Capítulo 13
Frecuentemente me pregunto cuál es el propósito de mi existencia en este mundo, ya sea por las situaciones que me ha tocado vivir o simplemente por ese ápice de curiosidad que se le presenta a cada ser humano en determinado momento.
Sin embargo, es justo en circunstancias como esta, en las que me planteo si ese propósito no es otro que ser un absorbente para la mala suerte y las vergüenzas.
Es decir… ¿Por qué de todas las cosas esto tiene que pasarme a mí?
Lo sé. Sé que no debí entrometerme en asuntos ajenos y ahora me arrepiento mucho, pero aún así…
¿Es necesario tener que pasar por esto?
Trago saliva sonoramente mientras me aventuro a subir mi mirada para encontrar la suya. Y no es que quiera verle, es solo que la valentía no me alcanza para ninguna otra acción.
¿Qué se supone que deba hacer?
No voy a humillarme excusándome, no es culpa mía que hayan decidido aclarar sus diferencias e intercambiar saliva en frente de mi habitación. No es justo que la situación se repita por segunda vez en el día y que en ambas ocasiones haya sido descubierta por la única persona que me planteé evitar este año.
Es justo ahora cuando hubiese deseado que quien me viera fuese Myung Soo en lugar de él. Y sé que sería una locura total pensar en eso siquiera, pero en verdad lo prefiero.
Jungkook me intimida muchísimo, no de la misma forma en que lo hacen Jae Sook y los Lee, ni siquiera como el tío Kwan Chul. Es muy diferente la manera en la que me siento cuanto está alrededor, pero no por eso deja de parecerme amenazante. Y es que siempre que lo miro, o reparo en sus acciones, llego a la misma conclusión; hay algo que no está bien con él. Es una persona extraña, y por alguna razón, su comportamiento confuso me inquieta en demasía.
Sus ojos oscuros centellean con ese brillo natural que la semi penumbra de mi habitación, alumbrada por la luna, les otorga.
Sonríe de lado, no pareciera siquiera que segundos antes hubiese estado fuera de sus cabales, ni que le hubiera gritado a la chica o jalado sus cabellos con frustración. Ahora se ve sereno y calmado…e incluso me arriesgaría a afirmar que la situación le divierte.
Claro, esto es divertido para todos menos para mí que estoy a punto de lanzarme por la ventana. Lástima que la estúpida escalera de emergencias esté por medio y lo más probable es que me alcance antes de que logre descenderla por completo.
—¿Qué pasa Eun Mi? —Ladea su cabeza en un gesto de burla.—¿Te comió la lengua el ratón?
De hecho sí, lo tengo en frente.
Quisiera decirle aquello, pero me da la ligera impresión de que no se tomará muy bien el comentario. No parece alguien con paciencia y dudo que le haga gracia aunque para mí sea algo muy cierto y serio.
Carraspeo e intento verme imponente elevando mi mentón, pero a la par que realizo la acción, su cabeza desciende más haciendo que me amedrante un poco.
—¿Disfrutas con espiar conversaciones ajenas?—Vuelve a preguntar, esta vez su torso se ha curvado lo suficiente como para que nuestros ojos queden al mismo nivel.
—Yo no estaba espiando.—Mi pecho se alivia y mi subconsciente celebra mentalmente por no haber tartamudeado. Es un avance.
—Ustedes son los que me molestaron con sus voces junto a mi habitación. Solo salí para ver qué sucedía. —Le digo sin dejar mi tono neutro, aunque en el interior estén comiéndome viva los nervios.
Si hay algo que recuerdo de lo poco que me ha hablado Jin sobre los pacientes que atiende, es que a algunos no se les puede mostrar debilidad, hay que afrontarlos con firmeza y respuestas contundentes para evitar problemas. Y Jeon me parece que pertenece a esa categoría de pacientes.
Sí, SeokJin es un importante psiquiatra. Y desde que Jungkook lo ha ido a ver hoy, mis sospechas de que él no está bien se confirmaron.
