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"Melodía del Alma"

Pues, el otro cap. fue largo así que me tomé una semanita para que lo pudieran digerir y eso xDD Acá les dejo el nuevo, espero que les guste y mil gracias a todos los que le dan una chance a esta historia. 

Capítulo XIV:

Melodía del alma

«No dejes que me acerque a ti». Abi se repetía esas palabras una y otra vez en la cabeza, ¿Qué demonios significaba eso? Sabía que Will tenía un pasado turbio, quizás él no quería arriesgarse con nadie más. Pero, ¿sería posible que luego de su primera esposa ya no pensara más en el amor? ¿Era tanto el dolor? Ella nunca había perdido a nadie importante y no se podía dar una idea, de lo que se sentiría perder un hijo y todos tus proyectos de futuro. Will lo había tenido todo y en un abrir y cerrar de ojos lo perdió. Las personas tienen distintas maneras de afrontar el sufrimiento y él había optado por la retirada silenciosa. Se había apartado de su familia y de cualquiera que le demostrara lástima. Estaba claro que no solo se sentía herido en el alma, sino que era tan orgulloso que jamás aceptaría ayuda.

Abi quería conocer la razón por la cual Noah y él se habían enemistado. Por los pequeños fragmentos que dejó salir Iker, al parecer Noah estaba involucrado en la muerte de la esposa de Will. Pero, ¿cómo? Por lo que ella recordaba, la mujer y el niño habían muerto durante el parto. ¿Acaso Noah fue el partero? Eso no tenía sentido, algo mas pasó en el medio y la curiosidad la impulsaba a descubrirlo. Quizá si Will lograba reconciliar su parte lastimada con Noah, entonces tal vez pudiera encontrar algo de paz. Ella podía ayudarlo en eso, pero iba a ser justa con él también. Will quería distancia, no quería involucrarse con nadie y aunque Abi sentía que podía menguar su dolor, no iba a recorrer ese camino, no intentaría conquistarlo o nada... pues Will sufría porque se había quedado solo, en un mundo que no llegaba a comprenderlo. Si ella se acercaba a él tarde o temprano, también terminaría dejándolo y Abi no se creía capaz de lastimarlo. Él merecía una segunda oportunidad, solo debía estar dispuesto, pero ella no sería la que ocupara el lugar vacío que dejó su esposa.

No podía... aunque muy en lo profundo, sí quería. Pero antes que nada debía averiguar el secreto que escondían esos dos y sabía que de Will no obtendría nada, por lo que se dispuso a oír la otra voz de esa discusión.

Le costó varios caminos equivocados y abrir ciento de puertas para encontrar a Noah. Pero finalmente lo había hallado, como de costumbre él se mostró atento y servicial. Abi lo convenció de que la acompañara en un paseo por el jardín y Noah la llevó al laberinto. Un lugar hermoso pero que en ese instante ella no tuvo tiempo de detallar, lo que le iba a pedir necesitaba ser encarado con tacto. Sin importar cuán amable se mostrara él, seguramente también tenía su grado de reserva y probablemente no querría compartir su pasado con ella. Aun así Abi no se dejó amedrentar, si iba a ayudar a Will primero debía saber contra qué estaba luchando.

—¿Puedo preguntarte algo? —Noah cortó una pequeña flor y tras quitarle las espinas se la obsequió, Abi sonrió en agradecimiento.

—¿Cómo te puedo ser útil? —Él caminaba con las manos en la espalda e incluso tenía el detalle de acompasar sus pasos con los de Abi.

—Puede que te suene un tanto directa, pero en realidad le estuve dando vueltas al asunto y no se me ocurre otra forma. —Se detuvo para otorgarle una mirada curiosa—. Iker dijo algunas cosas que... —Al instante notó el cambio que se produjo en su semblante, tal vez empezar nombrando al conde no había sido muy pertinente.

—Diga lo que él diga, intenta no tomarlo enserio. —Noah le ofreció el brazo, signo de que estaba dando el paseo por terminado, Abi lo ignoró.

—Sé que algo ocurrió entre Will y tú —espetó firmemente y él cerró los ojos como tratando de escapar del enfrentamiento—, creo que ambos necesitan solucionar ese problema...

Noah soltó una carcajada que la desconcertó.

—¿Algo así como para redimirme? —instó burlón, una faceta de él que no le quedaba bien.

—Si cometiste un error, entonces sí. Haz algo para redimirte...

—Abi pedir disculpas no va a quitarme del yugo. De una forma u otra, Will ya dictó mi condena. —Noah dejó ir un suspiro y volvió a ofrecerle la mano.

—¿Por qué no me dices qué fue lo que hiciste?

—No es algo de lo que este orgulloso, petite. —La mirada de él se perdió más allá de los setos que los rodeaban. Abi le rozó el hombro con una mano para demostrarle que contaba con ella.

—Estoy contigo, no tengas miedo. —Noah sonrió muy a su pesar y le dio un golpecito con el dedo en la punta de la nariz.

—Eres una manipuladora chérie —murmuró reconociendo en sus labios, aquellas palabras de aliento que él mismo había esgrimido antes.

—Oh, bueno, tengo un buen maestro. —Él le concedió ese punto y le sonrió ampliamente en un intento de desviarla del tema, ella presionó los ojos en finas líneas renuentes a dejarse engañar.

—Ambos cometimos errores. —Abi quiso sonreír al notar que finalmente él se disponía a hablar, al menos había ganado ese enfrentamiento de miradas—. Podría decirse que éramos demasiado jóvenes y las decisiones que tomamos, no competían a personas tan inexpertas. Pero los dos somos competitivos. —Ella asintió reconociendo eso como un punto en común.

—La primera vez que la vi me perdí por completo, era un ángel y por alguna razón se había fijado en mí. —Los ojos dorados de Noah parecieron brillar incluso más, frente a esa ensoñación. Tenía una forma rara de relatar la historia, pero ella no estaba dispuesta a interrumpirlo—. La quise mucho Abi, yo la amé —señaló sin vacilación alguna—. Y quizás fui el único que realmente la conoció, ella aceptó mi amistad y mi compañía. Yo me sentía como el maldito más afortunado del mundo, Marian lo era todo para mí y estaba dispuesto a hacerla mi esposa. —Por un segundo pareció que su voz se convertía en un leve susurro—. Pero no era suficiente para ella, me había engañado a mí mismo creyendo que una dama de su clase me aceptaría, ¿quién querría a un bastardo?

Abi se estremeció al oírlo hablar así y le estrechó una mano con calidez.

—No digas eso.

—Mi padre me dio un buen apellido, pero eso no borra mi procedencia y tanto Marian como su familia lo sabían. Nunca me permitirían desposarla, no siendo el hijo de una... —Se detuvo en ese instante apretando la mandíbula con frustración—. Ella tenía otro pretendiente, su padre había acordado verbalmente un arreglo con Jonathan Warenne. —Aunque no la sorprendía que ese otro pretendiente fuese Will, Abi jamás habría pensado que su matrimonio hubiese sido un arreglo—. Era imposible que él no cayera en sus redes, Will se sintió atraído desde el principio, a pesar de que conocía mis sentimientos hacia ella.

—Dios... —susurró sin poder contenerse.

—Me molesté tanto con él, lo odié y se lo hice saber. El día que se celebró la boda, William y Marian enviaron la correspondiente invitación. —Él masculló una maldición, a cada segundo parecía más irritado—. Estaba resentido y por eso asistí, tal vez con la simple idea de fastidiarles el momento. Pero al verla vestida de blanco parada en el altar junto a Will, no pude hacer nada más que despedirme de ambos para siempre. Yo pensé que la haría feliz e incluso me pareció justo que William también tuviese felicidad, aunque sea a costa de mi sufrimiento. Él me pidió perdón un tiempo después y yo acepté su disculpa, pues realmente lo veía enamorado y no era quién para quitarle eso, no podía odiarlo sabiendo que estaba bien.

