(42)
Magnus.
Alexander le había pedido estar en un lugar a sola y no sabía cómo tomarse eso, el chico estaba pasando por mucha presión y necesitaba desahogarse con algo, pero el moreno sentía que aún no era el tiempo de Alexander, era tan puro y parecía un ángel que no podía pensar que el ojiazul estuviera pidiendo tener sexo. Aún seguían besándose en aquel callejón, Magnus apretándose lo más que podía a Alec mientras se besaban, no tenía control, sus labios, su cuerpo era algo que lo tenía loco, se separó de los labios del ojiazul para besar su cuello y el lóbulo de la oreja del chico.
— No hagas algo si no quieres Alexander— susurró Magnus— Una cita no tiene que tener sí o sí relaciones, solo si en verdad tú quieres.
Podía sentir los jadeos de parte del menor, y como sus bultos entre sus pantalones estaban comenzando a apretarse, la respiración de ambos estaba acelerada y podía sentir como quería más.
—Magg estoy seguro— gimió Alec— quiero mi primera vez.
El moreno se alejó sintiendo la necesidad de estar cerca de nuevo, tomó de la mano del ojiazul y comenzó a caminar hacia las calles bajas, donde conocía el hotel justo para hacer que Alec se sintiera cómodo, a cada rato subía la mano del ojiazul para besar sus nudillos y así hacer que este no entrará en pánico por el momento.
— ¿Falta mucho?— preguntó Alec.
Magnus señaló una esquina, donde un hotel lleno de luces encandilaba el lugar.
—Es ahí.
Al llegar se adentraron, Magnus firmo unos papeles y recibió la llave del cuarto, subieron al ascensor, su habitación quedaba en la tercera planta, Alec sonrió y se colocó adelante del moreno, quien estaba apoyado en la pared del fondo del ascensor, cuando iba a hablar los labios del ojiazul volvieron a atacar, esta vez sus besos con más sabor a necesidad, sus lenguas buscándose para jugar, sus manos acariciando sus cuerpos a través de la ropa. Las puertas del ascensor se abrieron y tuvieron que separarse pero casi corrieron hacia la habitación, con la mano temblando Magnus abrió la puerta y entraron, cuando se cerró detrás de ellos los dos volvieron a juntarse, ahora sin que nadie pudiera interrumpir.
Magnus era un poco más pequeño que Alec así que cuando sintió como el ojiazul lo levanto y lo apoyó contra la pared casi se sorprendió, pero no dijo nada, dejaría que Alec hiciera lo que quisiera con él, porque ya no podía pensar con razonabilidad, sintió como era movido del lugar para después ser acomodado en la cama viendo como el menor se subía arriba de él chocando sus caderas en un proceso de movimientos, Magnus jadeo.
—M-Magg yo, yo no sé— balbuceó Alec— haz-hazlo tu.
En un giro, Magnus quedó arriba de Alec, sentado arriba de sus caderas viendo como bajo él, el menor lo miraba con ojos brillantes, labios rojos y su pelo negro azabache desordenado, el moreno sacó su sacó para después desabotonar su camisa que fue a parar a algún lugar de la habitación, podía sentir la mirada del ojiazul en su cuerpo.
— ¿Te gusta lo que ves?— preguntó Magnus.
Alec, quien parecía no poder hablar asintió, el moreno hizo que se sentará quedando cara a cara, este comenzó a besar su cuello mientras se dedicaba a sacar la camisa que el ojiazul tenía, para así poder bajar con sus besos hasta el pecho de este, se acercó a unas de sus tetillas y comenzó a chuparlo, sintiendo como Alec dejaba escapar un escalofrío por aquella acción, Magnus repitió el mismo proceso con el otro. Después de un momento volvió a tirar al ojiazul hacia atrás para que él se acomodara arriba del menor y mientras le besaba sus bultos pudieran rozar. Sentir los jadeos de Alec era la gloria.
Pasando al siguiente nivel y viendo que el ojiazul no había parado aquello, Magnus intento ir despacio, acercó unos de sus dedos al filo del pantalón y comenzó a acariciar la línea de su abdomen, sin dejar de besarle, comenzó a desabrochar el cinturón para después abrir la bragueta y desabotonar los dos botones hasta que el pantalón quedó flojo, Magnus medio su dedo dentro del bóxer tocando el miembro de Alec y escuchando como este gemía entre sus labios, sintiendo como aprobaba aquello, el moreno metió su mano y comenzó a mover su mano arriba y abajo del miembro del ojiazul, sintiendo como Alec a tal placer a veces no evitaba morder el labio.
—M-Magg, n-no creo que aguante mucho.
El moreno asintió y con su mano desocupada a medio poder comenzó a desabrochar su pantalón, hasta sentirlo flojo, después de eso dejó de masturbar a Alec, quien le miró un poco molesto por aquello, pero después a ver como Magnus se levantaba de la cama y le sacaba todo hasta dejarlo al desnudo, el menor se enrojeció de la vergüenza, y mucho más cuando el moreno hizo el mismo proceso con el quedando al desnudo los dos.
— ¿Confías en mí?— preguntó Magnus excitado por la vista— si quieres parar lo haré.
El ojiazul asintió y Magnus se sintió tan rebelde por desobedecer a la luna, agarró de las piernas de Alec y lo acerco hasta el, abriendo un poco sus piernas para poder meterse entre medio y hacer algunos movimientos de roces de miembros para preparar a Alec, volvió a atacar sus labios, en estos momentos sabía que si el ojiazul no se sentía cómodo acabaría todo y Magnus quería tanto esto que haría cualquier cosa para que no se terminará. Dejo que su mano acariciara la pierna de porcelana del ojiazul hasta subir a su muslo y así repetirlo reiteradas veces, en movimientos lentos y suaves, después con un poco de confianza hizo que las piernas de Alec flexionarse y el comenzó a prepararlo, tocando a Alec en sus partes más sensibles y preparando para que su miembro pudiera entrar dentro del menor sin hacerle doler.
Unos minutos después Magnus ya estaba acomodado y comenzando a entrar sintiendo algunas quejas y jadeos de parte del ojiazul.
— ¿Quieres que pare?— preguntó Magnus preocupado.
Alec comenzó a negar, estaba apretado y parecía querer mantener fuerza para que el momento acabara. Magnus se le ocurrió una idea y se salió dentro de Alec para indicarle que se diera vuelta, quedando de espalda a él, le coloco una almohada en su estómago y le susurró que así le dolería menos, intento entrar una vez más, sintiendo como las paredes internas apretaban su miembro haciendo que Magnus sintiera una sensación única.
—Relájate Alec— jadeo Magnus.
El moreno paró cuando metió la mitad y comenzó a bombear lentamente, cada vez intentando meter un poco más, acariciaba la espalda del ojiazul y le dejaba besos en el cuello, después de unos segundo comenzó a escucharlo jadear y pidiendo más, podía sentirlo como se masturbaba, y Magnus obedeció, aumento un poco más el ritmo, sintiendo como las paredes internas hacían presión y le estaba haciendo llegar más rápido de lo que el imaginaba, hasta que sintió como el cuerpo de Alec, por ser su primera vez, llegó a su orgasmo y sintió como su miembro se apretó y acabo junto al menor, sintiendo la sensación placentera que no había sentido desde hace años, agitado se quedó arriba de Alec tratando de recuperarse para después comenzar a salir dentro de él.
—Felicidades bonito, ya no eres virgen— bromeó Magnus.
Qué se acostó junto a Alec viendo como este tenía los ojos pequeños por el cansancio y ya estaba a punto de dormirse, con la poca energía que tenían se acomodaron bajo la sábana y Magnus se acercó para abrazar al menor.
—La mejor cita que he tenido— susurró Alec.
El moreno le dio un beso en el pelo sintiendo.
—La mejor cita bonito— concordó Magnus.
Después de eso durmieron un poco.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro