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Capítulo 52

No tenía idea de cuál podría ser el concepto de un lugar especial para él, pero decidí dejar que guiara mis pasos por la concurrida ciudad mientras poco a poco el crepúsculo caía sobre nosotros y la brisa fresca de la tarde comenzaba a helarse, tornando la atmósfera en un gélido escenario que acentuaba la fina cortina de humo que emanaba de nuestros labios con cada respiración al colisionar la calidez de nuestros alientos con la frialdad del ambiente. Siendo mi única fuente de calor cercana, además del grueso abrigo carmesí, el tacto tibio de sus dedos entrelazados con los míos y el ardiente torrente de linfa que empapaba mis mejillas en forma de sonrojo.

Confié en que él conocía los alrededores, que esta era su ciudad natal y que no habría temor a perdernos en la inmensidad de este lugar, así que en silencio continúe a su lado, sin cuestionar nada y sin dejar ir su mano…porque ya había decidido confiar en él de nuevo.

No titubeé cuando me llevó lejos de aquella heladería y del hotel, cuando terminamos a la espera de un autobús en medio de una estación completamente desconocida para mí. Me preocupó la lejanía de aquel supuesto lugar especial…

¿Qué tan lejos sería como para tener que ir en autobús?

Cuestioné eso en mi mente, sin embargo no verbalicé objeción ninguna incluso cuando el esperado autobús arribó a nuestro encuentro y Jungkook afianzó su agarre en mi mano, instándome a subir. Pude calcular al menos unos quince minutos que duró el trayecto, por alguna razón ambos decidimos guardar silencio hasta que fue el momento de bajar del vehículo, yo por la duda de no saber exactamente qué decir y Jeon porque parecía demasiado ensimismado en sus propios pensamientos, a través de sus pupilas era posible ver el intenso debate mental al que se sometía. Se veía realmente nervioso y quizás tan incómodo como yo.

Me preguntaba cómo me era tan fácil en determinadas ocasiones leer sus expresiones, y luego de un momento a otro no había nada…tal como si la coraza que siempre se empeña en mantener polarizara la transparencia que suele mostrar en momentos de distracción o vulnerabilidad. Simplemente me gustaría saber porqué se somete a sí mismo a eso, porqué se esfuerza en aparentar algo que no es y ocultar su realidad de los demás…pero de todas las personas de este mundo soy yo la que menos debería cuestionarle eso.

Sí que somos parecidos después de todo.

El lugar en donde el autobús terminó su recorrido era simplemente una calle nada conocida para mí, desolada y tranquila. Tan silenciosa que hasta parecía no haber  por los alrededores otro ser viviente además de nosotros, y eso acrecentó mis nervios en demasía…mas decidí no mostrarlos, me conformé cuando el semblante de Jeon cambió a uno sereno y seguro, me permití tomar de él esa seguridad para continuar siguiendo sus pasos.

Algunos pétalos de los cerezos a medio marchitar sobre nosotros caían sobre el pavimento de la estrecha callecilla, crujiendo bajo nuestros pies con cada paso que dábamos, siendo ese sonido y el de nuestras respiraciones lo único capaz de escucharse en el entorno. Pero aquel silencio, en lugar de sentirse inquietante o intimidante, se percibía como la personificación de la tranquilidad y la paz. Me reportaba la misma sensación de aquella vez en la que casi nos besamos Jeon y yo, cuando me encontraba tan ensimismada en él que ni siquiera advertí que el resto de los chicos se habían marchado.
Recuerdo que en aquel momento lo comparé con estar encerrada en una cápsula, donde solo yacíamos él y yo, sin más presencia del mundo. Y el silencio de este calmado sendero me recuerda a esa sensación de estar envuelta en dicha cápsula, sobre todo porque es él quien está a mi lado.

De vez en cuando bajaba su cabeza en mi dirección, para que nuestras miradas se encontraran, y aquello nos hacia sonreír con timidez. No necesitamos decir nada en su momento, con sentirnos cerca era suficiente.

Ya habíamos llegado casi que al final de la callecilla, los árboles de cerezos quedaron muy atrás y el camino de asfalto fue sustituido de repente por un sendero de grava que se desviaba hacia nuestra izquierda. Justo en esa dirección Jeon guío mis pasos, y yo se lo permití.

Ahora que nos hemos detenido, y al parecer el viaje ha terminado, noto que nos encontramos frente a una enorme verja cercada. Aún no ha oscurecido por completo, pero los tonos rojizos del firmamento pulen el metal de dicho cercado, otorgándole una imagen bastante imponente y majestuosa. Advierto entonces la señalización amarilla sobre la verja, un claro “No pasar” de aspecto gastado y desteñido se refleja en ella, y el sentimiento de inquietud que decidí renegar en mi subconsciente regresa en cuanto observo a Jeon levantar una parte de la cerca mal afincada al suelo y pasar por debajo de esta.

Abro mis ojos con estupefacción en cuanto su fornido cuerpo se abre paso hacia el otro lado, por debajo de los maltrechos metales entrelazados.

¿Qué rayos hace?

Sacude sus rodillas y acomoda la ostentosa gabardina sobre su cuerpo antes de sonreír en mi dirección y pedir con un ademán de su mano que me acerque. Por inercia mis ojos se desvían hacia el cartel de advertencia, lo señalo con obviedad y una expresión incrédula en la que se distinguen con claridad las preguntas que mi subconsciente anda formulando justo ahora...

¿Qué te pasa amigo? ¿No sabes leer?

—No te preocupes por eso, nadie viene aquí.—dice restándole importancia a mi gesto.

—Ah…¿Se supone que saber eso haga que me preocupe menos?—inquiero frunciendo mi ceño.

De repente toda esa idea de la confianza y la cápsula está comenzando a parecerme absurda, mientras más repaso los acontecimientos más insegura me siento de que esto haya sido una buena idea.

—Ven aquí.—Jeon se acerca, ignorando mi pregunta hipotética, y levanta nuevamente el pedazo de cerca que él había apartado para pasar con anterioridad.

—No creo que sea buena idea ¿Cuál es tu concepto de un lugar especial? Porque justo ahora mi cabeza está analizando serie de suposiciones que…

—Eun Mi.—gruñe interrumpiendo mi monólogo nervioso.—Entra de una vez, estarás bien.

Suspiro con exasperación y miro hacia mis espaldas, notando el camino desolado por el que llegamos hasta aquí. No se ve muy agradable como para regresar sola, ni siquiera sé en qué parada del autobús debería bajarme al regresar y además está próximo a oscurecer.

Jodido Jeon Jungkook.

No me queda más remedio que hacer lo que dice si no quiero quedarme sola en esta calle, debí haber previsto esto, ahora dependo de él para poder regresar. Pues…que sea lo que el universo quiera.

Inclino mi torso un poco, no soy muy alta así que no necesito hacer tantas contorsiones como él para pasar al otro lado. Jeon sostiene la cerca hasta que logro llegar al interior de este desconocido lugar. El suelo es de grava y tierra, pareciera un pequeño campo y desde nuestra posición solo puedo observar la entrada a lo que parece ser una vieja caseta, por su aspecto puedo decir con certeza que está abandonada y nadie ha puesto un pie en este lugar desde hace muchos años.

Jungkook toma mi mano nuevamente y camina conmigo, acercándonos a la destartalada casucha que obstruye nuestra visión de lo que hay del otro lado, lo cual me confirma que hemos entrado por la parte trasera de lo que realmente sería este sitio.

Genial, más prohibido e ilícito no podría sentirse esto.

A nuestro paso soy capaz de distinguir el césped crecido y sin podar en algunas zonas de la superficie del suelo, lo cual solo es una evidencia más de lo mal conservado que se encuentra este lugar. Rodeamos la caseta, y justo cuando logramos llegar a la parte delantera y ya la vieja casucha no obstruye nuestra vista, un brillante rayo de sol impacta en mis ojos cegando mis sentidos por unos escuetos segundos en los que me veo en la necesidad de colocar la palma de mi mano frente a mi rostro, hasta que al final logro acostumbrarme a la claridad.

En cuanto retiro mi mano de mis ojos y permito que estos aprecien el lugar, un jadeo de sorpresa escapa de mis labios. Nunca habría imaginado existiría un sitio como este justo aquí. Desde nuestra posición se observa a la perfección el atardecer y la parsimonia con la que el sol desciende por el horizonte, perdiéndose parte de su figura esférica entre las nubes.

Giro mi rostro y encuentro al instante el dugout, y lo que en su momento debieron ser las casetas de prácticas en donde se utilizan esas máquinas que lanzan las pelotas a los jugadores, entonces comprendo que la casucha que vimos hace un momento no es nada más y nada menos que un viejo almacén en el que en determinada época se guardaban las pertenencias del equipo. La superficie del terreno no es artificial como los otros que es visto, este es en su entera longitud de tierra y césped, las bases y la tablilla del lanzador se mantienen en su sitio solo que algo sucias y polvorientas por el tiempo que ha pasado sin ser atendidas.

Entonces comprendo que esto es un antiguo terreno de baseball, uno muy añejo y olvidado.

Sin embargo, a pesar de las nefastas condiciones y lo poco apropiado que parezca este sitio para visitar, hay algo extraño que me hace sentir repentinamente feliz de estar aquí.

Es…una sensación algo rara y hasta podría decir que absurda. Pero yo creo haber estado en este lugar antes, incluso cuando podría asegurar que eso es básicamente imposible.

Sí…el paisaje que observamos justo ahora, con el atardecer coloreando las puntas marchitas del césped y todo colocado exactamente como soy capaz de verlo en este momento, yo ya he estado en este sitio antes. Yo he visto este lugar con anterioridad…

¿Pero dónde?

¿Por qué Jeon me ha traído precisamente a este sitio?

¿Tendrá algún significado especial para él?

Salgo de mi estado de estupor cuando sostiene mi muñeca con delicadeza y me guía hacia el centro del terreno, donde sin cuidado alguno se deja caer sobre el césped y jala mi mano para imitar su acción, hasta que me encuentro justo a su lado en frente de la hermosa escena que nos regala el atardecer.

—¿Qué es este lugar?—le pregunto al cabo de unos segundos sin dejar de observar a mi alrededor.

Esa sensación de familiaridad y esa punzada incómoda en mi pecho no desaparecen.

—Es un campo de baseball abandonado. En algún momento fue el principal de esta parte de la ciudad, no solía estar tan desolado y desatendido como ahora.—murmura jugueteando con una pequeña rama que encontró mientras tanteaba el césped.

—¿Por qué hemos venido?—mis ojos se desvían a su rostro al mismo tiempo que él esboza una sonrisa melancólica.

—Es un lugar especial, es mi lugar especial en el mundo…y quería compartirlo contigo.—dice sin apartar su mirada de la mía, ajeno por completo al vuelco que ha dado mi corazón con solo escucharlo decir esas palabras.—Mi padre solía traerme aquí cuando era niño, en este sitio aprendí todo lo que sé de ese deporte y aquí pasaron los momentos más felices de mi vida.

La forma en la que su mirada parece perderse tras esa declaración hace que un sabor amargo se instaure en mis papilas…¿Hace cuánto Jeon no parece tener un momento feliz en su vida?

Su expresión me dice que hace mucho…

—Así que vivías por aquí.—sonrío intentando cambiar el tema, por alguna razón siento que hemos tocado un aspecto sensible para él.

—Vivía a unas pocas calles.—asiente regresando a su semblante anterior.

—¿Por qué se mudaron a la capital?

—Siempre quise dedicarme al baseball, aquí en Busan no habían en aquel momento muchas oportunidades y todo se concentraba en la capital…así que mis padres decidieron que iríamos a vivir allá. Mi abuela tenía un apartamento en Seúl y nos acogería en él mientras nosotros cuidábamos de ella, estaba muy enferma.

—Tu abuela...

—Sí, ya falleció hace algunos años.

—Lo siento.—susurro en un acto de comprensión.

—Está bien, ella estaba demasiado anciana ya…me alegro de al menos haber pasado un tiempo con ella antes de que muriera.—frunce sus labios en un mohín nostálgico y niega con su cabeza antes de recobrar la compostura.—¿Qué hay de ti? ¿Has vivido en Seúl siempre?

—Desde que tengo memoria.—contesto encogiéndome de hombros.

—Vaya suerte, yo tuve que lidiar con el cambio de dialecto cuando llegué a la capital para que algunos idiotas no se burlaran de mi acento—-ríe un poco y comienza a pinchar con la punta de la pequeña rama una de mis rodillas en un gesto distraído que no llega a molestarme.

—Sí…no he sido tan suertuda como crees.—mascullo con intenciones de no ser escuchada, pero su ceño fruncido y la forma abrupta en la que detiene su jugueteo con la rama, me da a entender que ha logrado oír lo que he dicho.

—¿Quieres hablar sobre ello?—pregunta en el mismo tono bajo que yo, como si el hecho de susurrar hiciese menos doloroso el rumbo que ha tomado la conversación.

—No realmente.

—A veces necesitamos dejar salir las cosas para recobrar las fuerzas y seguir adelante. Abrirte no hará que desaparezcan los problemas, pero te dará un segundo para respirar en paz y recordarte porqué sigues aquí después de todo.—murmura observando algún punto distante en el vacío.

—Mis padres murieron cuando tenía diez años.—ni siquiera advierto cuando las palabras brotan de mis labios, pero su última frase, la inminente tranquilidad y confianza que me profesa estar a su lado...hace que dejar fluir mis emociones sea mucho más sencillo de lo que pensaba.

Con Jeon todo parece más fácil de enfrentar, no sabría decir la razón, simplemente me siento tan a gusto a su lado que las propias emociones deciden escapar por su cuenta. Lo supe aquel día que visitó mi habitación en la fiesta de Jae Sook, cuando casi termino contándole sobre él, y eso es algo que jamás he hecho con otra persona además de Seokjin…simplemente las palabras brotaron, porque se sentía correcto y cómodo mostrarle mi interior.

—¿Cómo pasó?

—Un incendio.—suspiro con pesadumbre.

—Lo siento.

—¿Por qué siempre que dan el pésame dicen eso? ¿Qué es lo que reamente lamentan? Estoy tan cansada de oír esa frase...

No hace más que recordarme el velorio del abuelo, no paraban de decirla y dirigirse a mí de esa forma, pero ninguna de esas personas hizo algo por él o se quedaron al final siquiera. Solo palabras vacías.

—Depende de quién la diga.—contesta.—Deja de ser una frase protocolar y sin sentido cuando la otra persona entiende por lo que pasas, te comprende y compadece. Entonces puedes interpretarla como un gesto solidario, de alguien que sabe cómo te sientes.

Suspiro y asiento en el momento en el que recuerdo que su padre ha fallecido también, entonces viniendo de él esas palabras ya no se sienten tan vacías.

—¿Qué hay de tu madre?—le pregunto, porque de repente hablar de estos temas delicados y privados con él me resulta algo trivial, siento que podría decirle cualquier cosa.

—Vivo con ella en Seúl, después de la muerte de mi padre se quedó sola y con…ciertas responsabilidades, así que es una de las razones por las que regresé al país.

—¿No tienes más familia?—oprimo mis labios en una fina línea cuando niega con lentitud.—Algo que tenemos en común.

—Tenemos más en común de lo que crees.

—¿Cómo qué?

Jungkook muerde su labio inferior al notar mi postura expectante. Tal parece haber dicho algo que no debió de haber mencionado y eso solo aumenta mi curiosidad.

—Pensé que te molestaría que te trajera a un sitio tan poco romántico.—intenta bromear para cambiar el tema.

—¿Cómo lo supiste?—sustituyo mi anterior pregunta por otra que lleva rondando mi cabeza desde hace mucho.

—¿Qué cosa?

—La noche que me llevaste en tu motocicleta…me dijiste que sabías lo que había hecho. Es imposible, nadie más que unas pocas personas lo saben así que dime… ¿Cómo lo supiste? ¿O es que acaso fueron palabras vacías?

Observo su nuez de adán moverse en cuanto pasa saliva y aparta la mirada con torpeza. Jamás se me olvidaría dicho detalle, solo que eso que sucedió es algo de lo que no acostumbro hablar, un tema demasiado delicado y sensible para mí. No tenía intención de tener una conversación de ese tipo con Jeon luego de todo lo que pasó entre nosotros. Pero ahora que parecemos haber creado este pequeño círculo de confianza, y que luego de haber hablado sobre el tema con Seokjin antes del viaje ya no me encuentro tan sensible, creo que es el momento de enfrentarlo.

—No le diré a nadie si eso es lo que te preocupa, ni siquiera planeaba mencionarlo otra vez…

—No te estoy preguntando eso, solo quiero saber cómo es que te enteraste.—le interrumpo con firmeza.

—Podría darte la misma contesta que te di ese día.—se limita a mascullar.

—¿Por qué nunca me hablas claro? Siempre te quejas de que no te entiendo, pero nunca me das la posibilidad de comprenderte ¿Acaso no dijiste hace un momento que abrirse y dejar salir las cosas es algo bueno?—giro mi cuerpo por completo en su dirección, solicitando su completa atención.

—Es bueno, pero no cuando el costo de compartir ciertas cosas es lastimar a alguien que te importa.—susurra bajando la mirada.

—Jeon, realmente quiero comprenderte. Quiero saber más de ti, de eso que tanto te atormenta…

—No es bueno hurgar donde no se debe Eun Mi, podrías terminar muy lastimada…

—¿Acaso no me has lastimado ya? Si realmente te enteraste lo que sucedió hace siete años entonces sabrás que ya no hay nada puede herirme más de lo que…

—Si lo hay.—declara con apremio.—Lo hay, y yo no quiero hacerte más daño. Prometí que te salvaría…que no permitiría que todo se repitiera.

Otra vez esa estúpida frase sobre salvarme…está comenzando a hartarme desde que apareció en la nota adhesiva, luego en la llamada del hombre desconocido y ahora también en las palabras de Jeon.

¿Es que acaso hay alguna relación entre ellos? Jungkook y ese tipo…no.

Definitivamente eso no podría ser posible, es solo una coincidencia.

Pero en serio…¿A quién le prometió tal cosa?

Cada vez me convenzo más de que el secreto que oculta Jeon es mucho más oscuro y profundo de lo que alguna vez alcanzaré a imaginar.

¡Joder! Quiero saberlo, quiero entenderlo, en verdad que sí. Pero luego de tantas advertencias de su parte, e incluso de Seokjin, ya ni siquiera estoy segura de si sea buena idea enterarse de todo.

Claramente no es algo bueno.

En el momento en que sus labios se sellan en un mohín de disgusto sé que no planea decir nada más del tema o responder alguna otra pregunta, así que antes de arruinar más aún lo que debió ser un momento hermoso con el chico que me gusta, prefiero callar mis dudas por ahora. Ya llegará el momento de saberlo todo y si eso nunca sucede…entonces asumiré que así debieron resultar las cosas por mi propio bien.

—Gracias por traerme aquí.—murmuro al cabo de unos segundos de sepulcral silencio.—Me gusta este lugar.

Sobre todo porque aún intento buscarle una explicación a esta sensación de familiaridad.

¿Dónde he visto este sitio antes?

—¿En serio?—su mirada distante se ilumina al escuchar mis palabras, tornándose en una enternecida. Justo esa que le hace parecer un pequeño cervatillo inocente.—Creí que te desagradaría, no es un sitio al que una chica le gustaría que la llevasen en su primera cita…

—¿Ci…cita?—balbuceo con torpeza al escucharlo decir aquello. A pesar del frío, mis manos han comenzado a sudar a causa de los nervios.

—Sí, eh…—Jungkook carraspea rascando su barbilla con inquietud.—Es una cita...bueno, esa era la intención.

—Ah… ¿No pudiste pedirlo formalmente en lugar de básicamente secuestrarme hacia aquí?—río de forma nerviosa.

—Primero, yo no te secuestré, tú me seguiste bajo tu voluntad. Segundo…iba a invitarte, pero Hoseok se adelantó y yo debía ayudar a Hye a recuperar la pulsera.

¿Iba a invitarme?

Oh dios, creo que no estoy escuchando con claridad justo ahora. El sonido de mi corazón latiendo con frenesí es tan intenso que soy capaz de percibirlo como si golpeara mis sienes.

—¿Invitarme? Pero…tú fuiste quien le recomendó a Hoseok que me llevase a la heladería.

—¡No! No, no.—niega con rapidez agitando sus manos frente a mi rostro.—Yo solo hablaba con Taehyung y él simplemente estaba ahí, escuchando. No sabía que te había invitado, lo supe hoy cuando lo vi llegar a tu habitación y luego Hye me lo confirmó…después de eso llamé a Taehyung para saber dónde podría estar Hoseok y bueno…ya sabes el resto.—explica con prontitud.

Oh, no le recomendó el sitio entonces…

Joder, me siento tan estúpida por haberlo juzgado y molestarme por tal cosa.

—¿Era eso lo que ibas a decirme hoy en la tarde? Que querías invitarme a salir…—pregunto esperanzada en que su respuesta sea afirmativa.

En cuanto asiente con timidez y deja escapar un suspiro tenso, una sonrisa tira de mis comisuras y una calidez intensa se instaura en mi pecho tras ese gesto.

¿Es real todo esto?

Porque justo ahora a su lado, viendo su sonrojo y mejillas abultadas por su expresión avergonzada, sus dedos jugueteando con torpeza sobre sus rodillas y sus ojos brillantes mirando en mi dirección, se siente como un sueño…

El mejor sueño que he tenido en mi vida.

—Te habría dicho que sí.—tras mi inesperada confesión una incontrolable tos emana de su garganta, haciendo que deba inclinar su torso hacia delante y palmear su propio pecho. Cosa que me hace reír en cuanto sus ojos húmedos por los constantes carraspeos escudriñan con sorpresa mi visaje.

—Pero…tú y Hoseok…—se detiene negando con su cabeza, intentando aclarar sus ideas al parecer.—Él te gusta y yo…

—Me gustaba.

—¿Qué?

—Ah…bueno, supongo que me di cuenta de que lo que sentía por él se debía más a una atracción por costumbre que otra cosa.—juego con algunos mechones de mi cabello suelto de forma distraída, intentando disimular los nervios por la excesiva atención que me brindan sus pupilas.

—¿Por qué te invitó a salir entonces? Creí que ustedes…

—Le gusta Hye.—confieso, Jeon entreabre sus labios con sorpresa.—Quería que lo ayudase y hablar sobre eso…ya sabes, soy su mejor amiga.

Espero pacientemente por su reacción mientras que contengo mi respiración y presiono la tela bermellón de mi abrigo entre mis manos. Su silencio apenas dura unos breves instantes en los que luego lo escucho resoplar para acto seguido comenzar a reír. Frunzo el ceño y lo observo con confusión.

¿Qué se supone que le haga tanta gracia?

—Cielos.—murmura pasando su mano por su cabello, peinando hacia atrás las hebras que pueblan su frente para que luego estas caigan como una sedosa cortina nuevamente hacia adelante.—No puedo creerlo...

—¿De qué hablas?

—Es solo que…—hace una pausa para soltar una exhalación mezclada con su risa.—He pasado las últimas semanas atormentando mi cabeza con esto, pensando que Hoseok te gustaba y que tú a él porque siempre insistía en pasar tiempo contigo y Hye. Viendo cómo lo mirabas…—sonríe de lado antes de que sus pupilas se desvíen hacia mi rostro.— Realmente pensé que nunca te darías cuenta.

—¿De qué se supone que tengo que darme cuenta, Jungkook?—ladeo mi cabeza confundida.

Todo lo que ha dicho hace parecer que realmente le afectase el hecho de que entre Hoseok sucediera algo ¿Por qué? ¿Desde cuándo le importa? Antes nunca pareció inmutarse por ello, o tal vez era yo quien no supo verlo en aquel entonces…

—Yo…lo supe desde el primer momento, pero nunca lo demostré porque fingí bien cuando sentí miedo de dejarte ir. Cuando empezó a afectarme que me odiaras, a pesar de que esa era mi intención en un principio. Supongo que no pude seguir reteniéndome luego de escuchar de tu propia boca lo mucho que me aborrecías, de ver tu expresión decepcionada…créeme, la bofetada fue lo que menos me dolió ese día. Pensé que te perdería…—masculla girando su torso en mi dirección, casi con temor de ser apartado.

Justo ahora no soy capaz de apartar mi atención de su rostro, mejillas, labios, de cada rincón de la anatomía que representa este hermoso ser que tengo en frente. Porque no es ninguna novedad que su completa presencia me embelesa en demasía…la manera en la que sus labios se mueven al pronunciar las palabras, abultándose y contrayéndose en forma de un rosado terciopelo…deben sentirse maravillosos al tacto.

Y cada cosa que dice claramente podría interpretarla a mi conveniencia. Pero, siendo yo como soy y siendo él lo que es, pareciera una completa utopía que en realidad correspondiera mis sentimientos.

—¿A qué te refieres?—pregunto aún sin comprender su punto.

Mi corazón inicia un frenético palpitar en cuanto repentinamente una de sus manos va a parar a mi nuca y siento sus dedos enredándose en mi cabello, presionando levemente esa zona de mi cabeza. Sus ojos en ningún momento se apartan de los míos y juro que en cualquier instante desfalleceré aquí mismo si sigue observándome con esa intensidad. No puedo evitar dejar salir un jadeo entrecortado en cuanto su mano sobre mi nuca impulsa unos centímetros mi cabeza hacia adelante, los suficientes como para sentir su cálido aliento colisionar en mi fría frente.

—Quizás esto te ayude a entender…

Su mano libre aprisiona mi mentón, y en un delicado pero ágil ademán, eleva mi cabeza e impacta sus labios contra los míos. Ni siquiera soy capaz de moverme o reaccionar ante el estupor, en mi subconsciente no cabe la posibilidad de que realmente algo así me esté sucediendo, que lo que tanto ansié estos últimos días por fin se esté haciendo realidad y yo me encuentre tan conmocionada como para no ser capaz de armonizar los movimientos de mis labios con los suyos.

El cosquilleo en mi vientre se acrecienta al sentir el tacto frío de sus belfos sobre los míos, siendo esta frialdad sustituida por la calidez y humedad de sus besos y la forma en la que aprisiona mi labio superior con delicadeza para luego dejarlo ir, repitiendo el proceso con el inferior. Sin importarle mi ausencia de movimientos, continúa besándome con parsimonia y un deseo in crescendo. La mano en mi mentón la desliza por mi piel hasta posarse tranquilamente sobre mi mejilla, repartiendo leves caricias sobre la zona de mis pómulos. Logro reaccionar al sentir la punta de su lengua trazar el borde de mi comisura derecha en un leve y húmedo tacto.

¿Qué se supone que estoy haciendo?

¿He esperado tanto por esto y simplemente dejaré pasar la ocasión?

De eso nada.

La adrenalina del momento alimenta mi osadía por lo que sin pensarlo demasiado paso mis manos por sus brazos, oprimiendo la tela sedosa de su gabardina entre mis dedos en cuanto muevo mi boca, atrapando su labio inferior entre mis dientes, rozándolo levemente antes de dejarlo ir con una deliciosa lentitud. Y el jadeo entrecortado que emite entre sus suspiros me hace sonreír en medio del beso. Es entonces cuando la mano alrededor de mi nuca se desenreda de las hebras de mi cabello y toma una de mis muñecas con desespero, levantándome un poco de mi posición hasta quedar de rodillas frente a él mientras que permanece aún sentado en el suelo con sus piernas abiertas y ahora yo entre estas.

Presiona su agarre en mi muñeca, y dejando ir mi mejilla, usa su otra mano para impulsar mi cintura hacia adelante, hasta que nuestros pechos colisionan y yo debo colocar una de mis manos encima de su hombro para no perder el equilibrio por el repentino gesto. Entonces una sensación extraña se abre paso en mi interior, y siento que ya he vivido un momento como este antes…que sus manos ya me han tocado de esta manera, sus labios me han besado con anterioridad y su sabor tan exquisito y característico me es extremadamente familiar.

El olor de su varonil colonia inunda mis fosas nasales, eso combinado con los movimientos circulares de su pulgar en mi cadera, el armonioso vaivén entre nuestros labios y los roces traviesos de nuestras lenguas, me hace gemir levemente; maravillada por este increíble e intenso cúmulo de sensaciones. Justo cuando aquel sonidito delator emerge de mi garganta, siento la sonrisa de Jeon reaparecer sobre mis labios…y es precisamente en ese instante en el que los recuerdos y las comparaciones llegan en ráfaga a mi cabeza.

Con prontitud coloco mis manos sobre su pecho y lo aparto, advirtiendo el suspiro deseoso que le dejó mi interrupción repentina del beso. Pero no reprocha siquiera, simplemente permanece frente a mí, jadeando de forma entrecortada mientras aún sus manos sostienen mi muñeca y cadera. Con torpeza lleva sus dedos a un costado de mi cabeza, y lo siento acomodar de forma nerviosa el discreto pasador que usé para recoger mi flequillo, supongo que debió salirse de lugar durante el beso.

—Fuiste tú…—profiero con estupefacción una vez logro recuperar el aliento. Jungkook frunce un poco el ceño, y sé a la perfección que entiende a lo que me refiero, pero aún así decido especificar.—En el armario, no fue Hoseok quien me besó…fuiste tú.

Sus ojos no detonan sorpresa o inquietud, simplemente sinceridad y me confirma lo que acabo de decir en cuanto un pequeño sonido de afirmación escapa de su garganta. Intuyo que simplemente me besó para que yo pudiera darme cuenta de ello, no he besado a muchos chicos…pero podría estar segura de que la forma de hacerlo de cada quien es diferente, y la de Jungkook es única. Es imposible no reconocer su tacto.

Aún entre sus piernas, dejo caer mi peso en mis talones. Apoyando la parte trasera de mis muslos sobre mis pantorrillas, apartando con inseguridad mis manos de su pecho. Estoy conmocionada en demasía, creo que ha sido demasiado para asimilar en cuanto sentimientos por un solo día. Es decir…

Sí me siento feliz, extrañamente complacida de que en realidad mi primer beso haya sido con él y que al parecer la atracción es mutua…pero a la vez estoy tan avergonzada de no haberlo reconocido antes, de haberle llamado Hoseok incluso en ese momento, de justo ahora no saber con exactitud qué decir o hacer porque de repente me siento tremendamente insegura y necesito escuchar de sus labios lo que creo que está sucediendo.

—Iba a regresar a la habitación, solo para detener ese estúpido juego, no podría estar tranquilo sabiendo que tú y Hoseok…—hace una pausa para soltar un sonoro suspiro.—Entonces vi a Hoseok saliendo, ni siquiera notó que yo estaba ahí, así que entré…supe que nada había sucedido y tú seguías en ese armario. No pensé con claridad en ese momento, yo solo…quería sentirte, te necesitaba. Te necesito.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? Pensé que eras Hoseok…

—Me di cuenta de eso.—espeta con amargura.—¿Cómo se suponía que te dijera algo cuando en ese momento tu parecías muy satisfecha con el hecho de estar besando a "Hoseok"? Me correspondiste solo porque pensabas que era él…de haberte dicho la verdad no sabía cómo te lo tomarías. Justo ahora me estoy arriesgando a que me odies nuevamente por mentirte, pero no podía seguir ocultándolo…

Oh Jungkook, si solo supieras.

Creía que estaba besando a Hoseok, pero en todo momento pensaba en ti…en como hubiese deseado que fueses tu quien me besara de esa forma y resulta ser que soy tan estúpida que ni siquiera fui capaz de darme cuenta de que fuiste tú todo el tiempo. Siempre has sido tú.

—Yo…luego de ese beso me di cuenta de que ya no me sentía de la misma forma que antes hacia Hoseok.—confieso avergonzada, intentando ocultar mi sonrojo, pero orgullosa  de no titubear en mis palabras. Si él está siendo sincero yo debo hacerlo también.

—¿Luego del beso…? ¿Por qué?—masculla intrigado y notablemente nervioso, quizás tanto como yo.

