Cuando...
El viento huele a humedad y sus zapatos siguen fríos, desde que la presa se rebasa ninguno ha visto un día soleado. Las cítaras suenan en el monte pero es mejor seguir alejado
Nadie sabe cómo llegaron ahí, solo que están
Las palomas volaban cuando era un niño, al igual que los conejos y otros animales, mi imaginación los revive a mi alrededor. En el bosque nadie nos mira pero somos observados, mil ojos en cada árbol, las manos vacías se llenan de hojas y rocas
Esta noche debería llegar pronto y aun así no quisiera.
No hay nada en el cielo, ni una nube o estrella, nada lo surca y nada cae de él, esto es un sueño y aun así quiero despertar. Ayer oí a mi madre mientras cocinaba en casa, es esa clase de silencio en donde todo es ruido, sus pasos, el cuchillo golpeando la tabla, el agua hirviendo y su llanto bajo todo
Ayer la oí mientras caminaba en el fango, no soy supersticioso así que reí, quise alegrarla pero no había nadie a quien pudiera darle felicidad. Las cítaras y cantos suenan día y noche, y yo preferiría oír a los viejos motores de las avionetas. Llenarme de los estallidos de nuevo, oír el sonido saturado de la vida, cualquier cosa antes que esas voces vacías, son como la bruma y siento que pierdo el rumbo mientras me adentro, solo hay un camino y me puedo perder
Oí al niño que está sepultado en el campo, clamar por aquello que no conoció, la tierra se mueve en mi mente y mis ojos buscan el camino. La oscuridad cubre el cielo, es de noche tan pronto que no estoy preparado
Se acabó la luz en el mundo y dicen los viejos que nada será igual. que el fuego seguirá frío, que la lluvia será polvo. Pero mañana despertaré de nuevo aquí, y es que no importa cuantas veces cierre los ojos, cuántas tumbas cabe, o si les oigo o no, hasta que no vuelva la luz seguiré en Piku Byku
Y Tú también.
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