Capítulo 7
Maratón 1/3
No debería ser así, no debería sentirme culpable por algo que obviamente no me incumbe.
No tendría porqué ocultarme aquí o estar escuchando siquiera…y tampoco debería importarme en lo más mínimo la traición de ellos hacia alguien con quien apenas he intercambiado unas pocas miradas.
Pero no puedo evitarlo…no puedo evitar sentirme mal y culpable a pesar de no tener razón para ello. No sé si se deba al hecho de que tengo un carácter sensible y un corazón débil, después de todo.
Lo más estúpido es que en algún rincón de mi ser albergaba la mínima esperanza de que Jeon no cayera en los juegos de Myung Soo, pensé que su sentido del respeto y la hermandad hacia Tae ,quien supuestamente es su amigo, serían suficiente para que él concientizara sobre las consecuencias que sus actos podrían traer.
Ya veo que me equivocaba, y me reprendo mentalmente por haber esperado algo distinto de su parte, por haber siquiera pensado fugazmente que Jeon sería diferente a los imbéciles con los que acostumbro a lidiar…ya me doy cuenta de que solo es otro idiota más del montón.
Observo atónita cómo le sonríe a Myung Soo, que no ha parado de hablar desde que los encontré, mientras él solo se limita a asentir de forma animada,cada cierto intervalo de tiempo, sin retirar la sonrisa de su rostro.
Por mi mente solo circula una cuestión, y es que, si yo viendo esta escena me siento terriblemente mal…
¿Cómo se sentiría Tae si se enterase?
Abro mis ojos a más no poder cuando ella se carcajea y posa su mano en el hombro de Jungkook para luego deslizarla por su pecho hasta dejarla posada en su antebrazo.
¡Lo hace a propósito!
La maldita solo está asechando la mínima oportunidad para establecer contacto físico…y lo peor es que él no hace nada por impedirlo.
Decido que ya no quiero seguir viendo cómo Myung Soo ejecuta sus rastreras tácticas de coqueteo mientras que el chico frente a ella luce relajado y parece seguirle el juego.
A pesar de que desde mi posición solo diviso la espalda de Myung Soo, puedo ver perfectamente la expresión del rostro de Jungkook, que se encuentra frente a ella.
Resoplo indignada cuando este le sonríe más aún y vuelve a asentir efusivamente en su dirección. Vaya estúpido…
Me dispongo a continuar mi camino fuera del aparcamiento, pero antes de que pueda siquiera mover un músculo, unos ojos cafés oscuros se cruzan con los míos sosteniendo un contacto visual tan intenso que un escalofrío recorre mi columna vertebral.
Quiero apartar la mirada, pero mi estado de estupor no me lo permite. Puedo sentir el desenfrenado latir de mi corazón reflejándose en mis sienes haciéndolas palpitar. Mi respiración se ha tornado casi nula, solo soy capaz de inhalar en intervalos cortos a la par que mis manos han comenzado a sudar.
¡Me ha visto! Se ha dado cuenta de que los espiaba…
¿Y ahora qué debo hacer?
Correr no es una opción, llamaré más la atención y si Myung Soo me ve…
¡Oh rayos, Myung Soo! Se ha dado cuenta de que algo sucede porque Jungkook no deja de mirar en mi dirección manteniendo el contacto visual.
Si antes me odiaba ahora lo hará el doble en cuanto me descubra.
La observo mover su cabeza con intenciones de voltear y la sangre en mi sistema se hiela.
Odio ser tan débil e impotente…no debería importarme que me vea pero… ¡Joder! Tengo miedo, y odio ser así.
Tomo una bocanada de aire esperando lo peor. Quizás solo me grite un poco…el verdadero tormento será mañana cuando le cuente a su hermano o a Jae Sook.
De repente, Jeon deja de mirarme para centrar su atención en Myung Soo quien estaba a punto de voltearse.
La expresión impasible y fría que me dedicaba se relaja, convirtiéndose en una cálida y risueña mientras observa a Myung Soo.
Aquello hizo que por inercia bajara mi cabeza… ¿Tanto me odia? Puedo decir que sí con solo analizar su expresión…simplemente me pregunto porqué es así conmigo cuando claramente no le he hecho ningún mal.
Entonces hace algo que no esperaba ni remotamente viniendo de él.
