XXII
Y así fue la mensajería se puso en contexto llevando a distintas partes las cartas enviadas desde el hospital por el espléndido hallazgo que han descubierto los científicos londinenses, si bien distintas avionetas llegaban al London City Airport cargada de medicamentos y personal que seguramente será necesitado.
Activamente, se consolidó que esta enfermedad no era un virus o bacteria como estaban convencidos, sino que eran alteraciones cerebrales que producían que el individuo enfermo viviera en otra realidad tortuosa en ocasiones, a partir de esas fechas cada día un medicamento era aplicado a un grupo específico de contagiados para ver cuál reducía estas alteraciones con mayor efectividad. Era de esperarse que fueran conejillos de indias para que probasen los medicamentos que al final le servirían a controlar, pero muchos les hacía efectos totalmente contrarios a los esperados.
A pesar de que aparentemente su vida había cambiado tras transcurrir la primera semana, no se les arreglaba por completo, bien era reducido el tiempo que la reina había planteado por lo que día y noche se escuchaban quejidos en el patio el cual habían cerrado para poner en práctica sus pruebas dando a entender que no querían que nadie interrumpiera.
Vómito, diarrea, dolores fuertes de cabeza, malestar general eran las contradicciones que muchos medicamentos tenían, lo cual hacía que se descartaran, al igual que otros que solo los hacía enloquecer con más facilidad, ya que lograba subir sus frecuencias cardiacas. La prueba duró dos semanas, pero aun así ningún medicamento daba ese abasto con el que se dijera que la enfermedad estaría siempre, pero con medicamentos se sobrelleva. Esa era la meta a la cual querían llegar aquellos especialistas, pero no daban con esa chispa que les dijera que podrían vivir consumiéndolos.
Una especie de cura llegó desde uno de sus países vecinos, Rusia quienes tenían una tecnología un poco más avanzada afirmaban que su medicamento ayudaba a reducir los síntomas de la psicosis que padecen estas personas los cuales titularon como antipsicóticos, el cual hacia las fases de como si fuera una droga que lograse relajar aquellas palpitaciones cerebrales que tenían.
El cuerpo empezó a recibir bien aquellos tratamientos a lo que como ultimato decidieron empezar a dejar en libertad a cada uno de los afligidos que se encontraban detrás de esas paredes, según el dictamen médico que se dio fue que ya todos estaban curados aparentemente, puesto que este tipo de drogas ayudaban a apaciguar los fulminantes ataques de aquella enfermedad.
Muchos debatían su nombre, pero fue el mismo grupo de infectados que le puso el nombre de "Phychosis" o también llamada "PCI-13" dejándole como término para futuras generaciones que esta enfermedad es un mal que no quisieran llevar nunca, dejando su sufrimiento marcado en la historia de la humanidad como un mal recuerdo para quienes lo vivieron sobreviviendo así para echar el cuento.
-Creo que es el momento de despedirnos y que cada uno tome su camino, ¿no es así? - suspira con una sonrisa mientras ve a su grupo de combatientes, quienes pasaron una buena lucha a su lado, solo estando a pocos segundos de poder volver a casa.
-No fue la mejor experiencia que pase, pero me alegra haber hecho buenos amigos como ustedes. -resalta la joven de los lentes con una sonrisa de oreja a oreja.
-Se supone que estaremos tranquilos si tomamos de los medicamentos que nos han ordenado, estoy feliz de salir, pero a la vez temeroso... Somos como esos bichos raros ante todo el país.
-Que importa lo que diga la gente, lo único que importa es lo que tú pienses amigo, además no está solo tiene a su esposa y nos tiene a nosotros que estaremos siempre unidos, aunque sea a través de la distancia.
-En eso tienes razón, pero bueno, hay que salir con la cabeza en alta a vivir nuestra vida de nuevo y reactivar todo aquello que se dejó decaer en nuestras ausencias.
-Yo lo que sé es que apenas salga de aquí, iré a hacer que me dejen aprender sobre qué enfermedad hemos pasado, soy psiquiatra y nunca tuve conocimiento de algo parecido a este tipo de cosas, así que es momento de volver a estudiar para obtener nuevos conocimientos.
-Así tiene que ser muchacho, es momento de despedirse, un abrazo, señores. -los mira abriendo sus brazos con una sonrisa, a lo que todos hacen un gran abrazo de oso.
Al salir por esas paredes un aire diferente se volvió a sentir, lo difícil que sería empezar una nueva vida les impedía salir tranquilos, pero todos como un rebaño sin pastor se empezaron a dispersar viviendo la vida de nuevo, aunque con varias sorpresas que no saben aún cómo lidiar.
-Qué extraño es regresar a casa, ¿no es así, cariño? Todo se ve tan ordenado, la limpieza nunca la dejaron de hacer por lo que veo. -aquel hombre se sienta cómodamente en su sillón para mirar a su esposa, quien no demora en tomar asiento a su lado-. Aún no comprendo cómo es que tú con la mujer del médico han sido las únicas sobrevivientes al no ser infectadas, ¿crees que esto pueda significar algo como un castigo mujer?
-Tú más que nadie sabe qué creyente no soy como tal, aunque siempre creo en él sin importar que no lo vea, por lo que debo admitir que mi fe siempre estuvo intacta porque si nosotras fuéramos caídas en aquella enfermedad, ¿quién iba a encargarse de todo y cada uno de ustedes? Quiero decir con esto es que yo pienso que no fue un castigo, sino una prueba de vida. -sonríe un poco para abrazar de su esposo cerrando sus ojos, lágrimas no podían representar la felicidad que sentía de volver a casa, aunque no era la única, por otro lado, otros también se sentían cómodos en su hogar.
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