16
La insistencia de Min-Ah para hablar con NamJoon fue tanta que se vió obligado a hacerla pasar a su oficina y comprender el por qué de su regreso. Se había abstenido de hacer comentarios acerca de la verdad, sobre la completa consciencia que tenia él frente a la infidelidad que cometía ella.
—Creí haber sido claro respecto a que no quería volver a verte, Min-Ah— él permanencia con las manos apoyadas contra el escritorio equilibrando su peso.
—Yo necesito explicarte algunas cosas pero antes tienes que escucharme— Min-Ah dejo su bolso en la silla del escritorio para estar más cómoda. Ella sabía la razón del comportamiento de Nam.
—Es cierto que te he estado engañando pero es que esto me supera. No sabía realmente como decirte que él es alguien importante para mi
—¡Podría ser tu appa, Min-Ah!— bufó —¡Y fuiste capaz de abandonar todo lo que teníamos por él!— NamJoon no tenia sentimientos amorosos por ella, sino rabia.
—Mi appa me dará una suma de dinero posterior a la boda como una especie de dote— Min-Ah se sinceró finalmente —Cásate conmigo y nos divorciamos luego de la entrega de ese dinero, lo necesito— sus ojos parecían humedecerse —Yo sé que ya no hay nada entre nosotros, pero al menos recuerda los buenos momentos
—Después de esto ni siquiera se con quien estuve estos años. Me siento envuelto en una mentira que ni tu te crees— se giró para no verla.
—NamJoon, mi appa esta obsesionado con mantener su reputación y la de nuestra familia. Él considera que eres un buen hombre para mi y no va a parar hasta verme casada contigo— Min-Ah se inclinó sobre la mesa para tocar las manos de NamJoon sobre el escritorio.— Él te ayudó con tus publicaciones y creyó en ti—.
NamJoon cerró los ojos y pensó:
¿Debería aguantar esta manipulación por la lealtad a alguién quien lo trató como un hijo más cuando no tenia nada?
Él siempre se sintió en deuda con aquel hombre de experiencia; amar a su hija con profunda honestidad y lealtad era su forma de retribuirle todo el dinero invertido en editoriales y publicaciones para que tuviera éxito y así fue. Hoy NamJoon es un reconocido escritor no tan solo en Corea, sino en otros países.
—Quizás ahora no quieras saber de mi pero sé perfectamente que no eres el tipo de persona que no respeta sus tratos— Min-Ah sabía que tan honesto podía ser NamJoon.
—Yo pasé meses prostrado en una silla de ruedas con una rutina poco satisfactoria, en medio de una depresión que fue tu culpa Min-Ah y tú ¿Dónde estabas?— la miró con desprecio
—NamJoon...
—Quiero que te vayas Min-Ah. Yo hablaré con tu appa de esto— pasó por el costado del escritorio para abrir la puerta de la oficina.
—¡No me hagas esto, realmente necesito el dinero!— le rogó sin importar la irrelevancia que tenia eso para él —¡NamJoon mi familia te ayudó a salir de tus problemas, si quiera piensa en eso!
—¿Esa es tu forma de manipularme, Min-Ah?— la tomó de los hombros —Yo no te debo nada y ya no necesito a tu familia, menos pensarlo, tu no pensaste en mi cuando me traicionaste ¿Por qué debería considerarte ahora?
—¡Tu no eres así!— ella se enfrentaba a la realidad de que no tenia el efecto sobre él la manipulación casual qué utilizó por años.
—Sí lo soy, solo que no conocías esta parte de mi— la miró a los ojos recordando por unos breves instantes que ella fue la mujer de su vida pero con la misma intensidad puedo identificar que la herida en su corazón aún dolía al mirarla.
—No, no es así— lo miró ella —Tu eres adorable, cariñoso...
—¡Min-Ah!— calló a la mujer —Yo ya no quiero saber de ti y quiero que te alejes para siempre
—NamJoon— suspiró bajando los hombros negándose a entender.
—¡Basta Min-Ah!— su frustración llegaba a ser incómoda en su garganta —¿No entiendes que me haces mal? ¿No sabes cuando parar de hacer daño?
—¡Yo no quise hacerte daño Nam, yo solo seguí mi corazón y lo siento!— algunas lagrimas resbalaron por sus mejillas —Min-Hyung necesita pagar una deuda y necesito ese dinero— esta vez su voz sonaba más asustada —Si no lo hace lo van a matar o a mi
—¿Cómo sé que eso es cierto?— se negaba a creerle
—Vine hasta acá con guarda espaldas— mencionó haciendo que NamJoon se dirigiera hacia la ventana y viera a través de ella dos hombres apoyados contra el capó del auto que la trajo hasta aquí.
—Si no nos casamos no hay dinero ¿Me entiendes?— rogó —Puedo ayudarte en cualquier otra cosa si es posible pero necesito que dejemos el rencor de lado y pensemos como dos personas que alguna vez se amaron— le tomó las manos pidiendo clemencia.
—No me casaré contigo— fue sincero —Pero te daré el dinero si lo necesitas, al menos una parte— se rindió con tal de que ella saliera de su vista.
—Pero mi appa...—ella se tomó el tiempo para pensar en lo que hacia—¿Le dirás que te engañé con su mejor amigo?
—Le diré que no funcionó y que yo tenia otros planes— reflexionó a la fuerza sintiéndose envuelto en una gran mentira.
NamJoon vió en su mesita de noche el anillo color índigo que había pedido para Min-Ah. Un zafiro como ese fue difícil de encontrar, así como él había pensado que era ella, una mujer especial.
Min-Ah es una mujer inteligente. Accionista en empresas extranjeras y podría decirse que la niña mimada de appa. El Sr. Lee tenia empresas y era el dueño de uno de los bancos más famosos e importantes de Corea; eso no era suficiente para perdonar una infidelidad.
—¿Quieres una infusión?— SuHa se asomó a la puerta de la habitación —Puedo hacer chocolate caliente si quieres
Nam la miro y acarició el costado de la cama indicándole que tomara asiento junto a él. SuHa caminó hacia él pero no hizo caso a la orden y lo abrazó sin que él se lo pidiera. Nam apoyó su rostro contra el pecho de SuHa y cerró los ojos relajándose contra los latidos de su corazón.
—No puedes complacer a todos— SuHa acarició el cabello del joven contra su cuerpo —Tienes que estar en paz contigo mismo
—El accidente fue por querer escapar de esto— NamJoon había dejado que aquel pensamiento se escapara por su boca —Muerto ya no me podría sentir...
SuHa miró un punto fijo en la pared y no pudo imaginar el dolor que NamJoon debía sentir como para estrellarse contra ese peñasco; lo que si comprendía era que la gente a veces no puede contener tanto dolor en el cuerpo. Ella lo sabía de primera fuente luego de que su padre se suicidara.
—NamJoon, nadie merece morir por amor— volvió a acariciar su cabello liso y negro
—Sentía que nada valía la pena. Había vivido una mentira todo este tiempo cuando yo pensaba que era un sueño total
El joven Kim comprendió que lamentarse por ello ahora tendría que ser algo del pasado y no podía seguir sufriendo teniendo a SuHa de su lado. La única persona que no lo abandonó.
—SuHa— se apartó de su cuerpo y le tomó las manos —Yo sé que practicamente estoy rehabilitado, eso significa que ya no estarás aquí y que yo debo volver a mi vida...
—No es necesario que vuelvas a tu rutina anterior si no quieres. Tienes que vivir tu vida como desees— SuHa sonrió.
—No SuHa, no me refiero a eso — sus ojos se encontraron y hubo silencio.
La chica de menuda estatura no necesitaba más palabras para entender lo que NamJoon quería decirle y todo los pensamientos acerca de su carrera ya no eran más excusas causadas por el miedo del que dirán; NamJoon era uno en un millón al igual que lo era su condición física y ahora estaba en muy buenas condiciones gracias a su ayuda.
—Sé que soy más que un cuadro medico, la persona a la cual le ayudaste a caminar— tomó el rostro de la muchacha no sin antes levantarse de la cama. Sus grande manos acunaron las mejillas de la chica.
Y la besó
—Eres mucho más que eso, NamJoon—suspiró cuando los gruesos labios del muchacho la dejaron hablar.
—¿Entonces te quedarás a mi lado?— NamJoon sonrió al ver que SuHa asentía con un leve movimiento de cabeza y sintió paz.
¿Habrá terminado la tormenta para Nam?
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