♚•°'| Formato: OneShot

♚•°'| Extensión: 1169

♚•°'| Género: Narrativo

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Azotea

—Taehyung me gustas —Dijo Hoseok con un tenue sonrojo en sus mejillas mientras extendía una caja de chocolates hacia el primer mencionado. El rubio soltó un suspiro, ya sabía de los sentimientos del castaño, pero a él ya le gustaba alguien e incluso ese día iba a declarársele a esa persona.

—Jung —Pronunció el apellido contrario. El castaño alzó la vista, que había estado pegada al suelo, y lo miró. —Perdona, yo ya tengo sentimientos hacia alguien más, así que tú nunca podrías gustarme, y estoy seguro que nunca lo harías. Solo eres el hermano de mi amigo...

"El hermano de mi amigo" Esa simple frase hizo que Hoseok bajara la caja de chocolates y dejara de escuchar las demás palabras en modo de disculpas que pronunciaba el rubio.

—¿Hoseok? —Preguntó al percibir que el chico se encontraba ido. —¿Hoseok? —Dijo nuevamente moviendo el hombro contrario hasta que reaccionó.

—Y-Yo... si me disculpas —Él se fue de ahí casi que corriendo con sus ojos acuosos. Me lo esperaba. Intentó convencerse con una mentira, era claro que tenía, aunque sea un poco, de esperanza en ser aceptado.

Cuando ya no estuvo en la vista de Taehyung, esta vez sí corrió en dirección a la azotea. Ese lugar estaba prohibido, pero era un buen sitio para estar tranquilo. Cuando llegó al final de las escaleras abrió la puerta de un solo causando un estruendoso sonido que hizo que el azabache, que se encontraba ahí desde antes, se exaltara, pero aun así el castaño no notó su presencia al estar ensimismado en su mundo. Hoseok caminó hasta el barandal en donde miró unos segundos la caja que poseía dentro numerosos chocolates pequeños, las lágrimas por fin salieron con libertad de sus ojos.

—¿Qué le pasa a éste? —Musitó el azabache viendo como Hoseok balbuceaba incoherencias. —¡Oye! ¡No eres el único aquí así que haz silencio! —El repentino grito del chico hizo que el castaño dejara de llorar y girara su mirada hasta el contrario.

—Min Yoongi... —Susurró. Con su mano libre limpió los restos de lágrimas que poseía en sus ojos, viendo mejor que el azabache se encontraba sentado en el suelo cerca de la puerta de la azotea. —¿Qué haces tú por aquí? —Habló. El azabache no respondió y solo señaló hacia el patio que se veía desde el lugar.

Hoseok dirigió su mirada hacia allá viendo a los lejos como un montonón de chicas se encontraban reunidas, y cada una de ellas tenía, por lo menos, un chocolate en sus manos. —¡Yoongi Oppa! —De repente todas las chicas gritaron al unísono creando un ruido que llegó hasta los odios del castaño.

Jung dio un paso atrás con terror, provocando que el chocolate entre sus manos cayera al suelo. Las chicas en serio que daban miedo estando todas juntas. —Tengo piedad de ti —Dijo causando que Yoongi soltara unas carcajadas.

—Por eso odio San Valentín, el primer año casi muero asfixiado por todas ellas. Lo peor es que no pude rechazarlas y al comerme todos los chocolates me salió una carie —Pronunció con lamento fingido, provocando que Hoseok riera sintiéndose cómodo. Estar con él no es tan malo como decían los rumores. Yoongi fue conciente del chocolate que estaba en el piso y se lo quedó viendo un momento. —¿Eso es tuyo? —Señaló la caja en el piso.

Hoseok hizo un mohín recordando lo que había pasado. Se acercó a la caja y la alzó para después irse a sentar junto a Yoongi. —Sí... —Cerró los ojos unos segundos. —Mmm... ¿Quieres un poco? —Dijo extendiéndole la caja de chocolate, pero después recordó lo que éste le había dicho. —Cierto, no te gustan —Hizo un pequeño puchero. —Perdona-

—Yo nunca dije que no me gustara —Le arrebató la caja. Cuando Hoseok le miró le regaló una sonrisa que mostraba sus encías.

—Que tierno... —Susurró para sí mismo.

—¿Dijiste algo? —Preguntó mientras abría la caja apareciendo en su vista una gran variedad de formas de chocolate. El castaño se sonrojó furiosamente por lo que había dicho, sintiendo como su corazón se aceleraba por la vergüenza de su maldito hábito de decir en voz alta lo que pensaba.

—No —Soltó una risa entrecortada.

Yoongi agarró un pequeño chocolate entre sus manos, éste tenía una forma de un avión, las comisuras de sus labios se alzaron brevemente antes de llevárselo a su boca.

Sus papilas gustativas se derritieron por el exquisito sabor que las inundó, soltando un gemido de satisfacción. —¡Está muy rico! ¿En qué tienda las compraste? —Preguntó entusiasmado acercando su rostro al contrario por el ánimo que poseía.

—N-No las compré. La hi-hice yo —Confesó abrumado por la repentina actitud y cercanía de Yoongi.

—Ah, perdona —Se alejó con sus mejillas sonrosadas. —Pero, en serio que están muy ricos estos chocolates —Dijo antes de comerse otro chocolate. Hoseok veía con una sonrisa como Yoongi parecía un pequeño niño comiendo alegremente. —¿Quieres uno? —Le extendió uno hacia los labios del chico sin ser consciente de lo que hacía. Hoseok con vergüenza abrió la boca sintiendo como ligeramente los dedos del azabache tocaban sus labios. —¿Cierto que están rico? —Min parecía por completo un niño, y eso a Hoseok le dio gracia por lo que se rio fuertemente.

—Yoongi tranquilízate —Dijo entrecortado por las carcajadas.

El mencionado tosió fuertemente intentando ignorar el hecho de que sus mejillas estaban hechas dos tomates, pero su piel pálida no atributó en esto. —Otro día tienes que hacerme más. —Se metió otro chocolate en la boca. Hoseok abbrazó sus piernas y arrecostó su mejilla en sus rodillas viendo con una pequeña sonrisa el cómo actuaba tan tierno Yoongi.

[...]

10 años después.

—¿Te acuerdas de lo que sucedió? —Preguntó el azabache con su voz ronca apretando la mano del contrario.

—Cómo olvidar el día en el que Min Yoongi fue muy tierno por primera vez —Dijo en tono de burla.

—No lo superas —Con su otra mano tapó su rostro sonrojado. —Solo lo hice porque eras tú —Susurró acercando su rostro a Hoseok dándole un beso en los labios.

—¡No hagas eso aquí! —Dijo mirando de un lado a otro a pesar de que se encontraban en la azotea de su anterior instituto.

—Nadie puede venir a este lugar, podríamos hacer cualquier cosa y nadie se daría cuenta —Una mirada coqueta apareció en su rostro.

—¡Yoongi! —Bufó. Un puchero apareció en sus labios y el azabache lo besó, eliminándolo.

—Es nuestro aniversario, ¿no podrías complacerme? —Pidió, pero lo único que recibió fue una mala mirada por parte de Hoseok. —Busquemos a Soobin —Sugirió Min unos minutos después de haber sido regañado por el contrario.

—Nuestro hijo ya ha de haber terminado su primer día en la primaria. ¡Vamos! —Le regaló una sonrisa a su novio y salieron del lugar en el que se encontraron por primera vez.

¿Quién iba a pensar que después de un rotundo rechazo encontraría al chico que alegraría sus demás días, el que sería el amor de tu vida, en la azotea, un lugar prohibido?

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