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Capítulo Único.

Era un día algo triste, no solo por lo que significaba el día, el aniversario de Muerte de Ben, lucia nublado, los rayos del sol apenas y podían penetrar las nubes negras tan cargadas que probablemente en cualquier momento estallarían.

Peter iba vestido de negro al igual que su tía y llevaban un paraguas consigo mientras que May tenía en brazos un ramo de rosas blancas. Estaban de pie frente a la tumba de Ben y lo que más dolía era que, ese mismo día, Peter estaba cumpliendo 19 años. Con gran nostalgia y algo de tristeza Peter recordaba el día en que su tío partió.

Ω

5 años atrás...

— Peter, ¡Baja a desayunar!
— Ya voy Tía, estoy acabando de hacer mi maleta, bajo enseguida —gritó el pequeño joven desde su habitación, arrojando ropa y objetos por todo el lugar.
— Bien —Miró el reloj de pared que le había obsequiado Ben hace algunos años por su aniversario — ¡Apresúrate que se les hace tarde!
— Déjalo que se tome su tiempo May, es su cumpleaños, él más que nadie quiere irse lo antes posible. —río Ben tomando un sorbo de su taza de café.
— Si lo sé. Solo que siempre hay que ser puntuales. —le sonrió a su esposo.
— ¿Segura que no gustas acompañarnos? Peter cumple 14 y estoy seguro que le gustaría compartir este viaje con ambos. Sabes lo mucho que disfruta las tardes de películas con ambos, imagínate este viaje.
— Si me gustaría ir, pero tengo muchos pendientes aquí y no puedo dejarlos —suspiró con aire triste— además, es una buena oportunidad de que Tío y sobrino pasen un tiempo juntos. Cuando vuelvan haremos algo los tres juntos.
— Está bien, sabes que te extrañaremos mucho. —dijo tomando la mano de su amada dándole una tierna caricia.
— Y yo a ustedes. La casa se sentirá triste sin ambos, pero disfruten el tiempo juntos.
— ¡Ya acabé! —exclamó el joven bajando con una gran sonrisa.
— Muy bien, ahora desayuna y en unos momentos se van. Obedeces a tu tío Ben y te cuidas mucho, te quiero y disculpa por no poder ir —le dijo May con evidente tristeza estirando la mano para apretar la de su sobrino.
— No te preocupes Tía, entiendo —le dio una sonrisa para tranquilizarla.

El desayuno transcurrió normal, pero sin duda alguna lo mejor para Peter era un desayuno al lado de las personas que más ama en el mundo. Eso era lo único que necesitaba para ser feliz y ni hablar de lo bien que cocinaba May. El cariño que ponía al hacerlo era lo que hacía que supiera así de bien.

A pesar de la cotidianeidad del desayuno, no pudo sentir evitar sentir algo lindo al notar la forma en que May y Ben lo miraban. No podían creer que su pequeño Peter ya tenía 14 años, entraría a una etapa de su vida donde se vendrían cambios para él y donde viviría nuevas experiencias que lo ayudarían a crecer y ser el gran hombre que sabían que seria. Estaban tan orgullosos de él.

La plática fue sobre las cosas que debía y no hacer Peter, entre ellas no alejarse mucho de Ben, no desobedecerlo, disfrutar todo lo que pudiera de aquel viaje y tomar muchas fotos para mostrárselas a su tía cuando volvieran.

— Bien Peter, es hora de irnos. —suspiró Ben viendo a May, mientras le daba una gran sonrisa a su amada.
— Si tío. Tía te quiero, nos vemos en unos días. —se colocó su pequeña mochila y le dio un fuerte abrazo a May.
— Los amo, cuídense bastante y diviértanse.

Ω

Quien diría que ese sería el último desayuno que compartiría con ambos, el ultimo día que podría observar a sus tíos viéndolo como si fuese lo mejor de sus vidas, la última vez que vio la linda decoración de su hogar, que apareció  el azul del cielo, ver las grandes sonrisas de sus tíos.

Aquel día en el que acabo su vida para dar inicio a otra.

May tomo el paraguas que tenía Peter y le dio a tomar 6 rosas para colocarlas en la tumba de su tío. Cada una por un motivo que Peter tenía claro, por permitirle compartir su tiempo con él, por darle una mejor realidad después de que sus padres murieran, por llenar su mente de experiencias y aventuras, por darle un espacio en su corazón, por permitirle entrar en su alma y, sobre todo, porque con todo eso le dio el poder de salir adelante.

Aun después de su partida, Ben le dejó uno y mil motivos por los cuales debía seguir su vida.

Una vez que depositó las 6 rosas se permitió así mismo flaquear y caer de rodillas frente a la lápida aceptando que debía llorar para poder desahogarse. Su tía no dijo nada, solo abrazó con delicadeza a su sobrino, compartiendo la falta que Ben les hacía, pero teniendo siempre en mente que el aún seguía con ellos.

Al sentir a su tía abrazarlo pudo sentir en ese cálido contacto a su tío. May siempre estuvo con él en las noches en las que se despertaba llorando y gritando el nombre de Ben, a pesar de que May —al igual que él— sufría en su interior. Después de todo, ellos, hasta ese último día se amaron. Peter recordó dolor la forma en que su tío le habló sobre lo que sentía por ella aquel mismo día hace 5 años luego de que partieron a ese viaje que nunca disfrutaron.

Ω

Ambos subieron las maletas al auto, pese a que no eran tan pesadas. Solo llevaban lo necesario para un fin de semana y el clima iba a ser favorable, fresco, no frío, pero tampoco caluroso.

Peter encendió la radio para escuchar algo de música y se pusieron en marcha. Después de aproximadamente una hora, mientras comenzaba a sonar  « Cat't Take My Eyes Off You de Frankie Valli», Peter miró por la ventana jugando con sus manos. Una sensación de duda corrió su cuerpo, que solo se incrementó con el verso que ahora sonaba de la canción.

Can't take my eyes off you / No puedo apartar mis ojos de ti.
Pardon the way that i stare/ Perdona la manera en que miro.
You're just too good to be true / Eres demasiado buena para ser verdad.


— Tío, ¿Te enamoraste de Tía May a primera vista?
Ben se sobresaltó un poco al oír su pregunta, pero solo le lanzó una pequeña mirada antes de negar lentamente.
— No lo consideraría así, Pete, cuando la vi en realidad solo me pareció linda. No fue hasta que comenzamos a conversar y  pasar momentos juntos que comencé a sentirme de una forma única a su lado —suspiró y una gran sonrisa se formó en su rostro— Me divertía, provocaba una calidez en mi pecho y en el momento en que me percaté de que no podía sacarla de mis pensamientos, supe que me había enamorado perdidamente.
— Oh —apenas y pudo decir eso aun procesando lo que su tío había dicho.

Él había visto en libros, series y novelas que casi siempre era amor a primera vista, no se le había ocurrido pensar que no siempre era el caso.

—Eso es muy lindo, tío.
—Si escucharlo es lindo, imagínate haberlo vivido y seguir viviéndolo día a día mientras estoy con tu tía — la cara de Ben reflejaba nostalgia y alegría en su máximo esplendor.

Ω

Peter abrazó con la misma fuerza a su tía dejando de llorar y recordó que hubo días en los que se preguntó por qué él no había muerto en ese accidente. ¿Cuál era el fin de que siquiera viviendo? ¿Qué era lo que vida la deparaba? ¿Por qué la vida se encargó de dejarlo así? ¿Por qué le quitaron a la persona que hasta ese último día con él le hizo sentirse querido?

Ω

—Tío, ¿Tú crees que algún día pueda encontrar en alguien un amor como el que mi Tía May y tú tienen? —preguntó aún más curioso que antes.
—Vaya, no creí que tan pronto vendrían esa clase de preguntas. —rio por lo bajo con un ligero toque de sorpresa— Pero sí, Peter, todos merecen ser amados. Probablemente a muchos les tarde en llegar el amor más que a otros, pero siempre llegará.

»En especial cuando eres una buena persona, las buenas personas merecen cosas buenas y el amor es algo muy bueno. Y tú eres un gran chico, hijo. —le sonrió— Así que no dudes que en un par de años o tal vez más, llegue el amor a ti. Sin que menos te lo esperes, sin que menos lo desees, el amor te unirá a la persona con quien compartirás un lazo de por vida. —volvió a suspirar y volteo momentáneamente a darle una gran sonrisa a su sobrino.

— Gracias tío, eso suena tan bien que espero que así sea —dijo volando para ver por la ventana algo pensativo.
— El tiempo pondrá todo en su lugar, sin importar lo que pase, sin importar que tan oscuro parezca el camino, tarde o temprano el destino pondrá las piezas en su lugar.
— Tú amas mucho a tía May, ¿cierto?
—Por supuesto, antes de que ella llegase a mi vida, yo no sabía qué hacer. Encontraba todo tan monótono, todo lo veía gris y entonces llegó ella y todo se ilumino y llenó de colores. Ella y tú son lo más preciado que tengo, los amo tanto...
—Y nosotros a ti, Tío. —le dijo con tanta alegría que consiguió que Ben sonriera con la misma intensidad.

Ω

Peter apretó a su tía y susurró para sí «Y nosotros a ti, tío...»

Ahora se encontraban cinco años después amándolo con la misma fuerza, con la fuerza que él les dio cuando seguía con ellos.

Quien diría que ese día le dejó una última enseñanza, tarde o temprano el destino pondría las piezas en su lugar, así fue, ahora estaba encontrando la felicidad tal y como su tío lo había esperado.

Y si bien aún lo extrañaba y aun se permitía sentir el dolor de su ausencia, las cicatrices habían ido sanando. No se permitió odiar al conductor ebrio, ahora aquel agrio recuerdo del accidente solo era un punto y aparte en su vida.

Tal como Ben hubiera querido.

Ω

El viaje había continuado tanto que después de un par de horas comenzó a oscurecer. La noche lucía serena, solo algunas estrellas destellaban y la brisa era refrescante como prometió el meteorólogo.

Acababa de despertar de una pequeña siesta y comenzó a hablar con Ben sobre lo que harían al llegar a su destino. Estaba emocionado y no podía contenerse, pero de un momento a otro, en cuestión de segundos, un auto colisiono con el de Ben.

Todo se oscureció tanto para él como para su tío.

Uno no volvió a despertar.

Y el otro despertó, pero todo seguiría oscuro para él y no metafóricamente.

Ω

Los meses posteriores a la muerte de su tío habían sido de lo peor para Peter y May.

Peter rara vez hablaba, no comía, se la pasaba en su habitación queriendo estar solo. Sentía que su vida ya no tenía sentido. Se fastidiaba y lloraba de impotencia al no poder ver, al ser un inútil que no podía vestirse por sí solo, que no podía hacer algo sin siquiera chocar antes o tropezar en el intento, no tener a su tío para que lo guiara en ese camino que se mostraba tan oscuro y largo. « ¿Por qué el?, ¿Por qué le pasaba eso ha él?, la vida era injusta», simple y sencillamente no tenía la fuerza para seguir.

… fue cuando una plática con su tía le trajo los motivos para seguir.

Ω

— Pete, salgamos un momento, te hará bien respirar aire fresco.
— No me siento de humor, Tía. —respondió torciendo ligeramente la boca.
— Nunca estás de humor Pete, sé que te duele todo lo que ha pasado, también a mí, ya perdí a Ben, no quiero perderte a ti también —expresó con la voz entre cortada— Me preocupas. —insistió mirándolo a los ojos.
— L-lo extraño muchísimo —sin poder contenerse más, comenzaron a caer gotas cristalinas de sus ojos.

Gotas que reflejaban el dolor y soledad que sentía en aquel momento, en el oscuro umbral resguardándose en los brazos de su querida tía, sintiendo la misma fragilidad de un cristal que está a punto de romperse en mil pedazos perdiendo el brillo que reflejaba.

— Lo sé, Pete, pero Ben hubiese querido que siguieras adelante, tú sabes que él detestaba que te rindieras —May le tomo la mejilla y continuó diciéndole todas aquellas cosas que no quería, pero debía, oír— ¿Recuerdas cuando te estaba enseñando a andar en bicicleta? O ¿Cuándo no podías lograr nadar la vez que fuimos al parque acuático en tu décimo cumpleaños? ¿Lo recuerdas? —Presionó con cariño su hombro — Tú creías no poder y no querías seguir intentando, entonces él te dijo que sí podías lograrlo, lo dijo con tanta seguridad que incluso tú le creíste y ¿sabes qué? Lo lograste, pudiste hacerlo y sé que no olvidas la alegría que tuvo en cada ocasión al ver qué su pequeño Peter era todo un luchador.
— Pero él aho- —May lo interrumpió al saber lo que diría.
— Si, ahora él no está. Pero estamos Tú y yo y sé que él siempre estará con nosotros en nuestros corazones. Así que Pete, tenemos que seguir adelante, por él, por nosotros mismos. —su voz estaba *tan frágil que parecía* a punto de romperse— Por favor, Pete, eres el motivo por el cual sigo se pie. Dime, ¿Saldrás adelante?
— No quiero prometer algo que probamente no suceda—su voz paso se lo cortada a una esperanzada—  Solo necesito un poco de tiempo, eso sí prometo intentarlo. —dijo, a lo que su tía no respondió y solo lo abrazo con gran fuerza y amor.

Bastaron solo unos días después de aquella plática para que Peter tuviera el propósito de estar bien; porque estaba seguro de que su tío así lo hubiese querido, su tía así lo quiere y él mismo quiere lograrlo.

Ahora con la pérdida de su vista, se propuso a mejorar las capacidades del resto de sus sentidos, mejorar su audición para poder percibir ruidos y voces a su alrededor, así como su tacto para mantener un perfecto equilibro y el olfato para poder distinguir a las personas cercanas a él.

Llevaría su tiempo, pero lo lograría.

Ω

Y Peter siguió adelante, como el luchador que era, como el hombre en el que May y Ben aseguraban que seria.

Se puso de pie junto a su tía y ambos decidieron ir a casa. El camino fue callado, no incómodo o doloroso, solo en silencio. Fueron procesando cada una de las emociones que ahora sentían en sus pechos y solo una vez que llegaron a casa, Peter se puso más cómodo.

— Tía, saldré un momento a tomar el aire —le avisó tomando su bastón dispuesto a salir.
— Espera un momento y salgo contigo si gustas.
— No tía, no te preocupes, tengo que salir solo.
— Así que, ¿Veras a tu enamorado?
— Tía, por favor, no empieces.
— Esta bien, no diré nada, solo ten en cuenta que necesito conocerlo para ver si es digno de mi bebé —expreso entre risa y ternura.
—No soy un bebe —pero hizo un puchero viéndose como uno— Me voy, no te preocupes por mí, tendré cuidado.

Caminó solo unas cuadras al parque que en los últimos meses visitaba con frecuencia. Aquel parque que decidió visitar para tomar un respiro hace meses, en el cual lograba perderse entre el aroma de las hojas y de las flores cayendo, el sonido del aire y los niños jugando, se sentó en la banca que conocía de memoria y en un día como ese de tantos recuerdos, quiso recordar uno que le dio un giro de 180º  que acomodo con cuidado las piezas en su vida.

Ω

Se sentó en la banca de aquel parque que tantas veces visitó cuando aún podía ver pensativo y perdido entre las sensaciones que percibía, hasta que una voz gruesa interrumpió sus pensamientos. Una agradable fragancia inundó sus fosas nasales y se revolvió ligeramente expectante.

— Disculpa niño ¿puedo sentarme a tu lado?
— No me diga niño y claro que puede. No tiene porqué pedirme permiso — dijo con el rostro aún hacia enfrente y una pequeña molestia al ser llamado "niño".
—Bien, gracias. —escuchó decir al momento en que sintió como la banca se movía producto del peso del sujeto que se acomodaba.

Pasaron los minutos, Peter se concentraba en las sensaciones que lo rodeaban, entre ellas el constante movimiento del pie del sujeto a su lado, que parecía nervioso o ansioso.

El hombre se encontraba encerrado en pensamientos que al parecer lo atormentaban, hasta que unos mensajes lo sacaron de estos.
El hombre solo pudo presionar el teléfono con gran enojo mientras una lágrima caía de su ojo izquierdo, reflejando la impotencia que sentía al creer no haber sido suficiente, no haber hecho de todo por mantenerla a su lado.

— ¡Mierda! —expresó el sujeto haciendo que Peter se sobresaltara— D-disculpa por el lenguaje. — dijo percatándose de que estaba en un lugar público y que había asustado al joven a su lado.
— No se preocupe, ¿Se encuentra bien? — se movió algo incómodo en la banca, sintiendo a su vez que la respiración del hombre era algo agitada.
— Sí. Bueno, la verdad no, la persona con quien creí que pasaría los años que me quedan de vida me acaba de dejar, como todas las personas a quienes he dejado entrar a mi vida. —expresó con un toque de dolor plasmado en casa una se las palabras.
— Vaya, lo siento, no sé qué decirle.
— No te preocupes, en realidad ni yo sé que pensar al respecto. Creí que ella sería con quién compartiría el resto de mi vida, ja, que iluso... tal vez mi destino es no ser amado, quizá no lo merezco y es así de simple. —suspiró con una gran tristeza, pero a su vez calmando el nivel de su respiración.

Estás últimas palabras del hombre hicieron que a la mente de Peter vinieran otras palabras, unas que no pudo evitar repetir en voz alta.

— Todos merecen ser amados, solo que a veces el amor tarda en llegar. Probablemente la persona con quien terminó no era la correcta para usted, pero después llegará alguien que sea su complemento. —una sensación de melancolía lo envolvió y sonrió con pesar— Con quién encaje al grado de que sienta que no le hace falta nada más en el mundo, más que esa persona, no se preocupe y no piense de esa forma.
— Vaya, para ser bastante joven suenas muy sabio… Y si, probablemente tengas razón. Espero así sea. — En su boca se formó una sonrisa que aún podía reflejar tristeza—  Por cierto, me llamo Anthony.
— Peter  —sonrió.
—Lindo nombre, Peter — sonrió, y comenzó a mirar al joven a detalle, notó los jeans negros que bien le quedaban, al igual que su sudadera totalmente negra, algo floja, pero que bien le iba, se veía bastante bien a su parecer.

Después de volver a darle una rápida mirada se percató que el joven no lo miraba fijamente y que a su lado llevaba un bastón.

— G-gracias —jugó momentáneamente con las mangas de su sudadera
—No hay de que —volvió a sonreír por el leve tartamudeo del castaño. — No quiero sonar entrometido y mucho menos chismoso, pero, ¿Cómo paso?
—Supongo que se refiere a mi vista, ¿No es así?
— Si —habló con nerviosismo, cosa extraña en él, él nunca perdía la calma con extraños.
— Es un tema que no me gusta tocar —dijo Peter sintiendo una punzada en su pecho y cambiando ligeramente el rostro de uno alegre a uno triste.
— Entiendo, disculpa. No quería hacerte sentir mal, solo fue una duda, lo siento de verdad —dijo el mayor apenado mirando como una hoja seca caía al costado de sus pies.
— No se preocupe, es una duda que cualquiera tendría.
— Bien.

Ω

Peter sonrió al sentir detrás el brazo de aquel hombre que ahora mismo se acababa de sentar sacándolo de su recuerdo — Tardaste.
— Lo sé, disculpa, tuve algunos contratiempos, pero ahora estoy aquí, mi lugar favorito con mi persona favorita. —dijo con un tono entre lo tierno y sensual, algo que solo Tony podía lograr en perfecto equilibrio— ¿Cómo estuvo todo?
— Bien, lo extraño, pero acepte que todo paso por algo, él se encargó de decírmelo indirectamente. Y ese algo me impulsó a estar en este parque cuanto te conocí. ¿Crees que si las cosas hubiesen sido diferentes nos hubiéramos conocido?
—No lo sé, pero ahora estamos aquí, es lo importante, ¿No? — acaricio levemente la mejilla de Peter, provocándole una sonrisa.
— Si. —Antes de perder su capacidad de pensar por la acción del mayor decidió cambiar el tema — Cuéntame de tu día, ¿Cómo estuvo? —preguntó con la curiosidad característica de él.

Ambos llevaban meses saliendo, aun no era nada formal, pero sentían algo especial cuando estaban uno al lado de otro. Se veían en ese mismo parque para platicar sobre sus días, ambos mejoraron la vida del otro sin siquiera quererlo o esperarlo, se querían y con acciones se lo habían demostrado.

En un principio a ambos les había costado un poco confiar en que no saldrían lastimados si intentaban algo, sobre todo a Peter, las inseguridades sobre que alguien lo quisiera así, siendo una persona que ni siquiera podía mirarlo a los ojos, sentía que no sería lo suficiente para Anthony, pero el mayor hizo lo posible porque el creyera en que sus sentimientos eran reales.

—Ya está oscureciendo, ¿Vienes solo? —pregunto Tony, ganándose una risa del otro, aquella misma pregunta que le había hecho aquel día que se conocieron.

Ω

— Sí, creo que ya debería irme, si no mi tía se comenzará a preocupar. — se puso de pie seguido por el mayor.
— Te acompaño —metió sus manos en su saco parándose firmemente.
— No, no es necesario, puedo irme solo. No se tome la molestia, gracias.
— No es ninguna molestia, permíteme acompañarte.
— Mm no lo sé, aunque se lo agradezco —dijo algo nervioso, era extraño que alguien quisiera hacer eso con apenas haberlo conocido unos minutos.
— Por favor,  así te conozco un poco más en él camino. Y no me llames de usted, puedes llamarme Tony.
— Está bien. — No supo por qué acepto, solo sintió que eso también le gustaría, así que sonrió y comenzó a caminar.

Ω

— Si, vengo solo — sonrió siguiéndole el juego poniéndose de pie.
— Te acompaño — dijo sin quitar la sonrisa que tenía desde que había conocido a su chico.
— Oh no, puedo irme solo, no tiene por qué preocuparse, no se moleste.
— Tonterías, no es una molestia — paso su brazo por la espalda del chico abrazándolo y comenzaron a caminar, aquella misma caminata que ambos disfrutaban siempre.

Ω

Apenas habían salido del parque y Peter pudo sentir como el mayor quería hablar, pero no lo hacía, así que después de ese silencio que los rodeaba, decidió romperlo.

— ¿Por qué me está acompañando? —preguntó ignorando el hecho que le había pedido que lo dejase de hablar de "usted".
— Ya es tarde, está oscuro y quise pasar un rato más contigo, eres agradable, supongo que es tú cálida sonrisa. —se sentía como un tonto diciendo eso, pero no pude evitarlo.
— Oh, gracias, supongo. —volvió a sonreír con un ligero sonrojo.
— Gracias a ti que me dijiste que merecería amor y no moriría solo, usualmente las personas dicen que es como moriré, solo y sin amor. — en otras circunstancias al decir eso hubiese sentido un dolor, pero esta vez no fue el caso.

Iban a cruzar una calle, así que Tony tomo a Peter ligeramente de los hombros para guiarlo, cosa que en realidad Peter no necesitaba, pero no pudo evitar sonreír por la acción del mayor. Al subir a la vereda, Tony noto la facilidad con la que Peter lo hizo, este hecho hizo que pensara que en realidad no necesitaba tanto del bastón como creía.

— Las personas buenas, merecen ser amadas, seguramente encontrará a alguien sin siquiera esperarlo, no se preocupe por eso.
— ¿Por qué piensas que soy una persona buena? —Preguntó metiendo las manos en su saco.
— Pues, me conoció hace unos momentos, se ofreció a acompañarme a mi hogar y sigue siendo amable conmigo. —Expresó como si fuese lo más obvio del mundo.
— Ya veo.

Ω

Tomados de la mano, Peter de lado contrario a la calle y Tony del lado de esta. Al caminar un poco más, el mayor notó que en dirección a la que caminaba Peter, toparía con una rama de un pequeño árbol, pero antes de hacerlo él hacía un lado, el menor dio dos pasos a su derecha, evitando así toparse.

— Llevamos meses conociéndonos y me sigue sorprendiendo tu habilidad al moverte.
— Al menos ya no es tanto como en un principio, aún recuerdo tus divertidas reacciones al no estar acostumbrado. —rio al recordarlo.

Ω

— ¿Cómo es que eres tan hábil? —preguntó sorprendido por ver la destreza de sus pies y sus movimientos.
— Supongo que es la práctica, llevo algunos años caminando sin ver, después de tantos tropiezos, choques y caídas, aprendí. —dijo algo divertido recordando las tantas veces que le pasaba.
— Ya veo....no, no quise decir eso, disculpa —Tony se puso nervioso y demasiado apenado por lo dicho tomándose el cabello entre sus manos.
— No se preocupe — rio ante la reacción del hombre— No me incomoda o enojan esos comentarios, son expresiones comunes —le sonrió.
— De verdad que tienes una hermosa sonrisa. —volvió a perderse en ella que le provocaba darle cumplidos, una vez más, algo que él no solía hacer, mucho menos de la forma tan sincera en qué en ese momento lo hacía, pero se sentía bien al hacerlo.
— Gracias una vez más —el sonrojo volvió— Bien ya llegamos. — se detuvieron.
— ¿Seguro?
— ¿Es una casa blanca con un jardín de rosas?
— Sí
— Entonces sí, llegamos.
— Asombroso. — Lo miro aún más sorprendido —Bien, creo que es momento de despedirnos.

Ω

—  Debes entender que no todos los días se ve a un hombre tan inteligente, hábil y hermoso como tú, no puedes culparme por haberme sorprendido. — Se paró un momento a la par de Peter y tomando su rostro entre sus manos le dio un rápido beso en su mejilla. — Feliz décimo noveno cumpleaños, Pete.
— Gracias — En otra situación se hubiese sentido mal al ser felicitado, pero esta vez no era así, se sentía bien, Tony estaba ayudando a sanar cada cicatriz en su alma, a pesar de esto no pude evitar sentirse melancólico bajando la mirada. — De verdad, gracias.
—  No tienes nada que agradecer, sé que este día no es el mejor para ti, lo sé, solo quiero que sepas que estoy aquí, contigo, y no me iré, el que tiene que agradecer por algo soy yo, por llegar a mi vida casualmente e iluminarla, antes de ti no podía decir que era feliz, pero ahora mismo puedo hacerlo con la mayor seguridad, soy feliz por ti, Pete.
— Que lindo —Alcanzo a decir con un ligero sonrojo, torpemente correspondió el abrazo que le dio el mayor.

Si, llevaban meses saliendo pero eso seguía sonrojando a Peter, no habían pasado de besos en la mejilla y abrazos. Tony por ir con calma con Peter y Peter porque no sabía de qué forma hacerlo sin derretirse al querer intentar besarlo, la primera vez Tony fue quien lo beso en la mejilla y eso casi lo derrite en un segundo, ocasionando una actitud nada usual en él.

Ω

—Muchas gracias por acompañarme, espero no pierda la esperanza de que algún día encontrará el amor, no se deje vencer, verá que lo espera algo bueno. —expresó a modo de despedida y con un toque de promesa en sus palabras.
— Gracias niño, de verdad aprecio mucho lo que dices, espero que esta no sea la última vez que nos encontremos —se acercó y le dio un beso en la mejilla haciendo que Peter se sobresaltara y se pusiera todo colorado.
— S-sí, d-debo meterme, cuídese mucho.
— Linda Noche, Peter.
— Igualmente, T-tony.

Ω

Tony por su parte sabe que gracias a Peter él no ha dejado de sonreír, gracias a él no se derrumbó cuando sentía que moriría solo y sin amor. Peter iluminó todo con su presencia desde el primer momento al darle aquel beso en la mejilla, fue un acto que no pudo controlar, a pesar de lo de había pasado con Pepper se encontraba bien y eso gracias al momento que pasó con Peter.

Ese día se propuso a conocerlo más.

— Bien, llegamos —dijo Tony saliendo de sus pensamientos e interrumpiendo los del castaño.
— Lo sé, Sabes, es lindo seguir pasando estos momentos contigo.
— Te amo, Peter —dijo el mayor, ganándose que el chico carburara a mil por hora que responder y como no podía sacar ni una palabra, se lo propuso, lo haría, necesitaba hacerlo, con cuidado y con sus ya alarmados sentidos, tomo el rostro de Tony entre sus manos y junto sus frentes, cerró los ojos y deposito un casto, tierno y puro beso en sus labios; siendo inmediatamente correspondido por Tony. Después de unos segundos ambos se separaron, en esta ocasión Peter no era el único colorado, con aquel beso le respondió, Peter lo amaba también.

Sin saber que más hacer o decir, se metió apresurado a la casa aún con la cara roja. Al entrar se topó con May, con quién choco, está lo detuvo y lo miró fijamente para después verlo de pies a cabeza.

— Peter, ¿Qué te sucedió?, ¿Por qué estás tan rojo? —preguntó curiosa.
—Ah, ah por nada, voy, voy a mi habitación, con permiso.
Peter entró a su habitación y se recargo contra la puerta. Recordó las preguntas sin respuesta que tuvo hace meses «¿Por qué siento tan cálido mi pecho?, ¿Por qué espero con tantas ansias volver a estar cerca de aquel hombre? ¿Por qué me siento tan alegre?» repetía una y otra vez.

Recordando perfectamente la fragancia de aquel hombre, la forma en que la banca se movía a su vez que ellos lo hacían, la forma en que lo tomo cuando cruzaron la calle, la forma tan natural con la que él mismo hablo —como si lo conociera de toda la vida— y sobre todo la extraña sensación que le dejo aquel beso del hombre en su mejilla. «¿Qué demonios le pasaba?»

Ahora estaba ahí tiempo después y ya lo sabía, Peter lo sentía, estaba enamorado, amaba a aquel hombre que conoció por casualidad, a ese hombre que llego sin esperarlo o desearlo, lo amaba, de eso se había encargo el destino de juntar pieza por pieza, de encontrar un motivo más para que su vida dejase de ser oscura y todo se iluminara de nuevo.

Un hombre que se sentía sin valor, abandonado por toda persona que dejaba entrar a su vida, y un hombre que paso por tanto dolor para llegar a ese punto donde ambos se encontraron: Anthony Stark estaba enamorado de Peter Parker y Peter Parker estaba enamorado de Anthony Stark.

Ahora que tenía las respuestas, seguiría su destino.

Fin.






Quiero agradecerle a LalitaDigon por haberme apoyado y ayudado con esto, que con cada consejo que me dio hizo que aprendiera más sobre lo que es escribir y poder plasmar lo que quiero y siento.

¡Y gracias a ustedes por leer hasta aquí!.

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