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Advertencia
Discusión de términos raciales, alegorías de segregación racial y ecológica
Ciencia muy MUY falsificada, especialmente en el ámbito biológico. Utilizaré tópicos reales pero los transformaré por el bien de la historia. No hagan mucho caso a eso jeje 💕
entrada n . 35 / año 792 dspG
Doctor PJM, en su diario personal
La mayoría de los híbridos aceptados por la sociedad en la que vivimos son los gatos, los perros y algunos tipos de pájaros. Los demás estamos destinados a sufrir un exilio silencioso de lo que venga a ser la vida normal, las expectativas de alcanzar felicidad. No nos queda más opción que aceptar en silencio y agachar la cabeza, porque así se sobrevive.
Al menos eso es lo que nos han contado por generaciones. Antes, éramos uno con el ser humano: no importaba si teníamos el ADN de un reptil, de un ser acuático o de un depredador, o algo único como la unión de dos híbridos completamente diferentes. Según las leyendas, los reportes históricos, los estudios de sociología antiguos, la naturaleza y el ser humano durante mucho tiempo fueron enemigos mortales hasta que la unión milagrosa entre ambos logró hacer entender a las dos partes que debían vivir en armonía, que la existencia de uno no debe subyugar al otro. Todos vivimos en el mismo planeta, la misma tierra es la que nos permite caminar firmes y mirando al futuro. Así, durante siglos, los híbridos éramos el nexo entre lo creado y lo natural, lo que podía existir tanto por cuenta propia como por la ayuda entre todos los que viviéramos aquí en la Tierra. Se crearon civilizaciones llenas de sincretismo cultural, avanzamos con premura y seguridad hacia adelante sin tener miedo del otro.
¿Qué fue lo que hicimos mal para separarnos, para ya no ser compañeros si no que enemigos? Es lo que me pregunto cada vez que estudio en las páginas de mis escritos favoritos, de los que no me gustan tanto. ¿Qué es lo que pasó para que los híbridos fuéramos odiados, discriminados, marginados?
Me dedico a estudiar nuestra historia, a luchar por nuestros derechos como personas pensantes e independientes, y aún así los famosos diez años que quedaron perdidos en el tiempo no aparecen. Por más que deseo desenterrar esa información, las páginas de esa década están perdidas y la gente parece olvidarlas una vez las terminan de impartir en las clases de la preparatoria. Los híbridos somos vistos como seres déspotas, salvajes que no hacen más que seguir sus instintos y olvidar las leyes, su lado humano. Ellos olvidan lo que significamos para la historia, su propia supervivencia, y siguen pisoteándonos con el pretexto de mantener las cosas en orden, como si no pudiéramos pensar en lo que hiciéramos sin que nos digan exactamente lo que debamos hacer. Como robots que perdieron su rumbo.
Mis colegas han logrado establecer en sus estudios múltiples pruebas (innecesarias a mi parecer, pero completamente vigentes en el día de hoy) que determinan las capacidades éticas y morales de los seres híbridos, la cual es especialmente elevada, incluso más allá de un ser humano común. Teniendo estudios en el área social, filosófica o histórica, los seres humanos pueden alcanzar el mismo nivel de moralidad que el estándar de un ser híbrido. Aún así, los seres humanos no se inmutan demasiado a sus propios estudios sociales y permanecen determinados por sus propias venturas, sin encontrarle necesidad a la investigación por el bien de los demás. Presidentes han renegado de su propia ética con tal de concentrarse en las ganancias monetarias, y es ahí cuando me pregunto ¿por qué siguen insistiendo en algo irreal cuando existen estudios que reniegan de tales posturas llenas de salvajismo?
Esta tarde he logrado investigar bien dónde podrían haber quedado esos diez años perdidos, y por más que ninguno de mis compañeros profesionales quiera acompañarme en mi investigación, acudiré con inmediatez a la fuente de todos éstos problemas. Espero obtener más respuestas que dudas nuevas.