—Porque creyendo que era Hoseok, cada vez que me tocaba y besaba, no podía dejar de pensar en lo mucho que deseaba que fueses tú quien lo hiciera.

Sus labios se entreabren en un mohín atónito y descolocado, un suspiro entrecortado de su parte empapa los centímetros que nos separan con una capa de humo níveo, entonces jala la mano que envuelve mi muñeca y de un solo movimiento me atrae hacia sí, apegando nuestros torsos y encerrándome en un desesperado abrazo que me desconcierta por completo. Lo siento aspirar el aroma de mi cabello mientras sus brazos envuelven mi cintura, como si temiese que pueda desvanecerme en cualquier instante. Demoro unos segundos, pero en un final termino por corresponderle y rodeo su torso con mis delgados brazos, en un suave agarre.

¿Ahora es el momento?

Me parece que sí… ¿Qué más habría que decir si todo parece dejarse en claro con sus acciones?

Y si estoy equivocada, al menos no me arrepentiré de mi silencio en el futuro, porque justo ahora solo quiero aprovechar este repentino torrente de valentía que su tacto me profesa y convertirlo en quizás el diálogo más arriesgado y sincero de mi vida. Voy a dejar fluir mis sentimientos y pensamientos sin restricciones por primera vez, porque ese es el bien que me causa Jeon Jungkook.

—Me gustas.—susurro sobre su cuello y siento sus brazos tensarse de sobremanera a mi alrededor, pero ya nada va a amedrentarme, ni siquiera su rechazo.

Esto lo he hecho por mí, porque necesitaba dejarlo salir.

Con cuidado se separa de mi cuerpo, colocando sus manos sobre mis hombros antes de mirarme fijamente por unos breves instantes. Entonces en su rostro sus comisuras se alzan en una minúscula pero significativa sonrisa, justo antes de que sus labios armonicen quizás las palabras que más he anhelado escuchar hasta el momento.

—Tú también me gustas…me gustas mucho Eun Mi, mucho.

Gracias al repentino impulso y la euforia que he sentido al escucharlo, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y tiro de este para impactar mis labios sobre los suyos nuevamente en un beso completamente diferente al anterior. Un beso lleno de sentimientos, secretos, anhelo, salvación y dolor…pero todo eso es la mezcla perfecta cuando simplemente lo único que me interesa es permanecer a su lado.

Jungkook no demora en acunar mis mejillas con sus manos, correspondiéndome al instante. Es justo cuando percibo su sonrisa sobre mis labios, y sus dientes delanteros rozar mi dermis con aquel gesto, que una superficie húmeda y fría se posa sobre mi mejilla. Apenas pasan unos pocos segundos y esa misma sensación se instaura en mi frente, manos, en la punta de mi nariz…entonces abro mis ojos y observo el cabello de Jungkook y sus hombros cubiertos de pequeños copos plateados que parecen desvanecerse sobre su piel y la tela de la gabardina.

Él comienza a notarlo y con delicadeza se separa de mí, tomando con su mano el copo de nieve que descansa en mi mejilla. Ambos nos observamos en silencio mutuamente, para luego sonreír al unísono. Sostiene mi mano y besa mis nudillos, la punta de mi nariz y la cima de mi cabeza mientras yo cierro mis ojos y suspiro por primera vez en mucho tiempo completamente feliz y entera…como si nunca hubiese experimentado más pérdidas que ganancias, como si mi vida fuese el sueño más perfecto y maravilloso, como si jamás hubiese conocido el dolor, como si nunca me hubiesen abandonado…

Me siento en casa, en paz. Ya lo he perdonado, aunque quizás haya mucho que aclarar entre ambos, pero ahora sea lo que sea a lo que debamos enfrentarnos lo haremos juntos. Porque sé que no me dejará, y es una seguridad que hace mucho no sentía, yo tampoco pienso huir de su lado nuevamente…

Es la primera nevada que paso en compañía de alguien desde hace mucho, la primera vez en toda mi vida que confieso mis sentimientos, la primera vez que soy correspondida…y vaya maravillosa sensación.

Es la primera nevada del año...y yo acabo de encontrar un motivo más para seguir adelante.

Es la primera nevada del año…y yo he vuelto a ser feliz.

No sé a ustedes que les habrá parecido pero yo me he puesto hiper sensible escribiendo este capítulo 🤧 creo que hasta ahora es de mis favoritos, pero ya veremos si hay algún otro que lo supere próximamente uwu


Y bueno hurraaaa!!!! Al fin pasó lo que tenía que pasar y que estábamos esperando que pasara :v

Vamos a ver cómo fluye todo a partir de aquí 7w7

Espero que les haya gustado el capítulo y el gif del final, un detallito de mi autoría para la historia :D

L@s amo! Gracias por leer 🌈

Regresaré el lunes :)

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