Lleva una de sus manos al rostro de Myung Soo y aparta uno de los cabellos colocándolo tras la oreja de la chica sin dejar de sonreírle.
Ella relaja su postura y vuelve a centrar su atención en él olvidando la idea de voltearse. Jungkook acerca su rostro al suyo, por un momento me parece que la besará, en cambio desvía la dirección de este hacia un costado de la cabeza de la chica y me quedo petrificada cuando distingo en el movimiento de sus labios la palabra “vete”.
Sin pensármelo dos veces , doy media vuelta y avanzo con grandes y silenciosas zancadas lejos de ellos.
Una vez a una considerable distancia, giro mi rostro y veo que el espacio entre ambos ha vuelto a ser considerable.
¿Acaso Jeon acaba de salvarme?
Palmeo mi frente con frustración mientras me dirijo a la avenida.
Claro que no, seguramente lo hizo porque le estorbaba mi presencia…no tiene sentido que me ayude después de cómo ha sido conmigo, después de la frialdad que reflejaba su rostro al mirarme, el no haría ningún bien hacia mi sin una razón de por medio.
Y espero que no piense en “cobrarme el favor” de alguna forma, tengo el presentimiento de que realmente me odia.
Pensándolo bien, es un chico muy extraño. Desde que llegó a la escuela toda la atención ha girado en torno a él, sin embargo, no parece tener intenciones de socializar con nadie.
Creo que a excepción de los otros miembros del equipo, no lo he visto entablar una conversación con nadie más a aparte de Myung Soo…y bueno, de mí. Pero nuestros muy breves encuentros no creo que puedan ser catalogados como “conversaciones” siquiera, siempre termina humillándome más o molestándome sin razón ninguna.
Es reservado, arrogante y creo que disfruta confundirme. Por momentos creo que está siendo bueno conmigo y luego simplemente lo arruina todo, entonces es cuando me doy cuenta que solo es un imbécil.
Realmente me frustra su actitud.
Ahora que lo recuerdo…todavía tengo su hoddie en mi habitación, no es que su persona me agrade mucho, pero creo que debería devolvérselo. No quiero deberle nada ni tener nada suyo a mi alrededor, suficiente con su molestosa presencia.
Obviando todo lo anterior, hay algo que me he preguntado desde que supe de él por primera vez y es que, si tenía un camino trazado como un exitoso deportista allá en América…
¿Por qué decidió regresar y más aún justo durante el último año de instituto?
¿No se supone que terminaría la escuela allá?
Creí que ya tenía su vida hecha, debió de haber tenido una importante razón como para regresar dejando de por medio muchas cosas allá…
—Detente Eun Mi, deja de intentar meterte en donde no te llaman. —Me reprendo por siquiera pensar en él.
No debería importarme en lo más mínimo lo que sea de su vida, ni siquiera tendría porqué sentir curiosidad alguna, él no me interesa, mi única preocupación debería ser evitarlo y aguantar sus humillaciones al menos hasta que finalice el año y se gradúe.
Entonces ya no tendré que volverle a ver y podré seguir con mi vida antigua, cuando solo Jae Sook y los Lee me molestaban. Pan comido.
Ánimo Eun Mi, son solo unos meses…
Enfocada en mis pensamientos ,y en el plan de supervivencia que de forma inconsciente había comenzado a crear, no me había percatado de que al otro lado de la avenida se encontraba al fin el sitio que tanto había anhelado visitar estas últimas semanas.
El inmenso letrero del hospital SangHealth y toda su arquitectura destilaba el poderío y el respeto que poseía aquella institución.
Sonreí mientras avanzaba hacia el lugar, y una atmósfera de paz invadió cada poro de mi cuerpo, es irónico teniendo cuenta que esto es un hospital, comúnmente nadie gusta de visitar lugares así por todo lo que conllevan…pero para mí es diferente, me trae hermosos recuerdos, además aquí está él.
Cuando era pequeña, el abuelo solía traerme de vez cuando. Él era el director y muchas veces debido a sus responsabilidades no encontraba alguien que pudiera cuidarme en su ausencia, así que me llevaba con él. Y aquello me encantaba.
Tengo momentos muy felices que pasé aquí, todo el personal siempre fue extremadamente amable conmigo, nunca me sentí mal o rechazada, este de alguna forma se convirtió en mi lugar de confort.
Sé que muchos solo se acercaban por ser la nieta del director, pero él no, él siempre fue sincero conmigo, siempre fue una gran compañía. Y cada vez que venía solo podía pensar en que él estaría aquí para jugar y hablar conmigo.
Siendo el tío Kwan Chul el actual director, no me permite venir aquí. No quiere que me relacione más con ningún miembro del personal, incluso me atrevería a decir que lo hace por el simple hecho de que le molesta reconocer que el abuelo tenía mayor afinidad conmigo y por ende muchos de los empleados más antiguos, que aún le son fieles a pesar de su ausencia, sienten más empatía conmigo que con el propio Kwan Chul.
Supongo que aquello equivale a un atentado contra su ego, él y el abuelo no eran muy unidos. O al menos eso es lo que deduzco.
Por eso he venido hoy, he aprovechado que durante esta semana estará ausente debido a alguna convención médica fuera de la ciudad. Escuché cuando se lo comentaba a Jae Sook y tengo entendido que no ha venido hoy a trabajar preparando los últimos detalles del viaje que se realizará en la noche, es el mejor momento para que yo pueda venir.
Una vez frente al hospital distingo la entrada de emergencias, en donde nunca cesa la acción, a pesar de ser aún temprano puedo ver cómo las blancas batas se mecen de un lugar a otro con frenesí mientras exclaman términos y frases que no soy capaz de comprender debido al lenguaje técnico que emplean.
Murmullos inconformes de familiares en espera, los reproches de los doctores hacia algún paciente indisciplinado, alaridos de dolor y el constante repique del teléfono en recepción , son a apenas algunos de los sonidos que inundan el lugar.
Y por un momento repaso con la mirada el entorno preguntándome si él pudiese estar por allí.
Me escabullo entre las personas que pululan en el interior y al instante el inconfundible olor a desinfectante y medicación inunda mis fosas nasales, pero no me resulta molesto, todo lo contrario…me siento en casa.
Y es doloroso aceptar que en un lugar como este me sienta más a gusto que en mi propio hogar. Supongo que todo es gracias a los recuerdos que he forjado, mientras que los de aquí han sido gratos, los vividos junto a mi “familia” han sido un total martirio.
No debería dejar que me noten mucho, algún entrometido podría contarle a Kwan Chul de que estuve aquí, así que debo ser lo más discreta posible. Es por ello que no dudo en ningún momento ir a buscarla.
Camino hacia el mostrador de la recepción y carraspeo en cuanto la veo.
—En un minuto le atenderemos, por favor tome asiento en la sala de espera. —Responde de forma monótona sin apartar la vista del montón de papeles sobre el escritorio.
Sonrió al verla resoplar y acomodar sus enormes gafas a la par que sus regordetas mejillas se hinchan con el aire que retiene en su boca. Su blanquecino cabello se encuentra desordenado en un moño y su uniforme rosa pálido se divisa ligeramente arrugado, una taza de café a medio llenar descansa a su costado…y por su aspecto, deduzco que ha pasado toda la madrugada haciendo guardia.
—No creo que tenga un minuto.–murmuro inclinándome ligeramente sobre el mostrador.
Al escuchar mi voz, una amplia sonrisa se extiende por su arrugado rostro y sin siquiera haberme dirigido la mirada, pronuncia mi nombre con ternura.
—Eun Mi…
Sus ojos se encuentran con los míos ,y en menos de lo esperado, ya tengo sus brazos alrededor de mi cuerpo sosteniéndome con fuerza. A pesar de la incómoda posición, teniendo el escritorio entre ambos cuerpos, le devuelvo el abrazo con efusividad.
—Tanto tiempo sin verte querida. ¿Está todo bien? ¿Y la escuela cómo va? Te noto más delgada… ¿Estás cumpliendo con todas tus comidas?
—río un poco por la rapidez con la que habla sin dejar de presionar mis mejillas y examinar toda mi anatomía.
—Estoy muy bien señora Choi. Perdón por no haber podido venir antes, sabe que…
—Descuida, no tienes que darme explicaciones cielo. Lo importante es que estas aquí y muy saludable. –Le sonrío con empatía y me limito a asentir a sus palabras.
La señora Choi es la jefa del cuerpo de enfermeras del hospital desde hace aproximadamente 25 años. Ha dedicado básicamente toda su juventud a trabajar aquí y es una de los profesionales más importantes del centro.
Desde que la conozco ha sido como una madre para mí, siempre regalándome la mejor de las atenciones cuando venía, decía que le recordaba a su hija, ella y su esposo se divorciaron hace mucho y habían acordado que él se quedaría con la niña en Busan para darle una mejor educación puesto que sus recursos y posibilidades eran mucho mejores que las de una simple enfermera.
Sé que acepto solo por el bienestar de su hija, y aunque se veían algunas veces al año, entiendo que no era suficiente para una madre y quizás por ello cuando yo venía siempre trataba de hacerme sentir bien.
Cuando comenzó a hacer sus pasantías mi abuelo era el director, siempre le guardó gran respeto y aprecio y es por eso mismo que hoy en día no tolera mucho a Kwan Chul, siempre se queja de que no hace su trabajo como debe y de que el hospital ha cambiado mucho desde que él tomó el mando…y no para bien precisamente, según sus quejas.
Solía decir que yo sería la próxima directora, que eso era lo que siempre había querido el abuelo. Pero ya dejé de creer en esa posibilidad, Kwan Chul jamás lo permitiría y ella lo sabe, quizás por eso no ha vuelto a hacer mención del tema ni me ha pedido explicaciones del porqué no he venido antes. Sabe que a mi tío no le hace mucha gracia que esté aquí y por eso es la primera persona que vengo a ver, sé que me ayudará a entrar al hospital y pasar desapercibida.
-¿Vienes a verlo? –Pregunta una vez concluida nuestra breve plática en la que le contaba un poco sobre mis días.
Nunca le diría lo que sucede en casa, a nadie. El tío Kwan tiene mucho poder, y la voz de una estúpida niña no serviría de nada en contra suya, así que me limito a callar.
Y es cobarde, lo sé, y odio que sea así. Pero no sabría qué otra cosa hacer.
- Sí ¿Él está? –cruzo los dedos deseando que diga que sí, y en cuanto la veo asentir un suspiro de alivio se escapa de mis labios.
-Lo llamaré enseguida, le diré que estás aquí. Puedes esperarlo en el jardín, ve por el Corredor "C", nadie te verá.
Beso su mejilla y me despido con emoción para luego seguir mi camino hacia el Corredor "C".
El Corredor "C" es como vulgarmente llamamos en el hospital a la Unidad de Cuidados Intensivos.
¿Por qué no UCI como es conocida en la mayoría de los lugares?
Pues…digamos que esta unidad aquí tiene una peculiaridad que no poseen los otros hospitales.
La sala está dividida en dos partes, ambas de cuidados intensivos con pacientes de condición crítica que deben ser monitorizados en todo momento, la diferencia está en que una es privada y la otra no.
Con privada no me refiero a que sea VIP o algo por el estilo, es solo que los pacientes que en ella radican tienen una condición especial, una que les obliga a mantenerse completamente ajenos de cualquier actividad en el resto del hospital.
No tengo clara qué tipo de condición es esta, el abuelo nunca quiso darme detalles…pero por lo poco que me ha comentado la enfermera Choi, se sabe que es una zona complicada, de mucho sufrimiento hasta para los propios doctores encargados de ella. A nadie le gusta transitar por ahí durante mucho tiempo…no solo por los enfermos, sino también por los familiares que la visitan.
Así que se encuentra apartada del resto del hospital y solo unos pocas personas autorizadas pueden acceder a ella.
Por lo cual está desolada la mayor parte del tiempo, nunca he ido a esa sección del Corredor "C", no sabría decir con exactitud lo que hay en ese lugar, pero unos metros antes se encuentra la escalera de servicio que llega hacia el jardín y es por ello que la enfermera Choi me ha recomendado venir por aquí, es difícil que alguien me vea.
Llego hacia las escaleras, y por un instante, mi mirada se desvía hacia el área privada del Corredor "C", realmente no hay nadie a estas horas, pero se ve tan lúgubre y desolada que renunciando a todo rastro de curiosidad decido que no sería buena idea entrar ahí.
Así que apartando la vista me centro en descender por las escaleras. Realmente lo he extrañado mucho y ya quiero verle...
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