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Capítulo 12

—Entonces le dije: "Si te comes mi parte del pastel, olvídate de tus chimpancés lanza pelotas." ¿Y sabes qué? Funcionó a la perfección ¡Incluso ahora tengo ración doble!

—No sé si deba alegrarme por ti o acompañarle en el sentimiento.—Río ante el entusiasmo de Yoon Hye por el cruel chantaje que le acaba de hacer a su hermano para que no terminara todo el pastel.

—No te unas al enemigo, yo soy tu amiga primero que él, Eun Mi. Tengo que aprovechar las oportunidades que la vida me da, no todos los días encuentras métodos de chantaje en contra del pesado de tu hermano...

—Ambos son mis amigos, Hye. Me compadezco de Yoongi, para su suerte tu chantaje terminará después del partido del sábado.

—No me lo recuerdes, tengo que pensar en otra táctica de manipulación entonces…

Me carcajeo por su ocurrencia. Sé que ama a su hermano, y aunque no lo quiera admitir, estoy segura de que aceptó ir al partido por complacerlo un poco.

—Por cierto , Eun Mi ¿Irás al campamento?

—¿Campamento?—Frunzo el ceño balanceando mis piernas adelante y hacia atrás mientras permanezco sentada a orillas de la cama.

No soy una persona muy alta, sinceramente.

—Sí, de verano. Lo hacen todos los años para segundo  y tercer curso.

—Ah…ese campamento.

Recuerdo el año pasado cuando Jae Sook fue y yo tuve que quedarme durante aquellos cinco días sola en casa con Kwan Chul, fue horrible. Lo único positivo fue no tener por ese tiempo a Jae molestándome en la escuela.

—¡Sí! Yoongi y yo fuimos el año pasado, fue realmente genial…Yoongi despertó junto a un sapo y mamá tuvo que ir a buscarle porque tuvo un ataque de pánico. Pero salvo esa parte, fue maravilloso.

—Pobre Yoongi….¿Por qué todo le pasa a él?—Sonrío de solo imaginar los gritos del chico pálido al despertar junto a un horrible sapo.

—Le dije que cerrara la tienda, pero él nunca me escucha y ya ves. En fin ¿Vas a ir? Es el próximo mes.

Suspiro y presiono con más fuerza el teléfono en mi oído, su entusiasmo me conmueve, pero no es tan sencillo.

Sé que para ir los familiares deben de firmar la autorización que exige la escuela…y dudo mucho que Kwan Chul haga eso por mí. Además, nunca he salido de la ciudad, ni siquiera con el abuelo, y si mi primo decide ir también no creo que vaya a ser divertido aunque los Min estén allí.

—No lo sé , Hye…

—¡Por favor, Mi! —A pesar de que no estoy viendo su rostro, podría apostarlo todo a que se encuentra haciendo un puchero con sus delgados labios y entrecerrando sus rasgados ojos como un adorable gatito. Sí, ella es muy predecible.

—Lo pensaré ¿Bien? Por el momento dejémoslo así. —El chillido de emoción de Yoon Hye hace que me sobresalte y deba separar el aparato de mis tímpanos antes de que colapsen.

—¡La pasaremos bien! Te juro no te arrepentirás.

—Dije que lo iba a pensar, no confirmé nada…

—Sí, sí, sí. Claro. Ya tengo pensado todo lo que vamos a hacer, eso incluye el inicio de la operación rayito.

—¿Operación rayito?—Inquiero confundida mientras me coloco de pie.

Tengo que tapar uno de mis oídos para poder escucharla con claridad debido a la estruendosa música a las afueras de la habitación. Sí, la fiesta aún no ha terminado.

—Sí, rayito.

—¿Y eso qué es?—Ella bufa como si la respuesta fuese más que obvia.

—Pues nuestro plan de acción para que conquistes a HoSeok.— Al momento de escuchar sus palabras, un fuerte escozor se instala en mi garganta ocasionándome una escandalosa y horrible tos.

—¿Qué yo qué?—Refuto en caso de que haya escuchado mal.

—Lo que dije, tú vas a conquistar a HoSeok, y yo te voy a ayudar.

—Oh no…

—Oh sí ¿Piensas seguirle haciendo un camino de baba cada vez que te lo cruzas?

—¡Yo no hago un camino de baba! —Exclamo sonrojada de solo pensar en él.

—Dile eso a tus comisuras. Escucha Eun Mi, ya hablamos de esto, no puedes quedarte de brazos cruzados por toda la eternidad viendo cómo se escapa el amor de tu vida.

