Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 70

[Les recomiendo leer la letra y escuchar la canción con el capítulo para mayor disfrute y compenetración con el sentimiento y el contenido]
.
.
.

Con el temblor dominando mis extremidades consigo posar mis manos en su pecho y apartarlo con suavidad, incluso cuando se muestra un poco reacio a separarse de mí, termina por dar unos cuantos pasos hacia atrás mientras yo lo miro con desconcierto y estupor, sin ser capaz de comprender porqué está aquí y que es lo que acaba de ocurrir segundos antes.

—Jungkook…—mascullo aún con duda, aunque la realidad es más que obvia.

Llevo tres jodidos días enteros sin saber de él, sin recibir una llamada de su parte, con la conciencia martillándome el cerebro después de nuestra última discusión y resulta que de un momento a otro aparece de la nada en el sitio más remoto que podría existir. En un lugar en donde jamás me habría imaginado encontrar a alguien conocido y mucho menos a él.

¿Qué carajos se supone que hace en el apartamento cuatro del edificio? En esta misma habitación…

—¿Qué haces aquí?—pregunto y no puedo evitar que mi voz se perciba áspera y desconfiada, mas eso no parece perturbarle en lo absoluto.

—Vivo aquí.—responde encogiéndose de hombros, dejándome más perpleja que antes por la naturalidad con la que lo confirma.

Si el camión de mudanzas que vi llegar hace más de un mes fue por su causa, significa que llevamos mucho compartiendo el mismo entorno y aún así él jamás me contó nada sobre eso.
Ahora tiene sentido que el guardia lo reconociera y el haberlo visto sacando su motocicleta de aquel rincón poco notable.

¿Por qué ocultarlo hasta ahora?

—¿Cómo es posible que vivas justo debajo mío y yo recién me entere?—espeto cruzándome de brazos, poniéndome a la defensiva sin poderlo evitar.

Quizás para muchos esté haciendo un drama infantil por esto, pero es que ir descubriendo mentira tras mentira, más estar consciente del montón de cosas que me oculta, es algo que me supera. Ni siquiera un detalle tan mínimo como este fue capaz de contarme.

—Es solo que…no surgió la ocasión.—masculla llevando su mano a su nuca, palpándola de forma nerviosa y dicho acto solo hace que mi mal humor se acreciente.

—No surgió la ocasión.—repito con escepticismo.—Nunca parece ser la ocasión para ti.

—Escucha Eun Mi.—suspira frustrado y coloca sus manos en mis antebrazos, casi previendo que intente alejarme, cosa que no pienso hacer hasta obtener alguna explicación que me convenza.—Al principio no me soportabas y no tenía sentido que te molestara fuera de la escuela, bastante tenías con lidiar con tu tío y tu primo a diario. Además, sabes que mi objetivo no era martirizar tu existencia a no ser que buscara que enfrentaras algún problema.

—A pesar de eso nunca te vi por el complejo.—reparo, por mucho que afirme que su propósito no era perturbarme fuera de la escuela, no soy capaz de entender cómo es que jamás coincidimos. Ni una sola vez…

A no ser que se esforzara por evitarme constantemente.

—Procuraba no encontrarme contigo…—confiesa visiblemente apenado pero sin renunciar a su postura firme.—De igual forma no quería hacerte daño, al menos no más de lo necesario, y tenía una reputación frente a ti que mantener. Una que fallé en mostrar varias veces…

—Como el día de la fiesta ¿No? En esa ocasión fuiste agradable.—es asombroso cómo todo comienza a cobrar sentido, incluso cuando en aquel entonces llegué hasta pensar que él padecía de algún trastorno psicológico debido a sus cambios de temperamento.

Jungkook asiente y desliza sus manos por mis antebrazos hasta envolver sus dedos en mis muñecas. No pongo objeción cuando me jala con suavidad hacia algún punto de la habitación que, segundos después de sentir mi cuerpo rozar la orilla, me percato de que se trata de su cama. En silencio me incita a sentarme a su lado sobre el colchón y yo no me reúso esperando que termine por aclararme todo.

—Me costaba comportarme como un verdadero idiota contigo.—afirma sin dejar de mirar sus dedos aún acariciando mis muñecas sobre su regazo.—No sé en qué momento sucedió…solo que de un instante a otro no podía dejar de pensar en ti. Creí…creí que todo era culpa de mi obsesión por hacerte cambiar, pero incluso cuando no tenía un porqué quería estar siempre pendiente de ti…

Sus palabras hacen escocer algún punto en el interior de mi pecho y sombrean mis mejillas, quizás esta sea la confesión sentimental más sincera que me ha hecho luego de haberle escuchado decir que me amaba.

—¿Por qué no me dijiste que estabas aquí de igual forma?—reitero mi pregunta.

—Cuando quizás habría sido buen momento para contarte, sucedió ese incidente con Myung Soo…admito que me fui demasiado lejos....—con solo recordar su mirada indiferente y todo el rencor que dejé salir en aquella cachetada, una punzada de irritación en mi pecho se hace presente, odio evocar esa hiriente  experiencia.—Entonces tú solo me ignorabas, no querías tenerme cerca siquiera y yo estaba muy dolido…habría sido peor si nos encontrábamos a diario en el único sitio donde aparentemente no tendrías que cruzarte conmigo.

Deja escapar una pequeña risa nasal, y por su mirada perdida confirmo que a él también le afecta recordar esa parte de nuestra historia.

—Luego fue el viaje a Busan, yo estaba más centrado en recuperar tu confianza y aclarar mis sentimientos…no fue una prioridad entonces decirte esto.

Sus grandes y brillantes ojos me observan expectantes, con un ápice de preocupación surcando sus orbes cristalinos antes de que yo emita un suspiro resignado y termine por asentir. No estoy de acuerdo con que se ocultara y me evitara para no decirme que justamente vivía a pocos metros de mí, pero supongo que en sus pensamientos hacer eso era algo con mucho sentido y justificación. Todos somos un mundo diferente.

Seguramente ni siquiera Jae Sook sabía de ello e incluso si estuviera consciente no tendría porqué contarme nada. Ahora entiendo cómo es que Jeon supo desde un principio los problemas de convivencia que tenía con Kwan Chul, él era capaz de escucharlo todo.

—Lo siento Eun Mi, no quería mentirte sobre esto. Tampoco tratarte de la forma en que lo hice la última vez, solo…las cosas no han salido como lo planeado.—me muestra una sonrisa de medio lado carente de humor por completo.

Estaba realmente molesta con él por ser un idiota misterioso e impulsivo, pero desde hace mucho me ha quedado claro que no puedo odiarlo del todo. Sus disculpas sinceras me bastan, al menos por esta vez.

Retiro mis manos de las suyas y el eleva su cabeza con rapidez en mi dirección, descolocado por mi rechazo. No correspondo a sus palabras, pero con un leve suspiro de resignación llevo mi mano a su cabeza y despeino su flequillo azabache, justo como el suele hacerlo conmigo.

—Está bien.—y más que una respuesta a su intervención, mis palabras buscan incluso consolarlo. No sabría decir el motivo, solamente quiero que esté bien y esa expresión abatida y angustiada que siempre trae en su rostro desaparezca por una vez.—¿Dónde has estado estos tres días?

—Lamento no haberte contactado antes…—baja su cabeza aún con mis dedos enredándose con delicadeza en las hebras de su cabello.—Han pasado algunas cosas…

—¿Algo que debería saber?

—Preferiría que no.—sonríe, pero el gesto no llega a sus ojos como suele suceder y sus dientes delanteros no resaltan como de costumbre, sin embargo sé que es sincero cuando afirma que preferiría no contarme lo que sea que haya sucedió para que se encuentre así.

En cuanto entreabro mis labios para responderle, sus grandes manos acaparan mis mejillas y se acerca hasta rozar su boca con la mía. Tardo unos segundos pero en un final correspondo a su beso desesperado, quizás era algo que él necesitaba.

—Te extrañé.—repite sobre mis labios, su aliento mentolado rozando mis comisuras. Cierro mis ojos y suspiro embriagándome con la cálida sensación que me profesa su cercanía.

—También te extrañé.—él sonríe contra mis labios, y luego de dejar un casto y fugaz beso en la punta de mi nariz se aparta nuevamente para poder observar mejor mi rostro.

—Ahora dime…¿Qué hacías escabulléndote por la ventana como ladrona?—por el tono que usa pareciera que me está reprendiendo, me recuerda a aquella ocasión luego de bajar de su motocicleta en la que me habló de la misma manera por llevar un vestido corto.—Obviamente no querías que tu tío te viera.

Cierto presentimiento me dice que tanto el beso como esta pregunta en realidad son un medio para evadir la conversación anterior. Para evitar que sea capaz de cuestionarle o reprocharle lo que me dijo, aunque de igual forma no planeaba hacerlo.

—Ah…yo…—tartamudeo y él eleva una de sus espesas y oscuras cejas de forma expectante pero a la vez divertida.

Me debato si contarle o no todo lo que ha pasado estos últimos tres días, el tema de mi pasado y la presencia de Namjoon es algo muy delicado.

No es que no confíe en Jeon, simplemente aún debo aclarar algunas cosas antes de compartir con alguien más esa información, lo ideal sería que el plan diera resultado primero. Además…Jungkook se veía tan preocupado segundos antes por lo que sea que le haya sucedido que no estoy segura de cómo se tomaría que le contara algo así. No quisiera inquietarlo más con un problema que ni siquiera es suyo. Por el momento, solo omitiré esa parte de la historia.

—Solo…había olvidado tomar algunas cosas, pero no quería encontrarme con Kwan Chul en la casa.—mi respuesta es convincente y él asiente dedicándome una mirada empática, hay más de un motivo por el que yo evitaría encontrarme con ese hombre y Jeon lo supone al menos.

—Estuvo a punto de verte.—me recuerda aún con su tono acusatorio.—Fue una suerte que yo estuviera aquí en ese mismo instante y me percatara de que algo extraño sucedía al verte pegada a mi ventana.

A pesar de la burla en esa última frase, yo bajo mi cabeza avergonzada porque haya tenido que intervenir en tan embarazosa situación.

—Gracias…

—Aish. Tonta.—masculla llevando esta vez su mano a mi cabeza y despeinando mi cabello, haciéndome sonreír en el proceso—Eres tonta…y demasiado tierna.

Me sonrojo a más no poder cuando sin previo aviso pellizca una de mis mejillas y la presiona de forma intermitente entre sus dedos. No estoy muy acostumbrada a estas muestras de afecto. Aparto por inercia su mano de mi rostro golpeándola y él me muestra un puchero inconforme. No planeaba comportarme tan arisca, pero justo antes de poder disculparme siquiera, tengo su cuerpo arrimándose al mío y sus brazos estrechándome contra su pecho nuevamente.

—A mí no me estés golpeando.—me regaña y acto seguido siento sus dientes apresar la misma mejilla que sus dedos segundos antes en una leve presión.

Me quejo cuando se aparta dejando a su paso la humedad en mi piel y limpio su saliva de mi rostro con el dorso de mi suéter, a él lejos de molestarle solo le divierte mi gesto.

—Asqueroso.—murmuro por lo bajo limpiando aún mi mejilla, aunque solo lo digo para molestarlo.

—No te parece asqueroso cuando hago lo mismo con tus labios.

Su comentario descarado y fuera de lugar envía torrentes descontrolados de sangre por todo mi cuerpo que enrojecen mi piel desde la punta de mis orejas hasta el final de mi cuello. No supero que sea tan directo.

—¡Jungkook!—exclamo avergonzada y golpeo su hombro con nula fuerza, a cambio él deja un sonoro beso sobre mis labios sorprendiéndome nuevamente.

—Te dije que no me golpearas, cada vez que lo hagas tendré que besarte.

—Ya déjame en paz…—susurro encogiéndome en mi sitio, buscando alejarme de su intensa mirada. Y es que solo él sabe cómo hacerme sentir tan nerviosa hasta el punto de perder incluso la fuerza y el dominio en mis extremidades.

Ni siquiera cuando creía que me gustaba Hoseok mi cuerpo reaccionaba de esta forma.

Él ríe arrugando su nariz, alejando su torso nuevamente y permitiéndome respirar una vez más con normalidad. Es entonces cuando mi subconsciente repara en algo que no había advertido hasta el momento, ahora aquí…en su habitación, en el apartamento cuatro, lo recuerdo.

—Tu madre es la señora de la puerta cuatro.—murmuro anonadada ante la revelación, solo me percato de que he pensado en voz alta cuando la sonrisa de Jeon desaparece y es reemplazada por la arruga que se forma en su entrecejo.

—¿Viste a mi madre?—inquiere de repente optando por un porte serio.

—La he visto algunas veces por el complejo…—respondo algo cohibida, de repente el ambiente tierno y agradable que habíamos creado se ha esfumado por completo y no entiendo la razón.
—Y…en una ocasión que ayudé a entregar el correo, dejé la entrega en su puerta.

—Mmm.—Jungkook asiente presionando sus labios en una tensa y fina línea, aún sin apartar su mirada de mi.—¿Ella…te ha dicho algo o…?

Algo me dice que tal vez no sea buena idea contarle a Jungkook sobre el extraño comportamiento de su madre las pocas veces que hemos coincidido, el cómo huye de mí en cada ocasión y aquella vez que asaltó a preguntas a Yoon Hye, cuestionando si yo le había dicho algo a ella.

Aún no sé qué es lo que se supone que yo debía contarle a Hye o le preocupaba que le contara.

—Nunca hemos hablado.—mi respuesta por algún motivo parece tranquilizarlo, puesto que sus hombros se relajan y su mandíbula deja de estar contraída cuando suspira por lo bajo. Su comportamiento no podría incomodarme y extrañarme más.—¿Por qué? ¿Hay algo que deba decirme?

Tras mi pregunta sus brazos se tensan, lo noto por las pálidas venas que se marcan con énfasis en su piel y manos. Me lanza una mirada un tanto confusa pero en un final esta se suaviza y termina por negar con lentitud con su cabeza, una lentitud casi perturbadora que hace un macabro contraste con la sonrisa forzada que me dedica a continuación.

—No hay nada de eso.—profiere, sus dientes presionándose contra sí mientras fuerza su sonrisa en un vano intento por disimular su tensión. Hay muchas cosas en su lenguaje corporal que me advierten que no es buena idea insistir.

Una cosa que he tenido clara desde la primera vez que la vi es que esa mujer es realmente extraña…y Jungkook también lo es. Pero ahora el hecho de que ambos estén conectados por un vínculo tan estrecho lo hace todo mucho más inquietante.

—En aquella ocasión que entregué el correo…—mi voz llama su atención nuevamente y una ancha vena se marca en su cuello cuando lo gira para verme, como si no le apeteciera que yo continuara con el tema.—Habían algunas cartas del hospital…

Su mirada oscura e intensa sobre mí me intimida un poco, así que no puedo evitar ladear mi cabeza y desviar la atención a mis dedos sobre mi regazo.
Está claro que solo estoy tentando a la desgracia, pero mi curiosidad por saber el contenido de aquellos sobres blancos siempre ha sido demasiada. Pensé que Jeon me podría decir algo al respecto…aunque a juzgar por su semblante impasible comienzo a dudarlo.

—Ah, eso…—masculla con fingida indiferencia.—No es nada.

—Parecía importante…—su suspiro exasperado hace tiritar mi cuerpo de forma involuntaria, no quiero hacerlo enojar aunque presiento que ya lo está y hace un esfuerzo sobrehumano para controlarse conmigo.

Yo solo quiero respuestas.

—Verás Eun Mi…—hace una pausa pensativa para luego negar con su cabeza, como si se respondiera a sí mismo.—Mi madre no está del todo bien, no me gusta hablar de ello.

Quisiera preguntar a qué se refiere con eso, tenía claro que esa señora no estaba bien del todo desde hace mucho tiempo, pero nunca deparé en que pudiera tratarse de algún  trastorno psicológico u otra enfermedad. Ella no luce así.

Me habría gustado saber además qué relación tiene su madre o su condición con el Corredor C, porque es de ahí de donde vienen los sobres. Pero Jungkook no va a decir nada, nunca lo hace. Y el hecho de que esta vez se haya puesto tan tenso e irritable por el tema de su madre me hace pensar que, a diferencia de las otras veces que he intentado sacarle información, esta no tendrá éxito alguno o es una cuestión demasiado directa y fuerte para él. No quiero que volvamos a discutir después de todo lo que ha pasado.

—Entiendo.—murmuro y sin poderlo evitar mi voz destila tristeza. Sé que es una cuestión familiar privada pero, obviando eso, aún me duele y aflige saber que me oculta cosas.

—Hey…—su tono se suaviza y llevando sus manos a mis mejillas me incita mirarlo a los ojos otra vez, ya no lucen intimidantes…solo arrepentidos.—No quiero hacerte sentir mal, perdona…

—Está bien, siento haber preguntado algo así…—él niega rápidamente con su cabeza antes de besar mi frente, zanjando con ese gesto por completo el asunto.

—¿Quieres beber algo? ¿Tienes hambre?—pregunta desviando el tema y forzando otra sonrisa, algo que se ha vuelto una costumbre en nuestras conversaciones.

—Agua estará bien.—respondo notando la sequedad en mi garganta.

—Espera aquí.—Jungkook asiente y con una sonrisa se pone de pie para salir de la habitación, dejándome sola en el interior de esta.

Suspiro exhausta tanto física como emocionalmente, aún no termino de recuperarme del coma inducido y la contusión, se supone que deba reposar y medicarme. Aprovechando la momentánea soledad me dedico a inspeccionar su habitación, cosa que hasta el momento no había podido hacer.

Me coloco de pie mientras observo a mi alrededor y avanzo con cautela por el lugar. A pesar de ser de día y de la poca claridad que entra por el amplio ventanal, la habitación se percibe oscura y lúgubre por completo, no solo por la falta de iluminación sino también por la decoración en sí.

Escuché una vez que en algunos casos el cómo mantenemos nuestra habitación es un reflejo de nuestro estado anímico y nuestro yo interior, no me sorprendería que la esencia interna  de Jungkook fuese igual de fría y oscura que este reducido espacio.

No pareciera la habitación normal de un adolescente, no hay posters en las paredes o libros en el escritorio, no hay desorden de ningún tipo salvo por alguna chaqueta encima de la silla o un par de zapatos a orillas de la cama hecha. No posee ningún tipo de color llamativo, las paredes son grises y las sábanas blancas simples al igual que la puerta de su armario, todo igual de insípido. En su escritorio no hay siquiera una fotografía o algún rastro de que viva acompañado, su bolso escolar cuelga del espaldar de la única silla presente, ese es uno de los pocos detalles que demuestra que realmente esta es su habitación, puesto que por el aspecto y la primera impresión luce como si nadie habitara este lugar.

Recuesto mi cuerpo al alféizar de la ventana mirando hacia el techo, no pareciera haber nada y sin embargo es como si estas cuatro paredes me alertaran a gritos un montón de cosas, o quizás es ese loco presentimiento que no he dejado de sentir desde que me arrastró aquí.

Entonces recuerdo que había apagado mi teléfono y muy probablemente Jin aún esté cerca esperando, antes de que haga cualquier locura decido enviarle un mensaje para avisarle que todo ha salido bien y puede volver a casa, no regresaré pronto si estaré un tiempo aquí con Jeon. Las llamadas perdidas y los textos de su parte no se hacen esperar cuando enciendo el móvil, aún así me limito a enviar el mensaje y esperar por su respuesta, más adelante le contaré lo sucedido.

Aprovecho también para escribirle a Namjoon que igualmente se ha preocupado, le envío el contacto desconocido y la fotografía de los mensajes con la esperanza de que eso sirva de algo y nuevamente guardo mi teléfono.

Estar en esta habitación, en esta casa en específico, no me ha afectado como pensé que lo haría o es que simplemente el hecho de saber que Jeon es el nuevo inquilino me ha descolocado más que el recordar quién vivió aquí anteriormente.

A decir verdad mientras él vivía en este departamento solo lo visité unas pocas veces y nunca llegué a entrar a su habitación, solo venía a buscarle para alguna salida en específico y él jamás me invitó a pasar…supongo que tenía sus razones que deseaba mantener ocultas. En aquel entonces ni siquiera éramos vecinos, yo vivía con el abuelo en su antigua casa y él siempre había sido residente de este complejo…al menos hasta el día en que desapareció.

No tengo un recuerdo en específico de este lugar, solo el de aquella noche después del velorio cuando vine a buscarle y ya no había rastro suyo o de su familia. Es la última y más dolorosa memoria que tengo de la puerta cuatro.
Incluso su madre que parecía tener una buena relación con el abuelo no emitió siquiera su pésame, desaparecieron todos de igual forma.

Supongo que el hecho de que Jeon haya llegado a mi vida y coincidiera la casualidad de que se mudara a su mismo apartamento es una señal de que debería dejarlo atrás, de que en cierto punto el vacío que dejó debe ser llenado por alguien más y que ya nada de lo que antes nos unía o creía nuestro será de esa forma. Ni siquiera este departamento…

O al menos es así como me gustaría interpretar todo esto.

Escucho a unos cuantos metros el sonido de la vajilla y los pasos de Jeon, es lo único que me que asegura no estar sola en este lugar, todo es tan silencioso y lúgubre que tal pareciera un departamento abandonado. No hay suciedad sin embargo, me consta que tanto él como quizás su madre velan por la limpieza del sitio, pero no posee un toque artístico o decorativo. Es como si no planeasen quedarse aquí por mucho tiempo o incluso…como si no les importase vivir en las sombras.

Mirando aún hacia el techo, esperando que mi subconsciente logre interpretar lo que las grises paredes y este perturbador silencio quieran decirme, continúo retrocediendo de espaldas hasta sentir la orilla del estrecho escritorio golpear la parte trasera de mis piernas y acto seguido un ruido seco impactar a un lado de mi cuerpo.

Me sobresalto con la acción y de inmediato me coloco de cuclillas para tomar lo que sea que se haya caído de la mesilla. Mis labios se entreabren con estupor en cuanto lo tengo en mis manos y me coloco de pie nuevamente observándolo con intriga y fascinación.

Es el libro que siempre lleva consigo desde que desperté del coma, es su diario.

La carátula se ve arrugada y maltratada por el tiempo, incluso en algunas zonas aparecen rastros de humedad, es de un color caoba que ahora se vislumbra desgastado y sucio. Pareciera que tiene bastantes años con él. En la portada, y escrito con rotulador negro, solo hay unas iniciales.

"J.J"

¿Jeon Jungkook? Posiblemente…

Paso mis dedos por la rasposa carátula y muerdo mi labio inferior con nervios. Los recuerdos de verlo sonreír y seguidamente llorar, leyendo y escribiendo lo que sea que estas páginas contengan, azotan mis pensamientos y estoy segura de que probablemente todas las respuestas y explicaciones que tanto anhelo recibir se encuentran en este diario. Incluso por la forma en la que cambia de tema cada vez que pregunto o lo discreto que suele ser al usarlo en mi presencia…sé que aquí está todo lo que él no desea que yo sepa aún.

Pero me pidió tiempo, me pidió que confiara en él…

No puedo invadir su privacidad de esa forma, no puedo hacerle eso…y sé que si se enterase no me lo perdonaría.

Me debato mentalmente qué hacer, en serio quiero saberlo todo de una vez, pero no puedo hacerle eso a Jungkook...

Estar enamorada es tan jodido después de todo, incluso un interés personal puede pasar a segundo plano cuando eso implica perjudicar o ir en contra de quien amas.

Suspiro con resignación dejando ir mi labio inferior en el proceso, justo cuando estiro mis brazos para dejarlo nuevamente en su sitio sobre el escritorio, el sonido de los cristales impactando contra el suelo y el agua golpeando las losas me sobresalta consiguiendo que aparte la mirada del diario hasta desviarla a la puerta.

Jungkook está ahí, de pie y estático con sus ojos abiertos a más no poder y una expresión de total horror surcando su rostro, mas no me mira a mí sino al diario entre mis manos. Observo el vaso de cristal, que ha dejado caer, hecho añicos en el suelo y cuando nuevamente mi atención va hacia él lo encuentro mirándome fijamente.

Su mandíbula está completamente tensa, algunas venas se marcan en su cuello y antebrazos, diría que su piel blanca característica ahora se encuentra lívida y su postura tan rígida que da la impresión de que sus extremidades se quebrarán por su cuenta en cualquier momento.

Sin embargo, a diferencia de su reacción anterior, no luce furioso o intimidante. En esta ocasión parece…asustado, casi horrorizado y no tengo que ser muy astuta para percatarme de eso se debe únicamente a que probablemente piense que he leído su diario.

¿Lo que sea que oculta es tan grave como para lograr ponerle así?

—¿Qué estás haciendo?—habla luego de permanecer en silencio mirándonos mutuamente por un par de segundos.

—Se ha caído…solo…—me interrumpo cuando se acerca a grandes y rápidas zancadas, no puedo evitar encogerme en mi sitio cuando se abalanza con brusquedad arrebatándome el diario de mis manos y apegándolo a su pecho con posesión, tal como si fuese la cosa más importante del mundo para él.—Lo estaba poniendo en su sitio…

—¿Lo leíste?—espeta aún frente a mí, ignorando mi excusa.

¿Me está llamando mentirosa?

—¿Qué? Claro que no.—profiero prácticamente ofendida por su cuestionamiento. Otra vez me demuestra que no confía en mí.

—¿Lo leíste?—vuelve a preguntar y yo frunzo el ceño confundida por su insistencia.

¿Qué no escuchó lo que le dije?

—Te he dicho que no, deja de comportarte como un idiota.—respondo con un tono hostil, no me gusta que me trate de esa forma y él ya debería saberlo.—Yo nunca haría algo como eso, es decepcionante que creas lo contrario de mí.

Me cruzo de brazos sobre mi pecho y al ver mi expresión de molestia su semblante se suaviza. Se gira para colocar el diario en lo más alto de su estantería, justo donde yo no soy capaz de alcanzarlo. Otro gesto de desconfianza sin sentido, incluso cuando le he dicho que jamás le haría algo así.

—Tienes razón, si hubieses leído algo no estarías aquí ahora mismo.

¿¡Qué mierda significa eso?!

—¿Sabes que eres un estúpido?—espeto dando un paso atrás, buscando alejarme de él. De repente me siento tremendamente dolida.

—Lo siento.—su disculpa carente de arrepentimiento no hace más que acrecentar mi malestar, claro que no lo siente.

—No sé porqué decidiste estar conmigo si así van a hacer las cosas.

—Estoy contigo porque te amo…

—¡Pues no parece!—exclamo sin poder controlarme.

Joder ya no lo soporto, no soporto que me trate como una estúpida sin criterio o una extraña de la que desconfía. Ya ha sido suficiente.

—Se supone que cuando amas a alguien no la lastimas.—doy un paso al frente y él retrocede anonadado por mi repentino arranque de ira.—Se supone que cuando amas a alguien no le mientes, no le ocultas cosas importantes que la incumban, no la tratas como una maldita desconocida.

—Eun Mi…

—¿¡Qué jodida definición de amar tienes tú?!—me quiebro en un final, porque realmente me siento cansada.

Todo el estrés emocional acumulado desde el principio de esta porquería de historia ha llegado a un límite para mí.

He llegado a mi límite.

Me mintió mi mejor amigo, me mintió mi abuelo, me mintió el propio asesino de mis padres, incluso Seokjin me miente y ahora…. ¿Ahora Jeon también?

Joder ¿Por qué?

¿Por qué tengo que pasar por todo esto?

¿Por qué todos en los que he confiado me mienten de alguna forma siempre?

—Eun Mi…necesitas calmarte.—él pasa saliva de forma nerviosa al ver mis mejillas empapadas de lágrimas, lágrimas de rabia e impotencia.

Intenta acercarse con cautela y tomar mi muñeca pero con un impulso que llevaba reteniendo aparto su mano con brusquedad y me alejo. Sus ojos se abren sorprendidos y a los segundos esa expresión es sustituida por una de profundo dolor, si no fuera por la neblina que las lágrimas dejan en mis ojos diría que incluso los suyos se han humedecido.

¿Cuánto más podemos herirnos mutuamente? Esto parece un ciclo sin fin para ambos.

—No me mires así…—murmura por lo bajo.—Como…como si me odiaras…

Sí, soy consciente de que estoy haciendo lo mismo que aquel día en que lo abofeteé, aunque por razones diferentes. Y sé que esa expresión en mí lo lastima, pero no puedo evitarlo.

—¿Prefieres que te mire como lo haces tú?—contraataco.—¿Con desconfianza? ¿Como si fuese una mentirosa?

—No es así Eun Mi, estás haciendo una tempestad en un vaso de agua.

—Jódete.

—Hablemos, yo…—sus movimientos se petrifican por completo al sentir el sonido de la puerta principal siendo abierta y nuevos pasos adentrándose a la casa.

Yo me sorprendo de igual forma pero mantengo mi semblante impasible. Sin embargo él luce como si hubiese visto un fantasma y tan desubicado que no pareciera estar en todos sus sentidos.

—¡Cariño! Ya estoy de regreso.—escuchamos desde la planta baja, reconozco la voz de mujer de aquella ocasión en la que la oí hablar por teléfono bajo mi ventana.—He traído la cena…

Ahogo un chillido de sorpresa cuando rápidamente toma mi brazo con brusquedad y comienza a arrastrarme hacia la ventana, silenciando mis quejas e ignorando mis palabras.

—¿¡Qué carajos haces?!—espeto soltándome con brusquedad de su fuerte agarre, con su mirada me suplica prácticamente que no haga ruido y eso solo me molesta más.

—Tienes que irte.

¿Qué...? ¿Qué acaba de decir?

—¿Irme?—repito con una sonrisa amarga carente de humor por completo.—¿Piensas que escape por la ventana como una ladrona?

—Lo has hecho antes, no hagas de esto un drama.—se encoje de hombros, sin mirarme. Su vista esta fija en la puerta de la habitación, rezando internamente porque esa mujer no venga hacia nosotros.

Jadeo ofendida y doy un paso atrás controlando el dolor que me ha provocado su comentario cortante.

—Si no me querías aquí pudiste haberlo dicho antes.—mascullo con sarcasmo y hostilidad.

—No es eso Eun Mi…—pasa sus manos por su rostro y cabello con frustración mientras camina en círculos frente a mi.—Tienes que irte.

—¡Jungkook!—escuchamos nuevamente el llamado desde la planta baja.—¿Estás en casa?

Intento darme la vuelta pero él me lo impide tomándome por mis hombros nuevamente, girándome hacia la ventana.

—¡Bajo en un segundo!—grita por sobre mi hombro antes de mirarme con inquietud.—Por favor Eun Mi…ella no puede verte.

Me mantengo observándolo por unos breves instantes. Otra vez hace lo mismo.

No entiendo porqué se empeña en alejarme tanto de sí mismo, porque lo cierto es que no sé nada de él. No conozco otra cosa que no sea lo que él ha querido mostrarme.

Pensé que al estar juntos las cosas cambiarían, que sería un noviazgo como el de los libros y películas, o al menos como debería ser…que seríamos felices lo que durase el sentimiento, yo conocería a su familia, él no se avergonzaría de mí y yo aprendería lo que es sentirse amado y amar. Pero como siempre…la vida tiene otros planes para nosotros.

Cada gesto que hace me duele, todo él me lastima ¿Acaso se avergüenza de estar conmigo como para tener que ocultarme de su propia madre?

¿No me considera suficiente?

¿Por qué no puede confiar por una vez en mí? Al menos en algo mínimo…

Supongo que nunca tendré respuesta para eso, porque ya ha sido suficiente…para mí todo esto ha terminado.

Con la poca fuerza de voluntad que me queda y el insoportable dolor rasgando mi interior aparto sus manos de hombros y paso por su lado, sin rozar su costado siquiera, hasta llegar al alféizar de la ventana. Me detengo una última vez al escuchar su voz.

—Si me esperas por cinco minutos en el aparcamiento bajaré para llevarte a casa de Jin.

No respondo, ni siquiera volteo.

Lo siento Jungkook, ya no puedo esperarte más.

Suspiro y limpio, sin que se percate, una única lágrima que no he podido retener dentro del cúmulo de humedad que se ha formado en mis ojos. Sin decir algo más me deslizo hacia el otro lado, hasta la escalera de emergencia, antes de descender por el primer escalón miro hacia atrás una última vez…pero el ya no está.

Dicen que todo ser humano tiene un límite, pues yo acabo de alcanzar el mío.

A pasos rápidos termino por llegar hasta la parte trasera del edificio, solo cuando mis pies tocan el asfalto de la calle me permito que el ardor en mi nariz me recuerde lo mucho que deseo poder llorar lo que nunca fuimos o pudimos ser. No voy a esperarlo, esto ha sido todo para mí.

Siento haber sido tan débil, siento no haber cumplido mi promesa…no será la primera entre muchas que se rompe. Siento no poder ser más paciente, pero quizás sea lo mejor, quizás todo duele más de lo que debería porque esto nunca debió suceder entre nosotros. Él mismo lo dijo, no estaba en sus planes que yo le gustara…y para mí ha sido peor que cuando en un principio creía que solo quería molestarme.

Voy a superarlo, como he superado todo. Y espero que, pase lo que pase con él, algún día encuentre alguien lo suficientemente fuerte como para soportar la espera y el dolor a su lado. Alguien mucho mejor que yo…eso es lo que necesita, y yo también merezco algo mejor.

Espero que su corazón encuentre la paz o algún ángel se la traiga, ya que yo no pude ser esa persona para él.


No me considero una persona trágica pero como que acabo de descubir que me gusta el drama y llevar las cosas al límite ToT tenganme paciencia, todo sucede por algo. A veces la vida es así y hay cosas que no funcionan y deben dejarse para seguir adelante.

Volveré pronto, posiblemente con el maratón así que esperenlo por favor. Ya estamos en la recta final.

Gracias por leer y su apoyo, lo aprecio muchísimo. Cuídense y cuiden siempre su corazoncito ❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro