(19)
Sebastián.
Caminaba hacia la habitación de sus nuevos padres con una sonrisa, había espiado a los cuatros chicos y tenía buena información para ellos. Golpeó la puerta mientras esperaba ser atendido.
Se sentía distinto a como era antes, cuando había llegado sentía un aprecio por Alec y por Jace, a pesar de pelear, Ragnor le parecía buen hombre y Magnus era agradable como Raphael, pero ahora, solo sentía rechazo hacia ellos, excepto por el rubio.
Es que sus padres le habían dicho, si quería tenerlos como su padre debía tener un rechazo hacia ellos, por no ser iguales a ellos.
La puerta fue abierta mientras por ella aparecía la mujer Tessa.
—Madre— saludo Sebastián.
La mujer llevó su mano a la mejilla de este y le acarició.
—Mi niño ¿Qué has averiguado?
La puerta fue abierta para que el pasará, encontrándose a Jem mirando una foto donde un chico de cabello morocho posaba en el.
—Espíe a los chicos, Magnus estaba ahí con ellos.
Seguía mirando al muchacho, siempre estaba tan callado, la única que hablaba era Tessa.
— ¿Y qué escuchaste? Alexander siempre tan curioso y Magnus igual.
—Estaban hablando y después le decían a Raphael que la luna le había pedido.
La mujer tapó su labio sorprendido, mientras sus ojos comenzaban a brillar.
—No puede ser— susurró— eso solo sucede cuando...
Sebastián torció un poco su cabeza hacia su hombro demostrando su confusión.
—Ragnor— musitó Tessa— prepárate mi niño, está noche vamos a ir de caza.
Cuando llegó el anochecer, y Sebastián había terminado de ponerse la vestimenta negra que sus padres le habían dado, la puerta de la habitación fue golpeada y fue a abrir, sorprendiendo a encontrar a Jace con una venda en su cuello.
—Jonathan— saludo Sebastián.
Este lo dejó pasar cerrando la puerta detrás de él, podía notar a Jace nervioso, mordía su pulgar mientras sus piernas sufrían una clase de temblor.
—Sebastián— dijo al fin Jace— lo haré corta, lamento todo lo que te he hecho, lo que te hice en el orfanato y lo de aquí, siento que debo disculparme antes de que sea tarde.
El chico de pelo plateado lo miró preocupado.
—Estas sonando como una despedida. ¿Vas a escapar?
Jace dirigió su mirada hacia él y este pudo sentir algo recorrer su cuerpo, no iba a dejar que el chico rubio escapara, no iba a irse, el lo quería.
—Creo que voy a morir.
Sebastián lo agarró de los hombros.
— ¿P—Por qué dices eso?—preguntó con dificultad.
—Lo soñé y tú eras mi asesino—dijo Jace.
— ¿Q—qué?— balbuceo Sebastián.
Mientras se separaba y hacia pasos hacia atrás.
—Sé que soy un mal chico, nunca debiste ver lo del baño y debía callarte de alguna manera— susurró Jace— pero jamás, Sebastián, jamás haría un mal.
Había un pequeño secreto de parte del chico de pelo plateado, gustaba de Jace y era imposible imaginar matarlo a pesar de todo lo sucedido.
—Y—Yo no te haría nada— respondió Sebastián— en cambio, ven conmigo, podemos ser amigos, tener una familia.
Jace comenzó a negar.
—No puedo dejar a Alec solo.
Haciendo que Sebastián apretará los dientes.
— ¿Te gusta cierto?
Vio cómo Jace lo miraba asombrado para después asentir.
—Sí.
—Te pasó lo mismo con Simón ¿No crees que sea lo mismo?— musitó Sebastián.
El rubio negó.
—Simón fue otra cosa, Alec es distinto, como Clarissa— dijo Jace.
—Clary me gusta— mintió Sebastián.
—Lástima que está lejos, habríamos luchado para ver quién la tiene— bromeó Jace.
La puerta fue golpeada, asustando a ambos, Sebastián abrió mostrando a sus padres con la misma vestimenta.
— ¿Ya estás listo?
Este abrió los ojos sorprendido, Jace seguía ahí.
— ¿Listo para qué?
Sintió como el rubio se colocaba a su lado.
—Jace, mi pequeño, parece que estás mejor— dijo Tessa— ¿Qué haces aquí?
Sebastián tragó con fuerza, sintiendo como sus padres después le darían un gran reto por hablar con Jace.
—Solo vine a visitar a mi amigo— respondió Jace— ahora con su permiso.
Y se fue de la habitación dejándolos a los tres solos, después de unos minutos, Tessa volvió la mirada a él un poco molesta.
—Vamos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro