El Cielo
WARNING: Tiene smut :v
Continuación de "30 minutos en el Cielo". Dedicado al buen dekkosv con todo el love del mundo. Ahora si, disfruten hijos mío.
Liam sinceramente no se esperaba que Peter fuera a llamarle un día después de haber hablado en las escaleras del Loft para programar verse en el departamento del mayor. El cual se encontraba en el centro del pueblo y, a diferencia del Loft, era un lugar residencial.
Por eso, cuando el calendario marcó el día Martes 3 de Septiembre, Liam se encontraba nervioso y cohibido por ir a una zona en donde temía alguien pudiera reconocerle.
A pesar de sus miedos y nervios, de todas formas a las 18:10 estuvo de pie frente a la puerta del departamento de Peter. Dio un par de golpes y esperó a que el otro le abriera.
Cuando la puerta se abrió, se le cayó el alma a los pies al ver a Peter allí. Con una de sus típicas camisetas de cuello en V y su socarrona sonrisa que hacía caer a sus pies a cualquiera.
— Hola.
Liam se quedó pasmado sin responder por un par de segundos, solo le miraba.
— Hola –Respondió finalmente.
— ¿Quieres pasar?
El rubio asintió, siendo guiado por el mayor hasta el interior del lugar. El cual estaba bastanta bien amueblado, el lugar era genial.
— No sé si deba ofrecerle alcohol a un menos, pero también tengo Pepsi y...
— ¿Tienes cerveza?
Peter miró al menor soprendido por la pregunta. Pero asintió y fue a sacar el refrigerador para coger la cerveza.
Liam se quedó en la sala, cuando lo que aparecía en la televisión llamó su atención. A pesar de que esta no tuviera volumen, pudo reconocer de qué se trataba.
— ¿Estabas viendo el partido de los Nets? –Preguntó acercándose para ver mejor.
— Así es –Le respondió Peter.— Aunque es obvio que van a perder.
— ¿Disculpa? –Peter se asomó desde la cocina al escuchar lo ofendido que había sonido el menor.— No van a perder, van a ganar.
— No lo harán –Negó el mayor.— Han estado jugando terrible ultimamente.
— ¿Quieres apostar?
El pelinegro llegó con una caja de cervezas frías hasta donde se encontraba el chico.
— Nunca he perdido una apuesta, pequeño –Le informó sonriendo mientras dejaba las cervezas en la mesa.
— Yo nunca he perdido en nada –Liam sonaba orgulloso de sí mismo.— Así que apostemos ¿O tienes miedo?
Ahora era a Peter a quien le tocaba verse ofendido.
— Acepto –Asintió el pelinegro.— Prepárate para perder.
— ¿Qué apostamos?
— No lo sé –Peter puso una expresión de que estaba concentrado pensando.— ¿Una mamada?
— Apenas te conozco, no te la voy a chupar.
— Aish, que bebé –El mayor rodó los ojos.— Un trabajo de manos, entonces.
— Está bien –Asintió el rubio.— ¿Tenemos una apuesta?
— Así es.
Peter subió el volumen y ambos se sentaron en el sofá a ver el partido.
(...)
Los nervios de Liam fueron desapareciendo a medida que las cervezas se acababan. Puede que el chico fuera un lobo, pero era joven y nuevo en la licantropía, así que el alcohol aún le afectaba.
Solo quedaban veinte minutos cuando los Nets dieron vuelta el marcador y acabaron ganando.
— ¡Ja! –Liam se rió.— Te dije que iban a ganar.
Peter le dio un último sorbo a su cerveza antes de dejarla sobre la mesita y quedarse viendo a Liam.
Se notaba a kilómetros que el rubio estaba medio ebrio. Se le notaba en la cara y en la forma en la que se reía de la menor idiotez.
Liam volteó la cabeza y le miró con una media sonrisa.
Peter se acercó, le cogió por la barbilla y le besó.
Fue un beso extraño, ya que Liam estaba medio adormecido y parecía no reaccionar aún. Pero en cuanto lo hizo, continuó el beso con gusto.
El pelinegro acostó al chico en el sofá y se colocó encima, comenzando a quitarle la camiseta mientras le besaba.
Cuando la camiseta estuvo fuera, el lobo bajó y comenzó a besar el abdomen del menor. El cual se retorció un poco cuando la lengua del mayor chocó contra el borde de sus pantalones.
— Ahora vas a recibir tu premio, campeón –Le dijo el mayor mientras le comenzaba a desabrochar el pantalon.
Hizo que Liam levantara las caderas para poder bajarle los pantalones junto con los boxers. Encontrándose con la erección del chico.
Se subió las piernas de Liam a los hombros y le miró por un momento.
— Creí que el premio era un trabajo de manos.
— Tu eres el que dijo que no estaba dispuesto a chupármela –Le recordó Peter, besándole el muslo muy cerca de su entrada. Haciendo que el chico gimiera.— Yo, por otro otro lado, disfruto de ver esa cara que pones.
Liam intentó responder, pero se quedó sin aire al sentir como la mano de Peter se cerraba en torno a su pene.
Sintió como el mayor besaba el glande, mientras con la mano comenzaba a hacer movimientos lentos y, para Liam, castigadores.
El menor alzó las caderas cuando el otro comenzó a tragarse su pene, jadeando con fuerza y sorprendiéndose porque nadie nunca le había provocado eso.
Sintió como la lengua del pelinegro se enroscaba alrededor de su polla y como la garganta del mayor se enroscaba alrededor de su polla.
En demasiado poco tiempo, menos de veinte minutos, ya se sentía al borde del clímax.
Intentó aguantarlo lo más que pudo, pero mientras más se retorcía en busca de resistir, más tortuosos se volvían los movimientos de Peter. Haciendo que se corriera en la boca de este.
El pelinegro se quitó con cuidado el falo de la boca y le miró a los ojos.
— Lo siento –Se disculpó de repente el menor.— Normalmente duro más, es que nunca nadie me la había chupado de esa forma y no soy bueno aguantando y...
— Liam –Le frenó el otro.— Está bien, no me estoy quejando de nada. De hecho, no me has dado tiempo de decir nada.
El rubio se ruborizó, el orgasmo le había quitado la sensación de ebriedad y los nervios habían regresado.
Cerró los ojos y miró hacia otro lado, mientras escuchó a Peter suspirar.
— ¿Quieres seguir?
— Si –Admitió.— Pero estoy nervioso y así va a doler y...
— Liam –Le llamó.— Mira donde tengo la mano.
El rubio obedeció y abrió los ojos, bajando la vista por primera vez hacia la mano de Peter. Ni siquiera lo había sentido ¿Cuándo exactamente fue que Peter le metió dos dedos?
— ¿Seguimos? –Volvió a preguntar el mayor.
Liam puso una expresión de decisión y asintió con la cabeza.
Peter sonrió y le besó nuevamente, provocando que el chico jadeara cuando la intrusa lengua del pelinegro invadió su boca. Comenzando un movimiento sincronizado con la lengua de Liam.
Mientras tanto, el menor sentía como los dedos del otro se separaban y se volvían a juntar en su interior. Lo cual le provocaba una sensación algo extraña.
Liam abrió los ojos de par en par y gimió con fuerza al sentir como los dedos del mayor rozaban algo, no supo que era, pero le dejó sin aire por un par de segundos.
— ¿Qué fue eso? –Preguntó casi sin aire.
— ¿Te gustó? –Le preguntó Peter con una voz pícara mientras comenzaba a besar su oreja.
— Hazlo de nuevo.
Nuevamente, Liam gimió cuando Peter tocó el mismo punto de antes.
— Pequeño –Susurró contra su lóbulo.— Creo que encontré tu próstata.
El Hale se deleitó con los jadeos del menor mientras este se retorcía debajo de él y llevaba una mano hacia abajo.
En un primer momento, Peter creyó que Liam iba a masturbarse. Pero le quedó claro hacia donde iba esa mano cuando la sintió presionar su erección a la vez que intentaba quitarle los pantalones.
— Hazlo ya –Le suplicó el rubio.
— Impaciente –Murmuró contra su cuello mientras depositaba un beso en el hueso de la clavícula.
El pelinegro sacó los dedos de la entrads del menor y se puso de rodillas encima de Liam y comenzó a desabrocharse los botones de los vaqueros con demasiada lentitud y con una sonrisa que decía sé que te estoy torturando, pero me encanta hacerlo, lo cual hizo que Liam gruñera por la espera.
— La paciencia hace al maestro.
— Yo no quiero ser maestro –Refunfuñó Liam.— Quiero que me folles.
Algo dentro del cerebro de Peter hizo corto circuito al ver como se encontraba Liam. Desnudo, sudado, con los ojos brillosos, los labios enrojecidos, el cabello despeinado y completamente dispuesto a lo que fuera que él quisiera. Le encantaba verlo así.
Sacó un condón de su bolsillo, lo sujetó entre sus dientes y se apresuró a quitarse pantalones y boxers juntos y jadeó aliviado cuando su erección dejó de ser apricionada.
Liam observó el pene del otro expectante mientras este se colocaba el preservativo y sonrió mientras le cogía por el hombro y le obligaba a agacharse para besarlo de nuevo.
Mientras le besaba, Peter se colocó con cuidado entre sus piernas y se separó un poco, solo apenas, para poder hablar.
— Voy a entrar –Le dijo, a lo que Liam asintió.
Peter intentó ir lo más lento que pudo, observando con detalle y algo de culpa como Liam apretaba los dientes ante el dolor. Sabía que con lubricante todo hubiera sido más ameno para el chico, pero no había tenido tiempo de salir a comprar, y no es como si tuviera amigos a los que pedirles que lo hicieran.
Una vez que estuvo del todo dentro, se quedó quieto, esperando alguna señal de Liam.
El menor se mordió el labio, emitió un quejido y se quedó con los ojos fuertemente cerrados. Lo cual preocupó a Peter.
— ¿Estás bien? –Le preguntó.— ¿Te lastimé? Porque si lo hice ya mismo me salgo y...
— No –Negó Liam rotundamente.— Estoy bien, solo se siente raro y... ¡No te rias!
Peter no pudo evitarlo, pero no se reía de Liam, se reía de que por un segundo casi se le cae el alma al piso por creer que le había hecho daño ¿Era eso normal? No lo cree, pero tampoco estaba muy interesado en saber por qué el ver al chico con esa cara de sufrido le provocó eso.
— Creo que ya puedes moverte –Le dijo Liam con un hilo de voz, pero Peter se quedó quieto.— ¿No te vas a mover?
— No quiero que creas que estás listo para que yo me mueva, quiero que estés seguro.
— ¿Por qué es eso tan importante?
— Porque si no estás listo y te lastimo al que enviarán a la carcel por follarse a un adolescente va a ser a mí –Le recordó.— No es que me esté quejando de que seas un adolescente, estás bastante bueno incluso para serlo, pero no se me antoja estar en una celda.
Esta vez fue Liam quien rió. Incluso se carcajeó en su cara, y al hacerlo se movió de tal forma en la que el pene del Hale se clavó más profundo, haciéndole jadear.
— Dios –Gruñó.— Has eso de nuevo.
Ladeando la cabeza sin entender, Peter volvió a hacer el movimiento de antes. Haciendo temblar a Liam.
Al ver que la expresión adolorida del menor desaparecía, Peter comenzó cada vez más rápido. Provocando que el rubio jadeara mientras apretaba los ojos cerrados.
— Liam –Le llamó Peter, con una voz realmente grave.— Mírame, pequeño.
El menor abrió los ojos, sintiendo escalofríos al ver la mirada penetrante de Peter sobre clavada en su rostro. De repente, el pelinegro salió casi por completo y volvió a hundirse. Quedándose maravillado al ver la forma en las que las pupilas de Liam se dilataban.
Los movimientos comenzaron a hacerse más rápidos y penetrantes, haciendo que el chico gimiera y arqueara la espalda mientras intentaba ahogar sus gemidos.
— No te contengas –Le susurró Peter, besándole la nuez de Adán.— Quiero que te escuchen los vecinos. Quiero que cada criatura del pueblo y alrededores sepa que follaste con el mismísimo Peter Hale.
— Maldita sea –Maldijo el rubio mientras el otro continuaba con el placentero movimiento.
Las estocadas continuaron, agregándole una increíble masturbación que definitivamente Liam iba a recordar por el resto de sus días. Cuando el rubio se corrió, Peter continuó hasta que llegó a su propio clímax.
Ambos estaban sudados y jadeando. Aunque eso no impidió que Peter hiciera uno de sus comentarios típicos de sí mismo.
— Te apuesto otra mamada a que no vas a poder caminar –Le susurró al oído mientras se le quitaba de encima.
El rubio rió y observó como el otro iba hacia la cocina.
Cuando Peter regresó a la sala, se encontró a Liam de pie, desnudo, de brazos cruzados y con una sonrisa socarrona que no era muy típica en él.
— Gané de nuevo –Le presumió el menor.
Peter suspiró y negó con la cabeza mientras sonreía. Ese iba a ser un día interesante.
NOTA DE LA AUTORA:
Este capítulo fue muy kinky, me encantó escribirlo y espero que les encante leerlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro