(16)
No era como la imaginaba, pero era bella, tan bella que debía parpadear reiteradas veces para apreciarla.
—Mi niño Alexander—susurró ella— un fiel seguidor.
Alec volvió a pararse para mirarla.
— ¿Acaso esto es un sueño?— preguntó—tengo tantas cosas que preguntarle.
La mujer sonrió.
—Mandaré a alguien muy importante para ti mi querido niño, y ella será mi voz, ella responderá tus dudas.
Alec se acercó unos pasos.
—Tessa y Jem están incumpliendo sus pedidos, han marcado una luna negra ¿Qué significa?
La mujer negó.
—Cuando ella llegue te contará, ahora solo despierta, alguien quiere verte.
Alec se despertó viendo como Jace le estaba mirando, sabía que no le contaría nada a su amigo hasta que todo pasara.
—Estabas balbuceando.
—Solo he tratado de buscar lógicas a todos estos asuntos—susurró Alec.
Mientras se sentaba, y agarraba la daga.
—Es tu turno, yo voy a cuidar toda la noche, así que descansa.
El chico rubio asintió, se tapó hasta la cabeza y se dio vuelta, después de un rato mientras miraba la puerta Alec trató de pensar el motivo de esta situación, se sobresaltó cuando la ventana fue golpeada, miró a Jace pero este no se inmutó, agarró la daga pero ver a Magnus se calmó, se acercó a ella y la abrió.
— ¿No deberías estar cuidando a Raphael?—preguntó Alec.
Este sonrió, después del corte su pelo se sabía ondular, llevaba pendientes que brillaban con el reflejo de la noche y tenía sus ojos tan raros que Alec sabía apreciar.
—Raphael está despierto, hemos atracado la silla a la puerta, y tengo ventaja en ello.
Los dos se sentaron en la ventana, unos con las piernas hacia afuera y el otro hacia adentro, el ojiazul podía ver el cielo y trataba de imaginar que su sueño era realidad.
—Cuando me mostraste esa marca, creo que fue chocante al enterarme que los responsables eran mis amigos—dijo Magnus—siento por esto.
Alec lo miró, el chico parecía de su edad o un poco más, era guapo, y con la luz de la luna le favorecía.
— ¿Qué significa está marca?
Magnus agarró de su brazo, haciendo a Alec sonrojarse cuando sintió el dedo del moreno pasar por la mitad de la luna negra.
—Hay una leyenda, no contada, que después de que la mujer se convirtió en luna y tuvo sus primeros ayudantes, su hermana sintió envidia de lo que había hecho, entonces hizo algo, ahora es la luna negra—dijo Magnus—cuando la luna no está en el cielo y solo están las estrellas, la razón es que se está ocultando de su hermana y sus reclutas que salen a buscarla para matarla, lo bueno es que las estrellas son buenas guerreras y pueden vencer cada batalla.
Alec estaba fascinado, no sabía de esa leyenda y le parecía asombrosa, como la primera vez que escucho de la luna.
— ¿Y tú qué eres Magg?—pregunto Alec.
El moreno lo miró con una sonrisa divertida, pero no contestó.
—Estoy preocupado— agregó Alec.
Los dos se quedaron callados por unos minutos.
— ¿Por qué?—preguntó Magnus.
—Tengo miedo que Jace o Raphael salgan heridos, Sebastián ¿Y si está sufriendo? Tengo miedo de ustedes dos, tú y Ragnor.
Sintió como Magnus colocaba su mano arriba de la de él.
—No debes tener miedo.
—Sí, hay que tenerlo, perdí a mi familia y ahora voy a perder otra— susurró Alec—tengo que hacer algo para impedirlo.
Magnus sonrió.
—La luna sabe que tú lo harás, te entregará todo lo que pueda para ayudarte y me tienes a mí.
El moreno le dejó un beso en la mejilla, se paró y volvió a su habitación, Alec se metió dentro del suyo y cerró de nuevo todo con seguro, estaba más que seguro que Magnus y toda la familia eran estrellas, pero dejaría que ellos se lo dijeran, mientras tanto debía idealizar planes para que todos salieran bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro