la puerta se abrió. Me quede petrificado observándola por unos instantes sin encontrar las palabras  correctas, no estaba preparado para verla y no tenía idea de qué decir. No podía hablarle de Junghyun en su estado…
Así que solo dije la excusa que tenía preparada en mi mente aunque no tuviera sentido.

—Eh…hola…—¿Jae Sook está?—no levantó la mirada, evitando que notase sus lágrimas.

Al instante entendí a lo que se refería Junghyun cuando habló de ella. No estaba bien.

—Lo llamaré…

—Hey ¿Te encuentras bien?—palmeé mentalmente mi frente, era algo estúpido preguntar eso, pero no sabía de qué forma iniciar una conversación y explicarle qué hacía ahí realmente.

—Buscaré a Jae Sook…

—Oh…mejor…¿Podrías darle mi recado?—me apresuré a decir en cuanto hizo el ademán de irse, ella asintió.—Dile que he hablado con el capitán Kim, mañana iré a las captaciones del equipo y me aconsejó que le pidiera que me llevase.

—¿Cuál es tu nombre?

—Jeon Jungkook.—esperé por alguna reacción de su parte, quizás que reconociera el nombre, pero no hubo nada eso.

Junghyun nunca se lo había mencionado.

—Está bien, le diré…

—Gracias y…adiós.—me giré sobre mis talones huyendo del momento incómodo y ella cerró la puerta a mis espaldas.

¿Cómo se suponía que la ayudase o me acercara a ella cuando ni siquiera sabía quién era?

¿Sabrá acaso lo que pasó con Junghyun?

Esa última interrogante fue respondida al volver al departamento y ser alertado por mi madre, ella sí que conocía a la chica y me pidió mantenerla alejada de todo, no entendí el por qué hasta un tiempo después cuando continúe leyendo aquel diario…

Todo era demasiado complicado, no podía lidiar con eso solo y definitivamente no podía salvar esa chica.

Regresé a la polvorienta habitación por un rato más y me recosté a la ventana sintiendo la brisa nocturna. A Junghyun le encantaba ese ventanal, solía decir que le calmaba mirar al exterior en la madrugada.

Pensé en mi existencia y lo acontecido esas últimas semanas, en lo poco que merecía vivir alguien como yo cuando no hizo más por quien amaba. Palpé el tatuaje en mi hombro con nostalgia, lo había hecho en un arranque de locura por sentir otro tipo de dolor diferente al emocional luego de que mamá llamara para contarme el diagnostico final de mi hermano y pedirme que regresara.

Me había convertido en un desastre de persona llena de problemas y traumas internos, sabía que mis padecimientos no desaparecerían hasta tratarlos con un profesional, que aunque no me matarían causarían el dolor suficiente como para desear que lo hicieran. Y pensé que no sería tan descabellado agilizar el proceso…

Pero, justo antes de intentar una enorme estupidez, escuché la voz de un ángel en la distancia. Una voz que hasta el día de hoy tengo la certeza de que fue mi salvación, la razón por la que reuní el coraje de quedarme por más tiempo en este mundo, una constancia de que mi presencia aún era necesaria.

Había algo que todavía podía hacer por Junghyun.

—No comprendo por qué todo ha venido de un solo golpe. He sufrido más pérdidas que ganancias en mi vida… ¿Será esa una señal de que mi existencia ya le es ajena a este mundo? ¿Debería irme para siempre? Me gustaría que al menos por una vez en mi vida las cosas volvieran a ser como antes…felices, antes de que te fueras….

Era ella, sollozando una última petición antes de que sus ojos se cerraran. Sus palabras dejaron en mí la misma impresión que leer los escritos del diario, pude entender entonces lo mucho que se parecían ella y Junghyun, los sentimientos que tenían en común. Comprendí entonces a qué se refería cuando me hizo prometer que la protegería, ambos eran tan parecidos que podría esperarse que tuvieran un final similar.

Junghyun lo sabía…y quería evitar que su historia se repitiera con Eun Mi.

La diferencia entre ambos radicaba en que Eun Mi podía salvarse pero Junghyun no. Para ella aún había esperanza, solo necesitaba que alguien se la mostrase, Junghyun en cambio había llegado a su límite.

Regresé mis pasos hasta tomar el diario y releer la última frase había contestado en esa página. Quizás Junghyun nunca leería mis consejos, tal vez ya no le servirían de nada, pero a ella sí. Aún podía salvarla, aun podía decirle todo lo que a mi hermano no, podía demostrarle que no había razón para que ese fuese el final.

Eun Mi sería mi motivación para aferrarme a la vida hasta conseguir cumplir mi promesa. Ella se convirtió en mi ángel, porque mientras más leía sobre ella en el diario, la observaba y anhelaba cuidarla, me iba sanando poco a poco sin notarlo siquiera.

No podía dirigirme a ella como habría querido, tampoco sabía cómo cambiar su forma de ver el mundo, solo tenía claro que no podía permitir que fuera como Junghyun. Debía aprender a sobreponerse sola, y aunque luego comprendí que mi método no era el correcto, las ansias por apresurar dicho proceso fueron mayores que mi lógica.

Encontré a mi primer amor sin esperarlo o pedirlo, y a la vez me comprometí a mantenerla ajena de la verdad con el solo objetivo de protegerla del dolor que sabía que experimentaría.

Cada noche la escuchaba llorar y decirle a su almohada palabras similares a las escritas en el diario, así que les contestaba a ambos, a Junghyun y a ella. Dejaba cada madrugada en su lecho una pequeña nota de consuelo, comenzando por aquella primera para hacerle saber de forma indirecta que yo estaría a su lado para siempre…

《“No porque no puedas ver su luz significa que las estrellas han desaparecido. Nadie te dirá el camino, tú sola debes construirlo con tu andar y rendirse no es una opción.”》

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