—Pero yo…

—¡Pero nada! Está decidido y punto.—Suspiro resignada, ella no va a cambiar de parecer y solo me queda esperar a que se le quite el capricho o pasar la vergüenza más grande de la historia frente al chico que me gusta.

Que opciones tan tentadoras…

—¿Y por qué operación rayito?—Pregunto en un intento de cambiar el tema.

—¿No es obvio? El chico es un rayito de sol, siento que me ciega con su exagerado buen humor cada vez que me pasa por delante.

—Imagino que para alguien tan amargada como tú, aquello debe ser irritante.—Me burlo.

—Como no tienes idea.

Mientras la escucho hablar me dispongo a ordenar un poco la habitación, solo para distraerme del alboroto en la planta baja. El solo hecho de pensar que cuando todo termine tendré que limpiarlo, me causa un estrés inimaginable.

La llamada de Yoon Hye me había alegrado la noche, pero yo tenía muchas preocupaciones que no se calmarían con ese simple gesto.

—Por cierto ¿Qué tal tu cita? ¿Es lindo el chico? No me has contado nada…—Sonrío por su tono de voz suplicante. Ya veo por qué Yoongi la reprende constantemente, y es que ella no puede mantener su curiosidad a raya.

—No era una cita Hye, solo fui a encontrarme con un buen amigo.

—¡Oh! ¿Acaso es ese el amigo del que nos contaste? Ese de los globos de agua y harina. Eso fue genial por cierto.—Con solo escuchar sus palabras la sonrisa en mi rostro se disipa automáticamente.

¿Por qué precisamente hoy la vida se ha encargado de hacer que lo recuerde tanto?

Ya sea en el hospital con Jin, en el edificio con el correo, en mi discusión con Kwan Chul, el universo me ha pateado una y otra vez con cada mención de su existencia.

No puedo decirle a Hye, aún no estoy lista para contarle. Porque mostrarle esa pieza de mi pasado implica desenterrar otras que deben permanecer ocultas. Así que no me queda más remedio que seguir mintiendo.

—Él está de viaje… ¿Recuerdas? —Trato de sonar lo más indiferente posible.

—Oh, cierto. Bueno, a su regreso definitivamente saldremos.—Dice con aparente felicidad.

Lo mejor será decirle que él no regresará, aunque eso quizás no sea del todo mentira.

—Hye, él no…—Un golpe en mi puerta hace que me detenga y retroceda un poco ante la sorpresa.

¿Qué rayos pasa?

No puedo creer que alguien se haya escabullido de la fiesta para subir a las habitaciones…

Usualmente Jae Sook se lo prohíbe a los invitados, y en parte eso me alivia. No quisiera escuchar a nadie teniendo sexo a unas cuantas paredes de aquí…o peor aún, en mi propia habitación.

Los golpeteos continúan y esta vez se escuchan como si fueran las extremidades de una persona intentando sostenerse de la puerta…o algo así.

—¿Eun Mi? ¿Estás bien?—La voz de Yoon Hye me regresa de mis cavilaciones.

—Eh…Sí, creo que debo colgar. Nos vemos mañana, Hye. Descansa.

—Bueno, tú también descansa. Ten una linda noche.

Me despido de ella para luego bloquear el teléfono y acercarme a la puerta.

De un instante a otro aquellos golpeteos se han detenido y ahora solo se escuchan unos leves murmullos.
Distingo una voz masculina y otra algo distorsionada, lo cual no me agrada para nada. Sea quien sea tiene que irse de este corredor ahora mismo.

¿Pero que debería hacer?

Si Jae Sook se entera de que he salido de mi habitación o que alguien me ha visto se molestará muchísimo…

Suspiro y me recuesto a la madera de la puerta.

—¿Entonces qué es lo que quieres?

—Tú sabes bien qué es lo que quiero.

Las voces se hacen audibles debido a mi cercanía y puedo escuchar con claridad sus murmullos. Ahora que tengo esta facilidad, me percato de que aquella voz distorsionada le pertenece a una chica, borracha y algo drogada quizás por como divaga y arrastra las palabras.

—No tengo ni la más mínima idea y, sinceramente, no me interesa…—La voz del chico suena firme y clara.

No pareciera estar ebrio y no sé si eso sea buena señal teniendo en cuenta el estado de la chica y las intenciones desconocidas que él pueda tener. Pero se escucha algo molesto y fastidiado.

—Venga, no te hagas de rogar. Noté cómo me miras…—Responde ella en un quejumbroso intento de sonar sensual.

—¿Cómo te miro?—Refuta él con sarcasmo.—Según tú ¿Cómo sería eso?

—Con…deseo, lujuria, sé que estás loco por mí.

Ambos se quedan unos instantes callados, hasta que el silencio es reemplazado por la sonora carcajada del chico.

—No me digas… ¿Cuánto has bebido, Lee? Estás alucinando. De lo único que tengo deseos en estos momentos es de desaparecerte.

¿Lee? Será…

No, no. Hay muchos Lee aquí. Debe ser simple casualidad…

Pero no estaría mal dar una ojeada ¿Verdad?

Con cautela entreabro la puerta, solo para confirmar mis sospechas en caso de que fuesen verdaderas. Distingo la silueta de dos cuerpos a unos pocos pasos.

El chico se encuentra de espaldas, y frente a él, ella…sí, precisamente Lee Myung Soo.

Me sorprende ver el estado en el que se encuentra, claramente Taehyung no está aquí puesto que no la hubiese dejado beber hasta la casi inconsciencia. De su hermano no espero mucho, ellos son mundos aparte, cada uno va por su lado sin importarles la vida del otro, son el par de egoístas perfectos. Ni siquiera me preocupo de que me vea, está tan borracha que probablemente piense que habla con dos chicos en vez de uno.

—Vamos Jeon, no te hagas de rogar.—Ronronea ella pegando su cuerpo al suyo y pasando sus brazos alrededor de su cuello.

Contengo un bufido de indignación, no me sorprende. De alguna forma esperaba que fuese él, lástima que no pudiera reconocer sus voces antes debido a la música.

—¿Qué pasa con Taehyung? ¿No son novios? —Le pregunta él de forma cortante, pero sin apartarla de su cuerpo.

¿Se está ablandando?

Oh no, me da la ligera impresión de que ha vuelto a caer en la telaraña de Myung Soo.

—Taehyung…—Suspira ella con desdén.—Ya no me sirve. Ese bueno para nada ha sido un buen entretenimiento durante estos meses pero…eso es todo. Ni siquiera ha venido a la fiesta el muy mimado. Realmente no es que me interese mucho. De hecho ¿Por qué hablamos de él? Centrémonos en nosotros…

—¿En nosotros dices?—Le susurra él.

Ay dios, Jungkook. No puede ser.

—¿Qué tal si te digo que…ya no me gusta Taehyung? Ahora solo me gustas tú…—Ella acerca su rostro más al suyo, pero él no retrocede ni un poco.

Menudo imbécil. Y menuda imbécil yo que estoy presenciando esto por segunda vez y siento compasión por algo que ni me incumbe.

—¿Cuánto te gusto?—Posa sus grandes manos en la fina cintura de la chica y termina por acercarla a su cuerpo, juntando sus torsos por completo.

—Mucho, más que el inútil ese.

—Es bueno saberlo, no tienes idea de cuan bueno es.—Ladea su cabeza para susurrarle al oído y yo ruedo los ojos con intenciones de detener esta estupidez y entrar a mi habitación.

Al menos ya sé que no son dos adolescentes hormonales que vienen a soltar pasión en camas ajenas. Aunque ahora mismo lo estoy dudando por la posición comprometedora en la que se encuentran.

Ahogo una exclamación de sorpresa en cuanto diviso cómo Myung Soo se coloca de puntillas y prácticamente se lanza hacia la boca de Jungkook. Distingo a la perfección cómo los músculos de este se tensan en su espalda y antebrazos cubiertos por una ajustada camisa.

Ella ladea su cabeza de un lado a otro buscando profundizar el beso mientras que presiona sus manos en la nuca del chico. Desde mi posición, no podría saber si él le está correspondiendo con el mismo fervor o si ha movido sus labios siquiera, pero sea lo que sea no parece impedimento para que Myung Soo continúe succionándole la existencia como un puto dementor.

Definitivamente no me esperaba esto, creo que ha sido demasiada emoción para mi débil corazón por el día de hoy.

Para mi sorpresa, el beso no dura mucho. Jungkook afianza su agarre en las caderas de la chica y la aparta rápidamente de su cuerpo.

—¿Qué pasa? ¿No quieres…?— Murmura ella con confusión intentando abrazarlo de nuevo a lo que él se aleja.

— Estás borracha, Myung Soo. Muy probablemente mañana no recuerdes ni que estuviste aquí.—Le responde de forma cortante.

—No seas así. Vamos a jugar un poco, Kookie…

Abro mis ojos a más no poder cuando la reacción de Jungkook me sorprende de sobremanera.

Si había algo que no me esperaba ni en un millón de años definitivamente fue ver eso…

Sus músculos se habían tensado a un nivel que temí por las costuras de la fina camisa que llevaba, sus puños insanamente pálidos se presionaban quizás lastimando con sus uñas la carne de la palma de su mano. Y no supe qué hacer en cuanto el cuerpo de Myung Soo terminó estampado contra una pared contigua y la enorme mano de Jungkook rodeó el fino cuello de la chica.

No sé si sea doloroso aquel agarre, pero ella más que adolorida parece tanto confundida como asustada por la impulsiva acción de Jungkook.

—Ya te dije que no voy a tocarte un puto pelo. Y escúchame bien porque no lo volveré a repetir jamás, la próxima vez que me llames de esa forma será la última palabra que dirás en tu promiscua y miserable vida. ¿Me oyes, Lee? Nunca, jamás te atrevas a dirigirte nuevamente a mí de esa manera. Ese apodo no merece estar en una boca tan sucia como la tuya.

Cada palabra que pronuncia la dice de forma lenta y amenazante, como si su intención fuese que el mensaje no solo perforase cada neurona de su cerebro, sino también su piel. Incluso yo a la distancia, no puedo evitar hiperventilar en mi lugar. Nunca pensé ver a Jeon tan molesto.

No aparta los ojos de los de la chica, y cada vena sobresaliente de su cuello y mano emana rabia pura. Ella ha comenzado a rasguñar con sus uñas la mano que presiona su garganta, y es entonces que me percato de que en serio le está haciendo daño.

Realmente se ha puesto así… ¿Por un simple apodo?

¿Se supone que eso sea algo normal?

Entonces recuerdo su visita al hospital y aquella conversación con Jin. Claro. Él no es normal.

Parece darse cuenta después de unos segundos que la situación se ha salido de control y realmente la está lastimando, puesto que la suelta con rapidez como si su piel quemase en la yema de sus dedos. Ella se recuesta a la pared para toser y masajear su cuello ahora ligeramente enrojecido.

Observo cómo él pasa las manos por su cabello y cubre su rostro con angustia. Tal pareciera que no controlaba sus acciones.

—Desaparece…—Murmura con cansancio y su voz ligeramente quebrada. Y a pesar de lo que presencié hace instantes, esta nueva perspectiva que me muestra me hace sentir compasión de él. Se ve tan…abatido y vulnerable.

—Pero...

—¡Que te vayas de una puta vez!—Exclama con fervor y ella se sobresalta. Su grito no pareciera ser de ira o molestia, más bien denota desespero e irritación.

Pereciera que realmente necesita estar solo.

Ella pasa por su lado corriendo a gran velocidad, al menos tanta como su coordinación de borracha le permite.

Tantas eran sus ansias de desaparecer de la vista del chico, que pasó por mi lado y ni siquiera notó la puerta entreabierta.

Yo…no estoy bien. Me siento extrañamente mal con solo observarlo. Y sé que debería dejar de hacerlo, no entrometerme y entrar a mi habitación. Pero por alguna razón no puedo dejar de mirarlo, no puedo dejar de sentirme identificada con el sufrimiento y la agonía que denota su lenguaje corporal. Quizás porque yo también he sentido eso antes…

Observo sus hombros moverse con cada exhalación profunda que da, aún con las manos en su rostro.
De repente la necesidad de ayudarle se me hace inminente, pero la descarto al instante.

¿Qué podría hacer yo cuando quizás esté mucho peor que él?

Además de que estoy segura de que me odia, y de todas las personas del universo de la que menos quisiera escuchar un consuelo esa sería yo.

Suspiro y me dispongo a adentrarme por completo a mi habitación, ya había dejado de observarlo hace unos instantes para sumergirme en mis propias cavilaciones.

Intento cerrar la puerta, cuando repentinamente, esta se bloquea impidiéndome realizar la acción.

Bajo la mirada hasta el suelo, justo hacia aquel objeto que impide que esta se cierre, solo para encontrar una bota de color negro atascada entre la puerta y el marco de la misma. Mis pupilas van ascendiendo desde el inusual zapato hasta unas largas y tonificadas piernas, seguidas de un sólido torso.

Joder, estoy en graves problemas.

—Segunda vez ¿Tus padres no te enseñaron que es de mala educación espiar, Eun Mi?

Y ahí están de nuevo, esos profundos y extraños ojos marrones exigiendo explicaciones que no tengo y escudriñando en lo profundo de mi alma hasta el punto en que duele cada fibra de mi ser. Pero por alguna desconocida razón, siento que ese dolor alivia mi sufrimiento.

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