Capitulo 6
Se llama Vera Zabat
Blazz observó su celular una vez más, había mirado la conversación con Vera y esperaba ansioso lo que ella hiciera. No sabía qué era peor, que ella no le respondiese o que sí lo hiciera, porque no sabía qué hacer en ambas formas. Su celular vibró y lo encendió por milésima vez, tenía una notificación de Vera.
Abrió el chat y observó su mensaje.
@verawithbooks: Jajajajaja lee de todo, creo que la he visto leyendo el periódico.
Jugó con su cabello nervioso, no sabía qué responderle, ¿cómo podía continuar la conversación? Se sentía avergonzado, pero quería seguir hablando con ella.
Sonrió cuando le envió el mensaje y ella respondió rápido. Ni siquiera sabía si era la misma Vera pero si era así, definitivamente le agradaba la chica. Era divertida y se podía notar por lo que mostraba en sus publicaciones y en sus historias, que era una chica muy parecida a él.
Vio que tenía varias notificaciones y una solicitud de seguimiento de Vera, el corazón le dio un salto al verla, tenía un poco de vergüenza si ella viese sus fotos y lo reconociera del café. Sabría que la había buscado, aunque también podía verlo por su foto de perfil y no sabía qué podía ser peor, quizás ya sabía de él.
—Oh por la deblin—susurró.
Tenía que ver el lado positivo a ello, de esa forma no sería tan extraño llegar a ella y decirle que amaba cómo escribía y que se la pasaba siempre editando y leyendo sus historias.
El sonido del timbre lo hizo dejar sus ideas a un lado y buscar el efectivo para pagar la pizza que había ordenado para cenar con su papá. Dejó el celular en el sillón y tomó el dinero del mesón para luego ir a la puerta y saludar al repartidor y tomar la pizza.
—Doble queso con pepperoni—mencionó el chico frente a él y Blazz asintió con una sonrisa. Conocía al chico porque su papá siempre pedía en la misma pizzería y él atendía por esa zona los días de semana.
—Gracias Jensen—mencionó y el chico le sonrió para luego tomar el dinero y despedirse de él.
—Nos vemos otro día—se dio vuelta y Blazz cerró la puerta para regresar con Vera nuevamente.
Qué difícil podría ser hablar con alguien.
La verdad era que, hablar con la persona que más admirabas y mantenías una relación platónica con sus historias, era lo más difícil que podía suceder. No sabía si era correcto escribirle, ¿y si estaba escribiendo? No quería parar su proceso creativo. ¿Y si estaba sin ideas y escribir con alguien podría ayudarla a crear alguna escena? ¡Que complicado era hablar con un escritor!
Necesitaba cambiar de ideas, al menos hasta que supiese realmente si ella era Vera Zabat.
...
La página en blanco en el ordenador de Vera le decía que no era tan buena como quería pensar. Sin embargo era algo tan tonto, hasta los mejores escritores, con quinientas ideas en la cabeza creándose al mismo tiempo, podían sufrir de la página en blanco.
Era tan normal, tan común pero tan jodido.
A veces tenía todo planeado pero no sabía cómo iniciar a escribir, otras veces no tenía nada en la cabeza que pudiese ayudarla a crear una idea, pero sus días favoritos eran cuando esa página no existía y podía estar horas frente a su ordenador escribiendo sobre la vida de sus personajes.
Miró su celular esperando con aquel chico le respondiese, perono había tenido respuesta desde hace dos días. Suspiró porque quizás eso podía ayudarla a bajar sus ansias con respecto a no escribir, pero también podía ser una de las razones por las que no se concentraba del todo.
Notó que había aceptado su solicitud y creyó que era una señal del universo que dejase de escribir en ese momento. A veces, cuando no tenías una buena idea, era mejor dejar las cosas y no forzar a que sucedan.
Se metió en el perfil del chico y sus sospechas fueron correctas al notar al mismo chico del café. El escritor que tenía una amigo que se mostraba entusiasmado por lo que hacía; era un chico guapo, pero no sabía qué edad tenía, posiblemente se llevaban la misma edad, aunque dudaba un poco de ello, por la forma en que su amigo y él se expresaban en el café, posiblemente era más joven.
Abrió la última foto que había subido y se encontró en los comentarios algo que había captado su atención por completo. Formó una "o" con la boca mientras leía una y otra vez el comentario que había.
¿Esa era Joanne Jones? ¿La misma Joanne Jones que ella conocía?
¿Sería correcto escribirle sobre ello? Posiblemente consideraría que era una metiche en querer saber sobre su vida, más cuando no habían intercambiado muchas palabras, ni siquiera en persona lo habían hecho. La vez que lo había visto, había sido su amigo con quién se comunicó para todo; pero sabía que era escritor, entre escritores se entendían ¿no?
Su abuela le había dicho una vez que la relación de un escritor con sus lectores era algo mágica. Los lectores no sabían realmente cómo se veía el escritor, cómo hablaba, qué le gustaba o que no, pero sí sabía cómo podía pensar, podían ver sus sueños y sus ideas, podía conocer la mente de un desconocido tan sólo leyéndolo. Y aunque no se hablasen, era una conversación abierta, algo mutuo que los conectaba; quizás entre escritores era algo parecido.
Era un poco tarde pero no le impidió escribirle, el chico le respondió rápido y tuvo una pequeña conversación sobre lo mucho que amaba a Joanne Jones como escritora, algo que podía ser vergonzoso si Joanne Jones lo viese.
No sabía qué escribirle después de eso, ¿debía de sacar el tema de la escritura? Él seguramente no sabía sobre que ella también lo hacía, y por su perfil no mostraba algo que lo delatara como escritor, por lo que no podía iniciar una conversación tan a la ligera.
Quizás debía esperar el momento perfecto para hablar. De igual forma, tenía que concentrarse en algo más para poder terminar de escribir el capítulo que llevaba a la mitad.
...
Blazz llegó junto a Otis al café, quería preguntarle a Vera si ella era la misma Vera que él conocía, había llevado en su mochila el manuscrito a medio revisar pero cuando se fijó en la barra para verla, ella no se encontraba. Otis fue quién le preguntó a uno de sus compañeros y éste le había mencionado que ella tenía un turno más tarde; debían esperar sólo media hora para verla pero para Blazz se sentía como si fuesen días o quizás años.
— ¿Y qué harás si te dice que sí es Vera?—preguntó Otis—. ¿Sacarás el manuscrito y le jurarás amor eterno con una mano puesta en el manuscrito y la otra en el pecho?
—Eso suena a algo que podrías usar en una historia—murmuró él.
Otis rió imaginándose la escena en su cabeza, podría funcionar si el libro era una comedia dirigida para adolescentes, pero posiblemente alguien mayor se sentiría ofendido por ello.
Vera llegó con una coleta alta y con una chaqueta de cuero marrón puesta que la ayudaba a protegerse del frío que hacía afuera. Blazz la miró y suspiró nervioso, ella se fijó en él y todo se detuvo, sólo eran ellos dos. LA chica lo miró reconociéndolo y le sonrió.
—Es tu momento, Blazz—murmuró Otis y el chico lo mandó a callar con un murmuro bajo.
Se levantó de la mesa y caminó decidido a ella. En su cabeza se imaginó una escena en donde la tomaba por la cintura y la acercaba para inclinarla y darle un beso en los labios, pero la realidad era muy diferente.
Cuando regresó a ella, tenía a Vera frente a ella mirándolo curiosa por su postura, y lo único que se le ocurrió fue preguntarle lo más directo posible sobre ella.
—¿Tú eres Vera Zabat?—preguntó—. Noche en un cielo púrpura, ¿es tuya?
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