Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

(45)

Alec.

Estaba arrodillado a lado de Jace, haciendo amages para poder tocarlo por lo menos con las yemas de su dedo y así poder abrazarle si podía para darle ánimos a vencer aquello que estaban pasando, pero este le prohibía tocarle alejándose cuando podía, eso le dolía hasta el más pequeño pedazo de su alma ver a su amigo así tan mal por culpa del monstruo de Sebastian y un poco de la suya por no tener el coraje de haber hablado con él cuando se debía y por esas razones quería remediar aquello, además Jace era una parte importante de su vida, nunca se cansaría de decirlo, perderle sería la peor pesadilla que tendría y hasta podría llegar a matarlo.

—Solo espera un poco, allá abajo están averiguando cómo poder sacar eso que te ha hecho Sebastian.

Todo estaba comenzando a cambiar en el cuerpo de Jace, parecía estar agarrando una gripe muy fea aunque no era nada de eso, si no que la oscuridad estaba tomando su cuerpo, la marca de su brazo estaba en su lugar pero mucho más del lado negruzco, el de la maldad, que el lado blanco todo lo contrario a él. Alec le miraba sin apartar la vista, habían crecido tanto desde el orfanato que sus facciones de chico adulto estaban mucho más notable, ya no eran dos niños, si no dos adolescentes que comenzaban a pensar en el futuro de su vidas, se habían conocido por coincidencia y tenía la mejor amistad que cualquiera de los integrantes de aquel lugar, pero ahora podía verse los fallos que se estaban cometiendo, Alec podía ver lo tanto que le había afectado a Jace retener aquel secreto sobre sus sentimientos y aquel tema de las estrellas con el peligro que le acechaba, de la cual tanto quería salir, mientras que el no lo notaba, una amistad no se trataba de eso, tenían que estar para el otro siempre, había roto el contrato de amistad sin darse cuenta.

—Me siento mal— susurró Jace— tengo ganas de clavarte una daga en medio de tu pecho, pero estaría loco si lo hiciera, no permitiré hacerte eso, eres lo más importante que tengo en mi vida, puedo soportar más que te vayas con las estrellas a verte muerto por mis manos.

Alec negó, no permitiría que su hermano hablará así, trató de acercarse una vez más pero el chico volvió a alejarse, haciendo que el ojiazul se rindiera y se quedará sentado donde estaba susurrando por lo bajo una canción que sabían escuchar en el orfanato, había perdido a su familia pero había podido formarse otra con la compañía de su amigo ¿Por qué no iba a hacer nada por él? Si todo lo que podía saber es que Jace le había salvado y viceversa. No podían separarse en este momento donde la unión de ellos se reforzaría, recordando ese momento como una anécdota.

—Solo quería una vida a tu lado— susurró Jace— puede cumplirse si mato a Magnus ¿O no? Dime Alec si mato a Magnus tú podrías quedarte conmigo, nadie nos separaría, el no estaría en medio.

El chico de pelo rubio le miró con una sonrisa que hizo que todo su cuerpo sufriera de un escalofrío, Jace no sabía de lo que estaba hablando, parecía estar perdiendo el sentido de la razón, su odio contra Magnus estaba nublando su juicio hablando incoherencia, Alec nunca permitiría estar al lado de alguien así, aunque sabía que todo era obra de Sebastian. De pronto sintió una gran explosión seguido de gruñidos, se acercó hasta la puerta viendo una cantidad de humo negro en la sala de abajo, volvió adentro y tomó el arma que le había elegido esperando ver si alguien se atrevía a subir y entrar a buscar a Jace, aunque le preocupaba la gente que estaba abajo, Magnus, sus hijos y Isabelle, aunque sabía que el primero y la última tenían ya grandes prácticas en combates con oscuros.

—Es la hora, es la hora, Magnus morirá, todos morirán y tú estarás conmigo— dijo entre risas Jace— como Sebastian lo prometió.

Alec corrió detrás de él cuando lo vio levantarse y salir de la habitación, bajando por las escaleras, escuchándose el ruidos de las espadas y lo llamados entre ellos de los hijos de Magnus, había perdido de vista a Jace, pero sabía a quienes debía derribar para demostrar que no eran débiles, se acercó hasta la cocina donde escuchaba la voz de alguien que conocía y le apuntó dándole justo en la cabeza viendo cómo caía al suelo para comenzarse a desvanecer, Tessa estaba muerta, miró a Isabelle que parecía tener el brazo lastimado pero preparándose para luchar otra vez.

—Gracias.

Al buscar a los hijos de Magnus lo encontraron luchando espalda a espalda con dos hombre, uno de ellos era Jem pero al otro hombre no le reconocía, Isabelle corrió a ayudar mientras que Alec volvió a tirar otra flecha a la persona que había fingido querer ser su familia, viéndolo caer y evaporarse, ahora eran tres contra uno, pero no sé quedó ahí, faltaba Magnus y Jace tampoco estaba, no quería pensar lo peor cuando estaba por salir por la puerta para ir en su búsqueda el moreno entró cayendo el piso, Alec no demoró en arrodillarse a su lado.

— ¿Estás lastimado?— preguntó asustado.

No veía rastro de alguna herida, solo la sangre de su nariz y su boca manchar su piel, el moreno negó sentándose haciendo una mueca.

—Escaparon cuando Sebastian vio a todos su grupo cayendo, se llevó con él a Jace—dijo Magnus molesto— comiencen a empacar, nos iremos de aquí inmediatamente.

Alec confundido se paró y miró a los demás que tenían acorralado al oscuro, Rafael le estaba atando como si hubiesen decidido a tenerlo como un rehén, volvió su mirada a Magnus demostrando lo que estaba pensando, el moreno había dicho que Sebastian se había llevado a Jace, no iba a permitir eso, aún no era un oscuro debía irlo a salvar de las manos de aquellos monstruos.

—No me iré, tengo que ir por Jace— respondió Alec.

Vio a Magnus levantarse, mostrando una seriedad que nunca había conocido.

—El es parte de ellos, no hay nada que hacer, no pondré en peligro a mis hijos por tu amigo— respondió el moreno— tampoco la vida tuya, nos vamos de aquí.

— ¡No! Jace es mi familia, es mi hermano, no permitiré que Sebastian se lo lleve así— musitó el ojiazul— si quieres irte bien, pero yo no iré contigo.

Le dolía que Magnus no le entendiera que Jace era su hermano, parte importante de su alma, que su amigo necesitaba de ellos y al verlo a los ojos podía ver que aún no entendía lo que él se refería.

—Alexander, Jace ya no es más tu amigo, ni tu hermano, no sé qué clase de pensamiento estés teniendo, pero te estoy ordenando que prepares tus cosas y te metas a ese auto ahora mismo— susurró el moreno— te has convertido en una parte importante de mi vida, no irás, está decidido.

—Tú no me controlas, ni porque tengamos un sentimiento de amor mutuo me va a hacer abandonar a mi hermano— dijo el chico entre dientes— tus hijos son unidos, si uno de ellos se pierde o es llevado como Jace el otro ira por él sin dudarlo ¿O no?

Miró a los chicos que miraban callados desde un poco más lejos, los vio asentir sin dudar a aquella pregunta, porque sabía que le entendían por la situación que estaba pasando, caminó hasta Isabelle agarrándole de los hombros para llamar su atención.

—Tú eres mi hermanita, la más pequeña, con la que soñé formar un vínculo unido desde que naciste, pero lamentablemente no se dio, sé que has pensado en cómo sería si hubiese sucedido— dijo Alec— esa unión que nunca pudimos tener, la tengo con Jace, por favor ayúdame a ir por él.

—Alexander ¡Ya basta!— dijo Magnus— son tres vidas por una sola, no es justo ni se te permitirá.

El ojiazul no volteó a verle, sabía lo que Magnus sentía, no quería poner en peligro a sus hijos y había confesado que tampoco la vida suya, pero Alec no quería ser protegido, ni encerrado, ni llevado lejos, solo quería un poco de ayuda para ir a salvar a su hermano, y si Magnus no les ayudaba para llevarse a su hijos lejos, solo esperaría que su hermana entendiera y le ayudará con el rescate, porque no iba a dar marcha atrás.

—Entonces iré yo con Alec— dijo Izzy— lleva a tus dos hijos a un lugar seguro, te llamaré cuando todo pase, iremos a salvar a nuestro hermano.

Sonrió a escuchar a Izzy incluyendo a Jace en el lazo que tenían, "hermano" era una palabra que si hubiese podido escucharlo el chico rubio hubiese sonreído con mucha emoción, ya que le había contado hace tiempo que siempre quiso tener una hermana menor.

—P-pero Alexander, por favor Izzy razona, Alexander podría morir y si lo hace moriré yo también.

—Pero si Jace muere o se vuelve un oscuro, Alexander moriría— respondió la chica.

Y tenía razón, mucha razón, después de eso los hijos de Magnus se unieron a la misión y el moreno no tuvo más que aceptar aquello aunque no estaba de acuerdo con ejecutar los planes, siempre buscando una manera de poder dar marcha atrás.

"Voy por ti Jace" susurró.

Mientras escuchaba como Rafael le contaba cómo podía traer a Jace de nuevo a ser un chico normal y los demás preparaban armamento para salir ese mismo día antes de que fuera tarde, lo único que podía decir es que había sido una buena idea colocar de rehén al chico oscuro porque serviría como un guía para llegar a donde debían sin tardar mucho.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro