(18)
Cuando los cuatros volvieron a juntarse, Alec otra vez cruzó mirada con Sebastián cuando iba detrás de la pareja, hace unos días habían hablado muy bien, pero ahora solo veía en sus ojos molestia, enojo y venganza.
Cuando se encerraron en la habitación y comprobaron que nadie estaba escuchando, Alec comenzó a hablar, dándose cuenta que Raphael tampoco tenía conocimiento de esto y que lo estaba mirando como alguien que había comenzado a agonizar y hablar de cosas sin sentido.
—Cielos—susurró Alec.
Hizo que los dos, Jace y Raphael, se sentarán juntos para comenzar a hablar, lo más resumido posible.
—Cuando era pequeño me contaron una historia, se trataba de una mujer que se convirtió en luna—dijo Alec— ella era una mujer que quería ayudar a todos, pero no podía por ser una persona, así que le pidió a Raziel un deseo y este la convirtió en luna, ella comenzó a reclutar estrellas para recibir ayuda.
No era ni la mitad de explicación que él había recibido, pero esperaba que los chicos entendiera un poco, vio cómo Raphael hacia una seña con su dedo a su cabeza, Alec miró atrás de él viendo como Magnus sonreía divertido y comenzaba a caminar hasta ellos.
—Puede sonar medio loco, que Alexander ha consumido algo raro—dijo Magnus—pero es cierto.
Alec agradeció con la mirada para volver a los chicos.
— ¿Cómo puede ser cierto?—preguntó Jace.
—Todas las historias son ciertas— susurró Magnus.
—Bien, bien—interrumpió Raphael— digamos que eso sea cierto ¿Qué está pasando aquí?
Todos miraron a Magnus mientras mordía su labio inferior, Alec no pudo sacar la mirada de ellos.
—La mujer que se convirtió en luna, tenía una hermana que era muy envidiosa, Camille, ella hizo otra clase de deseo a otra persona, Lilith madre de todo el mal, y se convirtió en la luna negra—contó Magnus—ahora solo busca derribar a Cat a toda costa.
—Esto es una clase de historia ficticia, difícil de creer.
Entonces Magnus poniendo los ojos en blanco sacó un lápiz idéntico como tenía él y se bajó un poco la remera para mostrar la marca de la luna, para después pasar la estela por ella, comenzó a brillar.
—Mierda—susurró Jace.
— ¿Qué eres?—preguntó Raphael.
Alec se quedó mudó mientras lo miraba, se veía fascinante, hermoso, quería hablar pero no podía.
—Soy unos de los reclutas de la luna.
"Una estrella" Alec sintió como su corazón latía con más rapidez, tenía una estrella frente a sus ojos.
—Mierda, mierda y más mierda—dijo Jace.
El atardecer comenzó a llegar mostrándose por la ventana.
—R—Raphael—balbuceo Alec— prepárate debes irte con Ragnor en unos minutos.
— ¿Qué?—preguntó Raphael.
Alec apretó los dientes un poco molesto de que el moreno, quién no sabía nada de la luna, fuera a parar con ella mientras él se quedaba ahí.
—Vas a ir a visitar a la luna, dichoso de ti.
Vio cómo el muchacho bajaba la mirada, como si hubiese notado su tono.
— ¿Por qué yo y no todos?
Miraron de nuevo a Magnus pidiéndole explicación.
—Raphael tiene la luna blanca completa, la marca negra se desvaneció.
Le chequeó el dedo al muchacho y este alzó su remera mostrando la marca, tenía razón.
—Significa que no hay maldad en él, no hay rencores, su madre murió por una enfermedad—añadió Magnus— mientras que ustedes dos aún tienen esa marca, porque dentro de ustedes hay algún rencor, y la luna no puedes aceptarlo si son peligrosos para ella.
El ojiazul corrió la mirada y la dirigió a Jace, debía hacer algo, estaban a la deriva a punto del peligro.
—Magnus prepara a Raphael, nosotros iremos a dar un paseo—dijo Alec.
Parándose y tomando a Jace del brazo para salir de la habitación con rapidez.
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