Definitivamente debe tener alguna enfermedad que SeokJin atiende.
Tengo dos teorías, una menos inquietante que la otra. Y es que puede ser que Jeon padezca de algún tipo de bipolaridad, lo cual no sería tan absurdo teniendo en cuenta su comportamiento de hace poco, o podría ser también psicopatía.
Lo cual, aunque es mucho más preocupante, tampoco sería absurdo puesto que su actitud reservada y violenta podrían ser a causa de ello ¿No?
Realmente no sé mucho de esos temas, pero de lo que sí estoy clara es de que Jeon es muy extraño y debo andar con cuidado a su alrededor.
—Entonces… ¿Esta es tu habitación?—Pregunta de repente irguiéndose y repasando por encima de mi cabeza el interior de la misma.
—Sí, pero…—Apenas puedo terminar de formular la frase, cuando repentinamente desplaza mi cuerpo hacia un costado de la puerta y se adentra a la habitación como si fuese la suya propia.
Suspiro con frustración y al voltear, la imagen que me encuentro es la de un Jungkook sonriente, observando cada detalle de mí cuarto como si fuera lo más asombroso del mundo mientras deja caer su peso en mi cama, apoyando sus codos en sus rodillas.
Me quedo de pie en mi lugar, sin saber qué hacer o decir.
Técnicamente está invadiendo mi privacidad y eso no me gusta para nada. Menos aún cuando sé de sobra que no se irá por el momento ni aunque se lo pida amablemente.
—¿Te gusta Overwatch? —Dice señalando con emoción los posters del videojuego adheridos a la pared en frente de la cama.
—Eh…sí.—Contesto sin más, confundida y algo descolocada por su actitud.
De repente parece un niño pequeño fascinado con alguna tontería brillante que ha visto al pasar por una vidriera.
—¿Juegas?— Continúa escudriñando mi espacio.
—Obvio.—Respondo rodando mis ojos y algo exasperada por su intromisión.
Quiero que se marche cuanto antes.
—Vaya, no me lo esperaba. No te ves como alguien que disfrutaría de un videojuego.—Ríe y toma una de mis almohadas para apretarla entre sus grandes manos.
—Bueno, aparento ser muchas cosas que no soy.—Me encojo de hombros, y resignada, tomo asiento a su lado en vista de que al parecer no planea irse pronto.
—¿Qué tan buena eres?—Pregunta refiriéndose al juego.
—No mucho. Solo me divierte pero no tengo demasiada habilidad. Solía jugarlo hace algunos años con un amigo, él sí que era muy bueno. De hecho, fue él quien me enseñó…
Me quedo callada al percatarme del rumbo que estaba a punto de tomar la conversación.
¿Pero qué rayos me pasa?
Se supone que no debo recordarle, pero claro, hasta el estúpido poster del videojuego me recuerda a nuestra infancia. Hace mucho que se fue y todavía mi vida continúa plagada de su esencia. Quizás es porque jamás me he atrevido a desechar los recuerdos, porque esperaba que regresara.
Jungkook me mira atento al notar que me he quedado callada. Su rostro está serio, pero sus facciones no muestran la dureza o el rechazo de aquellas veces en las que nos hemos encontrado. Y observándolo, termino por percatarme de algo que no noté antes…
Y es que había comenzado a hablar de él, había evocado su recuerdo con tanta facilidad…como si no me costase si quiera mencionar su nombre, como si Jeon y yo fuésemos lo suficientemente cercanos como para contarnos nuestros más profundos pesares cuando la realidad es que apenas nos conocemos, no es alguien que merezca mi confianza. No me cabe en la cabeza cómo puedo sentirme tan natural contándole estas cosas cuando ni siquiera lo he hecho con Yoon Hye o Yoongi.
Desvío la mirada y me mantengo callada. Realmente no tengo nada que decir y se lo que vendrá ahora, lo más seguro es que pregunte por…
—Yo también solía jugarlo con alguien hace algún tiempo.—Escucho su voz y me giro para encararlo.
¿Y qué pasó?
Quisiera preguntar. Pero algo me dice que no debo, además, el no insistió con saber algo más sobre lo que dije antes, no tiene sentido que yo lo haga.
Me sorprende que haya sido lo suficientemente consciente como para respetar mi privacidad. Y me sorprende aún más el tono de confesión que tuvieron esas palabras. Aunque el tema que ambos queremos evitar parezca algo banal.
¿A caso se está abriendo conmigo?
—Tal vez deba retarte un día para comprobar qué tan buena eres.—Me sonríe de repente omitiendo la conversación anterior.
—No lo creo. —Refuto sin analizar siquiera su propuesta.
¿Jugar con Jeon? Ni muerta. Eso equivaldría a pasar tiempo juntos y es lo que menos deseo.
No quiero más tormentos en mi vida y algo me dice que su actitud agradable , en este momento, no durará mucho.
—¿Por qué no? ¿Tienes miedo a perder? Ah, ya veo. Otro punto más para sumar a la lista de "los terrores de Eun Mi".—Se burla con superioridad y yo comienzo a molestarme.
Lo sabía. Lo bueno no dura.
—No digas estupideces, no me conoces. No sabes nada de mí.—Espeto con molestia.
—Te equivocas. Sé mucho más de ti de lo que algún día llegarás a saber tu misma.
Me mantengo quieta mientras lo observo, intentando captar el tono de amenaza o advertencia en esas últimas palabras.
¿Cómo es posible que eso sea cierto?
No hay forma, así que solamente llego a una conclusión...
Está delirando.
—Mira , Jungkook.—Suspiro intentando organizar mis ideas sobre cómo decirle esto.—No sé cual sea tu condición, pero te pido que no continúes molestándome de esa forma. Entiendo que quizás es difícil para ti, tal vez te sientas incluso rechazado. Pero no tienes nada de qué avergonzarte, tu enfermedad es algo que….
—Oye, oye. Detente ahí mismo ¿De qué diantres hablas? ¿Enfermedad? —Me interrumpe de repente colocando la palma de sus manos en frente de mi rostro.
Luce más desconcertado de lo que esperaba.
—Eh, sí. Ya sabes, eso que has ido a atenderte hoy con SeokJin. Quiero que sepas que la bipolaridad no es…
—¿Bipolaridad?—Vuelve a cuestionar esta vez con un tono divertido.
Entonces no es bipolar.
Si descartamos esa opción solo quedaría…
—Oh dios, lo sabía. Eres un psicópata.—Afirmo antes de que pueda siquiera percatarme de que las palabras han escapado de mis labios.
La sonrisa de Jungkook se desvanece y sus ojos se abren aún más de lo normal denotando sorpresa. Se queda completamente en silencio durante unos segundos, hasta que unas pequeñas arrugas comienzan a formarse en las esquinas de sus ojos y sus comisuras se contraen a la par que oprime sus labios.
Está conteniendo la risa.
Y solo es cuestión de segundos para que esta resurja desde el fondo de su garganta, convirtiéndose en una sonora carcajada que le obliga e inclinar su cabeza y sostener su abdomen a la vez.
¿Y ahora…?
—Eun Mi…— Continúa riendo.—¿De dónde has sacado esa estupidez?
Me mantengo con expresión neutra mientras que él continúa agonizando de la risa. No le veo la gracia al asunto.
—Hace años no me reía tanto.—Murmura secando algunas indivisibles lágrimas que han escapado a causa de sus carcajadas anteriores.
—¿Ya terminaste?—Me quejo cruzándome de brazos.
—Podría seguir burlándome durante toda la noche de las estúpidas teorías que saca tu cerebro. Pero mi abdomen y mandíbula duelen, así que creo que es suficiente por hoy.—Responde sin apartar la sonrisa de su rostro.
—Hablo en serio.—Le hago saber, regresando a mi posición anterior.
—Eun Mi, no sé cómo se te ocurrió tal cosa, pero déjame decirte que eres muy elocuente.
Los vellos de mis brazos y nuca se erizan en cuanto posa una de sus enormes manos en la cima de mi cabeza y revuelve mis cabellos. Este no es Jungkook.
El Jungkook que conozco nunca haría tal cosa.
Al percatarse de su acto, retira su tacto con rapidez y se coloca de perfil apartando la mirada.
—Pero…yo te vi irte con Jin. Dijo que irían a su despacho…—Explico intentando omitir el acontecimiento anterior.
—¿Y? Eso no quiere decir que sea un paciente.—Ríe un poco.—Conozco al doctor Kim desde hace un tiempo y de vez en cuando hablamos.
—Él nunca me contó sobre ti. Y no parecía que fuesen a tener una simple conversación amistosa.—Refuto nuevamente.
Ya sé que no debo entrometerme. Pero resulta que hoy aprendí algo; soy extremadamente curiosa y eso es más fuerte que mi raciocinio. Puede que la curiosidad mate, pero al menos moriré sabiendo.
—Eun Mi.—Suspira con cansancio y posa ambas manos en mis hombros. —Hay cosas que es mejor no saber nunca. Y quizás esa es la razón por la que SeokJin no te ha comentado nada del asunto. Así que respeta eso, todos tenemos nuestras razones para omitir determinados aspectos de la vida.
Y aunque quisiera continuar con el interrogatorio, decido que es suficiente. Porque tiene razón, todos tenemos un motivo oculto para modificar, a conveniencia, aquello de nuestra existencia que no deseamos mostrar.
Aunque no puedo evitar preguntarme… ¿Qué será eso que Jeon desea mantener oculto?
¿Y cuán profundo es como para que SeokJin sea partícipe de ello?
Quizás nunca lo sepa…quizás lo mejor será nunca saberlo.
—Lo único de lo que puedes estar segura es de que no padezco de ninguna enfermedad mental. Ni bipolaridad y mucho menos psicopatía.— Continúa riendo.
—Pues, yo que tú me haría un examen psicológico enseguida. Presentas varias características.—Le respondo. Y aunque también esta vez hablo en serio, él vuelve a reír.
Mi cuerpo se tensa cuando tira de este hacia atrás, quedando mi espalda recostada al colchón. Lo siguiente que veo es su rostro frente al mío. Se ha tumbado a mi lado y ambos yacemos de costado observándonos mutuamente.
Es por esta razón que creo seriamente que debe atenderse.
¿Por qué hace esto?
Toma la almohada que tenía entre sus manos y la acomoda bajo su cabeza sin dejar de mirarme. Ante lo cual comienzo a inquietarme y quiero palmearme la frente en cuanto siento el rubor abarcar mis mejillas y orejas.
—¿Tan malo soy?—Pregunta refiriéndose a mi último comentario.
—¿Sinceramente?— Él asiente.—Sí.
Mi respuesta le hace fruncir el ceño y sonreír con más ahínco. Ni siquiera luce ofendido por mi sinceridad.
—No es para tanto. No es como si fuese un ogro.
—¿Ah no? —Inquiero con intenciones de burlarme.
Mi sonrisa se desvanece en cuanto noto que se remueve para acercarse más. Posa una mano en su pecho y hace una mueca en el acto, simulando que esta ofendido por mi cuestionamiento anterior.
—Voy a anotar eso a tu cuenta.
—¿A mi cuenta?—Frunzo el ceño confundida.
—Tienes una deuda grande, Eun Mi. Te presté mi ropa, te salvé el pellejo hoy con Myung Soo, perdoné que patearas mi preciada motocicleta y por si fuera poco, debo soportar que me llames ogro.
—¿Y qué pasa con lo otro? Me aventaste la mochila, me llamaste patética, arruinaste mi uniforme con tu chatarra con ruedas, me trataste como basura y luego irrumpiste en mi habitación violando mi privacidad y ahora mi espacio personal.—Digo eso último notando lo cerca que se encuentra su rostro del mío ahora.
¿En qué momento se acercó tanto?
—Buen punto.—Murmura de forma pensativa acariciando su mentón.—Pero no cambies el tema.
Ruedo los ojos y resoplo. No va a escarmentar sobre sus actos, y de repente mi cuerpo se siente cansado. No tengo fuerzas para reprocharle.
—Cuando haces eso te ves tierna.—Dice de repente haciendo que vuelva a centrar mi atención en él y no en el peso de mis párpados que me incita a cerrarlos y dormir.
—¿Eh?—Balbuceo sorprendida y descolocada por su comentario fuera de lugar.
—Que tienes una deuda que saldar. No lo olvides.—Carraspea y me señala de forma acusatoria con su dedo índice.
El desgraciado es experto en cambiar de tema.
—¿Y qué es lo que quieres? No tengo dinero con qué pagarte.—Respondo de forma cortante.
Sabía que iba a querer algo a cambio. Lo predije.
—No quiero tu dinero.—Niega con desaprobación.
—¿Entonces?
—Mmm…no lo sé, aún. Ya pensaré en algo.—Me guiña un ojo y yo suspiro con pesadumbre. Su actitud me parece exasperante.
Mis ojos se cierran por inercia al sentir su mano acariciar mis cabellos en la cima de mi cabeza.
Quiero culpar al sueño de que aquellas caricias se sientan tan bien y cálidas.
Quiero culpar al cansancio por creer que realmente las hace a conciencia y con intenciones de reconfortarme.
—¿Por qué haces esto?—Pregunto de una vez. La incertidumbre por encontrarle una lógica a sus actos es demasiada.
—¿Hacer que?—Dice sin detener el movimiento suave de sus dedos entre mis hebras.
—Esto. Estás siendo…amable ¿Por qué eres así ahora conmigo? ¿Por qué no antes?
Jungkook suspira y puedo captar la angustia en su respiración. Abro mis ojos para detallar el intenso marrón de los suyos, permitiéndome analizar cada facción de su rostro. Y me gusta, me siento en paz de una manera que no puedo explicar.
Independientemente del hecho de que sea ensoñadoramente apuesto, porque no es un secreto que lo es, hay algo en sus pupilas y visaje que me propina serenidad y familiaridad. Quizás es porque ha pasado mucho tiempo desde que alguien ha sido tan amable conmigo como lo está siendo él ahora. Ni siquiera Jin o la enfermera Choi han compartido un momento así junto a mí.
Y eso no es bueno. No puede agradarme esta sensación, no puede empezar a gustarme su cercanía.
Él ya me ha despreciado y rechazado antes.
¿Qué garantía hay de que no lo vuelva a hacer?
No quiero tener otra causa de sufrimiento en mi vida.
—Porque no puedo permitir que la historia se repita.—Murmura casi de forma inaudible, pero soy capaz de escuchar sus palabras.
Quiero saber… ¿Qué es lo que tanto le atormenta?
No entiendo su respuesta, pero sé que no tiene intenciones de aclarar mis dudas. Así que decido conformarme con eso, porque parece que para él esas palabras significan demasiado.
Me limito a disfrutar de su tacto, para cortar de raíz las preguntas que han comenzado a sembrarse en mi cabeza. No es el momento y tal vez nunca lo sea.
—Buenas noches, Eun Mi.—Su voz se escucha lejana y en un leve susurro.
Es cuando me percato de que mis ojos se han cerrado y mi cuerpo se ha relajado por completo. Y es justo al dejar de sentir sus caricias en mi cabello, que soy consciente de que me he quedado profundamente dormida a su lado.
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