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El doctor Park Jimin se especializaba en el campo de la sociología híbrida. Tenía veintidós años cuando llegó a la ciudad central, St. Cilyne, en busca de expandir sus estudios sociales y poder servir mejor a sus compatriotas híbridos, luchar por los derechos que alguna vez tuvieron antes de que todo se fuera al garete. Desde pequeño se había interesado en el área, pero al ser un híbrido poco común no pudo tener acceso a las comodidades de una persona con derechos garantizados.
Park Jimin poseía el ADN de un escorpión.
Decir que era temido a pesar de tener un rostro poco amenazador era rebajarle la importancia al asunto. Era dejar que las instituciones que le negaron apoyo y refugio se salieran con la suya a pesar de que era tan pensante y amable como cualquier otra persona. Había sido desposeído de su cola venenosa desde la infancia temprana, en un episodio traumático que marcó tanto su propia vida como la de su familia, y desde ese entonces fue que hizo una busca activa por luchar por sus propios derechos. Los de él y de los que fueran híbridos como él.
Ahora, en la ciudad y con un diploma universitario bajo la manga, se dedicaba a investigar sobre la historia de los híbridos desde el inicio de su existencia hasta sus propios días, pero muchas décadas de historia híbrida habían sido borradas. Jimin estaba determinado a descubrir qué había pasado, y es por eso que caminaba con tanta decisión hacia la biblioteca del gobierno, odiando la manera en que era observado por las personas a su alrededor.
Sabía que sus grandes lentes de sol eran objeto de intimidación para muchos, pero hoy en día muchas personas los usaban como elemento de moda, accesorio. ¿Serían, en cambio, las marcas en sus mejillas? ¿Los seis ojos pequeños y negros que rodeaban sus ojos humanos? ¿Sus uñas oscuras y alargadas, que a veces a la distancia parecían pinzas? Incluso si no tenía ya su larga y hermosa cola de escorpión, Jimin seguía siendo identificado como uno, y por ello mismo, temido. Clasificado como un salvaje. No importaba que estuviera casi siempre usando su bata blanca y la placa de identificación, la gente rehuía de su presencia como si se tratara de un animal peligroso sin domesticar y no un ser híbrido.
Bajo el clima caluroso de verano, seco, que tanto le gustaba, tenía que armarse de valor para hacerse escuchar, pero incluso si muchas veces no servía, su placa de identificación lo ayudaba un poco a sentirse más seguro y validado.
Cruzando la enorme plaza para bajar las escaleras públicas hacia la biblioteca del Gobierno, siendo mirado de reojo por los guardias, deseó haber llevado su abrigo de lana porque la verdad es que estaba temblando de frío ante la temperatura más fresca del establecimiento subterráneo. Los escorpiones gozan mayormente de climas desérticos, aunque algunas especies se han adaptado a climas más tropicales o invernales. Lamentablemente Jimin no provenía de esa línea de ADN, así que temblaba cada vez más.
Al llegar a recepción, lo atendió un híbrido de gato, de los más comunes y aceptados en la sociedad actual a pesar de que seguían siendo híbridos. La teoría de Jimin era que los gatos eran mascotas desde antes de la existencia normalizada de los híbridos, así que la gente humana los hallaba tiernos y adorables. El tipo que lo atendió parecía ser enfocado en su trabajo, con una voz seria y arropado en una enorme manta. Cuando Jimin se apartó para ir con su permiso de investigación hacia la zona privada de la biblioteca, pudo ver que el recepcionista amasaba la manta.
─── Felinos. ─── susurró con una risotada amarga. Incluso desde lejos podía imaginar que ronroneaba con una cara de satisfacción y los ojos cerrados, relajados en concentración.
Una vez dentro del área de la biblioteca a la que tanto deseaba ir, se dispuso a ver los libros y ensayos, informes, todos apilados de manera simultáneamente pulcra y caótica, como si los ordenaran a la fuerza cada vez que alguien pedía verlos. Los estrechos pasillos que se formaban por las columnas de madera y metal estaban repletos de títulos complejos, no ficcionados, títulos que le importaban a Jimin de sobremanera. Entre páginas pudo ver los nombres de colegas anotados de manera secuencial, y pudo concluir rápidamente que ellos anteriormente habían leído esos mismos libros que él tomaba.
Encerrado en su propio mundo, viendo los títulos y sacando todos aquellos que pudieran servirle para su investigación, no reparó en qué momento ocurrió, pero de repente alguien tocaba su hombro con curiosidad.
Un carraspeo, y luego la voz susurrada que se suele usar en una biblioteca;─── Necesito pasar, ¿con permiso?
El sociólogo se dio media vuelta para ver de quién se trataba. Con un suspiro, negó la cabeza.─── En serio me sigues como un perrito, ¿estás seguro de que no posees ese ADN, Jeongguk?
─── No seas pesado. ─── le hizo puchero el hombre mientras se movía incómodo entre los anaqueles, buscando una posición en la que su grande cuerpo escamoso no diera el riesgo de botar todos los estantes como dominós.─── Sabes que vengo de una larga familia de aligátores, ni siquiera tengo orejas y cola de canino.
─── Ya, lo siento. ─── se reía entre susurros el más bajo, completamente cómodo en aquel sitio.
Minutos más tarde, ambos se sentaban en la zona de lectura de la biblioteca, con libros apilados de la manera más ordenada posible a pesar de que eran bastantes, con hojas raídas y tapas a punto de descoserse por completo. Jeongguk intentaba poner su enorme cola de la manera más cómoda para sentarse en el sillón, y Jimin terminó ayudándolo aunque no sabía bien aún si tocar la cola de un aligátor era considerado mala educación o cruzar una línea. Jeongguk no le reclamó, pero Jimin era consciente de que el joven era muy tímido como para reclamarle por algo así.
A diferencia de Jimin, Jeongguk disfrutaba de climas fríos y templados por igual, y aunque prefería el calor para darle un poco de vida a su piel llena de escamas, de vez en cuando andaba por la vida usando ropa de verano en pleno invierno. Dentro de la biblioteca Jimin temblaba por el frío, pero Jeongguk usaba sin problema alguno una camisa negra de mangas cortas, y ayudaba con mano firme a Jimin a ordenar los libros de la investigación por categoría.
El científico sonreía, sin poder concentrarse mucho en lo que decían las páginas.─── Desde el año pasado que no te veo. ¿Qué has estado haciendo?
─── Lo usual. ─── suspiraba el híbrido de aligátor, sonriendo melancólico.─── No me dejan hacer muchas cosas a pesar de que he aportado mucho al desarrollo de la industria farmacéutica, según ellos mismos. Me dejan entrar aquí y hacer cosas, pero Dios se apiade de mí si es que quiero publicar alguna de mis investigaciones. No sé honestamente si hacerme algún procedimiento quirúrgico para ser más humano y menos reptil.
─── Jeongguk, no. Sigamos adelante con orgullo de ser quienes somos. ─── lo interrumpió el científico, mirándolo a los ojos. Unos ojos profundos y negros, más humanos que reptilianos, pero rodeados de un rostro escamoso y un cuerpo grande y torpe, que no podía pasar desapercibido por más que quisiera. Y a pesar de eso, Jeongguk hacía un puchero con sus labios, bajando la mirada como un perrito reprendido.
Francamente a Jimin le parecía tierno. Pero no podía decírselo, incluso entre híbridos diferentes las cosas cambiaban un montón. Los modales, las costumbres, incluso las horas en que comían. No quería decirle algo más que pudiera herirlo sin investigarlo antes, o preguntarle directamente, y eso le daba mucha vergüenza. A veces lo molestaba un poco con el hecho de que se pareciera a un perrito, pero porque sabía que a Jeongguk no le molestaba realmente. ¿Qué diría si es que decía algo que no debía en el momento equivocado?
El híbrido más alto le devolvió la mirada con una sonrisa más triste aún que antes.─── Tú, Jimin, ¿qué has hecho? Te he visto en la televisión al menos dos veces en primera línea de marchas, pero detrás de eso... ¿Qué investigas ahora?
El científico no quería insistir con algún tema que a Jeongguk le incomodara, así que se mordió la lengua y suspiró, pensando bien en cómo decir lo que quería comunicar. Su cabeza estaba llena de dos cosas, y una de ellas era la que parecía adecuada de decir.
─── Estuve investigando las causas de nuestra discriminación, y como siempre, llego a la conclusión de que es porque nos ven como inhumanos. Pero... ─── agarró uno de los libros que pudo sacar, y lo hojeó con cuidado para ver dónde estaba la página que le había interesado. Se lo pasó a Jeongguk, señalando el párrafo específico.─── antes de la Década Perdida, los híbridos y los humanos vivíamos en paz. No sólo eso, éramos una sola sociedad. ¡Vivíamos en armonía!
─── Casi todos los humanos olvidan esta materia. ─── fruncía el ceño Jeongguk, leyendo atento las páginas llenas de información.─── ¿Quieres decir que... estás investigando lo que sucedió...?
No completó la frase, mirando a su alrededor con claro miedo. Jimin ahora era quien fruncía el ceño, confundido.─── Sí, durante la Década Perdida.
─── ¡No lo digas en voz alta! ─── gritó en voz bajísima Jeongguk, cubriendo la boca del científico sin pensarlo más allá. El libro se cayó cerrado al piso alfombrado, con un golpe sordo que Jimin mismo casi ni reparó.─── He estado acá antes con sociólogos que buscan lo mismo, y... y no salen con vida después de que el Gobierno se enterara.
Jimin agarró la mano de Jeongguk para poder sacársela de la boca, sonrojándose un poco en un tono azul que solía caracterizar a los que poseían sangre fría, ciertos invertebrados y reptiles. Alzaba una ceja a modo de pregunta, pero los nombres y rostros de otros investigadores de su campo aparecieron en su cabeza. Y a pesar de querer saber qué era lo que investigaban, recordaba dejar flores en las tumbas de más de uno de ellos.─── Quieres decir... Esos datos están completamente borrados o aquí dentro.
─── ¿Qué?
─── No hay trazo de historia que se elimine por completo, es un decreto por ley desde hace milenios. La Década Perdida está aquí dentro, en alguna parte. O en el Palacio Presidencial, es más probable que esté ahí.
─── Jimin. ─── a pesar de que el científico se estuviera moviendo mucho, Jeongguk no lo pensó dos veces antes de tomar el rostro del más bajo con gentileza, intentando que detrás de esas gafas de sol el tipo lo mirara atentamente a él. Le prestara atención.─── No vayas más allá de esto. Vas a morir.
El científico de repente sentía su estómago chistosito, como si hubieran mariposas dentro de él.─── Necesito saber, y decírselo al mundo. Esta es nuestra oportunidad, Jeongguk... como seres híbridos.
─── No, Jimin. ─── seguía negándose Jeongguk con los ojos brillantes de lágrimas frustradas y aterrorizadas.─── No quiero perderte.
El científico sintió que ahora su corazón era el que revoloteaba, pero no dijo más. No, porque él tampoco quería perder a Jeongguk, pero mucho menos era capaz de permitir que tantas atrocidades ocurrieran a su alrededor, en contra de personas que no merecían ser atemorizadas por un sistema opresor y salvaje, acusándolos a ellos de ser los salvajes. No quería ser cómplice, y pensaba en eso cuando tomaba de nuevo las manos del híbrido de aligátor y lo miraba a los ojos de vuelta, con los labios y la garganta temblando de nervios. Si podía hacer algo, lo iba a hacer. Se lo prometió a sí mismo cuando llegó a al ciudad, diez años antes.
─── Si lo hago, y sale bien... ─── murmuraba el más bajo.─── Seremos libres, juntos. Puedes incluso acompañarme en esto. Pero lo hagas o no, yo iniciaré mi investigación. No me importa perder la vida por la verdad.
Para mi hermosa chacala
Esposa de mi corazonaaaa felices 18 meses de lesbianismoOO
Esos son 548 días ejejjejee soy muy feliz a tu lado vaMOS A POR MÁS AJKHDFKSDGHK
Besos en la rajuela jeje👄
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