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19. Inesperado

Fluff

Soulmates!au

Advertencias: es un pequeño drabble en agradecimiento por los 5k seguidorxs TT Siento no tener tiempo para más, la vida me consume. Espero que os guste, y gracias a todxs por seguirme♥

1689 palabras


La verdad es que las cosas no habían salido para nada como lo había planeado Baekhyun.

Su idea era visitar a su mejor amigo, ya que sus padres se iban de viaje, y quedarse allí toda la tarde y parte del día siguiente, ambos viendo películas de superhéroes, hartándose de comida basura y, básicamente, olvidándose del mundo. Sobre todo, en el caso de Baekhyun, olvidándose de que estaba en su último año de universidad y que, al contrario que la gran mayoría de sus amigos, aún no había encontrado a su alma gemela.

Las almas gemelas no eran difíciles de encontrar. El destino normalmente las ponía a tu alcance, cerca de ti o de tu entorno. Incluso aunque fueran de otro país, el destino siempre conseguía que los caminos de ambos se cruzaran. Por eso, Baekhyun estaba algo deprimido mientras miraba su muñeca limpia, en la que ninguna marca había surgido como producto de la unión entre dos almas mediante el sexo. No podía evitar mirar con envidia las marcas de sus amigos, aunque agradecía que algunos como Sungyeol, pensaran en él para pasar un agradable fin de semana sin parejas de por medio.

Pero no hacía ni treinta minutos que había pisado el umbral cuando surgió el problema.

- Baekhyun, tengo que irme.

- ¿Qué?

- Mis padres me han llamado, se les han olvidado los pasaportes en casa y tengo que ir a llevárselos -le explicó Sungyeol, su amigo, su cara contrariada diciéndole que no le hacía ni gracia la idea, pero no había más remedio-. El avión sale en poco más de una hora y se tardan cuarenta minutos en llegar allí.

- ¿Y no puede llevárselos tu hermano? -probó él, pero su amigo soltó un suspiro.

- Chanyeol tuvo ayer turno de noche, así que en cuanto terminó de comer, fue a acostarse -chasqueó la lengua-. Te diría de venir conmigo, pero no es un viaje agradable que hacer en moto.

- No pasa nada -lo tranquilizó, tratando de no mostrar lo abatido que se sentía-. Cuando vuelvas nos pondremos la película.

- Tienes la clave del Wi-Fi, entretente -le dijo Sungyeol con abatimiento antes de marcharse.

Sungyeol era uno de sus amigos que se había emparejado ya, pero no era tan idiota como el resto y aún quedaba con sus amigos solteros cuando podía. Sungyeol sabía que su alma gemela era importante, pero también lo eran sus amigos, y ella lo comprendía. Pero la vida le estaba tocando las narices como de costumbre, así que Baekhyun suspiró y se resignó a refrescar su timeline de Twitter mientras esperaba. Los vídeos de cachorritos siempre lo ponían de buen humor.

Llevaba ya una media hora así cuando una melodía comenzó a flotar suavemente por la casa. Extrañado, Baekhyun comprobó primero que no se trataba de su teléfono, que estaba en silencio y en su mano, así que comenzó a prestar atención y comprendió que el sonido venía de arriba. "Quizá Sungyeol se dejó el móvil al salir con prisa," pensó, comenzando a subir las escaleras con cuidado.

La melodía de guitarra le resultaba conocida, pensó, y lo acompañó mientras subía las escaleras, casi hipnotizándolo conforme la distancia entre él y la fuente de aquella música disminuía. No le fue necesario comprobar el cuarto de Sungyeol, sabía que la música no venía de ahí; y fue eso mismo lo que lo hizo casi entrar en pánico al darse cuenta de que la música venía de la habitación de Chanyeol.

No es que se llevara mal con el hermano de su amigo, simplemente no se llevaban. Chanyeol era mayor que ellos por cuatro años, y apenas sí lo había visto un par de veces desde que él y Sungyeol se hicieron amigos en el instituto. Desde que entraron en la universidad no lo había visto, apenas una vez se cruzaron en el pasillo y el retortijón que dio su estómago ante la presencia del guapo hermano mayor de su amigo lo hizo correr y deslizarse dentro del cuarto de baño. Por eso era aterrador ver que sus pies se negaban a detenerse y que, muy en el fondo, quería entrar en la habitación que tenía la puerta cerrada y escuchar aquella canción sin nada que bloqueara el sonido.

Su mano se alzó casi de forma automática y abrió la puerta con suavidad. La habitación estaba en penumbra, pero podía ver la figura de Chanyeol, quien ahora tenía el pelo rubio, sentado sobre la cama con la guitarra en su regazo. Tenía los ojos cerrados y no parecía haberse dado cuenta de que alguien había entrado en su habitación. El mayor de los dos sonrió levemente y abrió la boca para comenzar a cantar.

Take me to the magic of the moment

On a glory night

Where the children of tomorrow dream away

In the wind of change

Claro que conocía la canción, pensó Baekhyun. Se quedó allí, escuchando a Chanyeol cantar Wind of Change, mientras su mano seguía agarrando el pomo de la puerta y una sensación extraña llenaba su pecho. No era capaz de arrancar sus ojos de la cara del alto, no podía ni siquiera entrar en la habitación y soltar el pomo. Estaba clavado en el sitio por la fuerza del sentimiento que lo llenaba, uno que no supo entender cuando era más joven, pero que ahora sí lo hacía.

Chanyeol dejó de cantar, y la melodía flotó en el aire entre ellos hasta desaparecer, dejando la habitación en completo silencio. El mayor aún tenía los ojos cerrados, y el sol que se colaba detrás de las cortinas sacaba reflejos plateados a su cabello.

- Me alegro de verte, Baekhyun -la voz ronca lo sorprendió, porque el alto aún no había abierto los ojos.

Pero lo hizo, y cuando fijó los oscuros orbes en los del más joven, Baekhyun tuvo que frenarse para no hacer algo idiota como lanzarse a sus brazos y besarlo hasta que se le olvidara lo estúpido que fue. Optó por caminar despacio hasta la cama, sentándose en el borde de ésta con las manos juntas sobre su regazo, y a una cierta distancia de Chanyeol.

El menor se lamió los labios, indeciso y nervioso, mirando sus manos unidas. Podía notar su corazón latiendo con fuerza dentro de su pecho, sus orejas calientes de pura vergüenza por haber sido tan idiota durante tanto tiempo y, sobre todo, podía notar aún los ojos de Chanyeol fijos en él. Pudo notar que el alto dejaba la guitarra a un lado, y que se deslizaba hacia él en la cama antes de tomar entre sus dedos la barbilla del menor y alzar su rostro para que sus ojos se conectaran. Y en ese momento, Baekhyun solo pudo pensar en que había sido un idiota al no haber reconocido a Chanyeol como su alma gemela.

- No tienes por qué avergonzarte, eras joven y no sabías lo que sentías -le dijo.

- ¿Puedes leerme el pensamiento? -dijo de broma, soltando una risita nerviosa que provocó que el alto sonriera con suavidad.

- No, pero puedo imaginarme cómo te sientes -respondió de forma igualmente suave, acariciando su mejilla con el pulgar.

Baekhyun se quedó simplemente mirándolo, demasiado perdido en sus ojos oscuros y en lo bonitos que eran, en cómo brillaban cuando se miraban.

- Sabes -empezó Chanyeol de nuevo, dejando caer su mano finalmente sobre las de Baekhyun, que aún estaban unidas-, yo no tenía turno de noche ayer, pero cuando Sungyeol dijo que vendrías hoy, lo cambié para poder verte y hacerte comprender.

- ¿Lo hiciste... por mí?

Chanyeol asintió con una sonrisa, desenredando finalmente las manos del chico y entrelazando sus dedos con los propios. Su mano era grande y cálida, era como darle la mano a un viejo amigo, solo que era mucho más. Baekhyun jadeó, asimilando la sensación de, poco a poco, sentirse en casa junto al mayor, y el alto sonrió.

- Baekhyun -llamó su atención, los ojos del menor volvieron a los ajenos rápidamente, expectantes-. ¿Podrías hacer algo por mí?

Y con solo mirarse a los ojos, Baekhyun supo qué quería de él. Una sonrisa nació en sus labios, y se inclinó para besar al mayor, tal y como sus ojos le estaban pidiendo.

Jamás un beso lo había hecho sentirse en casa, pero ése lo hizo. Cada movimiento suave de labios, cada roce sutil de su lengua lo llevaba al cielo y al infierno a la vez, un equilibro perfecto entre ambos que no era fruto de la casualidad. Chanyeol estaba hecho para Baekhyun, y Baekhyun estaba hecho para Chanyeol, y a pesar de que hubiera tardado en darse cuenta, el menor sabía que Chanyeol era él. No sabe cuántas veces se besaron, pero sabe que después de separarse cada vez, uno de los dos volvía a buscar la boca del otro, sin cansarse de probar la boca que tanto tiempo había estado lejos de su alcance.

Finalmente, rompieron el beso despacio, y el más bajo se dio cuenta de que estaba sentado en el regazo de Chanyeol, con sus muslos rodeando las estrechas caderas del mayor, y las manos del alto acariciaban casi sin querer la piel de su baja espalda por debajo de la camiseta.

- ¡Baekhyun! -la voz de Sungyeol les llegó desde la planta de abajo-. ¡He vuelto!

Baekhyun miró a Chanyeol, quien gruñó un poco por lo bajo, pero le robó un pequeño beso y suspiró antes de hablar.

- Ve con él, habíais quedado -susurró muy cerca de su boca-. Pero mañana me gustaría quedar contigo. Tú y yo solos. ¿De acuerdo?

- De acuerdo -sonrió Baekhyun, bajándose de su regazo. Pero antes de irse, se inclinó para volver a besar al mayor y susurrarle al oído con las mejillas coloradas-. Quiero conocerte más, y tener pronto nuestra marca sobre la piel.

Y con una última sonrisa dirigida al mayor, una que éste le devolvió, bajó las escaleras para reunirse con su amigo. Porque aunque aún no tuviera la marca sobre su piel, Baekhyun había encontrado a su alma gemela, y eso lo hacía feliz.

Lo importante eran ellos dos, y lo demás, vendría solo.

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