Capítulo 73
Maratón 3/4
[Les recomiendo leer la letra y escuchar la canción con el capítulo para mayor disfrute y compenetración con el sentimiento y el contenido.]
Esta canción en particular describe a la perfección al personaje de Jungkook y parte de su perspectiva, en ella me basé para crear su caracterización en sí. Así que se podría decir que es la canción que lo representa en la historia.
.
.
.
.
La fría brisa que trae consigo los últimos vestigios del invierno mece los rebeldes cabellos que han escapado de mi improvisada coleta, haciendo un extraño pero hermoso contraste con las tonalidades cálidas y rosáceas del atardecer que baña la ciudad. Mas la creciente preocupación y los constantes nervios no me permiten apreciar el paisaje de la forma en que me gustaría.
Mientras avanzo por las concurridas calles hacia el parque central repito continuamente el monótono discurso que he estado practicando desde que acordamos encontrarnos aquí. No sabría decir si como precaución para no olvidar ningún detalle o para convencerme a mí misma de que lo que estoy a punto de hacer es lo correcto, aunque no se sienta de esa forma.
Mis manos sudan, a pesar de la fresca temperatura, y mi corazón no deja de latir con desenfreno incluso cuando todavía quedan unos metros por recorrer antes de llegar al parque. El encontrarme viviendo esta experiencia en estos momentos me resulta algo irónico y hasta cruel, se suponía que vendría a este lugar hace mucho tiempo pero por otras razones. Aquí me encontraría con él después de la primera vez que nos vimos, pero en lugar de eso termino en el mismo sitio para ver a alguien más, alguien a quien seguramente le romperé el corazón y viceversa.
Cuando Jeon me pidió que nos encontrásemos aquí…sentí que esa casualidad era una burla del universo hacia mí.
La vida es pura ironía.
Murmuro por lo bajo las palabras, las excusas e incluso las disculpas que sé que debo darle, pero en cuantos mis ojos colisionan con su figura a la distancia y detectan su semblante decaído, mi mente queda en blanco por completo y entonces nada de lo que había premeditado tiene sentido alguno. Soy completamente transparente ante él y no puedo hacer nada al respecto.
Se encuentra sentado en uno de los columpios del desolado parque, a estas horas es muy inusual que alguien frecuente la zona, las puntas de sus botas rozan la grava bajo sus pies cuando hace el ademán de impulsarse, sin embargo permanece estático en su sitio. Sus cabellos largos y despeinados por la brisa cubren su rostro cabizbajo y algo que me había parecido tan atractivo antes ahora llamaba mi atención desde otra perspectiva, y es que el largo de su melena y su porte casual de siempre ahora me hacen dudar de si realmente son por una cuestión de estilo o descuido de su parte.
Hay tantas cosas sobre él que desconozco que cada ápice de su persona es un misterio distinto para mí, nunca sé diferenciar que está bien o mal con él.
El sonido de mis zapatos presionando las piedrecillas en el suelo me delata, y al instante su cabeza se eleva en mi dirección mientras continúo acercándome. La expresión de su rostro no me hace sentir mejor, pero al menos denota que no he sido yo la única afectada. Su piel se vislumbra más pálida que de costumbre y al igual que yo la punta de su nariz, labios y lagrimales se encuentran enrojecidos por la irritación. No ha pasado tanto tiempo…y es como si ambos estuviésemos sufriendo esta ruptura desde hace semanas.
Me mantengo en silencio hasta llegar a su lado, de igual forma no dice nada pero no aparta su mirada de mi cuerpo hasta verme tomar asiento en el columpio contiguo. No sé cuántos segundos transcurren en total quietud en el desolado parque, donde lo único audible en el ambiente es el sonido de nuestras discordantes respiraciones y el de la carretera a pocos metros de distancia, ninguno se atreve a ser el primero en intervenir.
—Lo siento…—masculla de repente, su voz gruesa y ronca rompiendo el silencio y desconcentrándome de mi mantra interno en el que buscaba el valor para dar el primer paso.
—¿Por qué te disculpas? No has hecho nada...—respondo en el mismo tono desganado. Lo cierto es que odio cuando asume la culpa por cada cosa mala que sucede, aunque en este caso ambos somos culpables.
—Si tú no quieres verme…algo mal tendré que haber hecho entonces.—se encoge de hombros con tristeza y yo suspiro presionando las cadenas del columpio entre mis manos.—Estaba preocupado por no saber nada de ti, creí que te había sucedido algo, me evitabas y no entiendo el por qué.
—Siento no haberte esperado ayer…y no haber contestado las llamadas. Necesitaba tiempo para pensar.—confieso, y por primera vez desde que llegué, su cuerpo se gira en mi dirección buscando mi mirada.
—¿Pensar…? ¿Qué necesitabas pensar Eun Mi?
—Yo…creo que esto no nos llevará a ningún buen lugar.—Jungkook frunce su ceño y adopta una postura reticente consiguiendo ponerme más nerviosa aun, no tengo idea de lo que estoy diciendo.
—Se más clara.—exige, y por el tono áspero de su voz, sospecho que en el fondo sabe de lo que hablo.
—Me refiero a todo esto, a nosotros…—digo apuntando con mi dedo desde su pecho hasta el mío.—A todo lo que no nos decimos y estamos dejando escapar por no poder ser sinceros el uno con el otro.
—¿Todo es porque te pedí que te fueras cuando llegó mi madre?—espeta incrédulo soltando una risa amarga de por medio.—Eun Mi, te lo expliqué, ella no está bien…no habría sido algo bueno que se vieran.
—¿Por qué?—le interrumpo, no buscando una respuesta sino tratando de hacerle comprender mi punto.—¿Y por qué reaccionar de esa forma cuando te aseguré que no planeaba leer tu diario? ¿Por qué evadir mis preguntas siempre? ¿Por qué no contarme que estuviste en las captaciones y fuiste aceptado para la beca?
—¿Los chicos te lo dijeron?—Jungkook abre sus ojos con sorpresa y casi pánico en la mirada, ignorando el resto de mis interrogantes.
No me sorprendería saber que le pidió a los chicos no decirme nada y por eso me he enterado tarde y gracias a Hye, así hace siempre las cosas.
—Ese no es el tema Jeon.—profiero casi que con indignación.—¿Acaso no te das cuenta de lo que haces? Una y otra vez, incluso ahora. A veces me pregunto si en serio te empeñas en ocultar las cosas o simplemente es un rasgo inherente a tu personalidad por la naturalidad con la que a diario me mientes.
—¿Qué es lo que quieres entonces?—exige saber mientras niega con su cabeza, no quiere ver la realidad en mis palabras.—¿Quieres que te arruine la felicidad contándote la verdad? Pues lo siento, no pienso hacerlo por el momento. Piensa otra opción.
—Antes te habría dicho que sí, te habría pedido que fueses sincero. Pero ya no, ya no quiero nada de eso…
—¿Para qué estamos teniendo esta conversación entonces?—inquiere desviando la mirada a sus botas y pateando algunas piedrecillas del suelo en el proceso.
—Para darle un buen final a esto.
—¿Final…?—Jungkook gira con brusquedad su cabeza en mi dirección, sus labios se entreabren y entonces su ceño se frunce con molestia.—¿Estás terminando conmigo?
—Creo que es lo mejor…
—¡Lo mejor y una mierda!—exclama con indignación haciendo rechinar las oxidadas cadenas del columpio cuando voltea hacia mí.—No puedo creer que en serio vayas a terminarme por no contarte lo que crees que quieres escuchar ¿Acaso te has puesto en mi lugar? ¿Has pensado lo mal que la estoy pasando y lo difícil que es para mí lo que me pides?
—Precisamente Jungkook, no puedo ponerme en tu jodido lugar porque no tengo la menor idea de lo que sea que te pasa.—respondo en igual tono hostil.
Quería evitar a toda costa una discusión, pero ya veo que algo como eso es básicamente imposible entre nosotros.
—¿¡Y crees que si lo supieras sería mejor!?—grita frente a mi rostro, entrando en cólera, sin embargo permanezco indiferente a su ataque furioso.—Pues perdóname ¿Bien? Pero si el precio a mantener oculta la verdad de ti es que terminemos supongo que prefiero no volverte a ver.
Hace el ademán de colocarse de pie y marcharse, pero mi mano en el dobladillo de su hoddie lo detiene. No me inmuto incluso cuando se gira con su rostro iracundo y sus fosas nasales ampliándose en cada hiperventilación, no voy a dejar que se vaya, no vine aquí para que las cosas entre nosotros terminasen de esta forma.
—Suéltame...
—Siéntate.—espeto ignorando su pedido.
—¡Deja de hacer esto más difícil para los dos! ¡¿No te das cuenta que me lastimas?!
—¡Tú también lo has hecho y me he quedado contigo de igual forma!—grito colocándome de pie y levantando mi mentón, intentando quedar a su altura a pesar de que apenas alcanzo el inicio de su cuello.
A este punto me encuentro igual o más exaltada que él, ambos hiperventilamos con rabia y cólera in crescendo, mi pecho y el suyo se rozan con cada exhalación y nuestras miradas se sostienen buscando doblegar al contrario. Presiono la tela de su hoddie aún entre mis dedos, acercando más su cuerpo al mío buscando retarle a que se atreva a refutar mi argumento, es entonces cuando desvía su mirada a mis labios y antes de poder yo siquiera asimilar lo que eso significa, ya tengo una de sus manos aferrándose con innecesaria fuerza a los cabellos de mi nuca, sujetando mi coleta baja mientras dirige mi boca a la suya.
Sus labios impactan con brusquedad y desesperación contra los míos iniciando un furioso vaivén que en cuanto intento rechazarlo este no hace más que intensificarse con urgencia. En un final termino por ceder ante la abrupta intromisión de su lengua en mi cavidad bucal, comienzo a corresponder a este atípico beso, es la primera vez que algo así se da entre nosotros debido a la furia y la impotencia por todas las cosas que no somos capaces de decirnos justo ahora.
Su brazo rodea mi cintura apegando nuestros torsos y mis manos van a parar a sus cabellos enredando mis dedos entre estos con desesperación y añoranza. Pareciera que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvimos contacto.
—Jung…—me interrumpe besándome con urgencia, como si buscara apropósito callar mis palabras.
No se detiene incluso cuando el aire comienza a escasear entre nosotros y sus jadeos desesperados anuncian la necesidad de separarnos.
—Jungkook…—coloco mis palmas contra su pecho, intentando alejarle, pero este no hace más que apartarlas envolviendo sus manos en mis muñecas e inmovilizando mis extremidades superiores por completo.
—Para.—giro mi rostro en la primera oportunidad que hallo, consiguiendo que sus labios esta vez impacten contra mi mejilla, en donde permanece respirando con agitación y dificultad por unos segundos aún sin dejar ir su agarre sobre mi cuerpo.
Esto no está bien, no podemos regresar al punto de partida y hacer como si nada hubiese pasado, como si todo estuviera perfecto entre nosotros y no hubiese nada que aclarar. Intenta hacerme quedar como la demente paranoica cuando sé a la perfección todo lo que está mal con nosotros.
—No.—espeta aún contra mi mejilla.—No hagas esto Eun Mi, no de nuevo…
Aprovechando la debilidad en su agarre lo aparto con cuidado de mi cuerpo, él suspira entrecortadamente cuando el frío de la tarde nos azota a ambos una vez desaparece el contacto entre nuestras pieles. Baja su cabeza y lleva sus manos a su pecho estrujando la tela del hoddie, y de repente mis alarmas se activan.
—No puedes tu también…hacerme esto a mí.—habla ignorando mis llamados e hiperventilando nuevamente.—No de nuevo, tú…tú no. Se suponía que tú me salvaras…no te puedo perder así.
—Jungkook ¡Hey!—tomo su rostro entre mis manos y él intenta reusarse girando su cabeza, comienza a ser notable la falta de aire que no le permite respirar correctamente.
—No lo digas, no lo digas, no lo digas.—repite una y otra vez.—No digas que vas a dejarme…por mi culpa. Otra vez por mi culpa te estoy perdiendo.
—No tienes la culpa de nada, Jungkook…
Esta vez es diferente, porque el ataque de pánico que tuvo en medio del juego de baseball no parece nada comparado con lo que le está sucediendo ahora y no creo que la táctica de la última ocasión sea de ayuda en estos momentos.
—¡Sí! La tuve antes…y ahora igual.—exclama retrocediendo.—También te perderé por no haber hecho bien las cosas… ¡Siempre se puede hacer algo para arreglar las cosas y yo no lo hice! No estuve ahí a tiempo…
Justo ahora ni siquiera sé de qué está hablando, intuyo que sus últimas palabras no tienen nada que ver con el tema de nuestra relación.
—Jungkook, mírame.—vuelvo a exigir su atención y sus desorbitados ojos se encuentran con los míos.—Estás teniendo un ataque de pánico, respira, intenta calmarte. Vamos…
Comienzo a inhalar y exhalar incitándolo a imitarme, cosa que hace con dificultad hasta que consigo que regule un poco su respiración.
—Eso es, ahora… ¿Dónde las tienes?—él continúa hiperventilando como le indiqué y baja su cabeza en dirección a su bolsillo, inmediatamente llevo mi mano a dicho lugar y extraigo el pequeño frasco de medicamentos extendiéndole una cápsula de sertralina.
Jungkook rápidamente la ingiere y cierra sus ojos por unos breves segundos llevando su cabeza hacia atrás. Una vez suspira un poco más calmado, lo acompaño de nuevo al columpio en donde se deja caer colocando su cabeza entre sus manos.
—Lo siento…no quería que me vieras así…—habla una vez se ha recuperado, rompiendo nuevamente el silencio que se había creado entre nosotros.
—Los ataques de pánico no son algo de lo que avergonzarse.—le tranquilizo.— Pueden sucederle a cualquiera y por diferentes razones.
—Aun así…no quería que presenciaras eso.
Un ataque de pánico en su mayoría es una secuela relacionada a trastornos, fobias, situaciones emocionales y como un síntoma de estrés postraumático…que Jungkook lo padezca con tanta intensidad y frecuencia solo denota lo afectado internamente que debe encontrarse con respecto a lo que sea que le suceda.
Ya sabía que estaba asistiendo a consultas con Seokjin, probablemente para combatir los síntomas, y tenía la sospecha de que ingería medicamentos para contrarrestar los efectos puesto que eso es lo recomendable cuando la situación se agrava, así que es lo primero en lo que he pensado cuando le he visto entrar en ese estado.
Si bien los antidepresivos como la sertralina, que he sido capaz de reconocer puesto que también recibí ese tratamiento anteriormente, no tienen un efecto inmediato en la recuperación del paciente es necesario cumplir con el plan de una dosis diaria...el hecho de ver a Jungkook tan fuera de sí me ha hecho pensar que no está siguiendo el tratamiento como debe ser.
Ahora solamente me siento peor, hay muchas cosas mal con él…y conmigo. Dos personas tan rotas e inestables no deberían estar juntas, solo atraen la constante desgracia y no quiero que Jeon tenga más carga de la que ya posee por el simple hecho de permanecer a mi lado.
—Está bien, todo va a estar bien.
—Vas a dejarme de todas formas… ¿Cierto?—sonríe con amargura y siento mi corazón doler en mi pecho al ver su expresión de resignación.—Lo entiendo… ¿Por qué alguien querría estar con una persona como yo? ¿Para qué arruinarse la existencia lidiando con demonios como los míos?
—Jungkook…—sin poderlo evitar algunas lágrimas caen por mis ojos, resulta que yo he pasado gran parte de mi vida repitiéndome esas mismas interrogantes y ahora lo estoy haciendo sentir así a él.
Siempre me pareció alguien tan seguro de sí mismo, tan valiente y calculador que jamás habría imaginado a primera impresión que estaría tan roto por dentro.
Pero alguien como yo… ¿Sería capaz de ayudarle?
¿Cómo sanarlo cuando yo aún no lo he hecho del todo? No podemos pretender tapar el sol con un dedo e ignorar la realidad que nos envuelve.
—No hables así, eres una de las personas más maravillosas que he conocido.—respondo con sinceridad consiguiendo que me mire.—Y yo…yo te amo, jamás pensaría de esa forma sobre ti.
—Algo mal debe de haber conmigo para que las personas que amo terminen desapareciendo de mi vida.
Sus palabras me hielan la sangre y paralizan el latir de mi corazón y mi respiración por breves segundos. Esto es demasiado familiar, cada cosa que dice es exactamente algo que ya yo he pensado antes.
<<“Tú y yo no somos tan diferentes después de todo”>>
Ahora esa frase suya comienza a cobrar sentido…
—¿Ella te abandonó?—pregunto, siendo demasiado tarde para remediar el poco tacto en mis palabras.
—¿Qué?—Jungkook frunce el ceño y me mira con confusión.
—Esa chica…por la que te hiciste el tatuaje en tu brazo.—con parsimonia lleva la mirada a dicha zona y permanece ahí por unos breves segundos hasta que suspira con pesadumbre.
Aquella tarde en que me había mostrado su tatuaje y explicado el significado del mismo, había confirmado que una de las razones por las que tiñó su piel de esa forma fue a causa de un corazón roto. Una chica…y me pregunto que habrá sucedido realmente para que todo terminase de esa forma, siendo él la persona más afectada.
—Ella…—sonríe de medio lado, pero la sonrisa no llega a sus ojos. Aparta la mirada de su tatuaje para volver a observarme en silencio.—Siento no haber podido ser el novio que mereces, no poder darte lo que deseabas.
Su repentino cambio de tema me aflige, sé que lo hace para no dar más detalles de su pasado o de ella, pero aún así tiene un poco de razón en lo que dice. No hemos sido una pareja normal, pero no significa que para mí sea algo malo. Estar enamorada de él es el mejor sentimiento que podría experimentar en toda mi vida.
—No tuvimos mucho tiempo nosotros.—sonrío balanceándome levemente en el columpio bajo su atenta mirada.—Tal vez aún tengamos oportunidad, solo necesitamos sanarnos nosotros mismos antes de intentar salvar al otro.
—Hasta entonces…espero poder encontrarnos de nuevo y remediar todos los errores que cometí contigo desde un principio.—lleva su mano a mi regazo en donde la entrelaza con la mía, regalándome una última sonrisa cargada de sentimientos y alguna que otra lágrima que se esfuerza por retener.
—Sabes…es hermoso idealizar el futuro a pesar de no saber realmente lo que sucederá con nosotros mañana.—hablo aún mirando hacia nuestras manos unidas, acariciando con mi pulgar el dorso de la suya.
—Quizás nunca te lo haya dicho, pero a diario solía verte y pensar en eso.—confiesa un poco avergonzado.—En cómo sería un futuro a tu lado.
—¿En serio?—río un poco por el sonrojo que se ha extendido por su rostro.—¿Qué has pensado?
—Bueno…es algo vergonzoso y cursi en exceso ¿Estás segura de querer escucharlo?
—Solo dilo.—lo incito golpeando con mi columpio el costado del suyo y él deja escapar una corta risa nasal.
A pesar del cambio de tema y de que aparentemente sonreímos, sabemos que esto es solo la excusa que ambos buscamos para no desmoronarnos en este mismo lugar, para terminar con un buen recuerdo esta historia. Porque sí, este sería el final para nosotros.
—Yo sería un jugador estrella en las grandes ligas, y tu una doctora reconocida en el hospital de tu familia…
—Ni siquiera sé lo que quiero estudiar.—río interrumpiéndolo.
—Me dijiste que te contara lo que imaginé, no critiques mis fantasías.—me reprende con aparente diversión.
—Lo siento, puedes continuar.—Jungkook sonríe de medio lado y disimuladamente busca rozar el costado de su bota con uno de mis zapatos, como si necesitara el contacto entre nosotros a toda costa. Gesto que, aunque no lo exteriorizo, logra enternecerme.
—Viviríamos en una casa solo para nosotros, aquí en la capital, y tendríamos un niño…
—¿Un niño?
—Bueno…si de mí dependiera me gustaría tener más de uno.—sonríe apenado.—Pero pienso que uno está bien para empezar.
—¿Si tuviéramos un hijo como le llamaríamos?—pregunto sumándome a la extraña y triste plática, porque esto es sobre lo que pudimos ser y jamás seremos.
—Ya había pensado en eso.—confiesa sorprendiéndome.—Jeonsang.
—¿Jeonsang? ¿Qué clase de nombre es ese?—no puedo evitar reírme ante su propuesta, estoy muy segura de que no existe alguien llamado así.
—Es un nombre especial, lo pensé porque es una combinación de nuestros apellidos, Jeon Jungkook y Sang Eun Mi.
—¿Y quieres que tu hijo se llame Jeon Jeonsang?
—¿No te gusta?—cuestiona con preocupación, como si realmente lo hubiese pensado en serio.
—Creo que podríamos ingeniar algo mejor.—río recostando mi cabeza sobre su hombro, a pesar de la separación entre cada columpio él se las arregló en algún momento para acercarse a mí lo suficiente.
—Tenemos tiempo…hasta volver a vernos.—a pesar de que tiene razón, omito la punzada en mi pecho que me ha ocasionado recordar lo que hacemos aquí.
—Sabes…esta es una de las cosas que siempre quise hacer con mi pareja.—hablo esta vez yo avergonzada.—fantasear con el futuro…ese tipo de cursilerías que hacen los novios.
Permanecemos en silencio por algunos minutos, escucho los suspiros melancólicos de Jeon y el latir pausado de mi corazón mientras intento retener lo máximo posible la imagen de su perfil en mi mente e impregnarme por completo con su aroma. Entonces de repente él se coloca de pie, despojándome de la cómoda posición sobre su hombro y extendiendo con una amplia sonrisa su mano en mi dirección. Lo observo con confusión en cuanto tomo su mano y jala mi cuerpo hasta colocarme de pie.
—¿Qué...?
—Ya que este es nuestro último día juntos… deberíamos aprovecharlo al máximo, hacer todo lo que no pudimos en su momento.—me dice aún con esa triste sonrisa surcando sus comisuras, y sé que cada palabra dicha le duele tanto como a mí.
—Jungkook…
—Tengamos una cita Eun Mi, déjame ser el novio que siempre has querido al menos una última vez.
Hallo muchos errores en su frase, él siempre ha sido todo lo que he querido a pesar de lo mucho en lo que debemos trabajar ambos. Y si este es el final, es solamente buscando un bien mutuo como me había dicho Seokjin.
No puedes amar a alguien más hasta que no aprendas a amarte a ti mismo, no puedes intentar salvar a otra persona hasta que no te salves por tu cuenta. Todo es un ciclo destinado a repetirse, porque un corazón roto no puede pretender sanar otro cuando no ha encontrado siquiera una cura para sí mismo, de lo contrario terminarían por quebrarse ambos. Y eso es lo que Jungkook y yo queremos evitar, me alivia que él también haya podido comprender eso.
Sin dudarlo afianzo el agarre de nuestras manos y sonrío aceptando, poco basta para que sus pasos nos guíen fuera del parque central rumbo a lo que probablemente sería el mejor día de mi vida.
Tendríamos una última cita, y le daríamos un hermoso final a la historia de Eun Mi y Jungkook.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro