༒ᚓ ᚓ EL ENCUENTRO ᚓ ᚓ༒
Jungkook, un Joven de 25 años que escondía un gran secreto, era de la raza extinguida de los ojos rojos, aunque los de él, eran más bien naranjas. Su linaje consistía en su madre, una hermosa coreana de vida campestre y su padre, uno de los ojos rojos más respetados de toda Roma, aunque eso, el no lo sabía.. Todavía.
Su sed de sangre había despertado a los 18 años, antes, solo se alimentaba de comidas tradicionales, su madre al notar aquello comenzó a matar a sus propios animales para darle a su hijo y no debiera asesinar a ningún ser, él no tenía la culpa de lo que era, el no seria un asesino. Pero cuando llegaron las deudas y su madre enfermo... ya no habían animales con los que poder alimentarse y debía comenzar a trabajar para mantenerse con vida. No encontró nada mejor que insertarse en la peor mafia de Busan, al principio, solo daba fuertes golpizas a los deudores, lo llamaban "Demon Black", pues se decía que cuando perdía los estribos golpeaba tanto a sus víctimas hasta dejarlos sangrar y luego, bebía la sangre en sus puños.
Siempre andaba con una chaqueta de cueros, jeans rasgados en las rodillas un Jockey, camisa, botas y guantes sin dedos... Todo, absolutamente todo de negro. Y bueno, por la forma en que trataba a sus víctimas le hacían ser un verdadero Demonio.
Una noche, su jefe Donghae, le pidió que fuera a un motel de mala muerte para darle una paliza a un deudor y sacarle todo el dinero que tenía, pero la realidad era que había vendido a Jeon Jungkook, pues, alguien, lo quería muerto.
Jeon llegaba en su motocicleta deportiva al lugar, colgó del casco en el espejo, admiro el desastre del lugar donde se encontraba, frunció el ceño pero lo dejo pasar, para luego introducirse a buscar la numeración, tenia un trabajo que hacer. Al llegar al séptimo piso, sintió el aroma a sangre fresca, dulce y deliciosa, le impacto eso, normalmente él producía ese olor al golpear a las personas... pero esta sangre tenía un toque diferente, un aroma que lo hacía revelar sus ojos y sus colmillos los cuales no pudo evitar que crecieran de inmediato.
Se negó ante el deseo de enterrar los dientes y succionar completamente y busco la habitación, la cual, para su sorpresa era precisamente de donde venia el olor. Apenas estuvo en la puerta el fuerte olor impactaba en él... estaba drogado de ese aroma, y de una patada tiro la puerta para ingresar.
Una joven estaba amarrada a la silla, de aspecto muy joven con una cinta en la boca que acallaba sus gritos, sus gruñidos de desesperación le dejaban un mal sabor de boca sin saber porque, la detalló rápidamente, la joven tenía cortes y raspones en las piernas que se veían a través de su falta rota... y un golpe en su cabeza, aunque era mas un raspón lleno de sangre que cubría parte de su cabello y su ojo derecho, rabió internamente, su madre siempre le enseño a nunca dañar a alguien indefenso y contuvo las ganas desesperadas de alimentarse de ella.
Pero eso no fue todo.
Cuando Jungkook se acercó para soltar a la jovencita y así ella pudiera salir de ahí, sintió una fuerte estocada en su costado, dolia fuertemente pero pero volvio en si cuando la chica grito con desespero aún con la venda en su boca, lloraba, se agitaba y forzaba las cuerdas como si le doliera que hirieran al vampiro. Jungkook lanzó un golpe dándose cuenta que quien lo había apuñalado no era una persona cualquiera, sino, uno como el.
...alguien de ojos rojos.
Un vampiro.
De un solo movimiento quebró el cuello del robusto hombre, y volvió a acercarse a la chica. Y lo primero que hizo fue quitar la cinta de su boca.
— Debes salir de aquí —dijo ella.
— ¿Por que? —pregunto mientras cortaba las cuerdas con la misma daga con la que lo había herido.
— Vienen por ti —Jeon alzó la vista— Y soy la carnada.
— ¿Quien viene por mi?
— Los del Clan... Asesinaron a tu padre, eres su sucesor y heredero de sus riquezas y poder.
— ¿Y tú quien eres?
La chica en ese instante levantó la vista y abrió ampliamente los ojos, caudanso que el joven vampiro se encrispara, dos pálidos se acercaban con armas directo a asesinarle. Jungkook solo había soltado las piernas de aquella niña y se giró para poder pelear ignorando que de alguna manera la joven soltó sus manos y se paró a la par de él, dispuesta a pelear, ambos se vieron al otro, uno con fastidio y la otra con necesidad.
Para Kook era una molestia tener que pelear y además, protegerla a ella, pero debía hacerlo si quería saber más de lo que había sucedido. Su padre era un enigma que jamás solucionó, ahora era el momento.
Además, algo en ella había que le ocasionaba un corriente deliciosa y placentera, quizás, era su sangre.
Pelearon con esos dos mastodontes, el golpeaba sin cesar, mientras ella, estaba enrollada en el cuello del otro, dando cortes con una manopla con púas en la nuca del sujeto, este, cayó como roca al piso.
A Jeon lo tenían acorralado entre la pared y el idiota fortachón, lo estaba ahorcando y de a poco, Kook tomaba un color plomo en su rostro, ella tomo la daga del piso, la lanzó a su nuca y corrió a él dando una fuerte patada para que se encrustara, tanta fuerza uso, que la punta se asomó hasta su cuello.
Fue la única manera para que soltara al vampiro.
En un desespero, Kook tomo su costado, aún no sanaba y la sangre comenzaba a salir color negro.
— No estoy sanando —dijo adolorido.
— Estaba envenenada ... Necesito sacarte de aquí.
— ¿Quien eres? —pregunto mientras ella lo colgaba de su cuello.
— Ya habrá tiempo para explicarte —caminaron por la habitación.
— La salida está del otro lado.
— Saltaremos por la ventana —Jeon se dejó estar sobre ella, acercó su rostro al cuello, una sensación invadió el cuerpo de ambos.
Para ella, tenerlo en ese lugar era increíblemente satisfactorio, sentir la respiración y el deseo de que enterrara sus colmillos que rozaban su piel.
Para el, aquel aroma embriagador y dulce le daba hambre y sed, pero jamás haría tal cosa de enterrar sus caninos en el cuello de alguien, mucho menos a quien no conocía, sin contar que era una chica tan linda y delicada (que sabía perfectamente como defenderse y matarlo en un microsegundo).
Detalles.
Aquella muchacha lo dejo apoyado en la pared para poder abrir la pequeña ventana, agradecía que abajo hubiera un enorme bote de basura, solo esperaba que no hubiera nada como para hacerse otra herida y llamar a más vampiros cercanos, o bien despertar el asesino que Jungkook lleva dentro.
Se sentó en la ventana de un brinco, respiro profundamente viendo al joven observarla con intriga... así que con la mitad del cuerpo dentro de la habitación y la otra fuera, tomo al vampiro de la ropa en su pecho y lo jaló hacia ella, enrollo sus piernas en su torso dejándose caer al vacío.
Lo protegería cueste lo que le cueste.
Ambos quedaron entre las bolsas, la compuerta se cerró y el olor de ahí, eclipsó el aroma de su sangre, Jeon quedó sobre su cuerpo, perfectamente entre sus piernas, con su rostro a centímetros del otro, Kook miro cada detalle de ella, aquellas pequeñas pecas entre sus pómulos y tabique la hacían ver preciosa.
— De... Deberíamos salir de aquí —titubeo nerviosa— ¿Tienes auto?
— Una moto — movió su cuerpo para sacar las llaves de sus bolsillos, en el intento, presionó ambas intimidades.
La chica desvió su rostro mordiendo su labio para evitar gemir, el sangre fría pudo notar el nerviosismo, y pensaba disfrutarlo.
— Están en mi otro bolsillo — dijo soltando el aliento sobre ella, observando fascinado como ella tragaba grueso.
— Pues, sácalas.
Jeon aspiro entre dientes —podría, pero no, ese lado mío ya se adormeció por el veneno.
Entonces, inocentemente, ella tanteo hasta introducir su mano en el bolsillo del apretado jean negro, el chico, volvió a moverse para darle espacio y fue ahí, que ella no pudo evitar salir el sonido de su garganta, además de sentir emanar un calor que le contagiaba el cuerpo de sobremanera, Él, sonrió ladino.
— Debería dejarte morir.
— Los vampiros no morimos.
— En eso te equivocas, o acaso no viste como mate a dos de ellos... El veneno en tu cuerpo terminará durmiendo todo tu cuerpo, hasta llegar a tu cerebro, estrujara ese corazón que casi no late y el agónico movimiento que tiene será nulo y morirás.
— Tengo la impresión de que no permitirás eso —ella se quedó viendo, directo a sus ojos, podía ver perfectamente su reflejo en ellos.
— Deberíamos ... —el se acercó un poco más.
— Escucho que alguien viene —dijo casi inaudible y ambos guardaron silencio.
— No escucho nada —dijo ella en el mismo tono.
Entonces el muchacho puso atención, cerró sus ojos para agudizar el sentido del oído, lo que en realidad escuchaba, era su corazón que comenzaba a latir cada vez un poco más rápido, jamás le había sucedido, era realmente extraño pero sabía que la razón de ello era la chica.
— Tienes razón —intento moverse para salir, su herida dolía tanto que le quemaba, un dolor que no sintió en la cercanía de ella, pero al salir del lugar fue inevitable de ignorar.
La mueca fue notoria, la muchacha sabía cómo parar aquello, tenía bastante conocimiento de todo pero el no aceptaría por ningún motivo recibir la cura así como así, asi que de momento lo ignoro, debían salir de allí. Ambos salieron, camino a la motocicleta, por razones obvias, el vampiro no podría manejar, pero admite que fue sexy verla subir su roto vestido e instalarse en la moto, lista para correr... la sola visión lo estaba enloqueciendo más cada vez.
El motor rugió, ambos estaban listos para irse —sostente fuerte, si caes aferrate al casco— Dijo ella y rugió el motor.
— Si caigo, sigue sin mi.
— No te hagas el héroe, imbécil, más te vale que llegues conmigo —acelero con tanta presión que la rueda delantera se levantó y dejo marcas de las llantas en la calle.
Cuatro vampiros le siguieron, los más rápidos de los que estaban en el lugar para asesinar a Jeon Jungkook, pero con la agilidad del manejar de ella los perdió entre cortos pasajes. Mientras tanto Jeon perdía el conocimiento, las fuerzas y su cuerpo se adormecía cada vez más rápido.
— Jungkook despierta!! .... —escuchaba a la lejanía— Sostente, Jeon!! —dijo por última vez y pronto, sintió su cuerpo caer con brutalidad aterrizando y siendo arrastrado por la calle.
En el intento de sostenerlo perdió el control del vehículo, cayendo juntos a él, y por la velocidad arrastrase por la acera.
Por última vez abrió sus ojos, su última fuerza la uso para saltar de donde estaba a dónde ella iba directo a estrellarse, abrazando su cuerpo y protegiéndola de la catástrofe.
Al sentir el choque de su cuerpo, se dejó dormir completamente, no oía, no veía, no podía moverse, no podía sentir el embriagador aroma a la sangre dulce que lo llamaba de ella, nada, en absoluto
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