—Eso fue muy noble —aceptó Abi tratando de atinar una palabra que lo relajara.

—No, fue una estupidez... debí apartarme de ellos cuando tuve la oportunidad. Pero mi amistad de años o quizás mi amor no correspondido, me lo impidieron. —Su voz cambio a un tono grave y profundo—. Intenté de todas maneras verlos lo menos posible, pero Londres no era lo suficientemente grande para los tres. Una noche asistí a una exposición de arte y ella estaba allí, sola...

—¿Noah? —le llamó cuando este se sumió en un profundo silencio.

—Te dije que no es para enorgullecerse —señaló lacónicamente—. Quise dar marcha atrás, pero era mía. ¡Me pertenecía a mí, no a Will! —La decepción prácticamente se podía palpar en su tono, Noah nunca aceptó el haberla perdido.

—Él la dejaba de lado, no le daba la importancia que se merecía y yo estaba allí, dispuesto a llenar los vacíos que William ignoraba. —Él apartó la vista avergonzado por esa confesión, pero Abi lo tomó por la barbilla para demostrarle que no lo juzgaba—. Desde esa noche no pude hacerme a un lado... ¡Dios! ¡Fui tan cínico! —Los ojos de Noah se anegaron en lágrimas, realmente parecía arrepentido pero ella y él sabían que era tarde para eso—. Visitaba a mi amigo, reía con él, salíamos de caza como si todo continuara igual que siempre. Y muy dentro de mí disfrutaba sabiendo que había obtenido lo que quería, pues nunca había sido realmente suya. William no despertaba amor en Marian, tan solo compasión. —Una amarga sonrisa surcó sus labios y tras dejar ir un amplio suspiro, intentó recobrar la compostura—. Fui el peor de los canallas, lo había traicionado a él y a mis principios, pero eso no fue lo peor. Pues si William vivía una mentira, yo vivía una doble.

—¿A qué te refieres?

—Cuando Marian supo de su embarazo, me juró que era mío. Que ella no dormía con Will desde la noche en que nos habíamos cruzado. —Noah abrió la boca en ese momento, como recordando súbitamente algo—. Demonios, no debería decirte cosas así, discúlpame.

—Eso no importa, no soy tan inocente. —Se apresuró a responder ella, a sabiendas que allí todo el mundo la creía una virgen ignorante. Él pareció pensárselo por unos segundos y terminó por aceptar su aseveración.

—En fin, no me fue difícil de creer eso, pues William no pasaba nada de tiempo en su hogar. Estaba tratando de armar su negocio, independientemente de las labores de la finca. Prácticamente pasaba la mitad del año en el extranjero y yo muchas veces lo ayudaba en sus finanzas, incluso llevaba adelante sus establos. William adora sus caballos, así que te darás una idea de la confianza que me tenía. —Abi asintió aunque no lograba conciliar la imagen de Noah con el personaje de esa historia, Will era la víctima de su amigo y su esposa al mismo tiempo. Ella comenzó a entender mejor las razones por la cual le costaba tanto depositar confianza en alguien, lo habían traicionado las personas que él más quería.

—Le dije a Marian que era hora de decir la verdad, si llevaba a mi hijo en su vientre yo quería ser parte de su vida. No iba a dejar que mi bebé fuese un bastardo también, ella se negó rotundamente. Por alguna razón que yo no comprendí en el momento, ella no quiso separarse de Will.

—¿Qué ocurrió luego?

—Intenté convencerla de nuestro error, le juré que cuidaría de ella. Creyendo que su temor a dejarlo fuese por dinero, yo no era tan rico como Will pero podía mantenernos bien a los tres. Ella siguió sin aceptarme...

—¿Por qué? —Noah observó el piso con gesto ausente.

—¿Recuerdas que te dije que vivía una doble mentira? — Abi asintió incapaz de abrir la boca—. Había alguien más... yo no era tan imprescindible para ella como pensaba.

—¡Por Dios! —Lo único que pudo pensar en ese momento, fue que Marian era una golfa.

—Cuando supe eso intenté decírselo a Will, al parecer éramos los únicos idiotas que desconocíamos la aventura de Marian. Él me acusó de embustero y solo me dijo que estaba celoso porque finalmente sería padre. —Noah rio con tanta amargura que Abi se estremeció.

—También le había dicho lo del bebé a él y al parecer Will creía ser el padre. Siempre se había mostrado deseoso de tener una familia, pues Jonathan había sido un padre terrible para él, y Will quería darles todo a sus hijos. Le conté de mi aventura con ella, para hacerlo entrar en razón, para no dejarlo hundirse más en esa mentira. No era justo que él se responsabilice por el hijo de otro, no cuando albergaba sentimientos tan puros. Will habría sido un magnífico padre para ese niño, pero me parecía que merecía saber la verdad. Yo me sentía traicionado por ambos y quise hacerlo entender. Pero Will se puso a la defensiva y si no me desafío en ese momento, fue porque aún guardaba algún recuerdo de nuestra amistad. En cierta forma esperaba que Will me instara a chocar espadas, estaba dispuesto a pagar mi deuda... lo había golpeado de una manera vil y merecía que él me atravesara de lado a lado. Pero me perdonó la vida, me pidió que nunca más me presentara en su casa y que me olvidara de ellos para siempre.

Tras decir esas palabras el silencio los envolvió por largo rato, Abi observó a Noah tratando de digerir todo lo que le había contado. No sabía a cuál de los dos le tenía más pena, Will sin duda había sido el más afectado pero Noah sufría en silencio, por la carga que le confería su traición.

—Salí de sus vidas y no supe nada de ellos por varios meses, solo lo que oía en las reuniones. Eran una pareja feliz que esperaba con ansias su primer hijo. Supuse que William también había decidido perdonar a Marian e incluso hacerse cargo del niño, algo que no me sorprendió en lo absoluto.

Pero a ella sí, le costaba un poco pensar en Will como un ser tan indulgente, de alguna forma su personalidad se había trastocado demasiado después de la muerte de Marian.

—No suena como Will —murmuró en voz queda.

—En realidad ese Will era el real, él que tú conoces no es ni la sombra de lo que solía ser. —Algo distinto decoró su timbre, Noah aún le admiraba—. Yo soy responsable de haber matado a aquel hombre...

—Creo que aún te guarda afecto Noah. —Él no pareció muy convencido—. Sé que está dolido, pero si te odiara tanto, ¿te habría salvado de la horca? —Noah arqueó una ceja y se encogió de hombros sin responder—. ¿Qué ocurrió luego?

—Pensé que toda esa vida había quedado atrás, realmente respeté el trato que hice con Will. Pero Marian no lo hizo, ella me buscó cuando estaba entrando en su noveno mes... —Una mueca agria cruzó por sus ojos ambarinos—. Me confesó que estaba enamorada de ese otro hombre y que necesitaba mi ayuda, quería escapar con él.

—¿Qué le dijiste?

—Tendría que haberme negado, no tenía derecho a interferir en sus vidas. Pero ¡Demonios! Fue mi primer amor, sé que suena estúpido pero tan solo quería verla feliz, antes que nada habíamos sido amigos y no lo sé... Marian tenía un extraño poder en mí. —Dejó caer los hombros en gesto pesaroso—. Ya había renunciado a ella, pensé que hacía lo correcto...

—Oh, Noah...

—No me compadezcas Abi, llevo mucho tiempo sintiendo pena de mí mismo; me merezco todo lo que me ocurrió luego. —Él se pasó una mano nerviosa por el cabello, alborotando los mechones rubios—. Le di el dinero que había juntado como domador y la ayudé a fugarse... —Ella se llevó una mano a la boca, consciente de que el final sería terrible—. Murió de camino a Francia, el parto se había precipitado por el viaje y como no se encontraba en un lugar apropiado, nadie pudo hacer nada por ella o por el bebé.

—Por eso Iker dice que mataste a la familia de Will. —Él asintió aun con la vista fija en el piso.

—¿Entiendes por qué una disculpa no funcionaría? Eso nunca le devolvería la paz a William, Marian no era buena para ninguno de los dos. Supo hacer bien sus jugadas y nosotros nos dejamos guiar por el corazón, ambos la quisimos.

—Y ella se aprovechó de eso...

—No puedo culparla solo a ella, creo que todos tuvimos algo de responsabilidad. Pero creo que a William le tocó la peor parte y en verdad que aprendí a comprenderlo. —Su voz había adquirido un toque de rendición que incluso invitaba a abrazarlo. Aunque Abi sabía que la mayor parte de la culpa recaía en los hombros de Marian, Noah era el que se había quedado en este mundo para afrontar las consecuencias—. Abi no muchas personas saben esto, así que te agradecería discreción... —Ella lo observó arqueando una ceja.

—¿La familia de Will...? —Noah pareció leer la pregunta en sus ojos y negó ligeramente, para zanjar su duda de raíz.

—Como Marian era mi amiga, ellos pensaron que tan solo la estaba ayudando a escapar de un matrimonio sin vida. No conozco los detalles de su relación, pero sé que Will no significaba nada para ella. —Repentinamente se mantuvo en un silencio analizador—. Solo uno de ellos lo sabe. —Abi no tuvo ni que oír su nombre, por alguna razón sospechaba de quién se podía tratar.

—¿Iker? —Noah asintió muy a su pesar—. ¿Will se lo dijo?

—¡Dios, no! —Su respuesta la dejó descolocada.

—¿Tú?

—Ninguno se lo dijo, Iker tiene sus maneras de averiguarlo todo... no me preguntes cómo. Él simplemente lo hace... —Abi no comentó nada al respecto, pero el saber que Iker era difícil de engañar no la relajó en lo absoluto. La idea de tenerlo sobre su pista, cada vez se le hacía menos deseable—. Es un mal nacido, pero aunque aquí nadie le ponga atención. Iker suele cerrarles la boca a todos, es como si nunca se equivocase...

—Me da mala espina —admitió sin poder contener un estremecimiento.

—No dejes que te moleste petite, mientras yo esté aquí Iker tendrá a quien apuntar sus cañones. —Aunque él intentó sonreír Abi no compró su acto de hombre superado.

Estaba claro que a Noah le desagradaba que su secreto estuviese en boca de Iker y a decir verdad, ¿a quién le gustaría? Pero eso no parecía ser lo que más lo disgustaba, su reserva mayor la representaba Will. Noah había cometido un error muy grande y por lo que Abi podía vislumbrar en sus ojos, él lucia verdaderamente arrepentido.

Pero ella no supo qué decir para reconfortarlo. ¿Se merecía que sintiera pena por él? Pues muy en su interior comprendía la posición del Sir, aún así no podía quitarse de la mente la imagen de un Will diferente. El mismo Will que le confesó en un momento de debilidad: que su corazón ya había recibido demasiados golpes. Entonces ella no supo comprenderlo, pero en ese instante tan solo deseaba tener a Will enfrente y envolverlo entre sus brazos. Para jurarle que nunca nadie más le iba a causar daño, no mientras ella estuviese a su lado. Aunque la idea de que el marqués volviera a abrirse como antaño, se le hacía difícil de concebir. Estaba claro que había olvidado al hombre que solía ser, parte de él realmente se había muerto con Marian y ella le había dejado una marca tan profunda, que parecía imposible que Will se reconciliara con su pasado. Y Abi se sintió desdichada al notar que un año nunca sería suficiente, si decidía querer a Will... eso tendría que ser para siempre.

Noah la dejó sola en la entrada de la casa y se excusó de una manera poco lucida, Abi no quiso presionarlo pero tendría que hablar con él luego. Pues aunque Noah fuese bastante culpable en la desdicha de Will, eso no lo dejaba exento de sufrimiento. Estaba claro que el sir intentaba ganarse el perdón del marqués, aunque seguramente no se creía merecedor de tal cosa. Subió las escaleras como si de ella colgara un gran ladrillo, se sentía mal por ellos. Era extraño que el dolor ajeno le produjera tanto pesar. Pero en su interior al igual que Noah, deseaba ver a Will feliz. A pesar de que él la hubiese tratado mal en varias ocasiones, también se notaba que muy en lo profundo aún tenía algo de su antigua bondad. ¿Qué tan mal la estaría pasando en su mente? ¿Por qué decidió apartarse cuando más consuelo necesitaba?

Al parecer amaba tanto a Marian, como para ser capaz de perdonarle una doble traición. O quizás en esa historia también había algo oculto, Noah sostenía que Will tenía un espíritu noble y que un acto como ese era de esperarse. Pero Abi también sentía conocerlo un poco y aunque él hubiese cambiado, seguramente conservaba alguno de sus rasgos característicos. Y a ella se le hacía imposible que él decidiera bondadosamente aceptar a Marian una vez más en su vida. ¿Sería posible? ¿Will podía llegar a ser tan masoquista?

Sin darse cuenta sus pies terminaron guiándola a un lugar que nada tenía que ver con su habitación. Abi giró sobre sus talones, dispuesta a marcharse cuando escuchó un sonido suave que provenía del cuarto que tenía enfrente, y se obligó a hacer un alto. Ella podía oír la música que vibraba como los mosquitos de verano, no era una experta pero reconocería un violín en cualquier parte. Con delicadeza entornó la puerta hasta lograr echar un vistazo y entonces no le cupo duda, el Will del que hablaba Noah había sido real.

De espaldas a la entrada él parecía bastante concentrado en lo que hacía, tenía la cabeza reposada sobre la base del instrumento y su mano se movía con tanta naturalidad, como si su música fuera producto de una caricia. No llevaba ni su casaca, ni su chaleco. Estaba vestido de lo más informal y para ser sincera consigo misma, Abi tuvo que admitir que de esa forma se veía incluso sexi. Él comenzó a mover la mano más rápido y la música se precipitó hasta alcanzar la misma velocidad, parecía como si intentara graficar una persecución. Se detuvo abruptamente y las últimas notas, le formaron un nudo en la garganta a Abi. No sabía en qué pensaba Will en ese momento, pero sabía que su melodía era algo triste y desolador. Él se volvió seguramente sintiendo que tenía público y su rostro de desconcierto, logró que a ella se le llenaran los ojos de lágrimas. No dijo nada pues no existían palabras para describir lo que su música le trasmitió, por un segundo creyó poder ver a través de los ojos de Will y no le gustó lo que veía. Había demasiada tristeza, algo que Abi quería quitar de en medio. Avanzó en su dirección hasta que no hubo nada más que sus ropas entre ellos dos. Lo envolvió entre sus brazos sabiendo que un abrazo suyo de nada serviría, pero aun así quería dárselo. Quería trasmitirle que finalmente lo había entendido.

—¿Abi qué ocurre? —Ella negó sin despegar la cabeza de su pecho, Will le acarició el cabello con tanta ligereza que ella pensó haberlo imaginado—. ¿Estás bien? —Asintió una vez más sin abrir la boca. No quería arruinar ese momento, no quería hablar, quería sentir—. ¿Estás feliz de verme otra vez? —Ella ahogó una pequeña risa y se apartó lo suficiente para darle una explicación. Seguramente él pensaría que se había vuelto loca.

—Necesitabas un abrazo —confesó volviendo a apretarlo con fuerza.

—¿Yo necesitaba un abrazo? —inquirió tal vez más confundido que antes.

—Sí, y te lo estoy dando. —Will finalmente decidió corresponderle y la rodeó con sus fuertes brazos también.

—Bueno... gracias por tener en cuenta mis necesidades. —Abi sonrió con tristeza, un abrazo no sería suficiente pero por algo se empezaba.

Relajó la cabeza sobre su pecho y por ese momento ambos se dejaron consolar. Aunque Will muy posiblemente, no entendiera ni la mitad de las cosas que ocurrían. 

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