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CAP 30: SECRETO A VOCES.

Han pasado 9 meses y Amanda ha vuelto a su rutina laboral, también la unión con sus amigos más cercanos, Julio y Andrea. La relación de las chicas todavía era un tanto secreta, ambas querían disfrutar de ese juego clandestino que tenía, aunque ya el "secreto" muchos lo intuían y otros solo necesitaba confirmarlo. Era sábado en la noche y Amanda y Andrea querían compartir juntos así que llamaron a Julio para cenar y en medio de la charla Andrea les dio la noticia del paso que junto con Humberto darían en su relación, y es que estaban pensando irse a vivir juntos, aunque no tenían claro, ni cuándo, ni dónde.

—Lo hemos hablado mucho, chicos y eso significa un esfuerzo mayor para quién decida seguir al otro. Ya no podemos, ni queremos estarnos viendo solo los fines de semana, es una estupidez seguir así. — dijo Andrea con mucha seguridad.

—Bueno amiga sabes que siempre te voy a apoyar, además sé que Humberto es un buen chico, un poco pajuo para mi gusto— dijo Amanda la última frase con resignación —pero lo importante es que te haga feliz.

—¡Ay! Amanda no le digas así— dijo julio con una risa tímida.

—Es que no lo digo por mal. Además, ya Andrea sabe que lo pienso así... Pero como sé que es buen muchacho para Andrea entonces lo aceptó de mil amores.

En un momento todos se callaron como esperando una nueva noticia y estaba vez por parte de Amanda, la joven se estaba haciendo la desentendida pero no podía más, hasta que Julio y Andrea le clavaron una mirada escudriñadora.

—Ok. Supongo que es mi turno de contar... La verdad es que no sé por dónde empezar— se quedó un minuto callada pensando qué decir.

—¿Por qué no comienzas por decir, que ya estás de novia con la jefa? — dijo Julio en un tono obvio.

—No me jodas, Amandi. ¿Es cierto? Yo tenía la esperanza de que dejaras esa relación— dijo un poco decepcionada Andrea —¿Y tú cómo sabes? — le clava una mirada acusadora a Julio.

En eso Amanda le da un stop a las habladurías de los dos: —¡Ya! No... En serio. ¿Y tú cómo sabes? — le preguntó a su amigo.

—Amiga, eso es un secreto a voces. Además, me lo estás confirmado— le pica el ojo con una sonrisa —Y también ya la emperatriz no está tan fría, pues. De hecho, está muy tratable.

—Bueno, si estoy con Alexandra.

Andrea se llevó las manos a la cabeza y Julio hizo un brindis por su confirmación. —Definitivamente los polos opuestos se atraen— dijo Andrea.

Amanda les explicó la historia desde el principio, guardando algunos detalles íntimos, por supuesto y a medida que avanzaba, a Julio se le iba formando una sonrisa. Andrea, por el contrario, mantuvo un gesto serio y desconfiado.

—La verdad no me puedo creer que estés saliendo con la emperatriz de hielo— dijo  Julio con algarabía mezclado con un poco de asombro.

—Ni yo— suelta Andrea con cierta molestia y desconfianza. Julio le da un codazo y la mira escandalizado por no apoyar a su amiga. —Es que no me trago el cuento que ahora sea una buena persona, ¿Cuántas veces te decía unas cosas y salía con otra?

—Está bien chicos, es válido tener una opinión diferente... y la aceptó.

—Mira, Amadi. Siempre he estado en todas las decisiones que has tomado. Y bueno, si te gusta... que por lo que veo no es un capricho, entonces, adelante. Solo tendremos que compartir tiempo y espacio, pero estaré pendiente.

—Bueno, Andrea —interrumpe Julio—, vamos a darle una oportunidad, como dije anteriormente, ella ha cambiado mucho el trato con sus empleados. La gente suele interpretar papeles dentro de ciertos entornos, y si Amanda se fijó en ella es porque tendrá algo que merece la pena. Además, ella también se fijó en ti y con razón, porque eres una mujer espectacular.

Amanda le sonrió a Julio agradecida por su comentario.

—Les agradezco chicos... Vamos a dejar que todo fluya— dijo esto último Amanda mirando a su amiga y tomándola de la mano. —Yo estoy tan sorprendida como ustedes, esto paso de ser un "juego" a algo serio. Pero lo verdadero aquí, es que Alexandra me hace feliz y ha hecho que experimente cosas lindas, tenía mucho tiempo sin sentirme así.

                                                                                    ************

Los días pasaban y el estado de ánimo de Amanda era muy cambiante, se la pasaba entre tristezas, alegrías, enojos y reconciliaciones. Aunque lo negará la noticia de que su amiga se iría del apartamento la desestabilizaba y no era porque no se alegraba por el paso que iba a dar porque a la final, Humberto había resultado un buen muchacho y sabía que, con él, ella sería feliz, Amanda sentía que, al hacer vida en otra ciudad como Puerto la Cruz, no iba a ser igual, eran muchos años compartiendo un lugar con su amiga. Intentaba por todos los medios que no se le notará su tristeza porque para Amanda también sería un cambio muy grande.

Una de esas noches la ingeniera no podía dormir y aunque esa noche estaba compartiendo su cama con Alexandra que se había quedado a dormir por petición de la propia Amanda no podía conciliar el sueño. Así que vio a su pelirroja profundamente dormida y se levantó entre la oscuridad de la noche, salió de la habitación y se dirigió hasta el balcón a observar parte de la ciudad de Valencia. Se sentó en unas de las sillas y respiro un par de veces, pensó en todas las cosas que últimamente había vivido y sintió un abrazo cálido y sincero de su amiga.

—¿No puedes dormir? — preguntó Amanda invitándole a sentarse a su lado.

—No, amiga— le confesó Andrea.

—Es lógico. Pero todo saldrá bien, te lo prometo—afirmó Amanda sonriendo.

—Tengo mucho miedo. Siento que voy a cambiar todo y arriesgarlo todo. Solo espero que no se repita la historia de lo que viví con mi ex.

—No, no. Ambas son situaciones completamente diferentes. No hay comparación— le toma la mano —Humberto se nota que te quiere y está comprometido contigo, se lo veo en sus ojos cuando te mira y eso me tranquiliza— dice —Escucha, todas las relaciones tienen ese punto de incertidumbre, pero ahí es donde debes elegir si arriesgar o no. No te voy a negar que me duele ver que te vas y no sólo del apartamento sino de la ciudad, pero sé que estás tomando la decisión correcta, mi vida. Yo siempre voy a estar aquí para ti, viva a aquí o en otra ciudad u otro país... pero aquí estaré para ti.

Amabas chicas se abrazaron con lágrimas en sus ojos, sintiendo que un trocito de sus corazones se partía en pedazos.

—Te quiero mi Amandi. No sabes cómo te agradezco todas las veces que me tendiste la mano, que me paraste, que volviste por mí. Gracias amiga. No sabes cuánto te voy a extrañar.

Amanda respiró profundo para no terminar de quebrarse delante de su amiga —Yo también te quiero y siempre voy a estar para ti, igual que tu estarás para mí. ¡Te quiero, Andre! — Le dio un beso de buenas noches y rápido se fue secándose las lágrimas a su habitación. Una vez que estaba dentro se apoyó en la puerta y las lágrimas empezaron a caer descontroladamente, en un llanto sutil y silencioso. «Mi amiga, mi compañera, mi familia, ¡se va!»

Alexandra notó el llanto y se levantó, se agachó y se sentó abrazando fuertemente a Amanda, como tratando de absorber parte de su dolor. No dijo nada, gesto que agradeció la joven, acurrucándose en su pecho tal cuál un niño buscando un lugar seguro con su madre.

A la mañana siguiente Alexandra despertó a Amanda entre besos y caricias —Arriba dormilona, levántate. Qué hoy tienes que darle muchos ánimos a tu amiga.

—Es cierto, ella tiene que irse feliz.

—Exacto mi amor. Así que ¡Arriba!

El desayunó estuvo a cargo de Alexandra, y para sorpresa de los presentes, había quedado muy bien. Mientras se llevaba a cabo la comida especial, Amanda le entregó un marco con varias fotos de algunos de los momentos vívidos.

—Bueno, ya que estamos tan regalados. Yo también tengo algo para ti, Andrea— dijo Alexandra sorprendiendo a Amanda y a Humberto que había llegado esa mañana para llevarse a Andrea. La ingeniera miró a Alexandra con una ceja levantada y sonriendo mientras esta buscaba su celular.

—Me tomé el atrevimiento, y si no tienes otra propuesta, claro está de hablar con un amigo de mi infancia que tiene un colegio en Puerto la Cruz, muy cerca de dónde se van a vivir. Y él está dispuesto a recibirte, si quieres anota su celular para que lo llames y hablen sobre trabajo.

El gesto de Andrea y demás muchachos era indescriptible. Andrea había cambiado el semblante de tristeza que tenía al de asombro y agradecimiento, a medida que iba procesando todo lo que decía Alexandra.

—Yo... no sé qué decir— Andrea la miro con gesto amable.

—Nada. Solo tienes que guardar el núm. y llamarlo, él está esperando tu llamada— dijo la pelirroja — Además, sé que eres una persona muy importante para Amanda.

Humberto le ganó la emoción y se abalanzó sin previo aviso a la empresaria, tomando está por sorpresa el gesto y siendo receptiva también.

—Es un buen colegio, sus instalaciones están por encima de la media y.... — Amanda no la dejo que continuará hablando y la beso con intensidad, sorprendida y agradecida por ese gesto. «Creo que con este gesto Andrea podrá comprobar que Alexandra, tiene un lado humano bastante bueno»— pensó Amanda.

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