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NamJoon pensó en SuHa y en el gran paso que había dado diciendo como se sentía en ese momento, sin embargo el almuerzo había sido silencioso y ahora la miraba como preparaba todo para la terapia.
—¿Listo para caminar hoy?— SuHa lo sacó de sus pensamientos, se había cambiado de ropa.
Lucia unos leggins negros y una camiseta sin mangas con su clásico sosten deportivo de colores, una coleta alta que le limpiaba el rostro de cabellos inoportunos y sus mejillas estaban rojizas ya que había trabajado en sus poses de yoga.
—Listo, siempre— NamJoon movió su silla hacia las paralelas.
Llevaban meses intentando esta parte de la terapia y hoy había descubierto que su peso ya no era un problema sino la coordinación de sus piernas, además de las rotaciones para ir de un lado a otro, aún así era un avance tremendo.
—¡Muy bien Nam, te felicito!— SuHa daba brinquitos de felicidad al ver a NamJoon apoyado contra la baranda de las paralelas algo sudado pero con una sonrisa en su rostro, él sabia que lo estaba haciendo bien.
La vió tan distante ya que él iba precisamente bien en los movimientos que fingió solo un poco (y por el bien de si mismo ) que perdía el equilibrio, una broma piadosa que terminó por casi arrebatarle el corazón a SuHa. Esta corrió para sujetarlo y lo contuvo contra su cuerpo con fuerza.
NamJoon sintió su corazon acelerarse al tenerla entre sus brazo, tan baja en estatura, su cabello fino y liso, su tez pálida, su cuerpo era menudo entre sus brazos y quiso apretarla con todas sus fuerzas (las cuales era muchas)
—Losiento, creí que podía solo— hizo parecer que aquello había sido tan real como las ganas que le tenia a ella.
—No te preocupes, te emocionaste demasiado—soltó una risita melódica llena de nerviosismo.
—No sabes cuanto
Aquello lo dijo de una forma tan provocativa que SuHa alzó la mirada buscando su rostro y se percató que él también la miraba. El calor comenzaba a sentirse entre ellos y las mirabas no se apartaban del otro.
—Eres un encanto, SuHa— dijo NamJoon pasando su mano por el rostro de la chica con delicadeza.
SuHa sintió las paredes de su abdomen contraerse, sentía que estaba en esas escenas de teleserie donde el hombre sobreprotector y dominante marcaba su territorio. Mirarlo desde su perspectiva le hacia pensar cosas inapropiadas, como probar el sabor de los fluidos que resbalaban de su miembro, como se sentiría hacerle sexo oral a un hombre por primera vez.
—¿Quieres... sentarte?— SuHa miró la silla a su costado al final de la paralela sin apartarse de su abrazo.
—No, aún no, quiero ejercitar más
Él la soltó y SuHa lloriqueó por dentro, quería su contacto, su fuerte pecho contra el de ella y el calor que emanaba su cuerpo tibio con un olor varonil de perfume costoso.
—Esta bien, estaré haciendo yoga allá— dijo ella apuntando el mat un poco más allá de la paralela con la pantalla instalada en la habitación con un video en pausa.
Ella caminó hacia su lugar sintiendo la mirada atenta de NamJoon a sus espaldas. Tomó asiento en su mat y comenzó luego a hacer diversas posiciones en donde su trasero se alzaba hacia el y sus leggins marcaban su ropa interior esta vez más diminuta.
NamJoon no podía evitar mirar. Se quedó apoyado en la baranda mientras intentaba flexionar sus piernas activando la circulación de sus extremidades pero lo único que bombeaba sangre era su miembro endureciéndose ante magnífico espectáculo. Cualquier cosa que SuHa, su guapa fisioterapeuta, hiciera o se colocara lo calentaba en demasía y no comprendía ese primitivo comportamiento.
—Se ve muy difícil hacer eso— NamJoon interrumpió a su querida chica luego de que hacia sus estiramientos finales.
—¿Yoga?— se giró hacia él —Para nada, es más disciplina y control motor— se levantó de su mat y camino hacia él.
—¿Cómo vas con tus tobillos? ¿Duele algo?— se hincó en el piso por el otro lado de la baranda a masajear la zona, NamJoon gimió ronco al sentir como las manos de ella presionaban.
—Se siente bien, que no te engañen mis gemidos—rió NamJoon cerrando los ojos.
—¿Se siente bien?— lo miró desde su posición con sus ojos de bambi, de presa fácil e indefensa.
NamJoon maldijo en su mente, estaba tan cerca de su miembro que le costaba respirar, estaba algo erecto y aquella visual lo puso a mil.
—¿Así esta bien?— ella siguió masajeando el tobillo izquierdo liberando la tensión.
SuHa había visto la extensión carnosa de NamJoon dentro de su pantalón y como esta se inclinaba hacia la izquierda, gruesa y con una longitud considerable, estaba mucho más notoria que la última vez que la había visto.
—Podrías intentar hoy ducharte de pie— dijo ella sin quitar la vista de los pies de NamJoon
—Pero el piso del baño es más resbaloso ¿Crees que pueda hacerlo?
—No sin mi ayuda, tengo que impulsarte a ser independiente— dió una mirada hacia él, hacia arriba, como si estuviera a una maldita pelicula porno.
—Estaria agradecido de que me ayudaras— NamJoon metió una de sus manos al bolsillo izquierdo y se acomodó su miembro haciendo que la entrepierna de SuHa punzara.
—Vamos, te ayudo—ella se levantó de su posición y trajo la silla de ruedas al final de la pasarela.
NamJoon se movió con dificultad hacia la silla y tomó asiento con cuidado. SuHa se inclinó hacia su oído, sintió su piel erizarse.
—¿Listo?— preguntó con su suave voz, casi como un susurro.
—Sí— NamJoon miró hacia la salida deseando que fuera el momento indicado.
SuHa desplazó a Nam por el pasillo hasta su cuarto e ingresaron a este quedándose fuera el baño. Él colocó los frenos de la silla y SuHa sacó del armario un andador de cuatro apoyos, eso le daría más estabilidad a NamJoon para que no fracasara en su camino al baño.
—Me cambiaré de ropa y vuelvo, mientras puedes entrar al baño y prepararte para la ducha— SuHa caminó hacia la salida y entró a su cuarto con rapidez.
Buscó entre sus cosas una camiseta larga blanca y se quitó el peto deportivo y sus leggins. Pensó en colocarse un brasier bajo la camiseta pero esa idea desapareció cuando se vió con la camiseta puesta porque se sintió sexy en su braga rosita pálido a punto de dejar que cosas pasaran.
Volvió descalza al cuarto de NamJoon, no lo vió sentado en la silla así que entró el cuarto de baño donde sintió el agua caer y vió tras la mampara de vidrio la silueta desnuda de Nam recibiendo el agua desde la cabeza a los pies.
—¿Estas bien?— preguntó ella viendo la ropa de él en el piso del baño junto al andador.
—Te necesito aqui, ¿Puedes entrar?— SuHa escuchó la voz con el sonido del agua de fondo dentro del eco típico de la ducha de azulejos.
SuHa se miró así misma en el espejo del baño apoyada en el lavamanos, sintió nervios y también ansias. Recordó cual había sido su última vez y si estaba segura de hacer esto.
—Sí, Nam puedo entrar si lo necesitas— respondió abriendo la mampara de vidrio.
¡Dios mioooooooo ayudaaaaa!
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