Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9.

Para Luffy, Ace ha sido durante mucho tiempo su centro de atención y atracción gravitacional, igual que Luffy ha sido el orgullo y alegría de Ace. Garp lo sabe desde el momento en que presentó a dos desconocidos en el bosque y volvió para encontrar a dos hermanos. Tres, en algún momento. Luffy ama a Ace más que a ninguna otra persona, incluso por encima del desgraciado pelirrojo que le dio su sombrero y le dio alas a sus fantasías infantiles de piratería. El vínculo entre los dos D es irremplazable, profundo sin importar la distancia.

Y, a pesar de saber todo esto, Garp nunca imaginó este giro de los eventos.

Luffy es un niño simple y no es difícil seguir el ritmo de sus pensamientos. Comida, peleas, piratas y poco más. Garp jamás ha visto a Luffy leer un periódico... o cualquier otra cosa. Por eso, nunca habría imaginado que encontraría a su nieto menor envuelto en la improvisada guerra que se originó en consecuencia de la ejecución de Ace, con Dadan y un grupo de ex-presidiarios a sus espaldas. No puede imaginar siquiera cómo llegaron a Impel Down desde el East Blue. O a Marineford, considerando que han salido de los aseos de la plaza principal.

Desde el momento en el que Sengoku le anunció cuál sería el destino de Ace, Garp ha tratado de justificarse en su mente. Ace se convirtió en pirata a pesar de sus advertencias. Garp no puede hacer nada por él. Luffy, sin embargo, es un caso distinto. No es un pirata aún, pero ya ha cometido más delitos que cualquiera de ellos. Garp tiene influencia y podría haberlo respaldado tras ella, pero ni siquiera cree que su nombre pueda salvar a su nieto a estas alturas.

Al menos, ahora que está junto a Newgate, el mocoso está a salvo. Ese viejo pirata puede ser muchas cosas, pero cuidar a niños imprudentes es su mayor habilidad. O eso ha pensado siempre. La presencia de Ace encadenado en el patíbulo demuestra lo contrario. Marco el Fénix subiendo a la espalda de su nieto afianza el pensamiento. Cuando ve que Luffy estira sus brazos agarrándose a los mástiles del Moby Dick y caminando hacia atrás, lo primero que se le viene a la mente es uno de sus tontos ataques. El pobre tiene una puntería horrible. Luego, Garp escucha las palabras que dice:

"¡Gomu Gomu no Rocket!"

Bajo la incrédula mirada de todos en el campo de batalla, Luffy y Marco salen volando. Garp solo puede mirar boquiabierto como el dúo se acerca cada vez más, como si lo estuviera viviendo a cámara lenta.

"¡Garp!" Exclama Sengoku.

Cuando Garp se da cuenta de que su nieto se ha lanzado a él, ya es tarde. Con el cuerpo de dos personas impactando brutalmente sobre él, el héroe de la Marina sale disparado del patíbulo.


Capítulo 9: ¡Los piratas y la libertad! ¡Yo seré el Rey de los Piratas!

A Ace casi se le salen los ojos de las cuencas cuando ve a su abuelo ser lanzado fuera del patíbulo por el choque de Luffy. Oye gritos y un golpe sordo, y luego esconde una mueca al imaginar el dolor de un golpe desde esa altura. Después se le ocurre: mejor él que yo.

Marco cae de espaldas junto a Ace, y el chico nunca había visto al comandante tan agitado. En un extraño momento de complicidad, los dos intercambian una mirada de ojos muy abiertos antes de girarse para ver a Luffy.

Luffy se incorpora de inmediato, sin siquiera un rasguño por el golpe. El adolescente se posa sobre el estrado de ejecución con su carisma natural, como si fuera el dueño de todo. Dándole la espalda a Ace, se asoma a la plaza y ríe.

"¡Shishishi! ¡Qué alto!" Exclama.

Al tenerlo tan cerca, Ace lo estudia desde su posición. Su hermano ha crecido en los últimos dos años, su espalda se ha ensanchado y parece más alto, pero sigue siendo el mismo Luffy de siempre. También nota las expresiones incrédulas en la plaza; marines y piratas por igual, todos están congelados.

Quiere reírse de las caras de todos. Quiere decirles: '¿veis eso? Este es mi hermano menor y es mejor que cualquiera de ustedes'. Quiere burlarse de los almirantes por no predecir el movimiento de Luffy, por estar tan relajados que han dejado que un niño sin nombre llegue al lugar al que se supone que nadie debe llegar. Incluso quiere burlarse de Marco, quien rara vez se sorprende, y ahora está atónito. Siente que en cualquier momento va a empezar a reír como un loco porque eso es mejor que empezar a gritar por el pavor que le produce tener a Luffy en una plataforma de ejecución.

"Lu..." Comienza a decir.

Antes de que pueda hablar, Luffy se ajusta su sombrero e hincha su pecho. Incluso antes de oírlo, Ace ha sabe lo que va a hacer. Como sigue sucediendo desde que el mocoso llegó aquí, nadie es lo suficientemente rápido para detenerlo.

"¡Escuchad, malditos!" Grita Luffy. "¡He venido aquí porque Ace es mi hermano y no dejaré que le hagáis daño!"

Ace asiente lentamente, su pecho se calienta y su corazón tartamudea. Sin planearlo, Luffy siempre consigue desequilibrar a la gente. Desde su posición en la altura, Ace ve el rostro anciano de Barbablanca derretirse en una mezcla de sorpresa y diversión. Si esto hubiera sucedido hace unos meses, Ace temería por tener la atención del viejo con tendencias de secuestro sobre su hermano. Ahora, después de ver a ese hombre y su tripulación arriesgarlo todo por Ace, ni siquiera le importa.

"¡Pero aún no soy un pirata, así que no me pongáis una recompensa!" Continúa Luffy con total seriedad.

La expresión plácida en el rostro de Barbablanca se congela, y Ace se siente igual. De hecho, todos en el campo de batalla miran a Luffy con la misma incredulidad que su hermano mayor está sintiendo en estos momentos.

"¿Qué...?" Oye Ace murmurar a Sengoku.

"Voy a salir al mar dentro de unos meses, cuando cumpla diecisiete," se justifica Luffy sintiendo el escepticismo en las miradas de todos. "¡Se lo prometí a mi hermano! ¡No puedo ser un pirata antes de eso!"

"Eh... No estoy seguro de que funcione así, Luffy," dice Marco lentamente. Luffy lo ignora.

"¡Y cuando lo haga... me convertiré en el Rey de los Piratas!"

El anuncio de Luffy termina con una risita antes de que, satisfecho, se gire a mirar a su hermano mayor.

"Ya podemos irnos," dice ignorando el silencio sepulcral de Marineford. "¿Piña? ¿Liberarás a Ace?"

Antes de que Marco pueda responder, Sengoku se levanta con una furia contenida, limpiándose el polvo de su uniforme. Su mirada se fija en Luffy, brillando con ira mientras su cuerpo empieza a crecer, transformándose en un gigantesco Buda dorado.

"¡No permitiré que ninguno de los tres salga de aquí," ruge Sengoku, su voz retumbando por todo Marineford.

Sin previo aviso, el Almirante de Flota lanza una palma gigantesca hacia ellos, una onda de choque surcando el aire con una fuerza imparable. Marco se lanza hacia el frente envuelto en llamas azules, transformándose en su forma de fénix justo a tiempo para bloquear el ataque con sus alas flameantes. Sin embargo, la fuerza del impacto es tan grande que lo lanza contra el patíbulo, haciendo que la estructura tiemble bajo sus pies.

"¡Marco!" Exclama Ace sobresaltándose. "¡Luffy, aléjate!" Le grita a su hermano, impotente por estar encadenado.

Aún en su forma de fénix, Marco grita con esfuerzo mientras las llamas que regeneran su cuerpo arden intensamente, manteniendo la palma de Sengoku a raya, aunque apenas. Luffy, siendo consciente al fin del peligro, se acerca a Ace e intenta quitarle las esposas, pero en cuanto las toca, se debilita.

"No puedes romper las cadenas, están hechas de piedra marina," dice Ace con voz tensa, mirando de reojo a Marco luchando por retener la mano de Sengoku. "Vete, Luffy, salta hacia donde cayó el abuelo y aléjate de aquí."

"¡No lo haré!" Grita Luffy recomponiéndose y fulminando con la mirada las esposas. "¡Voy a sacarte de aquí, lo prometo!"

Marco consigue apartar a Sengoku el tiempo suficiente para recomponerse, pero esto solo hace que el Buda crezca en tamaño. La siguiente vez que lanza un puñetazo, este impacta sobre el centro del panel de ejecución haciéndolo añicos.

Ace, Marco y Luffy caen del patíbulo en una nube de escombros, con el panel de ejecución colapsando. Ace, todavía encadenado, arrastra consigo la pesada viga de piedra marina a la que están ancladas sus cadenas, la madera habiéndose desmoronado a su alrededor. El peso y el efecto anulador de las cadenas lo hacen tambalearse, pero se las arregla para mantenerse en pie gracias a la adrenalina. Marco, recuperando su equilibrio en pleno aire, elimina todas las bolas de cañón que se aproximan a ellos.

En el momento en el que Luffy y Ace caen al suelo, el escenario se convierte en una batalla campal. Toda la pasividad de los almirantes se acaba, y Akainu es el primero en hacer un movimiento.

"Esto ha llegado demasiado lejos," dice el almirante con su brazo ya comenzando a transformarse en magma hirviente.

Luffy mira a Akainu sin titubear, con los puños apretados. "¡No dejaré que le hagas daño a Ace!"

"¡Mierda!" Grita Ace golpeando a algunos marines. "¡Luffy, aléjate! ¡No eres rival para él!"

Sin decir nada más, Akainu se lanza hacia ellos con una velocidad aterradora, cubriendo la distancia en un abrir y cerrar de ojos. Marco inmediatamente se interpone en su camino, transformando parte de su cuerpo en fénix para bloquear el ataque con sus llamas azules, pero el poder de Akainu es abrumador. El magma empieza a consumir las llamas regenerativas de Marco, lanzándolo hacia atrás.

"¡Marco!" Ace grita y la palidez se asienta en su rostro. Trata de correr hacia él, pero un veloz ataque de Kizaru lo hace esquivar por los pelos. Cayendo hacia el suelo, Ace levanta la mirada y el tiempo se ralentiza cuando ve a Akainu girarse hacia su hermano menor.

A su alrededor, todos están ocupados. Crocodile está lidiando con Doflamingo y Jinbe trata de alejar a Aokiji. Izo le dispara a Kizaru cada vez que trata de acercarse a Ace mientras que Thatch lo respalda. Ivankov se defiende contra Moria. Barbablanca, que empezó a movilizarse a la vez que los almirantes, está demasiado lejos; demasiado lento en su vejez.

"Hijo de Dragon, hoy también encontrarás tu final," sentencia el almirante lanzando un brutal puñetazo de magma en dirección a Luffy.

"¡LUFFY!"

El grito de Ace resuena en todo el campo de batalla y, por un momento, todo cesa. La gente a su alrededor comienza a darse cuenta del peligro que corre Luffy, pero nadie es lo suficientemente rápido.

"¡Luffy!" Dadan aparta a un marine de un empujón, pero le es imposible acortar la distancia antes de que el puño de magma impacte contra el puño de Luffy, que intenta defenderse débilmente.

Es demasiado para él. Es un novato, o incluso menos que eso. Incluso usuarios de haki tendrían problemas para enfrentar la fuerza del almirante. Cuando los nudillos de magma chocan contra el puño de Luffy, el brazo del chico se deforma y se quema bajo el calor abrasador del magma. Luffy cae de rodillas con un grito atronador mientras mira con los ojos muy abiertos la piel derretida de su brazo. El olor es insoportable.

Barbablanca ruge. Con un movimiento de su bisento, consigue alejar a Aokiji de Jinbe. Con otro, desvía el camino hacia Luffy y Akainu y salta hacia ellos.

Akainu sonríe cruelmente. "Patético. No hay nadie que pueda salvarte ahora."

Ace intenta correr, interponerse en su camino, pero las esposas que lo debilitan le permiten poco margen de movimiento. Se debate furiosamente contra sus cadenas, sus músculos tensos y el corazón enloquecido, pero no puede liberarse. A su alrededor, el calor de Akainu comienza a quemar el suelo.

"Rey de los Piratas..." Se burla el almirante.

El tiempo parece detenerse cuando el puño de magma de Akainu se lanza hacia Luffy. La desesperación invade el campo de batalla. Todos están en movimiento y, aún así, nadie puede llegar a él.

Jinbe salta y agarra el cuerpo de Luffy. El puño de magma pasa a centímetros del cuerpo de goma sacando un intenso grito de dolor del chico que resuena en todo Marineford, congelando por un segundo a todos los presentes.

"¡Luffy!" Grita Jinbe con el chico en sus brazos.

Akainu se dispone a lanzarse hacia ellos de nuevo para terminar su trabajo, pero Barbablanca crea un terremoto que hace que todos caigan al hielo por un momento.

"¡Marco! ¡Alguien!" Grita Jinbe sosteniendo a Luffy contra su pecho. "¡Necesito un doctor! ¡Rápido!"

Marco se tambalea hacia ellos, así como otro de los doctores de la tripulación. Cuando el rubio se arrodilla junto a Jinbe, se congela.

Tras él, el sonido tintineante de las cadenas se va acercando. Marco se gira para mirar a Ace; el chico con el que se han encariñado en los últimos meses y aquel que podría haberse convertido en uno de sus hermanos. Está pálido, el polvo y la sangre cubren su piel. Cuanto más se acerca, más lentos se vuelven sus movimientos. Su mirada está fija en el cuerpo inmóvil de Luffy.

Uno de los médicos de su división, un hombre robusto con manos temblorosas y el rostro cubierto de sudor, se arrodilla junto a Luffy, observando con desesperación el estado en el que se encuentra el joven. Presiona dos dedos sobre el cuello de Luffy, buscando un pulso que no encuentra. Su mirada se endurece, y con un gesto tembloroso, coloca su oído sobre el pecho chamuscado del chico, esperando oír algo. Cualquier cosa. Pero no hay nada. Finalmente, el doctor se incorpora, con los ojos apagados y llenos de pesar, y niega con la cabeza lentamente. 

"No... no hay nada que podamos hacer." Su voz se quiebra. "Su corazón..."

Ace detiene su lento caminar. Sus ojos están muy abiertos, pero mira sin ver. Cuando reanuda su andar, solo da un par de pasos antes de caer de rodillas junto a Marco. Con una mano temblorosa, acuna el rostro de su hermano pequeño. La otra roza el cuello de Luffy, buscando desesperadamente una señal de vida, alguna chispa que le diga que el hombre se ha equivocado. 

El rostro del joven pirata, normalmente tan lleno de vida y energía, está ahora inmóvil, su pecho sin levantarse.

"Lu... Luffy..." Susurra Ace, su voz rota, temblando como su cuerpo. Sus dedos tiemblan más cuando aparta la mano, su mente negándose a aceptar la realidad que tiene frente a él.

Marco coloca una mano en el hombro de Ace, apretando suavemente, pero no hay consuelo que ofrecer en ese momento. Jinbe, aún sosteniendo el cuerpo de Luffy, cierra los ojos con fuerza, su respiración pesada y entrecortada por el dolor que siente por el joven que ha conocido brevemente.

"¡No!" El grito desgarrador de Ace rompe el silencio, resonando en toda la plaza. "¡No, no puede ser! ¡No puede estar...!" Se ahoga con las palabras, su corazón destrozado. "¡Luffy, despierta! ¡Por favor, despierta!"

La mano de Ace aprieta con fuerza el brazo inerte de su hermano, como si pudiera devolverle la vida con la pura fuerza de su voluntad, pero Luffy no responde. La desesperación comienza a consumirlo, su respiración agitada, los ojos llenos de lágrimas que caen sobre el pecho quemado de Luffy.

La noticia recorre el campo de batalla como pólvora, y quizás esto provoca reacciones de todos los que alguna vez interactuaron con el joven aspirante a Rey de los Piratas. Si Ace levantara la cabeza vería a Barbablanca ensañándose contra Akainu, usando una vitalidad que no tenía hace unos momentos. Vería a Garp siendo neutralizado por Sengoku en su momento de locura. Vería a Dadan caer con un grito desgarrador siendo protegida por aquellos que no pueden tomarse ni un segundo de luto por el adolescente que ha robado sus corazones en solo un día.

No ve nada. Con la cabeza pegada en el pecho de su hermano, llora como no ha llorado desde que tenía diez años y perdió un tercio de su alma. Permanece con la cabeza sobre el pecho de Luffy, sintiendo como su propio corazón se rompe en mil pedazos. Todo a su alrededor parece desvanecerse, el rugido de la batalla se vuelve un ruido distante, como si el mundo mismo se hubiera detenido a presenciar la tragedia que lo consume. Por primera vez desde que tiene memoria, su hermano menor yace completamente inmóvil.

Pero entonces, en medio de su angustia, algo cambia.

Un sonido suave, casi imperceptible al principio, comienza a resonar en sus oídos. Un ritmo constante, como el latido de un tambor. Ace parpadea, confuso, preguntándose si está imaginando cosas en su desesperación. Pero el sonido se vuelve más claro, más definido. Son tambores, tambores que laten en sincronía con su propio corazón, pero que no pertenecen a él.

Ace se endereza lentamente, mirando el rostro inerte de Luffy, su mente luchando por comprender lo que está sucediendo. "¿Qué...?" Murmura, mirando a su alrededor. Nadie más parece haber notado el sonido. Jinbe está aún arrodillado, con los ojos cerrados, lamentando en silencio. Marco sigue junto a él, manteniendo su mano en su hombro como un gesto de apoyo. Nadie más reacciona.

Excepto Ace.

Los tambores se vuelven más fuertes, más insistentes, y con ellos, una extraña sensación empieza a inundar su pecho. Su mirada vuelve al cuerpo de Luffy, y en ese momento siente un destello de esperanza.

"Luffy..." Ace susurra, su voz temblorosa, pero con un atisbo de emoción que no estaba allí antes. Se inclina más cerca, sus manos temblando mientras las coloca nuevamente sobre el cuerpo de su hermano. "Por favor... no te vayas..."

Y entonces lo escucha. No solo los tambores, sino el más débil de los latidos bajo su piel. Ace jadea, sus ojos abriéndose de golpe mientras siente lo que parece imposible: el corazón de Luffy ha empezado a latir de nuevo, al compás de esos tambores que solo él parece oír.

"¡Marco!" La voz de Ace, llena de sorpresa, de incredulidad y esperanza, hace que Marco levante la cabeza de inmediato. "¡Su corazón está latiendo!"

Marco lo mira confundido, dudando de las palabras de Ace, pero el fuego en los ojos del joven pirata es inconfundible. Se arrodilla junto a él, colocando una mano sobre el pecho de Luffy, pero aún no siente nada. Sacude la cabeza e intenta encontrar la manera de decirle a Ace que su hermano no volverá, pero el chico no va a escuchar. Su atención está completamente centrada en Luffy. El aire en torno a ellos parece cambiar, cargado con una energía diferente, vibrante, como si algo grande estuviera a punto de suceder.

Un humo blanco comienza a cubrir el cuerpo de Luffy. Jinbe se sobresalta y Marco grita, pero Ace se limpia las lágrimas y espera. Los tambores de la liberación retumban y, por fin, empieza a llegar a oídos de todos.

...

La idea de escribir escenas de peleas me hace temblar, se me da fatal. I did my best, es vuestro problema si no os gusta. ¡Estoy emocionada (y a la vez no) por escribir otro Gear 5 en Marineford! La última vez se me hizo muy divertido, pero ahora tendré que estar comprobando todo el tiempo que no sean iguales porque no me gusta plagiarme a mí misma :(

No os enfadéis conmigo por la muerte momentánea, traté de hacerla lo menos dramática y corta posible <3 Ya estamos a 27, así que probablemente no habrá más actualizaciones en 2024... ¡pero nunca se sabe! Quizás si le rezáis mucho a la diosa de los fics se hará realidad jeje. ¡Espero que os haya gustado!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro