Capítulo uno.
Yeh Shuhua y Jeon Soyeon no podían ser más diferentes, era un misterio que ambas estuvieran estudiando en la misma universidad, compartiendo la mayoría de sus clases. Quizás podía explicarse con que las ciencias sociales eran un mundo muy amplio, abarcaba desde la psicología hasta la filosofía. Mientras Soyeon se sentía conquistada por la sociología y se proyectaba a sí misma haciendo trabajos de investigación y estadísticas, Shuhua tenía como materia favorita la pedagogía.
Esa era una de las tantas diferencias entre ambas. Soyeon ya parecía tener en claro a qué querría dedicarse tras recibir su título, mientras que Shuhua parecía seguir tanteando. Pero no había que quitarle mérito a la menor, ahora sabía con certeza que le gustaba la pedagogía y psicología infantil, gracias a las materias que estaba estudiando, el día de mañana podía dedicarse a ser maestra, o podía trabajar como psicopedagoga en algún colegio o clínica. No estaba tan segura aún, pero comparado al inicio de su carrera, que solo se había anotado en la universidad porque fue la única que más o menos le llamó la atención, había sido un gran avance.
—Pensar que un castigo puede dejar una enseñanza positiva a un infante es un error común que muchos de nosotros cometemos al hoy día. —Decía Cho Arden, la profesora de pedagogía. —Pero cuando pensamos en nuestra infancia e invocamos recuerdos de castigos, no encontramos nada positivo. Por lo contrario, el infante desarrolla un sentimiento de dolor, frustración e incluso rencor hacia el adulto.
Justo a su lado Cho Miyeon alzaba la mano, llamando la atención de la profesora. Ésta le hizo una seña con la cabeza, cediendole la palabra.
—Pero así es como aprendemos. —Dijo Miyeon, sonaba más confundida que segura. —Hacíamos algo que estaba mal y nuestros padres nos mandaban a nuestra habitación a reflexionar. El castigo era la forma de entender que nos habíamos equivocado.
En lo que llevaban del cuatrimestre habían estado trabajando respecto a la violencia que se ejercía a los niños. Se había empezado por lo más pesado, sobre como aún habían culturas que silenciaban a los infantes y violaban sus derechos básicos, el que aún obligaran a niñas a casarse era uno de los tantos ejemplos. Pero cada vez profundizaban más sobre distintas formas de violencias; Shuhua se sentía media ignorante, cada clase parecía derrumbar una idea que tenía instalada respecto a qué era abusivo y que dejaba de serlo. Era por eso que le encantaba dicha de materia, realmente sentía que estaba aprendiendo algo y que tenía herramientas reales para usar en el mundo real.
—Díganme algo. Cuando sus padres los mandaban a su habitación, ¿se sentaban a reflexionar sobre sus actos?
Miyeon frunció las cejas, se veía pensativa y desconcertada. Tal como el resto de sus compañeros; Shuhua por otra parte creía estar entendiendo a donde quería llegar su profesora.
—Yo recuerdo que imaginaba que algo malo les pasaba a mis padres, en venganza. —Admitió una alumna. Shuhua se volteó a verla, pero no la reconoció. La chica se veía adorable, tenía un rostro juvenil y el rubor que exponía su vergüenza la hacía ver muy tierna.
—¿Lo ven? —La profesora volvió a hablar. —Los niños no son tontos, pero no pueden entender algo si no se les explica, si solo se le grita y se le quitan sus cosas o le encierran.
—¿Qué pasa con los niños que son más problemáticos? —Esta vez habló Jeon Soyeon. —¿Cómo se educa a un niño que se pone hacer berrinche cuando la madre quiere explicarle que algo no se hace?
Shuhua se sorprendió de ver a la más bajita involucrarse en la clase. Siempre la oía, Soyeon parecía una chica estudiosa y comprometida con el estudio, pero en pedagogía pasaba sin pena ni gloria. Eso sí, Arden la había elogiado más de una vez por su rendimiento en los proyectos teóricos.
—Consecuencias y comunicación, no necesariamente en ese orden. Se le explica al infante que algo no debe hacerse, y cuando lo hace, se le enseña con la consecuencia.
—Profesora, me está fritando el cerebro. —Soltó Miyeon tan pronto como terminó de hablar, ganándose involuntariamente las risas de algunos de sus compañeros.
—Lo siento, voy a darte un ejemplo. —Respondió Arden con una sonrisa. Su rostro se mantuvo serio y sereno por lo que duró cinco segundos, tras haber acomodado las ideas en su cabeza, retomó su explicación. —Supongamos que tenemos un niño a cargo, le explicamos que debe dejar los vasos en el centro de la mesa para evitar que se caigan y mojen el piso de gaseosa. El niño no le toma importancia, deja el vaso donde a él le resulta más cómodo y acaba sucediendo lo que se le advirtió... ¿Me siguen? —Tan pronto como la mayoría de la clase asintió, prosiguió. —En lugar de castigarlo le podemos dar los productos de limpieza necesarios y explicarle cómo debe limpiar, y para cuando termine se le puede volver a señalar por qué es importante que nos haga caso. Recuerden, los niños no son tontos, pero tampoco aprenden las cosas por si solos y nadie, ni los más inteligentes, aprenden siempre a la primera.
Cuando Arden terminó de hablar, los murmullos de los estudiantes no tardaron en hacerse oír, la mayoría parecía haber entendido sin problemas e incluso se mostraban de acuerdo con la docente, pero aún en la lejanía podían oírse algunas voces cargadas de dudas.
—¿Puede aplicarse siempre? —Cuestionó Soyeon, una de las pocas voces que no terminaba por convencerse. —Quiero decir, hay circunstancias más graves que tener que limpiar algo.
Arden asintió, iba a darle una respuesta verbal pero al notar la hora en su reloj de mano la hizo retractarse.
—No voy a decirte. —Acabó diciendo con una sonrisa. —Quiero que busquen en lo más profundo de sus recuerdos alguna vez que hayan sentido que sus padres los castigaron injustamente, y piensen cuál hubiera sido la forma correcta de haberles señalado su error. Lo hablaremos en la próxima clase.
Y como si estuviera perfectamente calculado, el timbre que anunciaba la finalización de la clase sonó.
Shuhua tenía un gran enamoramiento por Arden, pero no del tipo romántico, sino más bien del que estaba relacionado a la admiración.
A ella realmente le gustaba su profesora, cada clase salía más fascinada que la anterior. Despertaba en ella un sentimiento de pasión que no sabía qué tenía, más de una vez se encontró pensando en lo mucho que le gustaría parecerse a Arden en un futuro.
Fue ahí cuando empezó a considerar en dedicarse a algo relacionado a la materia, era la única que genuinamente le gustaba y no le parecía banalmente interesante.
—Me sigo sintiendo una tonta. —Dijo Miyeon a su lado, quien parecía repasar los apuntes que acababa de hacer mientras esperaba al otro profesor. —Le estaba agradeciendo mentalmente a Soyeon por haberle preguntado, pero no sirvió de nada.
Shuhua observó a Soyeon a lo lejos, quién había tomado asiento tres filas adelante de ellas. Sólo podía verla de espaldas, su cabello rubio suelto que cada vez parecía más largo y aquel reciente tatuaje que aún no podía descifrar bien qué era. Pese a la pobre visión que tenía de su compañera, pudo notar que esta ya estaba con su celular.
—No eres tonta. —Le respondió a su mejor amiga. —Es difícil entender algo cuando ya tenemos una idea impuesta, por eso hay jóvenes que aún defienden una educación a base de golpes.
—¿Y tú cómo haces para entenderlo a la primera? —Cuestionó Miyeon, medio frustrada medio sorprendida. —Deberías hacer tu tesis sobre esto.
Shuhua rió, la dinámica de su amistad era del tipo bromista, así que rara vez se decían elogios. Pero si era sincera consigo misma, Miyeon le parecía muy tierna. Cuando se frustraba y empezaba a quejarse, parecía una niña pequeña.
—Mamá jamás nos castigó, recuerdo que cuando peleabamos con mi hermana solo subía la voz. Nos daba turnos para hablar y se aseguraba que no nos interrumpieran. Por eso no me pareció difícil de entenderle a Cho.—A Shuhua sí la habían castigado más de una vez, su abuela materna cuando estuvo al cuidado de ella. Pero tan pronto su madre se enteró hubo una gran discusión entre ambas mujeres; Shuhua siempre vio los castigos como algo negativo, aunque no sabía por qué, hasta ahora que podía analizar su niñez. —Y no voy hacer mi tesis sobre esto. Ya sé cuál va a ser el tema de mi tesis desde que inicie en la universidad.
—¿En serio? —Si Miyeon se veía sorprendida antes, ahora lo hacía más. —¿Quiere decir que ya lo empezaste?
Shuhua negó. —Quiero hacerlo sobre la teoría queer, pero no sé puntualmente qué quiero tratar.
—Yo ni siquiera estoy segura de qué abarca la teoría queer. —Admitió la mayor de las dos, riendo un poco.
—Yo tampoco. —Dijo Shuhua, riendo también. —Por eso debo empezar a leer esta noche.
Sin haberlo notado, Soyeon se había acercado a ellas. Sostenía unas hojas en su mano derecha, las cuales dejó en el escritorio de Miyeon.
—Muchas gracias por haberme prestado sus apuntes, Miyeon unnie. Fueron de mucha ayuda.
—¡Me alegra tanto oír eso! —Miyeon tomó sus hojas y las puso en algún lado en su carpeta, como si no fueran de tanta importancia. —¿De verdad lo entendiste?
Soyeon asintió a la vez que sonreía. Era extraño, su sonrisa era suave pero siempre se veía grande, amplia. Shuhua no podía dejar de notarlo cada vez que la veía sonreír.
—Es muy prolija, y más que copiar lo que dice la profesora, ya anota lo que entendió con sus propias palabras.
—Esperemos que lo haya entendido bien, porque sino ambas estaremos en problemas.
Las chicas rieron en complicidad para acabar despidiéndose, como de costumbre Soyeon pasó de largo de Shuhua.
No es que a Shuhua le importara, para nada. Ella ni siquiera era de tener muchas amigas mujeres, especialmente después de haberse distanciado de Yuqi. Pero le parecía extraño el caso de Soyeon, ellas estaban sobre el mejor escenario para socializar; estudiaban en la misma universidad, compartían la mayoría de las materias y a demás ambas eran amigas de Miyeon, sin embargo jamás habían compartido un diálogo.
(...)
Shuhua quería llorar de frustración, había terminado de escribir para la materia de pedagogía y se había puesto en su escritorio con la intención de iniciar su tesis en el computador.
Fue inútil, había buscado la palabra queer en tres buscadores distintos y todos la llevaban a páginas homofobicas, artículos sobre cómo curar la homosexualidad, "argumentos" de por qué no deberían aprobar la ley del matrimonio igualitario y campañas que justificaban el despido a una persona por el simple hecho de ser desviado, entre otras cosas. Lo único positivo que había encontrado, si es que se podía llamar así, había sido una página porno homosexual. Nada informativo.
Le había escrito contándole a Miyeon, la mayor le había explicado que solo obtenía aquellos resultados porque estaba buscando desde una conexión coreana. Le había sugerido que usara un vpn para poder navegar con una conexión canadiense. Le hizo caso, y funcionó, de no ser porque el traductor era tan básico que todo parecía estar redactado por un niño de tres años. Shuhua salió incluso mas confundida que antes.
Miyeon.
Siempre puedes hablarle a ella, ya sabes.
Shuhua puso los ojos en blanco al leer el mensaje de su amiga, estaba un poco harta de que siempre acabaran hablando de lo mismo. De haber sabido que la castaña seria tan insistente, no le habría contado nada en primer lugar.
No es una buena idea.
¿Lo has intentado?
No, y no quiero. Prefiero cambiar de tema primero.
Miyeon tardó en responder esta vez.
Puedes hablar con Soyeon, es como una enciclopedia de la comunidad queer.
¿Soyeon unnie? Ni siquiera nos dirigimos la palabra.
¡Ella es súper simpática! Y le encanta ayudar a los demás, pero si no le hablan jamás inicia una conversación.
Es introvertida.
Shuhua lo dudó, pero acabó con la conclusión de que no tenía nada por perder.
A demás, había estado pensando en ello en la mañana. Ellas tenían todos los parámetros para llevarse bien, solo les faltaba una excusa para tratarse. ¿Tal vez esta era una especie de señal?
De acuerdo, pásame su contacto.
Miyeon no tardó más de cinco segundos en pasarle el número de Soyeon, Shuhua no fue más lenta para escribirle a la más bajita.
Ya estaba hecho, solo quedaba esperar a que le respondiera.
♡♡♡
Que no se pierdan las buenas costumbres de empezar una historia teniendo tantas otras en emisión <3
Siganme en twitter, soy piolarla y pienso retomar mis aus
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