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Capítulo 74

Maratón 4/4
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—Recuerda lo que acordamos.—continúa hablando Jin desde el volante.—Si algo sale mal avísame antes de que alguien me vea…

—Tranquilo Jin, todo estará bien.—le interrumpo por tercera vez en la mañana. Definitivamente esto del espionaje y las acciones en cubierto no son lo suyo.

Hoy sería el día de mi examen médico, lo cual utilizaríamos como excusa para que Jin consiga entrar a la morgue del Corredor C y verificar el órgano faltante en el cadáver más reciente estos últimos dos días. Por donde quiera que lo mire esto es mucho menos arriesgado que infiltrarse en la habitación de Kwan Chul. Aquí tenemos allegados y Jin es un doctor con acceso al área, pero aún así no ha parado de temblar como un papel desde que salimos de casa.

Mientras nosotros nos ocupamos de la tarea, Namjoon ha ido a reunirse con aquel viejo contacto suyo en busca de mayor información, a pesar de que no apoyo la idea de que se reencuentre con ese tipo de personas. Todos mis sentidos el día de hoy están centrados en el plan, nada puede salir mal y únicamente pido al cielo que consigamos la prueba que necesitamos, de lo contrario todo sería en vano.

—¿Has hablado ya con la enfermera Choi?—priorizo buscando que se tranquilice, el colmo sería tener un accidente automovilístico antes de llegar al hospital siquiera.

—Sí, ha dicho que tiene un caso que discutir con Kwan Chul y la directiva del hospital, así que los mantendrá ocupados el tiempo que demoremos.—más tarde deberíamos agradecerle a la enfermera Choi, que a pesar de no estar enterada de todos los detalles, no ha dudado en ayudarnos.

—¿Tardará mucho?

—Espero que no.—suspira con nervios.—A no ser que encuentre algo más complicado a mi paso.

—Pensemos positivo.—asiento con falso entusiasmo antes de regresar mi vista a mi teléfono.

Sí, me he pasado toda la mañana mirando su contacto sin atreverme a eliminarlo. Es más difícil dejar ir todo de lo que imaginaba.

—¿Qué tal las cosas con Jungkook?—pregunta Jin, y a pesar de que en el fondo sé que lo hace para distraerse, le reprendo con la mirada por su falta de tacto.

Ayer fue una tarde maravillosa, el momento más feliz que he tenido desde hace mucho tiempo. No aspiraba a una cita convencional con él, nada entre nosotros ha sido normal desde un principio, así que cuando se detuvo  frente a la sala de juegos y me retó a esa partida de Overwatch que nos debíamos, no me sorprendió. Jugamos hasta que nuestros ojos estuvieron demasiados cansados como para seguir pegados a las pantallas, me hizo reír como nunca y caminamos de la mano hasta los últimos vestigios del atardecer. Fue como vivir mi propia película cliché de romance, y vaya que lo disfruté.

No pensamos en nada más, ni siquiera en los últimos acontecimientos y decisiones, acordamos no mencionar nada al respecto o sobre nuestra vida.
Fingir ser totales desconocidos que se aman.

¿Qué tan contradictorio puede sonar eso? No nos pareció absurdo en su momento, lo estábamos disfrutando.

Antes de volver a casa…nos besamos por última vez, y con nuestros meñiques entrelazados prometimos que, cuando las heridas sanasen, nos buscaríamos y repetiríamos la ocasión. Porque es más que claro que la relación terminó, pero no los sentimientos.
Lo que sentimos no encontrara un final inmediato…o siquiera en un futuro lejano.

Sé que intentar olvidarlo será imposible, así que tendré que conformarme con aprender a vivir sin él. Creí que estaría acostumbrada a eso…pero duele como nunca.

Duele tanto como cuando él se marchó, aunque esta vez fui yo quien decidió dejarlo ir.

—Hablamos…y él comprendió que esto era lo mejor.—le sonrío y Jin me observa condescendiente.

—¿No volverán a verse entonces?

—Bueno, estamos en la misma escuela y resulta que vivimos en el mismo edificio.—respondo con obviedad. Sí, ya había puesto a Jin al tanto del asunto.—Por lo que vernos será inevitable, solo…trataremos de ignorar los sentimientos.

—Los adolescentes de hoy en día son tan estúpidos.—bufa Jin con indignación ganándose una mirada molesta de mi parte.—Es por esta misma razón que relaciones que valen la pena terminan. Ustedes son como una novela dramática cliché y de bajo presupuesto.

—Wow… ¿En serio eres un prestigioso psiquiatra? Porque me parece que lo que me estás diciendo no es terapéutico en lo absoluto.—espeto con sarcasmo.

—No hablo como doctor, te lo digo como una perspectiva imparcial de lo que está sucediendo.

—No necesito una perspectiva imparcial.—ruedo mis ojos, a veces olvido lo inmaduro que puede llegar a ser.—Tengo mis propias razones y no espero que lo entiendas. Si no te gusta deja de hablar del tema y listo.

Aprovechando que el auto se ha detenido en el aparcamiento del hospital, abro la puerta y salgo al exterior ignorando los llamados de Seokjin. Me molesta que ponga en duda mis decisiones, me hace sentir insegura y no me gusta ello. Nadie es capaz de imaginar realmente el porqué lo hice sin haber estado en mi lugar antes. No tiene el derecho de juzgarme si no ha sufrido lo que yo.

Lo importante es que tanto para Jeon como para mí ha quedado claro que esto es lo correcto. La opinión de Jin, siendo doctor o no, me interesa poco.

—¡Eun Mi!—Jin corre tras de mí llegando a la entrada del hospital.—No vuelvas a hacer eso.—me reprende colocándose con dificultad su bata blanca y alisando su cabello.

—Terminemos con esto pronto.—ignoro su llamado de atención y termino por entrar al lugar.

Todo está tan revuelto y atareado como siempre, Seokjin ni siquiera se detiene en recepción y avanza conmigo hacia los ascensores en donde presiona los botones del quinto piso. No mediamos palabra alguna mientras caminamos rumbo al despacho del doctor que me atendió durante el tiempo que estuve en coma y quien evaluó la evolución de mi contusión.

—Buenos días doctor Kim, señorita Sang.—nos saluda el doctor con educación una vez ingresamos en su oficina.

—Venimos por la radiografía.—especifica Jin luego de devolverle el apretón de manos.

—Oh, creí que se había tomado unas vacaciones doctor Kim.

—Lo hice, solo vine para acompañar a Eun Mi.—explica señalándome.—El director Sang se encuentra en una reunión y le es imposible estar aquí con ella.

Sí, en el hospital todos desconocen mi mala relación con Kwan Chul. Lo ideal sería que siendo él mi familia me acompañase a este tipo de consultas, pero sabemos que eso nunca sucedería así que lo hemos utilizado como un punto a nuestro favor para reforzar la coartada de Jin y justificar porqué ha venido si no le correspondía.

—Entiendo.—asiente el médico.—Bueno joven, tome asiento. Revisaremos sus signos y platicaremos sobre su evolución antes de hacer los exámenes previstos.

Como así lo indica, tomo asiento junto a Seokjin al otro lado del escritorio con el doctor frente a nosotros y respondo a las típicas preguntas médicas sobre mi recuperación y síntomas, lo cierto es que ya me encuentro totalmente bien a pesar de que Jin diga que aún estoy convaleciente. Toma mis pulsaciones y revisa mis reflejos al igual que mis pupilas, en un final nos guía hacia el laboratorio en donde tomarán la radiografía. Acato las órdenes del enfermero que me indica cómo colocarme para que la máquina haga su labor mientras que Jin y el doctor visualizan los resultados desde el monitor contiguo.

—Bien ¿Ven esta zona sombreada?—una vez termino me coloco a su lado escuchando la explicación.—Este es el sitio de la contusión, como pueden notar ha habido una mejoría en los últimos días. Aún así debemos seguir observando.

—¿Cuánto tiempo tardará en recuperarse del todo?—pregunta Jin con sus antebrazos reposando en el espaldar de la silla que ocupa el doctor.

—Yo estimo que en un par de semanas estará todo perfecto.—nos sonríe a ambos cerrando la pestaña que muestra la imagen bicolor del interior de mi cráneo.

—Doctor…¿Podría entregarnos una copia física de la radiografía?—se apresura a pedir Jin en cuanto el hombre hace el ademán de colocarse de pie.

—Claro doctor Kim pero… ¿Para qué quiere una copia física? Igual los resultados irán al archivo del hospital.—inquiere el doctor confundido.

Lo cierto es que los resultados de una radiografía craneal son prácticamente inmediatos y, en vista al avance tecnológico, permanecen en su forma digital, se anexan a los archivos del hospital e incluso de esta manera se le envían a los propios pacientes. Desde hace mucho dejaron de entregarse las copias en físico, así que no es frecuente que alguien las pida y menos aún un doctor del propio centro. Pero imprimir una radiografía lleva un breve tiempo que utilizaremos como excusa para prolongar nuestra visita al hospital y que de esta forma Jin tenga el cronómetro a su favor, así puedo quedarme por los alrededores de igual forma y advertirle en caso de que algo suceda.

—Quiero anexarla a su historia clínica.—responde Jin con indiferencia.

El doctor lo observa dudoso durante unos segundos pero un final suspira y asiente.

—Bien, enviaré los resultados al laboratorio de la segunda planta y emitiré la orden de impresión.—accede el doctor.—Pero deberán esperar unos minutos, ahora deben de estar analizando otros exámenes y aquí no contamos con el equipamiento requerido para ello.

—No se preocupe, no tenemos prisa.—Le sonríe Seokjin satisfecho y juraría que he escuchado un suspiro de alivio provenir de sus labios.

—Entonces los veré más tarde.-se despide el doctor.—Tengan un buen día y continúen con el tratamiento.

Tanto Jin como yo le dedicamos una reverencia antes de girarnos nuevamente rumbo a los ascensores.

—¿Qué sigue ahora?—cuestiono mientras presiona los botones hacia el primer piso.

—Ahora te quedarás en recepción y esperarás por los resultados.—no añade nada más hasta que salimos del ascensor y ruido del ajetreado hospital vuelve a acallar sus palabras.—Si alguien te pregunta qué haces aquí simplemente diles que viniste a un chequeo médico, si preguntan por mí dirás que estoy en el baño…

—¿En el baño?—mascullo incrédula.

—Solo di que volveré pronto ¿Sí?—rectifica entrando en crisis.—iré al Corredor C por las escaleras, los ascensores tienen cámaras, sé por dónde llegar sin que la vigilancia del hospital lo note.

—¿El Corredor C no tiene cámaras de seguridad?

—Es la única área del hospital, además de los baños, que no tiene. Kwan Chul dijo que no sería necesaria la vigilancia y la eliminó, ahora sabemos porqué lo hizo.—responde con ironía encogiéndose de hombros.—El punto es que esta vez utilizaremos eso a nuestro favor, ahora tú solo espera aquí y actúa normal.

—El único que está actuando extraño eres tú Jin.—señalo notando cómo mira de un lado al otro con paranoia.—Nunca he visto a un psiquiatra de nervios tan inestables.

—¡No tengo nervios inestables! Es la adrenalina por lo prohibido…

—Claro.—ruedo mis ojos por su estúpida excusa tomando asiento en uno de los sillones de la recepción.—Solo vete de una vez.

No hace falta que lo repita de nuevo, al instante se gira rumbo a las escaleras y se pierde de mi campo de visión. Suspiro y recuesto mi cabeza en el espaldar del sillón, solo espero que sus nervios no arruinen el plan y que no ocurra ningún imprevisto.

Algunos viejos conocidos del abuelo o antiguos trabajadores del hospital me saludan al pasar, ninguno luce muy extrañado de verme aquí después de haber pasado más de dos semanas ingresada en terapia intensiva y eso es un alivio para mí, me evito todas las preguntas para las que Jin me preparó. La enfermera Choi no debe de estar en su puesto a causa de la reunión, así que básicamente no tengo más opción que resignarme a pasar las horas más aburridas de la historia mientras la ansiedad me consume esperando a Seokjin.

Nuevamente saco mi teléfono y al encenderlo su contacto aparece…

¿Cómo estará hoy? ¿Cómo se sentirá después de lo de ayer?

No aspiraba a que esa última cita aminorase el dolor, pero al menos me gustaría tener una idea de lo que pasa por su mente en estos momentos, si me extraña tanto como yo a él. Me gustaría verlo una última vez…aunque quizás no debería, tenemos que cerrar este círculo vicioso de alguna forma, pero no puedo controlar las ansias de tenerlo a mi lado nuevamente.

Espero que estas emociones no duren por mucho.

—¿Eun Mi?—escucho que llaman mi nombre por sobre el ruido en recepción, entonces elevo la mirada buscando al causante de aquel llamado.—¡Eun Mi! ¡Por aquí!—giro mi cabeza hasta verle a unos cuantos metros, justo en el buró de recepción.

—¡Haneul!—exclamo con emoción levantándome del sillón y avanzando hacia ella que agita su mano en mi dirección con entusiasmo. Hacía bastante tiempo que no la veía aunque siempre enviaba sus deseos de mi pronta recuperación con la enfermera Choi.—¿Cuándo llegaste?

—Hace unos pocos días.—me sonríe en cuanto estoy frente a ella y me estrecha entre sus delgados brazos a modo de saludo.—He estado algo ajetreada con el tema de la transferencia al instituto y la mudanza, así que no había podido contactarte antes ¿Cómo te sientes?

—Mucho mejor, he venido por una radiografía.—le explico y ella siente sonriente.—¿Qué haces tú aquí?

—Quería pasar tiempo con mamá, siempre me he preguntado cómo es su trabajo siendo enfermera, así que me ha traído.—la emoción es palpable en su voz y yo no podría estar más feliz por ambas.—Ahora está en una reunión, así que la espero aquí.

—¿Taehyung sabe que llegaste?—pregunto de repente y río por lo bajo en cuanto se sonroja y desliza sus lentes por el puente de su nariz hasta acomodarlos de forma nerviosa.

—Ah…aún no, le diré dentro de poco.

—Deberías hablar con él, ha estado muy inquieto desde su última conversación.

—Lo sé, pienso aceptar su propuesta…pero no le digas aún.

—Tu secreto está a salvo conmigo.—ella ríe en cuanto me observa hacer el extraño gesto de la cremallera invisible sellando mis labios.

—Es agradable haberte encontrado, aunque no esperaba verte por aquí. Jeon no me dijo que vendrías.—confiesa apenada y yo frunzo mi ceño ante su última frase.

—¿Has visto a Jungkook?—cuestiono confundida y ella asiente.

—Sí, ha entrado al hospital hace unos minutos. Pensé que…bueno, como son pareja…pensé que sabrías que estaba aquí.

—No lo sabía… ¿A dónde dices que ha ido?

Jungkook está aquí. No me sorprende, sé que él frecuenta el hospital. Pero si no tenía una consulta con Jin…¿Por qué ha venido?

—No lo sé, ha tomado el ascensor.—responde ella señalando dicho sitio.

—Oh…—mascullo desanimada. Es una estupidez total, pero en cierto punto consideré el ir a buscarle.

Al menos para saber cómo se encuentra incluso si eso significa untarle mas sal a la herida.

—Aunque…si quieres, podría averiguarlo.—su sugerencia capta mi atención y el hecho de que lo haya susurrado solo aumenta mi curiosidad.

—¿En serio?—ella asiente con confidencialidad.

—Antes de subir ha tenido que pasar por recepción a firmar el listado de visitantes del hospital. Está justo tras el buró, así que podríamos dar un vistazo a qué área ha ido o si tenía alguna cita médica.

Dios…esto está tan mal que ni siquiera debería estar considerándolo.

—No lo sé Haneul…

—Nadie lo sabrá, solo nosotras. Puedo tomarlo sin que se enteren.—continúa buscando convencerme…y lo logra.

—Bien, déjame ver ese listado.—ella sonríe con picardía y se agacha tras el buró hasta dejar caer frente a mí la carpeta que debe firmar cada paciente o visitante que entre al hospital, para mi suerte al venir con Jin no he tenido que seguir tal protocolo.

Ni siquiera sé qué se supone que haré con esta información, pero la curiosidad y las ansias por saber de él son mucho mayores que la coherencia. Me siento como una de esas chicas despechadas que acosan a sus ex novios por redes sociales, aunque esto es mucho más complicado.

Ella abre el listado en la página perteneciente al día de hoy y busca con su dedo índice el nombre de Jungkook hasta que parece encontrarlo.

—Aquí esta, Jeon Jungkook. Hora de entrada 10:25 am, visitante, área de cuidados intensivos, Corredor C, habitación 346.

Corredor C… ¿Por qué no me sorprende?

—Gracias Han.—asiento cuando ella guarda nuevamente el listado y apoya sus antebrazos en el mostrador observándome fijamente, le sostengo la mirada por breves segundos hasta que la escucho bufar.

—¿Qué haces aún aquí? ¿No vas a ir a buscarle?—espeta casi que con diversión.

—Ah…no sé qué debería decirle.—mascullo con nervios y ella frunce su entrecejo.

—¿No se supone que es tu novio?

—Terminamos…ayer.

—Oh.—murmura apenada.—En todo caso…si quieres verlo solo hazlo Eun Mi.

—Se supone que debemos cerrar el ciclo.—respondo sonriendo con melancolía.

—Lo extrañas, y te preocupas por él. Que hablen por última vez no quiere decir que estén regresando o algo por el estilo.

—No quiero que las cosas se vuelvan incómodas…

—Entonces sube y habla con él, tómalo como un entrenamiento. De igual forma tendrán que interactuar en la escuela, y te recuerdo que ambos comparten las mismas amistades.

Suspiro y asiento con resignación ante su punto de vista, tiene razón, evitarlo no es una opción. Tal vez ambos debamos aprender a actuar indiferentes a cómo nos sentimos, no estaría mal probar cómo resultaría algo así desde ahora.

—Está bien, volveré en un segundo.—ella sonríe complacida y me incita a avanzar por las escaleras, tampoco quiero arriesgarme a que alguien me vea subiendo al próximo piso.

Solo serán unos minutos mientras me mantengo pendiente a mi teléfono en caso de que la enfermera Choi avise de algún imprevisto o Jin decida llamar. No hay nada de qué preocuparse con respecto al plan por el momento y dudo que la conversación con Jeon se extienda más de lo necesario…

Solo serán unos minutos.

Me detengo frente a la división de ambos corredores, el único sonido audible en el desolado entorno pertenece a mi respiración y el pitido de las máquinas médicas. Mis manos sudan y mi garganta se seca mientras observo la oscuridad y la soledad que abunda en el Corredor C a pocos metros de distancia. El recuerdo de aquella extraña figura avanzando hacia mí y la mujer que lloraba la última vez que estuve aquí amenaza con mermar mi valentía. Y no sabría decir si me encuentro nerviosa por saber que veré a Jungkook de nuevo o por lo que estoy a punto de hacer.

Por primera vez, desde hace tantos años en los que he vivido ajena del misterio que esconden estas paredes, estoy a punto de poner un pie en el interior de este lúgubre corredor.

Contengo la respiración en cuanto me adentro en la oscuridad del lugar, la tenue y pálida luz proveniente de las bombillas no es suficiente para iluminar la totalidad de mi rostro pero sí para permitirme discernir que no hay nadie más además de mi transitando por las inmediaciones. Es curioso que sea un área restringida y que casi nunca haya alguien custodiando el acceso, en su mayoría se debe a que de por sí nadie desea venir a este sitio.

Todo es tan oscuro, tan silencioso y tranquilo que es prácticamente asfixiante, el frío en la unidad envía continuas descargas a lo largo de mi columna vertebral ¿Por qué hay tanto frío aquí comparado con otras áreas del hospital?

El mal presentimiento que llevo experimentando desde hace días, y que siempre tengo al acercarme a este sitio, no hace más que intensificarse con cada paso que doy.

¿Dónde se supone que esté Jungkook?

No hay una sola alma pululando por el interminable corredor.

Habitación 346 dijo ella.

Me detengo frente a esta ahogando una exhalación nerviosa, por la pequeña apertura de cristal en la puerta no se observa nada más que las blancas paredes del interior, y no se escucha una voz, unos pasos o una respiración siquiera, solo el pitido de las máquinas del otro lado y es como si no hubiese algo más tras esa puerta.

Pero Jungkook venía hacia aquí ¿No? Debería esperarlo adentro entonces si ya he recorrido el camino hasta este lugar.

Además…no quiero volver a atravesar ese pasillo sola.

Coloco mi mano temblorosa sobre el manubrio de la puerta y deslizo este hasta conseguir abrirla. Como esperaba, no hay nadie en el interior, al menos no quien estoy buscando.

Las paredes de la habitación son blancas en su totalidad y carece del mobiliario común en otras recámaras de hospital, a primera impresión no hay nada perturbador o amenazante así que suspiro con alivio y decido entrar por completo y cerrar la puerta a mis espaldas. Es solo cuando mis ojos colisionan con la cama a unos cuantos metros que siento mi corazón detenerse y cada molécula de mi ser temblar horrorizada.

Las lágrimas inundan mis ojos con fuerza y se deslizan por mis mejillas sin poder evitarlo siquiera, siento que mi voz ha desaparecido por completo, que no soy capaz de mover un solo músculo ante lo que mis pupilas presencian.

Y es que por sobre todas las cosas, no quiero creer lo que estoy viendo…

Me acerco a pasos lentos a la cama, ignorando el latir desenfrenado de mi corazón y sin poder asimilar lo está sucediendo. Es todo como un sueño…como una jodida pesadilla de la que quiero despertar pronto, no puede ser real.

Recorro su cuerpo pálido y esquelético, sus mejillas hundidas y sus pómulos violáceos, su cabello tan azabache y suave como lo recordaba, sus manos perforadas repletas de punzantes agujas y las pequeñas estructuras tubulares que se bifurcan de su nariz.

Ha crecido…ha crecido mucho. Pero aun así sería imposible no reconocerlo, incluso cuando ni siquiera parece humano en estas condiciones.

—Junghyun…—lo llamo sacudiendo su hombro, pero no recibo respuesta alguna.

Sollozo con fuerza y llevo mis manos a mis labios ¿Qué le han hecho...? ¡¿Qué le han hecho a mi Junghyun?!

—Junghyun soy yo, despierta.—vuelvo a llamarlo esta vez tomando su frío rostro entre mis manos.—Soy tu Eun Mi ¿Recuerdas? Dijiste que no me dejarías…

Mis lágrimas humedecen su rostro y la tela de su pijama de hospital, con desespero y casi fuera de mis cabales comienzo a palpar y sacudir cada parte de su cuerpo buscando una reacción suya…pero no obtengo absolutamente nada. Deparo entonces en que su pecho se mueve y suspiro aliviada, está respirando, él está bien.

—Junghyun…no puedo creer que te haya encontrado.—lloro con desconsuelo arrodillándome a su lado en la cama, sosteniendo su mano entre las mías y besando sus nudillos. Lo he extrañado tanto…

—¡Junghyun despierta! Soy yo, Eun Mi ¡Despierta por favor!—continúo insistiendo.

Tengo la urgencia de oír su voz, su risa, de ver sus ojos marrones brillar al verme, de escuchar alguna de sus bromas ahora que me siento tan dolida,  quiero decirle cuánto lo he echado de menos…lo mucho que él siempre ha significado para mí desde aquella tarde en el cementerio y desde que salvó mi vida.

Todo se lo debo.

—¡Junghyun!—sollozo contra su pecho mientras escucho su respiración pausada y monótona.—¿Qué fue lo que te pasó…?

—Él no va a despertar, Eun Mi.—sorbo mi nariz con impotencia antes de elevar la mirada en su dirección con mi rostro bañado en lágrimas.

Él está de pie, recostado al marco de la puerta con la mirada fija en el rostro de mi amigo. Sus labios se presionan en una fina línea cuando una escurridiza lágrima se desliza por su mejilla, y en cuanto me mira nuevamente…sé que estaba en lo correcto.

Me doy cuenta de que siempre lo supe, o al menos existía la corazonada, pero todo era demasiado irreal para ser cierto. No quería creerlo hasta ahora que tengo a ambos frente a mí.

—Sí va a despertar.—espeto con hostilidad.—Junghyun siempre lo lograba, él…él siempre encontraba la forma de salvarnos a ambos.

—Ya es tarde Eun Mi, no va a…

—¡Cállate!—grito perdiendo el control y el raciocinio por completo, me levanto del suelo y arremeto contra él con brusquedad.—¡Eres un mentiroso! ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? Va a despertar, lo hará.

Con cada palabra que digo golpeo su pecho continuamente, buscando liberar el cúmulo emocional que me ha provocado este duro golpe de la realidad. Después de tantos años, de tanto dolor de por medio…siempre estuvo aquí, siempre la verdad estuvo frente a mis narices. Y Jungkook lo sabía, lo supo y no dijo nada al respecto.

¿Cómo puede asegurar que no despertará?

¡Es su jodido hermano! ¿Cómo puede mostrarse tan frío al respecto!

—¡No!—intento apartarlo cuando sus brazos me envuelven con urgencia buscando evitar mis golpes, me presiona contra sí y respira con dificultad en la cima de mi cabeza.

Luchar contra él es en vano, y justo ahora siento que he perdido todas mis energías…me siento tan devastada…

—Te lo contaré todo Eun Mi, te diré toda la verdad…

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