
11. Cotidiano 8 de Noviembre.
AU sin quirks | EraserMic.
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Shōta suspira con cansancio, tirándose en el sillón de la sala; rendido.
Recién ha llegado de su laborioso trabajo y le inquieta el hecho de que nadie (ruidoso) lo ha recibido. Últimamente eso es normal, aunque aún no se acostumbra.
La jaqueca por pasar casi seis horas diarias encerrado con veinte adolescentes hormonales le está pasando factura, también. Y es que, entre los Mineta no acoses a las mujeres, eso es asqueroso; los Kaminari no, es una mala idea; y los Bakugō no golpees a Midoriya, deja de maldecir; el día se le escapa lleno de gritos y amonestaciones.
Uh, como desea poder dormirse de una buena vez —y para siempre. Cree que no le pagan lo suficiente como para aguantar a esos pende- adolescentes. Sabe que es así, pero no tiene derecho a quejarse.
Estira los músculos que alguna vez estuvieron bien marcados, ahora solo quedaban secuelas de juventud. Tener 40 años mal vividos le recae encima, mas no se siente acomplejado por ello, solo añora la época donde tenía energía...
Como si ésta hubiera existido.
Él jamás tenía energías.
O tal vez se miente, porque los hechos son diferentes cuando Yamada lo arrastraba a sus locuras y él las aceptaba porque así es el amor y, maldición, ¿quién lo había mandado a enamorarse de un rubio tan ruidoso y enérgico como para seguirlo a todos lados?
No se arrepiente de todo el tiempo que pasan juntos, por supuesto que no.
Probablemente, su alocado esposo debe de estar en su programa de radio o teniendo alguna entrevista, y llegaría tarde por ello. Hace pocos días dejaron de hablar seguido, los suficientes como para notarlo. A pesar de convivir bajo el mismo techo, ya no se hablan y él no sabe cómo reaccionar ante ello.
Su estómago ruge y no es de extrañar por las horas. Se levanta del sillón para ir a la cocina a preparar la cena, pensando en si su marido comería ahí con él. No tiene mensajes de texto nuevos en su celular.
Prende la radio para tener ruido de fondo, porque el inacostumbrado silencio lo abruma, y ésta está en alguna estación equis, pasando una canción romántica. Shōta hace amago de querer llamar al rubio, mas se detiene.
La cerradura chasquea y oye el ruido de la puerta abriéndose de par en par, cerrándose luego, y los pasos de alguien acercándose.
—¡Hey, llegaste temprano! —dice el ojiverde como saludo.
—O tú llegas muy tarde.
—Mmh, tal vez. —Deja algunas bolsas con comestibles en la mesa—. ¿Cómo te fue hoy, bebé?
—Horrible. —Hizashi hace una mueca—. ¿Qué esperabas? Ya sabes cómo son las cosas con esos... niños.
—Bueno, sí —musita—. ¿Ibas a preparar la cena?
—Sí.
—¡Deja te ayudo, entonces!
[...]
Entre algunos roces y coqueteos poco sutiles de parte del rubio, ambos hombres se encuentran comiendo en 'paz'.
Hizashi no para de hablar sobre su día y Shōta no entiende como su compañero siempre tiene temas de conversación nuevos, aún si esta es su rutina de hacer más de diez años y le agrada su voz.
—Te quedó muy rico esto, bebé —halaga, agarrando una gran porción.
Un sonrojo se cuela en las mejillas del azabache, aunque no cambia de expresión seria—Es solo curri con arroz, no exageres.
—Pero lo hiciste tú, eso ya lo hace especial —sonríe abiertamente—. Y, ¿sabes qué podría hacer más especial ésta noche?
Con la boca llena, responde—¿Qué?
Un postre...
El ojiverde se levanta de su lugar sin dejar de sonreír, dirigiéndose a uno de los estantes más alto y empieza a remover las cosas. Sin embargo, ni así se calla.
—¿Sabes? El año pasado no fue un buen ocho de Noviembre para ti, a pesar de tratar de convencerme de lo contrario, te conozco —comenta—. No te gustó que hayamos salido a cenar y la gente nos interrumpiera a cada rato.
—Bueno, pero-...
—Pero este año...—voltea—. Este año creí que querrías pasarla a solas conmigo, por lo que me pareció buena idea que comamos los dos solos y...
—Feliz cumpleaños, bebé. ¡Me costó mucho mantener en secreto tu regalo! Siempre acabo dándote pistas.
Shōta observa la caja bien envuelta que su esposo le extiende con tanto fervor. La toma, intentando disimular su felicidad y rompiendo el empaque con decorado de (para nada) ridículos gatitos.
—Hey, no era-
—¡Conseguí estas gatogalletas que tanto te gustaban en nuestra juventud! Las dejaron de producir hace años, por lo que muy difícil de-...
El azabache lo calla —al fin— con un profundo beso cargado de sentimientos. No podía creer —bueno sí— que su amado recordara esos detalles. ¡Años sin probar esas delicias que probablemente no eran originales; pero se parecían demasiado! Hasta olían igual. Qué más daba.
Mierda, está sonrojado hasta las orejas, incluso podría competir con el rojo teñido de uno de sus alumnos. Y siente su corazón desembocado en su pecho, está muy feliz...
Porque estar con Hizashi Yamada era de todo, menos aburrido, y Shōta no entendía qué había hecho para merecer tal hombre que lo hacía sentir tan especial.
Su cena transcurrió entre caricias y besos, y un salteo al postre completamente necesario para el cumpleañero.
- ¡ojalá les haya gustado!
(igual, malísimo me quedó el concepto x2)
referencias a steven universe dónde.
(los números del título, son letras heh, todos juntos forman una palabra)
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