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Capítulo 55

Maratón 3/3
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Salimos del estadio y del instituto cede del evento, él aún con su uniforme del equipo y yo con mi credencial de la comisión. No volveremos al hotel para cambiarnos o dejar nuestras pertenencias, preferimos buscar un lugar tranquilo en el que hablar sin interrupción alguna. No conozco la ciudad, así que dejo que Jeon me guíe mientras sostiene mi mano y decida el sitio que más conveniente le parezca.

Caminamos por unos pocos minutos, en silencio, solo con el sonido de los murmullos de las personas a nuestro alrededor y de las bocinas de los autos en la avenida a nuestro costado. Aún es de día y apenas el cielo comienza a nublarse con las tonalidades cálidas de la tarde. La nieve que quedó como rastro de la noche anterior se acumula en los tejados y en la cima de los cerezos que adornan el camino, sin embargo ya no cubre la superficie del asfalto, la carretera o la fachada de las construcciones a nuestro alrededor, esta ha sido retirada con antelación facilitando la rutina de los transeúntes.

Detiene nuestros pasos justo en frente a lo que parece ser un espacioso parque. El sitio está rodeado de la vegetación bañada por los vestigios de la nevada, el césped húmedo perfectamente cortado y los árboles de cerezos propinándole toda la sombra y privacidad necesaria al entorno. Tampoco sabía de la existencia de este lugar, y de repente el solo hecho de pensar en todos los sitios hermosos que desconozco de aquí me hace querer recorrer cada uno de la mano de Jungkook, justo como ahora. Quizás algún día, cuando nuestra vida pase de ser una odisea y si seguimos juntos, podría pedirle ello.

—¿Quieres hablarlo?—le digo una vez tomamos asiento en una de las bancas, no son muy amplias así que el costado de mi muslo roza el suyo al igual que nuestros hombros, pero no me incomoda en lo absoluto la cercanía.

—La verdad es que no.—confiesa.—Pero sé que si no dejo salir lo que siento terminaré explotando.

—¿Qué es lo que sientes?—le incito a continuar.

—Creo que lo he jodido todo, solo eso. Si mi último lanzamiento hubiese sido diferente tal vez habríamos podido ganar…sé lo muy emocionados que estaban los chicos con llegar a la final y obtener la beca…

—Te estás culpando sin razón, Jungkook.—le repito lo mismo que ya le había dicho en el terreno, pero es que él necesita escucharlo las veces que sean necesarias hasta que se convenza de ello.—Fue un juego largo, un solo lanzamiento no podría definir nada.

—También te defraudé.—continúa hablando, haciendo caso omiso a mis palabras.—Se supone que debía ganar para…

—¿Por qué haces eso?—espeto interrumpiendo su monólogo sin sentido.

—¿Hacer que?—me mira con su ceño fruncido mientras ladea su cabeza.

—Culparte tanto de las cosas. No todo depende de ti.

—Quizás es porque tiendo a arruinar las cosas que me importan…—murmura con la mirada perdida en algún punto del entorno.

No sé con exactitud a qué se refiere o qué es eso tan grave que supuestamente debió de haber arruinado para sentirse de esta forma con respecto a todo, pero ahora mismo lo único que me interesa es ser una fuente de ánimos para él y hacerlo sentir bien nuevamente. Porque eso es lo que habría deseado que alguien fuese para mí cuando también me he sentido decaída. Quiero ser una fortaleza para él, aunque eso signifique que quizás tarde mucho en abrirse y contarme todo lo que su corazón se empeña en ocultar, supongo que parte de este sentimiento es saber esperar y comprender al prójimo. Justo como él afirmó que haría conmigo.

Llevo mi mano al costado de su cabeza y desenredo con cuidado unos de sus pendientes que ha quedado atrapado entre las hebras de su cabello largo y oscuro, con mi acto consigo que parpadee y regrese su atención a mi nuevamente. Un leve sonrojo se extiende por su rostro, haciendo contraste con la tonalidad carmesí de mis mejillas, y para mi sorpresa, cuando pienso retirar mi mano de aquel sitio él coloca la suya encima, apegando mi tacto a su piel y cerrando sus ojos con deleite.

Suspiro silenciosamente al percibir cómo mi corazón ha comenzado a galopar con solo sentir la calidez de su dermis contra la fría palma de mi mano.

—Esta es la segunda vez que me siento tan inseguro en mi vida.—susurra aún con sus ojos cerrados.—Tengo tanto miedo de equivocarme otra vez…

—¿Cuándo fue la primera vez?—pregunto inevitablemente, de repente siento que su comentario se ha salido de contexto y ya no estamos hablando del juego.

Estos efímeros instantes, en los que creo que intenta abrirse conmigo y contarme sus secretos, aparecen en cada conversación nuestra de forma tan fugaz que cuesta hasta descifrar si realmente son vestigios de su interior y no pura palabrería en sentido figurado.
Para mí el aún es inescrutable.

—No quiero arruinar las cosas de nuevo, no quiero perderte…—continúa musitando, ajeno a mis palabras, y es entonces cuando me percato de que en realidad se habla a sí mismo y sus casi inaudibles susurros no van dedicados a nadie más que a sus propios demonios internos.

¿Algún día me dejarás conocerlos, Jeon?

Tal vez si yo le muestro los míos…

No, aún no estoy preparada para eso.

—Jungkook.—llamo su atención con firmeza en vista de que no planea contestar mi cuestionamiento anterior. Sus ojos se abren con parsimonia y recorren cada rincón de mi rostro con desespero, tal como si acabase de regresar a la realidad luego de un largo viaje en lo profundo de sus pensamientos.—¿Por qué siempre cubres tus brazos?

Mi pregunta lo desconcierta por unos instantes en los que deja ir mi mano y se reacomoda sobre la banca con cierta inquietud.

—Nunca te he visto con ellos al descubierto, tampoco me dejaste tratar el golpe en tu hombro aquel día...

—No me gusta mostrarlo.—dice con seriedad.—No es para todos, y nadie será capaz de entenderlo. Es una parte de mí que prefiero mantener oculta.

—Entiendo.—bajo la mirada un poco decepcionada. La firmeza y convicción en sus palabras no hace más que confirmarme lo renuente que se encuentra a mostrar lo que sea que quiere esconder, supongo que debe tener sus razones…

Siento su mano tomar la mía sobre mi regazo, haciendo que nuestras miradas se encuentren. Entonces un pequeña sonrisa de medio lado se forma en sus labios y con sus dedos en mi mentón eleva mi cabeza hasta quedar a su altura.

—¿Tan importante es para ti?—masculla con repentino interés.

—Sí.—confieso.—Quiero conocerte más…pero no quiero presionarte.

—Tengo ciertos límites con respecto a lo que puedo ser capaz de compartir contigo.—habla con lentitud y pesadumbre, visiblemente arrepentido de quizás no poder mostrarme su absoluta verdad.—Pero supongo que podría enseñártelo…solo si prometes no hurgar demasiado.

—Está bien.

Luego de mi asentimiento, aleja sus dedos de mi mentón para llevarlos a los bordes de la tela que cubre su brazo derecho. Con cautela comienza a arremangar el tejido del uniforme, deteniéndose al llegar a sus bíceps y dejando al descubierto la piel de dicha zona.

Mis ojos se abren con estupor al notar a lo que se refería. De todas las suposiciones que mi cabeza fue capaz de formular, por alguna razón, nunca imaginé que la causa por la que siempre procura no mostrar sus brazos fuese precisamente esta. Él me observa fijamente, con seriedad, esperando por mi reacción y siento su piel cálida tensarse en cuanto llevo mis dedos a dicha superficie para palparla con fascinación.

—Es hermoso…—murmuro ensimismada en los trazos delicados y finos de la rosa azabache tatuada en su brazo.

Ciertamente lo es, el dibujo cubre por completo su bíceps y acaba un poco después de llegar a su codo. A pesar de su extensión, su diseño es sencillo, solo una rosa completamente negra, carente de hojas y recubierta de espinas. Y no sabría decir si la razón por la que dicho detalle me parece tan hermoso se debe a la belleza del tatuaje o a que sea él en específico la persona que lo porta.

—¿Te gusta?—pregunta con repentino interés.

—¿Qué significa?—indago luego de asentir.

—Pues…tiene muchos significados realmente, supongo que esa explicación depende de la razón por la que la persona haya escogido ese diseño especialmente.—expresa esta vez mirando con atención el recorrido de mis dedos sobre su piel.—La rosa negra para algunos simboliza el luto y la muerte, para otros un amor eterno, esperanza, dolor…un corazón roto…

—¿Qué significa para ti?

—Supongo que un poco de todo eso.—concluye bajando con rapidez la manga de su uniforme, desapareciendo de mi campo de visión el hermoso tatuaje.—Solo un recuerdo que no es grato de evocar.

—Acaso… ¿Alguien rompió tu corazón?—pregunto intentando descubrir la verdad en la melancolía de sus pupilas, porque es más que claro que esta no saldrá de sus labios.

Jungkook sonríe y emite una pequeña risa nasal antes de bajar la mirada, no es una sonrisa amena, es una cargada de amargura y resignación. Lo cual vagamente me confirma mi suposición.

—Podría decirse que sí…

Vaya… ¿Qué habrá sucedido con él?

¿Cuánto debió de haberle lastimado aquella chica que rompió su corazón como para que ahora este así?

Porque basado en su declaración, que esa sea la causa de su dolor es la teoría más acertada que se me ocurre justo ahora.

—Lo siento.—le digo con sinceridad. —Ella…

—¿Por qué te cuesta tanto hablar sobre lo que pasó hace siete años?—me interrumpe de repente y no sabría decir si fue de forma intencional o solo una casualidad, pero al escuchar su pregunta comprendo qué es lo que está tratando de hacer.

Él me mostró uno de sus secretos y ahora se supone que yo debo hacer lo mismo.

—Todavía no me has dicho cómo sabes de eso…

—No has respondido a mi pregunta.—habla de forma autoritaria girándose en mi dirección.

Porque aún no lo he superado.

Esa sería la respuesta, pero claramente no es algo que me guste recalcar y mucho menos hablar con alguien más…incluso tratándose de él. Es complicado.

—Porque no quiero hablar de ello…no es un recuerdo grato de evocar.—me justifico con la misma excusa que él me dio hace unos segundos.

—Así que volvemos al principio…—ríe despeinando los rebeldes mechones oscuros que pueblan su frente.

—Al parecer ninguno quiere dejar salir la verdad primero.—me encojo de hombros.

—Solo espero que algún día logres superar la tuya…y que nunca te enteres de la mía.

—Eres muy injusto ¿Sabes?—me cruzo de brazos volteándome levemente en su dirección.

—¿Yo?—se señala a sí mismo con fingida inocencia y diversión, pero yo no podría estar hablando más en serio.

—Dices que sabes todo de mí, si eso es cierto…es muy injusto que tú conozcas mi interior y yo no el tuyo ¿Acaso no confías en mí? ¿Crees que voy a juzgarte por lo que sea que hayas hecho? ¿Qué mis sentimientos hacia ti cambiarán en dependencia de tu pasado?—hablo sin siquiera medir el peso de mis palabras o que literalmente acabo de reafirmarle lo fuerte que son mis sentimientos por él.

—No puedes entenderlo, Eun Mi.—niega con su cabeza repetidas veces.— No se trata de que tema porque me alejes o tu opinión hacia mí cambie, eso es lo que menos importa. Lo hago por ti, porque es mejor mantenerte alejada de todo esto.

—Pero no siempre podrás hacerlo Jungkook, no necesito que me protejas…

—Lo sé, pero quiero hacerlo.—dictamina de forma cortante.

—Mientras más cosas me ocultas, más distante te siento y mayor se hace la brecha entre nuestros mundos, porque no siento que confíes en mí …y así tampoco puedo yo confiar en ti.—sin esperar una respuesta siquiera, me coloco de pie y a grandes zancadas comienzo a atravesar el extenso parque de regreso a la avenida.

Me siento más sensible que nunca. No quiero discutir con él, pero todo este enigma que no nos permite vivir en paz me abruma demasiado. Es algo que si no resolvemos algún día terminará por devorarnos y consumirnos de una vez, entonces ya no quedará nada que nos mantenga unidos. Porque lo cierto es que mientras más finjamos que no existe, el tormento en nuestro interior se hará cada vez mayor y no puede sobrevivir relación alguna que germine a base de mentiras y secretos oscuros. Terminaremos tan marchitos y mustios como la rosa tatuada en su brazo…igual de adoloridos.

Detengo mis pasos al sentir sus brazos envolverse en mi cintura con sus manos entrelazadas sobre mi vientre y mi espalda pegada por completo a su pecho en un firme agarre. Su respiración se hace perceptible en la cima de mi cabeza y el aroma natural de su piel se adhiere a mis fosas nasales. Sus brazos a mi alrededor se tensan y entonces baja su cabeza hasta que su cabello hace leve cosquillas en mi cuello y su aliento baña mis clavículas. No muevo un solo músculo, a la espera de que él sea el primero en hablar y darme una buena excusa por la que debería sufrir a su lado y esperar a que sus secretos y mis traumas del pasado acaben con nosotros.

—Siento que las cosas resultasen así…—y ahí está de nuevo su actitud de culpabilidad sin sentido.—Creerás que estoy siendo egoísta…y tal vez tengas razón. No quiero lastimarte más aún, pero sé que si continúo así el daño será peor.

Me sorprendo al escuchar sus palabras, al parecer es capaz de reconocer la realidad de mi argumento. No se necesita ser un intelectual para darse cuenta de que todos estos misterios terminaran únicamente por hundirnos.

Si realmente le aterra tanto perderme…sabrá lo que es correcto para nosotros.

Suspiro sonoramente y me giro encarándolo, él no separa sus brazos de mi cuerpo en ningún momento, apenas afloja su agarre permitiéndome un poco más de movilidad en la acción.

—Voy a contarte todo Eun Mi, te lo prometo…—termina por acceder al ver mi expresión de reproche y preocupación.—Pero por ahora te pido que confíes en mí y esperes, quisiera decirte yo mismo…pero aún no es el momento.

Bueno, no es quizás la respuesta que esperaba, pero supongo que es suficiente por ahora ¿Cómo podría negarme cuando me pide que confíe? Sé que para él resulta muy difícil revelar todo, así que me conformaré con sus condiciones si ya ha aceptado contarme.

Un paso a la vez, sea cual sea nuestro destino, yo seguiré a su lado pase lo que pase.

—Está bien.—le sonrío intentando disipar mi malestar de hace unos segundos, cosa que parece aliviarle puesto que relaja su postura y sonríe complacido.

—No quiero que peleemos ¿Sí?

—Tienes razón, no deberíamos discutir.—concuerdo en un murmuro silencioso.

No llego a completar mi frase, pero lo que realmente habría querido decirle es que no deberíamos perder el tiempo discutiendo después de todas las vicisitudes que hemos pasado para llegar a estar juntos como ahora. Y es irónico porque fui yo quien inició esta disputa, aunque con válidas razones.

—¿Cómo es que empezamos hablando del partido y hemos terminado en esto?—ríe el quitándole la tensión al momento, haciéndome reír también cuando sus dedos ondean en mis costillas propinándome unas leves cosquillas.

Si un tiempo atrás alguien me hubiese dicho que terminaría de esta forma con Jeon y que conocería esta faceta jovial y juguetona suya, quizás hasta me habría burlado por tal disparatada idea. Pero supongo que nunca llegaremos a conocer a una persona del todo hasta que ella lo desee por su cuenta o hasta que los sentimientos sean más fuertes e inminentes que nuestra propia voluntad. Puesto que, según sus propias palabras, él nunca planeó sentir algo hacia mí, su único objetivo era que yo le repudiara y todo terminó volcándose en su contra en cuanto comenzó a sentir de más.

—¿Te sientes mejor?—le pregunto llevando con timidez mis manos hacia su pecho mientras que él me sostiene de mi espalda baja y junta nuestros torsos.

—Supongo que tardará en irse la sensación de la derrota.—se encoje de hombros.—Pero estar contigo hace todo más ameno, eres como un anestésico para mí.

Su intento de piropo me hace reír levemente y sonrojarme sin poderlo evitar, él sonríe al escuchar la melodía de mi risa y besa mi mejilla izquierda, causando que mi cuerpo se tense repentinamente. Ya nos hemos besado antes, pero la sensación esta vez ha sido completamente distinta, su gesto me ha enternecido de sobremanera.

—Tonto…—murmuro desviando la mirada con timidez.

—Si yo soy tonto ¿Qué eres tú? ¿Tontita?—vuelve a reír ajeno a lo que me ha causado escuchar ese sobrenombre.

Tontita…

Los recuerdos se cuelan repentinamente en mi subconsciente, paralizando mis movimientos y disipando mi sonrisa.

-Como…¿Cómo me llamaste?—mascullo de forma distraída, ni siquiera soy capaz de descifrar la expresión con la que me observa.

—¿Tontita?—reitera con confusión.

<<–¿Por qué dices eso? ¿Ya no quieres ser mi amigo?

–Aish…claro que si quiero tontita. Seremos amigos siempre, hasta hicimos una promesa.>>

<<–¡No, Eun mi! No puedes, yo…prométeme que no harás nada como esto….prométeme que no harás nada estúpido.

–Te lo prometo…solo si te quedas conmigo. Eres mi único amigo, no quiero perderte también.

–Tontita, hemos sido amigos por casi 3 años. No te desharás de mí tan fácilmente.>>

Sí, él solía llamarme de esa forma antes…y a pesar del significado de esa palabra para el resto, entre nosotros era un símbolo de confianza y cariño. Hacía muchos años que no la escuchaba de nuevo…

—¿Eun Mi?—Jungkook sacude levemente mi hombro, obligándome a fijar la vista en su rostro por el que cruza una expresión preocupada. Es entonces cuando advierto el escozor en mis lagrimales e intento recobrar la compostura con un suspiro antes que los recuerdos me abrumen más y comience a llorar.

Nunca nadie será capaz de entender porqué sufro tanto por su partida. Las amistades van y vienen, siempre conoceremos gente nueva y otras saldrán de nuestra vida como es parte del propio ciclo de la existencia, no hay razón para hacer tanto drama porque un simple amigo se haya marchado…o al menos eso es lo que me decía Kwan Chul constantemente cuando en un principio me costó aceptar su ausencia.

Y tiene razón, no tendría sentido que me sintiera así si esa fuese la única causa. Siempre me refugié en la excusa de que al ser mi único amigo y consuelo era comprensible mi dolor…pero ese tampoco es el motivo por el que le echo tanto de menos.

Lo cierto es que entre ambos creamos una conexión más allá de una simple amistad de niños…y no tiene absolutamente nada que ver con un nexo romántico siquiera. No, fue un sentimiento mucho más allá de eso que nos hizo depender mutuamente a pesar de ser unos simples chiquillos en aquel entonces…

Y sucedió esa misma tarde de hace siete años, cuando pasó a ser esencial en mi vida su presencia. Aún lo recuerdo y siento una punzada de miedo y dolor atravesar mi pecho apenas la imagen de aquella niña descalza con mirada cristalina reaparece en mi mente. Si él no hubiese estado ahí yo…

Seokjin tenía razón, aún no estoy bien. Y quizás nunca lo esté hasta que el espacio inconcluso y vacío de esta historia encuentre una explicación final, tal vez no dependa solamente de mí el superar el pasado.

—Hey…—Jungkook eleva mi mentón con extrañeza al notar que no me inmuto.—¿Estás bien?

En el momento en el que mis ojos se encuentran con los suyos una extraña y desconocida sensación nubla mi raciocinio. Sus ojos marrones y su cabello oscuro…tan similares y a la vez tan ajenos a mí.

Mi corazón martillea en mi pecho y esta vez no debido a los nervios por su cercanía. No….me siento ansiosa, inquieta, asustada por la suposición que ha formulado mi mente.

Pero eso sería imposible.

—Sí, yo solo…recordé algo.—balbuceo con torpeza antes de negar repetidas veces con mi cabeza, alejando esos absurdos pensamientos de una vez.

—¿Algo triste?—dice acercando su rostro al mío unos centímetros, deteniendo su mirada en mis ojos cristalinos.

Asiento apenas, regresando a la realidad en cuanto siento su abrazo cobijarme en un tan reconfortante como sorpresivo gesto. Aspiro su olor y me exijo mentalmente encontrar otra vez la paz.

—¿Sabes?—murmura contra mi cabello sin romper el abrazo.—Sé lo que necesitas.—afirma esta vez separándose con una media sonrisa.—Vayamos a por chocolate caliente.

Su inesperada sugerencia me hace reír levemente, así que separo un poco nuestros cuerpos y elevo mi cabeza para poder observarlo mejor.

—¿Chocolate caliente?

—Si te sientes triste el chocolate es lo mejor.—explica colocando su dedo índice frente a mi rostro.

<<–Es chocolate, cuando estoy triste me hace sentir mejor comerlo.>>

Joder…otra vez.

Un poco sorprendida por mi asociación frunzo mi ceño y dejo algo más de distancia entre nosotros, observándolo con un mohín desconfiado y confuso.

Porque no…simplemente no podría ser.
Nada coincide.

¿Pero entonces…?

—Jungkook…—le llamo y él emite un sonido apagado con su garganta, indicando que me escucha.—¿Acaso tú…?

Su mirada desentendida me recorre buscando un indicio que explique mi extraño comportamiento, él probablemente no tenga idea de nada…lo habría mencionado, yo lo habría reconocido, el habría venido por mí antes…

No, no estoy razonando con claridad. Tal vez debería dejar de pensar tanto en ello, ciertamente me hace mal.

—¿Qué pasa?—indaga con inquietud al notar que mis palabras han quedado inconclusas.

—Ah…Yoongi estaba comentando que existen posibilidades de que el juego haya sido manipulado.—me apresuro a cambiar de tema, disipando cualquier vestigio de mi estado de ánimo que delate mis verdaderos pensamientos.— ¿Crees que sea cierto?

Él suspira y patea con frustración una piedrecilla frente a nuestros pies, justo como había hecho antes en el terreno de juego.

—Si lo creo, pero eso no es posible.—reitera la misma respuesta que le habían dado los chicos a Yoongi antes.—Y aunque lo fuera, no hay pruebas de que sea cierto. No te había comentado nada porque lo consideré innecesario teniendo en cuenta eso.

—En caso de que ciertamente haya sido manipulado… ¿Qué crees que fue lo que sucedió?—continúo la conversación, recobrando la tranquilidad y forzándome en concentrar mis entendederas en este nuevo tema.

—Obviamente se filtraron las señas del equipo.—responde encogiéndose de hombros.—Es imposible que el bateador reconociera la seña entre Jimin y yo sin ser parte del equipo, además de que se anticiparon a un par de jugadas y respondieron de forma automática cada movimiento en el terreno.

—Es más serio de lo que pensaba…—murmuro colocando mi mano sobre mi mentón mientras reanudamos nuestra caminata hacia la salida del parque.—Si estás tan seguro ¿Por qué no dijiste nada antes?

—Si hacemos una acusación tan grave hacia el otro equipo sin pruebas puede ser perjudicial para nosotros, son capaces de retirarnos del resto de las competencias con la excusa de que hacemos fraude.—explica rodando sus ojos.—Es más complicado de lo que crees.

—Entonces deberíamos conseguir esas pruebas…—pienso en voz alta y no me percato de ello hasta que escucho la pregunta de Jeon.

—¿Cómo?

—Bueno…supongo que si filtraron las señas debió de ser alguien de nuestro propio equipo.—analizo por lógica.

—Ese es el problema ¿Quién sería tan estúpido o tan poco leal como para hacer tal cosa? Sacrificar a su propio equipo…—Jeon niega con desaprobación mientras sus palabras giran en mi cabeza como un bucle infinito hasta que logran tomar sentido.

Quizás no estúpido…pero poco leal sí.

Y tal vez estoy terriblemente equivocada, además de que juré no inmiscuirme en ello teniendo claro las graves consecuencias que podría traer tal cosa para mí, pero esto ya no gira a mi alrededor solamente…es por Jungkook, por mis amigos….

Debería empezar a dejar de ser tan cobarde, y quizás este sea el primer paso para ello.

No me importarán las consecuencias  si el resultado es ayudar y desmentir la horrible y rastrera jugada que, a mi parecer y corazonada, ocultan los culpables.

Por primera vez estoy dejando que esta nueva Eun Mi, que tanto ha enfrentado y aprendido en las últimas semanas, tome el control y me guíe hacia una nueva etapa en mi vida.

—No estoy segura…pero el día antes del partido encontré a Jae Sook y a Young Soo hablando con un hombre extraño en el almacén. Parecían estar metidos en algo serio…

Jungkook detiene sus pasos frente a mí para mirarme con estupefacción y repentino interés.

—¿Sang y Lee?—habla desconcertado.— ¿Crees que ellos tengan algo que ver? ¿Serían capaces de traicionar a su propio equipo de esa forma?—Jungkook se muestra notablemente incrédulo y sorprendido, y es comprensible su punto…pero no imposible el mío.

—Conozco a mi primo y a Lee desde hace mucho. Sé lo que serían capaces de hacer y créeme, no es la primera vez que, sobre todo Jae Sook, se mete en este tipo de líos solo para obtener dinero.

Y es cierto, si bien Kwan Chul siempre ha procurado que su hijo no carezca de nada, lo ha criado de forma tan errónea que Jae Sook no posee moral o valores algunos, así tenga que recurrir a los métodos más rastreros para conseguir lo que desea, recae fácilmente en las tentaciones porque es ambicioso…ambos son idénticos. Así que no me sorprendería que le hayan ofrecido una buena ganancia a cambio de hacer aquello. En cuanto a Young Soo…él es solo el perro faldero de mi primo.

Desde que los escuché hablando con aquel hombre supe que de nada bueno podría tratarse, y luego que sucediera esto me ha parecido demasiada coincidencia.

—De igual forma ¿Qué haríamos con solo una suposición?—suspira encogiéndose de hombros.—Ellos no confesarán y no hay forma de inculparlos…

<<–A las cinco, en el sitio de la última vez.>>

—¡A las cinco!—exclamo al recordar el susurro de Young Soo antes de salir del estadio. Jungkook me mira descolocado sin comprender mi argumento.—Escuché cuando dijeron que se encontrarían a esa hora…¿Quizás con aquel hombre para recibir la recompensa?—aporto intentando asociar los hechos y las ideas en mi cabeza.

—¿Cómo era ese hombre Eun Mi?—pregunta sacando su teléfono de su bolsillo.

—Era...mayor, diría que de unos cincuenta años, cabello negro y canoso, no muy alto…

—Si estaban en el almacén debe ser parte del personal autorizado para entrar al terrero.—deduce buscando algo en su móvil mientras la claridad artificial de la pantalla ilumina sus pupilas.—¿Está en esta foto?

Coloca frente a mi rostro la fotografía que habían tomado hoy en la mañana todos los jugadores de ambos equipos con su respectivo personal de apoyo en recuerdo al partido amistoso entre institutos. Escudriño con atención la imagen hasta que mis ojos colisionan con la figura de aquel señor, sorprendiéndome por haberlo encontrado tan pronto.

—¡Es él!—le señalo con vehemencia el punto exacto en el que se encuentra el hombre.

—Joder…—jadea atónito luego de mirar hacia donde le he indicado.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—Es el entrenador del equipo de Gwangju.—espeta rascando su nuca con desconcierto.

—No bromees…—murmuro cubriendo mis labios con mis manos.

Jodido desgraciado, ahora todo tiene muchísimo sentido. Claro que tiene motivos de sobra para querer comprar las señas del equipo contrario…ni siquiera noté que era el entrenador debido a que como ambos equipos practicaban en horarios distintos raramente coincidíamos en el terreno, por eso al verlo hoy no fui capaz de reconocerle.

No me sorprendería que Jae Sook y Young Soo hayan sido quienes se le acercaran primero y el hombre haya aceptado la propuesta. Son tan sinvergüenzas que aprovechan cualquier oportunidad para obtener lo que quieren, cosa que obviamente debe de ser el dinero. Otro dato a favor de mi conclusión es que Kwan Chul le limita los gastos a Jae Sook debido a que sabe a la perfección las cosas en las que su hijo invierte su dinero…como traer chicas desconocidas a casa o llenar su habitación de aromas y humos extraños. Nada de eso me es ajeno.

—Tenemos que contarles a los chicos… ¿Dónde dijiste que se encontrarían?—dice con prontitud guardando su teléfono nuevamente.

—No dije…solamente escuché la hora que acordaron.

—¿No tienes alguna idea?

—No… ¡Oh! Dijeron que se verían en el sitio de la última vez.—recapitulo recordando esa parte de aquella frase.—Si no se volvieron a encontrar antes en otro lugar… entonces se refieren al almacén.

—Es arriesgado…demasiadas suposiciones.—sentencia Jungkook caminando de un lugar hacia otro con sus manos en el interior de sus bolsillos. Justo con su uniforme y su ceño fruncido debo aceptar que se ve extremadamente precioso y sensual…—Pero si estamos en lo correcto aún hay tiempo de remediar todo, intentémoslo.

—¿Le diremos al entrenador?

—No, no. Hasta que no tengamos las pruebas más nadie que nosotros debe saberlo.—me aclara.—le pediremos únicamente ayuda a los chicos, cuando consigamos lo que necesitamos entonces dejaremos que el entrenador intervenga.

—Bien ¿Qué es lo que haremos?—inquiero con disposición.

—Ven conmigo, regresemos con los demás.—toma mi mano con apremio y reanuda sus pasos de regreso a la avenida.—Supongo que dejaremos el chocolate caliente para otra ocasión.—sonríe mirando en mi dirección.

Sí, realmente espero que no tenga ninguna idea del verdadero simbolismo de lo que acaba de decir.

Leo sus teorías UwU si alguna acierta le dedico uno de los próximos capítulos ❤

Alguien valiente que acepte el reto? XD

Gracias por leer 🌈

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